Hunfredo Plantagenet (1390–23 de febrero de 1447), noble, pensador y militar inglés, II duque de Gloucester (En inglés: Humphrey of Gloucester). Quinto hijo de Enrique IV y María de Bohun, era hermano del duque de Clarence y del futuro rey Enrique V. Combatió a las órdenes de su hermano en la guerra de los Cien Años y fue gravemente herido en la célebre batalla de Agincourt.
Hunfredo nació en 1391 como hijo menor del usurpador del trono inglés Enrique IV y de su esposa María de Bohun. Inteligente y ambicioso, el jovencito recibió una excelente educación que incluía los fundamentos esenciales del incipiente humanismo inglés.
Cuando su hermano mayor ascendió al trono como Enrique V (1413), nombró a Hunfredo duque de Gloucester y barón de Cambridge.
Muy bueno y comprensivo, querido por todos y especialmente por sus vasallos feudales, Hunfredo se convirtió en el paradigma del señor feudal de la Edad Media. El pueblo lo bautizó "El Buen Duque", a lo que Hunfredo correspondió ejerciendo un generoso mecenazgo sobre numerosos estudiosos, artistas y literatos. Hunfredo se escribía con las figuras más destacadas del humanismo italiano y se dedicaba a traducir al inglés a los griegos clásicos en su tiempo libre.
El duque de Gloucester, siempre interesado en las artes y las ciencias, recolectó a lo largo de su vida una ingente biblioteca que más tarde donó a la Universidad de Oxford. Sus libros fueron el núcleo de la biblioteca de dicho centro de estudios, que más tarde Sir Tomás Bodley restauró y desarrolló para formar lo que hoy se conoce como Biblioteca Bodleiana.
A pesar de su inteligencia, Gloucester se sentía más inclinado al pensamiento que a la acción, lo que determinó que, cuando le tocó ejercer el poder, lo hiciera como un gobernante irresoluto y poco efectivo. Comenzó numerosos proyectos de estado pero no completó ninguno, principalmente por su costumbre de saltar de uno a otro sin profundizar antes en el primero. Falto de decisión, pronto se rodeó de enemigos, los que le exigieron tomar determinaciones que él no pudo o no deseaba ejecutar. Esta personalidad de Hunfredo de Gloucester no le impidió, empero, ser un hombre honesto y un soldado dotado de gran arrojo y valentía, como demostraría en Francia junto a su hermano.
Hunfredo de Gloucester se embarcó hacia Francia en 1415 en la campaña de la guerra de los Cien Años para llevar a cabo la operación que concluiría en la batalla de Agincourt. Acompañaba de este modo a sus dos hermanos mayores, Enrique V de Inglaterra y el duque Tomás de Clarence.
En Agincourt, Gloucester se ubicó en el centro de la vanguardia inglesa, donde su estandarte flameó junto a los de sus hermanos, el de Eduardo de York, el de Juan de Cornualles, los nacionales de Inglaterra y los de los demás duques, condes y notables que participaron de la lid. Durante la salvaje lucha cuerpo a cuerpo que se produjo al chocar las dos vanguardias, el Buen Duque fue gravemente herido en la ingle, a pesar de lo cual sobrevivió al enfrentamiento.
Evacuado a Inglaterra, debió asumir la regencia del reino durante la ausencia de Enrique, cargo que ocupó hasta el regreso de su hermano en 1421.
Sin embargo, Enrique V murió al año siguiente, y la corona recayó sobre el pequeño Enrique VI. Gloucester sostuvo de inmediato los derechos del niño para ocupar el trono (lo que constaba en el testamento de Enrique V), y por supuesto reclamó la regencia para sí. Pero como queda dicho, los cortesanos no confiaban en Hunfredo por su tendencia a descuidar los graves asuntos del estado, y pronto propusieron al duque de Bedford (Juan de Lancaster), tercer hijo de Enrique IV —y por lo tanto hermano mayor de Gloucester— como protector del reino.
Las opiniones amenazaron con dividir a la corte en dos facciones, pero todo se resolvió con el viaje de Bedford a la guerra de Francia. Durante la ausencia de este, el consejo del trono se vio obligado a nombrar a Gloucester como reemplazante, que de este modo continuó ejerciendo el mando efectivo del reino. Ello no le resultó fácil: su tío Enrique de Beaufort, medio hermano de Enrique IV de Inglaterra y por consiguiente tío de los cuatro hermanos, deseaba también el poder. La amarga disputa, que pareció capaz de sumergir a Inglaterra en una nueva guerra civil, en medio de la devastadora guerra de los Cien Años contra Francia, obligó a Juan a regresar una y otra vez, abandonando su comando militar en el continente, para poner un poco de paz entre su tío y su hermano pequeño.
En 1422 Hunfredo casó con Jacqueline de Henao. Dicho matrimonio procrea un único hijo, que nació muerto en 1424. Luego marchó una vez más a la guerra en una desastrosa expedición contra Francia (1425). Al regreso, abandonó a su mujer y solicitó al papa Martín V la anulación de su matrimonio, a lo cual este accedió por bula de 1428.
Hunfredo tenía una amante, Eleanor Cobham, con la que se casó después del divorcio, pero este mancebaje y posterior matrimonio con una plebeya lo hizo caer en un descrédito aún mayor.
Cuando en 1429 el joven Enrique VI fue coronado rey de Inglaterra y posteriormente adquirió también el trono de Francia 1431, la influencia del obispo Enrique de Beaufort comenzó a crecer, porque era un hábil comerciante que había financiado la guerra de los Cien Años hasta entonces. Por consiguiente, la estrella del buen duque comenzó a declinar. Luego de la muerte de Bedford en 1435, Hunfredo quedó inserto en la línea sucesoria del trono, pero sus repetidos fracasos en la guerra de Francia hicieron que el rey adolescente perdiera también la confianza en su atribulado tío.
Su caída definitiva se produjo en 1441, cuando su esposa Eleanor fue acusada de brujería para perjudicar al rey y al estado, encontrada culpable y encerrada en prisión. Enrique VI de inmediato destituyó a Hunfredo y nombró en su lugar a Guillermo de la Pole, cuarto barón de Suffolk, que había también heredado de Beaufort el cargo de consejero principal del trono (1447).
Continuando con las ya generales maquinaciones contra Hunfredo, Suffolk lo hizo procesar por traición y logró una orden de arresto contra él. Prisionero, Hunfredo de Gloucester enfermó en su celda de un mal indeterminado, falleciendo ese mismo año.
La caída en desgracia de Hunfredo es relatada por William Shakespeare en Enrique VI, parte 1
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