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Huasipungo



Huasipungo es una novela del escritor ecuatoriano Jorge Icaza Coronel. La historia transcurre en Ecuador en la primera mitad del siglo XX, siendo sus personajes principales los indígenas de los huasipungos, pedazos de tierra del terreno inservible, los cuales eran dados por los patrones a sus trabajadores. Es una de las obras más representativas de la literatura que enfatizaba un realismo brutal.

Don Alfonso Pereira es dueño de una hacienda en la ficticia localidad de Tomachi, a la cual no suele dirigirse pues prefería vivir en la ciudad con su esposa e hija y tener una vida hasta un cierto punto cómoda. Presionado por las deudas y sus acreedores, entre ellos su tío Julio Pereira, éste le propone un negocio: ir a la hacienda, trabajar la tierra, organizar todo para la explotación de petróleo y ambientar el pueblo para la expropiación de petróleo, propuesta de un conocido de su tío, un gringo, Mr. Chapy, quien intuía que en la tierra de Alfonso había petróleo. Alfonso tuvo que aceptar el negocio para así salvar las deudas de dinero y salvar el honor de su familia, ya que su hija, Lolita, estaba embarazada de un cholo -palabra despectiva para referirse al mestizo hijo de blanco y una india-.

Al llegar a la hacienda Alfonso por las presiones de su tío comienza a maltratar a los indígenas; los explota, los esclaviza, los deja sin alimento y los despoja de los huasipungos sin tener ninguna compasión. Además engaña a todo el pueblo creyendo que él va a traer el progreso a Cuchitambo, cuando en realidad solo realiza la carretera para sus propios fines.

Los hechos que son iluminados en la novela son narrados a través de diferentes puntos de vista.

Los terratenientes, los jefes políticos y el cura mandaban en aquel pequeño caserío, que ponía toda su fe en la religión y todo su amor a su trabajo, aunque le tocara sacrificar su propia vida y la de su familia con tal de que su Dios estuviera feliz. Ellos ponían todo de su parte para cumplir los deseos de su amo, el cual más adelante los traiciona; el "señor Alfonsito" como lo llamaban ellos, les mandó a construir una carretera para comunicarse con la civilización y poder hacer comercio más adelante, el proyecto comenzó a tomar forma, pero el terrateniente estaba desesperado por terminar esta obra rápido para lo cual tomó una técnica de construcción que comenzaría a cobrar vidas indígenas por lo cual ustedes son muy presos le tocó empezar a entretener al pueblo con aguardiente y peleas de gallos. Ya finalizada la obra el terrateniente viaja a Quito pero su tío lo manda a que adelante el proyecto de los estadounidenses a los que venderían el terreno. Las hambrunas en el pueblo comenzaron a cobrar vidas y todos los indígenas estaban desesperados, llegando hasta el punto de tener que robar a los demás para poder subsistir.

Las condiciones en que vivían aquellos sujetos eran deplorables e inhumanas, los niños, como único juguete, usaban su excremento y sus orines para hacer una masa y así entretenerse, mientras sus madres eran sometidas a diferentes trabajos, y mientras sus taitas eran sometidos a duras jornadas de trabajo forzado y el que se resistiera a este era castigado y aniquilado por los altos mandos. Cuando un indígena se aporreaba trabajando como es el caso de Andrés Chiliquinga -uno de los personajes principales-, que en un descuido se cortó el pie con el hacha, le ponían provisionalmente telarañas y vendas, pero si este empeoraba lo llevaban donde el curandero, que chupaba la infección del pie junto con sus gusanos, hasta que el paciente se desmayaba, luego el brujo preparaba una olla de barro con agua y hierbas, las cuales ponía al fuego y después procedía a meter el pie del herido en ella, procedimiento que repetía todos los días hasta que el longo se curara totalmente. Pero lo que es inaudito es que los terratenientes los obligaban a trabajar aunque estuvieran enfermos, cambiando la labor hasta que pudieran regresar a su antiguo trabajo.

