Se conoce con el nombre de incidente de Carabanchel a los hechos acaecidos el 27 de junio de 1932 en el campamento de Carabanchel, donde a la sazón se encontraban ubicadas las academias militares. Tuvo lugar durante el primer bienio de la Segunda República Española.
Los hechos consistieron en el traslado a dicho lugar, sin conocimiento del ministro de la Guerra, Manuel Azaña, de tres regimientos de infantería de la guarnición de Madrid, formalmente, para confraternizar con los cadetes por orden del general Villegas, jefe de la división. Después del desfile pronunciaron discursos los generales Villegas, Caballero y Goded. Estos discursos fueron críticos con la política militar que estaba aplicando la República y con el proyecto de Estatuto para Cataluña que se estaba debatiendo en las Cortes en aquel momento.
Goded —al que no le correspondía en principio hablar, puesto que estaba allí como invitado especial y extraoficialJulio Mangada, que ya durante los discursos había mostrado claramente su disconformidad con los discursos supuestamente antirrepublicanos, permaneció sentado y no contestó al viva de Goded, por lo que este le recriminó con dureza. Mangada le replicó, aunque el coronel jefe del Regimiento 1 de Infantería, Carlos Leret Úbeda, logra poner orden y llevarse a Mangada; las cosas empeoran cuando el general Villegas ordena el arresto de Mangada y este, exaltado, se quita la guerrera y la gorra y las arroja al suelo, al tiempo que exclama «Mirad cómo tratan a un jefe vuestro».
— terminó su discurso con la frase: «¡Viva España! Y nada más», omitiendo el preceptivo «¡Viva la República!». Entonces el teniente coronelEn opinión de Carlos Leret Úbeda, esta acción de reunir a las tropas en las academias, con desfiles o discursos de matiz anti-republicano entraba en un plan premeditado para crear descontento en el estamento militar, por cuanto no era la primera vez que se producía: la semana anterior el general Millán Astray se había presentado en la Escuela de Tiro de Carabanchel, pedido un caballo y hecho que se le rindieran honores.
Mangada, aunque fue procesado por estos hechos, fue absuelto. Las investigaciones realizadas permitieron poner al descubierto los compromisos de diversos mandos militares con movimientos conspirativos contrarios a la República que, no obstante, culminarían en la llamada Sanjurjada el 10 de agosto de ese mismo año.
El incidente tuvo como consecuencias las destituciones de Goded, Villegas y Caballero por parte de Azaña, a pesar de la no muy buena opinión que gastaba el entonces ministro de la Guerra del carácter del teniente coronel Mangada y de que el propio Azaña no calificara los hechos como delito o acto de indisciplina sino como simple «falta», «indiscreción» o «torpeza». Existe también la versión, defendida por el propio Goded, de que en su caso fue él mismo el que pidió su dimisión, para compartir la suerte de sus dos compañeros.
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