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Incilius alvarius



Bufo alvarius Girard in Baird, 1859

El sapo del desierto sonorense o sapo del río Colorado (Incilius alvarius) es una especie de anfibio de la familia Bufonidae.[2]

Se distribuye por el suroeste de Estados Unidos (sureste de California, sur de Arizona y noreste de Nuevo México) y el noroeste de México (Sonora y noroeste de Sinaloa). Su hábitat natural va desde las tierras bajas áridas y las praderas áridas a bosques de roble, sicomoro o nogal en los cañones de montaña.

En la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza se considera desde el 2004 a Incilius alvarius como una especie en la categoría bajo preocupación menor en cuanto a su estado de conservación.[3]​ Un estudio académico del 2019 recomienda actualizar el estado de conservación por las consideraciones éticas e impactos ecológicos por la explotación creciente de la secreción del sapo que contiene 5-MeO-DMT y bufotenina.[4]

Incilius alvarius fue descrito por primera vez por el médico y zoólogo francés Charles Frédéric Girard y publicado en el Report on the United States and Mexican boundary survey :made under the direction of the secretary of the Interior (2) tomo 1: 26 de Spencer Fullerton Baird en 1895.[5]

En la actualidad existe una práctica de creciente popularidad del uso ritual de la secreción que contienen las glándulas parótidas de este sapo situadas en el cuello, la curva del codo y la ingle. La sustancia está compuesta por diversos compuestos químicos, entre los cuales se han encontrado veintiún alcaloides.[7]

Se utiliza entre usuarios de sustancias psicoactivas que lo consideran una práctica ancestral de culturas indígenas. Normalmente suele ser practicado como parte de una búsqueda espiritual y también con fines terapéuticos, como por ejemplo la disminución de los síntomas de enfermedades psiquiátricas (ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, trastornos del uso de alcohol y drogas). Sin embargo, todavía no han sido confirmados científicamente los efectos terapéuticos que se aclaman y el empleo de la sustancia puede conllevar graves riesgos de salud o derivar incluso en la muerte.[7]

Las toxinas se activan al ser absorbidas directamente por las mucosas de la boca, la nariz o los ojos. La secreción se suele fumar en pipa o inhalando de un vaporizador, aunque aun de esta forma existen riesgos. Es altamente peligroso cuando se utiliza junto a otros combinados psicoactivos como el ayahuasca o el iboga.

Se trata de una práctica ritual que comenzó a extenderse en los años ochenta en grupos y círculos new age. Su consumo se ha popularizado y mediatizado a raíz de su vinculación con culturas indígenas del Desierto de Sonora en México. Sobre todo, tras la introducción de la práctica en el año 2011 a miembros del grupo étnico comca'ac de Punta Chueca, Sonora, por intermediación de una organización civil de sonorenses de Hermosillo constituida por miembros de gestión cultural, humanidades y el arte, proyecto actualmente denominado Fundación OTA.C.[7]

El 4 de junio de 2020 se conocía la noticia de que el actor porno Nacho Vidal estaba siendo investigado junto a otras personas por homicidio involuntario tras el fallecimiento del fotógrafo José Luis Abad durante un ritual con este veneno de sapo organizado en su casa.[8][9][10][11][12]



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