El indígena era rebajado hasta su mínima expresión, el cura cobraba fuertes sumas de dinero para celebrar misas, y para los entierros engañaba a los indios diciéndoles que si no pagaban, sus seres queridos irían al infierno. Era tal el estado en el que estaba Tomachi que a Andrés y a varios indios les tocó desenterrar un buey que Alfonso había mandado sepultar. El cuerpo ya estaba putrefacto pero el hambre de aquellos indígenas con sus guaguas llorando de hambre lo pudo todo, al llevar la mortecina al huasipungo la asaron pero a la esposa de Andrés le cayó mal y murió; Andrés tuvo que robar una vaca para pagar el entierro de su esposa vendiendo aquella vaca a Sangolquí (pueblo vecino), pero corriendo con tal mala suerte que lo cogieron y lo sometieron a fuertes torturas, para que el pueblo tomara escarmiento y no hiciera esto nunca.

El tiempo pasaba en esta población y el cura explotaba a los "longos" cada vez más, en esta ocasión él era el único que tenía buses para comunicarse con los pueblos vecinos, entonces cobraba grandes sumas de dinero por el transporte de mercancía o de indios. El cura y el terrateniente eran una sola voz, lo que ellos dijeran era sagrado y tenía que ser respetado, el que no lo hiciera tendría que pagar con su propia vida. Ya en últimas cuando el pueblo perdía toda esperanza de una buena comida, empezaron a correr los rumores en el pueblo de que por fin iban a llegar los estadounidenses que los salvarían, los longos se preparan con banderas, barren sus calles y se asean un poco para recibir a los que serían su salvación, pero apenas empezaron a pasar los carros de los estadounidenses, se dieron cuenta de que estos por el contrario los acabarían. Estos personajes se reunieron con Alfonso para hacer entrega del territorio, y empezaron a ordenar la limpieza de los huasipungos para que ellos pudieran construir sus casas lujosas.

Pero lo que no habían predicho era que los runas no estaban dispuestos a abandonar sus huasipungos para probar suerte en la montaña, cuando menos pensaron los indios estaban en rebelión y mataron a cinco hombres de la burguesía, inmediatamente pidieron refuerzos en Quito. Los soldados que llegaron con sofisticadas armas comenzaron a matar a todos los indios que se rebelaban, asesinando, mujeres, hombres, niñas y niños, fue horrible. Empezaron a quemar la casa de Andrés Chiliquinga con algunos refugiados. Entonces los indios empezaron a salir de la casa asfixiados por el humo y entre ellos salió Chiliquinga con su hijo. Las últimas palabras que se escucharon de él fueron ¡Ñucanchic Huasipungo!: "¡Nuestro Huasipungo!". Hasta que lo lograron, los pantanos y las calles ya estaban manchados de sangre indígena que algún día les sirvió y que nunca pensaron en defraudarlos, siempre fieles hasta que sus vidas corrieron peligro...

Jorge Icaza declaró que Huasipungo era una novela muy personal para él. No obstante, también admitió que la novela fue influenciada por “corrientes europeas”. Refiriéndose al movimiento marxista-socialista que filtró por Ecuador [1]​. Icaza específicamente menciona dos novelas que influyeron su novela; El Infierno, y Claridad [2]​. Ambas escritas por Henry Barbusse, un autor francés quien formaba parte del Partido Comunista Francés. Inicialmente, Icaza expreso decepción tras la falta de tracción que tuvo la novela en Ecuador. Sin embargo, la novela recibió más atención en el podio internacional. En 1934, Huasipungo empezó a recibir comentarios de críticos internacionales, notablemente en Argentina donde acabó ganando el primer premio de la novela hispanoamericana en Buenos Aires, entregada por una revista llamada AMÉRICA. Esto, según Icaza “desencadeno la animosidad”[3]​. Icaza se vio criticado por varias entidades que asumen un papel antagonista en la novela, esto incluye el gobierno y grupos religiosos en Ecuador.

La obra obtuvo en 1934 el primer premio de novela en un concurso por excelencia organizado por la Revista Americana de Buenos Aires, y fue publicada en esa ciudad por la Editorial Losada. El libro constituyó no sólo una dura crítica a la actitud además, tuvo un enorme éxito de público y fue traducida a varios idiomas (hoy está traducida a 40 lenguas). Está considerada como la obra ecuatoriana más famosa y es una de las novelas indigenistas por excelencia. En ella se describe cómo las pequeñas propiedades que los terratenientes entregaban a los indígenas como compensación por su trabajo, les eran robadas más tarde por los mismos terratenientes y, cuando aquellos protestaban por el atropello, eran asesinados. Huasipungo cuenta una historia de explotación y crueldad a que son sometidos los indígenas por la trilogía patrón-cura- terrateniente político.

