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Ilse Koch



Artvin Koch †

Gisela Koch

Gudrun Koch †

Ilse Koch, nacida Margarete Ilse Köhler (22 de septiembre de 1906 en Dresde; † 2 de septiembre de 1967 en la prisión de mujeres de Aichach) fue esposa de Karl Koch, el comandante del campo de concentración de Buchenwald desde 1937 hasta 1941 y Majdanek desde 1941 hasta 1943. Se dio a conocer especialmente por las acusaciones de crear diversos objetos con la piel de los prisioneros caracterizados por distintos tatuajes.[1]​ También se le conoce con el apodo de "Die Hexe von Buchenwald" o La Bruja de Buchenwald, en castellano.[2]

Nació en Dresde, hija de un labriego. Ilse se convirtió en secretaria de los nazis y fue personalmente elegida por Heinrich Himmler, jefe de las SS y de la Gestapo, para casarse con Karl Koch, su ayudante principal. Con el tiempo, Karl Koch es nombrado comandante del campo de concentración de Sachsenhausen, construido en las proximidades de la ciudad capital. En 1936 Karl e Ilse contrajeron matrimonio.

En 1939, Karl Koch fue ascendido a coronel del campo de concentración de Buchenwald, uno de los primeros y más grandes del régimen nazi. Además también era conocido por ensayarse diversos métodos de experimentación médica con los prisioneros. Ilse Koch aplicó diversas técnicas de castigo y tortura, ganándose una fama de sádica.

En 1945, cuando se aproximaban las tropas de la Unión Soviética, huyó al lado occidental de Alemania. Dos años después fue capturada y encarcelada durante los juicios de Dachau. A pesar de que pidieron su ejecución, se le condenó a cadena perpetua con trabajos forzados. En 1951, el general estadounidense Lucius D. Clay le concedió la libertad por insuficiencia de pruebas. En cuanto salió de la cárcel, fue nuevamente arrestada, juzgada y condenada a cadena perpetua por otros cargos. Sin embargo, el cargo de haber asesinado prisioneros para fabricar objetos con su piel fue nuevamente desestimado. El fiscal que le acusó en el juicio, dijo:

En 1967, desde la prisión de mujeres de Aichach (Frauenhaftanstalt Aichach, en alemán), escribió a su hijo una carta donde no manifestaba remordimientos ni la menor pena por los crímenes que había cometido. A los 60 años (y a pocos días de cumplir 61), Ilse Koch ató varias sábanas, las cuales sujetó de la lámpara que colgaba encima de su cama y se ahorcó.

En su última carta escribió:



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