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Infotainment



El infotainment o infoentretenimiento (en español) es un neologismo anglosajón formado por los términos information y entertainment el cual alude a la tendencia periodística sensacionalista de representar la realidad en clave espectacular en cualquier medio de comunicación,[1]​ con la finalidad de servir de gancho para captar y mantener audiencia (Thomas, 1990).

El proceso consiste en la selección de los contenidos y las formas narrativas basándose en el impacto que puedan causar en la audiencia, en vez de priorizar la capacidad de suministrar información relevante y rigurosa.[2]​ En otras palabras, el interés humano suplanta al interés público (Franklin, 1997) creando una "espectacularización de la realidad" (Prado, 2003). De esta manera, la realidad se ve distorsionada por técnicas propias de la ficción y del entretenimiento. Así mismo, el medio audiovisual ha dotado la noticia con una nueva noción que fusiona elementos de tragedia o de humor, y confunde lo conflictivo o lo espectacular con lo importante.

Uno de los ejemplos más comunes son los talk shows, late night shows, y los programas de “sketches”. Estos están influenciados por la actualidad y la información, pero la expresan en pasajes de humor, de crítica, de evasión, con un tratamiento más relajado, informal, satírico, con mayor dosis de crítica a través de monólogos, entrevistas a políticos o economistas, reportajes, etc. Hay multitud de programas de entretenimiento que parodian las noticias como Las noticias del guiñol, Crónicas marcianas, El Intermedio o Buenafuente.[3]

En Estados Unidos los programas de entretenimiento híbridos son muy populares y importantes. Su influencia es tan grande que los políticos entienden su participación en estos programas como una estrategia para acercarse e intentar seducir a futuros votantes. Por ejemplo, cuando Bill Clinton, en su campaña de 1992, tocó el saxofón en The Arsenio Hall Show.[3]

El término infotainment comienza a emplearse a finales de los años 80, para comprender el proceso de evolución de los contenidos televisivos hacia la fusión de géneros. Krüger, en su análisis sobre la televisión alemana en 1988, es el primero en utilizar este término, que acabará siendo la expresión denominada para definir el fenómeno. No obstante, se han empleado otros conceptos para describir un proceso similar:

Explicar las noticias a través del filtro del humor es una práctica que tiene sus raíces en la prensa satírica, las coplas populares, las canciones de juglares y bufones.[4]

El humor y la información son de las primeras fusiones de género de la televisión.[4]​ Sin embargo, no existe una fecha clara que marque su aparición. Stark (1997) inscribe el inicio del fenómeno a finales de la década de los 60 y principios de los 70 y lo sitúa en los canales locales de Estados Unidos, describiéndolo como un “resultado del genio” de sus programadores. No obstante, la mayoría de investigaciones ubican el inicio del infoentretenimiento entre finales de los 80 y principios de los 90 en los informativos de las televisiones occidentales.

El detonante de su aparición radica en la expansión de la televisión comercial privada frente a la pública. Como resultado, se creó un mercado altamente competitivo donde la necesidad de desarrollar estrategias para atraer a una audiencia masiva es muy importante.[5]​ De manera que, la búsqueda del beneficio económico, la competición por la audiencia, la liberalización y desregulación de los medios son los principales factores de este fenómeno. (Lozano, 2004).

Estas son las características técnicas más empleadas según Lozano (2004) y Ortells (2011):

El fenómeno Internet ha permitido crear un espacio donde albergar y difundir información, que sea accesible en cualquier tiempo y lugar a través de dispositivos muy variados. Así mismo, se debe comprender la red como un flujo de información que se alimenta constantemente de todo tipo de informaciones y opiniones sobre asuntos del debate público, pero también de anécdotas, frivolidades, hechos triviales o historias que apelan al morbo o al voyerismo de los internautas. De modo que convierte a Internet en un medio para la socialización, la diversión y el entretenimiento (además de ser informativo).[8]

La oferta de información en el ciberespacio no solo depende de la agenda setting como en los medios de comunicación tradicionales, sino que también la conforman las aportaciones de todo tipo de organizaciones y millones de ciudadanos.[9]​ De esta manera, los usuarios interactúan, de manera colectiva, como prosumidores con los contenidos. Sin embargo, buena parte de los contenidos más populares son del género del infoentretenimiento.

La confusión de los límites entre la información y el entretenimiento no solo ocurre en el sentido de las técnicas, los enfoques y los temas sensacionalistas, sino que también es una realidad social de la era de la información. Un ejemplo actual son las fake news. En el caso del infoentretenimiento, es el humor que simplifica realidades y genera una opinión pública desenfocada.[4]

Algunas de las consecuencias son la pérdida de confianza y de credibilidad en los medios comunicativos, y la desinformación de la sociedad. Este último, es un problema que amenaza al sistema democrático, ya que si los ciudadanos no acceden a las noticias esenciales que precisan para ejercer sus derechos cívicos —dado que en los medios dominan las informaciones más ligeras—, la democracia que reside en la voluntad popular acabará por banalizarse (Sparks y Tulloch, 2000).



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