Fragmentos del libro fueron publicados en inglés en la Unión Soviética, donde fue recibido con entusiasmo. Tiempo después Icaza fue nombrado embajador ecuatoriano en ese país. La primera edición completa de Huasipungo fue traducida al inglés en 1962 por Mervyn Savill, y fue publicada en Inglaterra por Dennis Dobson. Una traducción "autorizada" fue redactada por Bernard H. Dulsey en 1964, y fue publicada el mismo año por la editorial de la Southern Illinois University de Carbondale, Illinois.

Huasipungo es una palabra de origen quichua, cuya traducción es aproximadamente "lote de terreno" (literalmente es huasi= casa y pungo= patio), aunque su connotación subyacente implica el hecho de la hacienda parcelada con propósitos premeditados, en función de los intereses de su propietario, quien proveía (según costumbre de la época) de abastos a sus 'huasipungueros' (indígenas entregados en Encomienda, inicialmente (siglo XVI) o por costumbre establecida posteriormente) a cambio de su trabajo sin remuneración. Luis Cordero Crespo en Diccionario quichua -castellano/castellano-quichua dice huaspungu, n., porcioncilla de tierra que cultiva el indio en derredor de su choza. Además huasi, casa; pungu: puerta, entrada; depresión de cerros o colinas que da paso a un camino.[4]

La novela no menciona específicamente un momento histórico preciso, pero debido a lo investigado se menciona el hecho del levantamiento de indígenas contra los abusos de los patrones de las haciendas. La pista más notable, es el mención del presidente Gabriel García Moreno en la novela que, durante su segundo mandato, de 1869 a 1875, estableció programas de construcción de carreteras donde fue criticado por su la utilización de mano de obra y maltrato a los indígenas [5]​. Además, también hay referencias explícitas al expresidente: “...En esa época el único que tuvo narices prácticas fue el presidente García Moreno. Supo aprovechar la energía de los delincuentes y de los indios en la construcción de la carretera a Riobamba...[6]​. Estas reclamaciones que aparecen en la novela son respaldadas por Friedrich Hassuarek, periodista y embajador estadounidense en Ecuador de 1981 a 1986.

La obra muestra diferentes estatus sociales:

En la novela hay dos tipos de religión notables. La primera es el catolicismo, representado a través del cura. Es expresada con celebraciones como la de la Virgen de la Cuchara.[7]​ La segunda aparece cerca del final, cuando Cunshi muere y recitan viejas oraciones en su lengua nativa de Quichua.

La mayoría de la novela se sitúa en una hacienda llamada Cuchitambo que pertenece a Alfonso Pereira, uno de los antagonistas de la novela. La hacienda se encuentra cerca de la capital de Ecuador, Quito. Rodeando la hacienda están los huasipungos. Tierras dadas a los indios por sus patrones como recompensa para el trabajo que hacen. Los Huasipungos están compuestos de chozas pequeñas donde típicamente, vivían las mujeres y los niños.

Tras la publicación de su novela, y la atención agregada por la alabanza que recibió en el escenario internacional, Jorge Icaza, a través de su novela se convirtió en un referente en la construcción de la identidad nacional ecuatoriana. Como explica Ernesto González; “La percepción de Icaza de la nacionalidad ecuatoriana fue parte del movimiento auspiciado por el gobierno liberal para cimentar un sentimiento de apego por todo lo que sea ecuatoriano. Una parte esencial de este nacionalismo fue la ideología del indigenismo” [8]​. González sigue, diciendo que esta influencia proviene de la novela escrita por el pensador, Pío Jaramillo Alvarado; El indio ecuatoriano (1921). En esta obra, Alvarado surgiere que “se planteó al problema del indígena ecuatoriano en su verdadero terreno: el de una modificación fundamental que tenga base económica, y que liquide el feudalismo” [9]​. Este ímpetu de liberalismo indigenista recibió tracción por su intención de liberar a los indígenas de las condiciones peligrosas y infrahumanas en las haciendas. Sin embargo, esto no funcionó muy bien ya que hubo un contra-movimiento al liberalismo por parte de élites poderosas que no querían un cambio profundo para los aborígenes. Dado que el objetivo de los indigenistas era de volcar el sistema feudal bajo cual operaba Ecuador [10]​.



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