Inés de Roma (291 - 304) fue una virgen romana, que sufrió el martirio, durante la persecución de Diocleciano. Su vida se cuenta en las Actas. Fue encerrada en un prostíbulo, donde según la leyenda su santidad se confirmó. Es venerada como una de las grandes mártires de la historia de la Iglesia, y su fiesta se celebra el 21 de enero.
Los detalles de su martirio llegan a nosotros a través de una obra llamada Actas de los mártires escrita en el siglo V, es decir, más de un siglo después de ocurridos los hechos que relata.
Según este texto, Inés era una bella joven proveniente de una noble familia romana. Tuvo varios pretendientes, a los que rechazó por declararse fiel amante de Cristo. Entre ellos se contaba el hijo del prefecto de Roma, quien la denunció a su padre por ser cristiana. En aquellos tiempos, los cristianos se encontraban bajo la persecución de Diocleciano y se les condenaba con la muerte si se negaban a santificar a los dioses romanos.
Fue juzgada y sentenciada a vivir en un prostíbulo donde, milagrosamente, permaneció virgen. Según las Actas de su martirio, aunque fue expuesta desnuda, los cabellos le crecían de manera que tapaban su cuerpo. El único hombre que intentó abusar de ella quedó ciego, pero Inés lo curó a través de sus plegarias. Más tarde fue condenada a muerte, y, cuando iba a ser degollada, el verdugo intentó que abjurase, a lo que ella respondió:
Fue sepultada en la Vía Nomentana. Pocos días después de su muerte se encontró a su mejor amiga y hermana de leche, una chica de su edad llamada Santa Emerenciana, rezando junto a la tumba; cuando una Santa Emerenciana increpó a los romanos por matar a su amiga, fue muerta a pedradas por la turba.
Todavía cuando la veracidad de la fuente histórica que narra los detalles del martirio es puesta en duda por los historiadores cristianos, hay menciones a la mártir en otros escritos del tiempo, como por ejemplo, la Depositio Martirum del año 354 y los Epigramas del papa Dámaso. El poeta Prudencio se hizo eco de la leyenda áurea en su recopilación de actas, que fue atribuida erróneamente por mucho tiempo a Ambrosio de Milán.
La hija de Constantino, Constantina, mandó construir la basílica que lleva su nombre en la vía Nomentana. Numerosas vidas de esta santa y obras de arte se realizaron durante la Edad Media: existen relicarios y estatuas en la ciudad de Roma, especialmente la realizada por Ercole Ferrata (Santa Inés en las llamas).
Debido a la raíz de su nombre (Agnus, "cordero" en latín), el 21 de enero, día de su fiesta, se bendicen los corderos con cuya lana se tejerán los palios de los arzobispos. El palio es un ornamento de lana blanca con seis cruces negras, que se pone sobre los hombros y tiene dos bandas que caen sobre el pecho y la espalda. Lo llevan el papa y los arzobispos metropolitanos. Es un símbolo que manifiesta la estrecha unión con el romano pontífice y la misión del pastoreo, razón por la cual se confeccionan de la lana de los corderos. Los nuevos arzobispos reciben el palio el 29 de junio, solemnidad de los Santos Pedro y Pablo.
La Congregación de las Hermanas de Santa Inés es una comunidad religiosa católica para mujeres con sede en Fond du Lac, Wisconsin, EE. UU. Fue fundada en 1858 por el padre Caspar Rehrl, un misionero austríaco, quien estableció la hermandad de mujeres pioneras bajo el patrocinio de Agnes, a quien tenía una devoción particular.
Es costumbre en su fiesta que traigan dos corderos de la abadía trapense de Tre Fontane en Roma a la iglesia de Sant'Agnese in Agone para que el Papa los bendiga. El Jueves Santo están desgarrados, y de la lana se teje el palio que el papa le da a un arzobispo metropolitano recién consagrado como señal de su jurisdicción y su unión con el papa.
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