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Instituto de Cooperación para la Seguridad Hemisférica



El Instituto del Hemisferio Occidental para la Cooperación en Seguridad, en inglés Western Hemisphere Institute for Security Cooperation, hasta 2001 llamado Escuela de las Américas, es una organización para instrucción militar del Ejército de los Estados Unidos situada en Fort Benning, en la localidad de Columbus (Georgia).

La escuela estuvo situada desde 1946 hasta 1984 en la Zona del Canal de Panamá, donde desde 2000 funciona el hotel Meliá Panamá Canal. Se graduaron más de sesenta mil militares y policías de hasta veintitrés países de América Latina, algunos de ellos de especial relevancia futura por crímenes de lesa humanidad, como Leopoldo Fortunato Galtieri, Manuel Antonio Noriega, Manuel Contreras y Vladimiro Montesinos.

Determinadas fuentes han denunciado que en este lugar se ha «adiestrado y entrenado en métodos de tortura, asesinato y represión a miles de represores de toda Latinoamérica».[1][2]​ Su actividad continúa hasta el día de hoy.

Surgió como iniciativa en el marco de la Doctrina de Seguridad Nacional en Fort Amador, Zona del Canal de Panamá, con la denominación inicial de Latin American Training Center. Ground Division (en inglés, Centro de Entrenamiento para Latinoamérica. División de Tierra).[3]​ Su misión principal era fomentar o servir como instrumento para preparar a las naciones latinoamericanas a cooperar con los Estados Unidos y mantener así un equilibrio político contrarrestando la influencia creciente de organizaciones políticas de ideología marxista o movimientos de corte izquierdista.[4]​ Todo ello en el nuevo marco internacional de la Guerra Fría, entre las potencias aliadas a los Estados Unidos y aquellas aliadas a la Unión Soviética.

La Doctrina de la Seguridad Nacional es un concepto utilizado para definir ciertas acciones de política exterior de EE. UU. tendientes a que las fuerzas armadas de los países latinoamericanos asumieran la labor de frenar los procesos revolucionarios de sus países utilizando métodos sistemáticos de violencia, provocando un terrorismo de Estado.[5][6][7][8][9][10][11][12]

En 1950 la escuela fue rebautizada United States Army Caribbean School (Escuela del Caribe del Ejército de los Estados Unidos) y trasladada a Fort Gulick, lado Atlántico de la Zona del Canal de Panamá; ese mismo año se adoptó el idioma español como idioma oficial de la academia.

En julio de 1963 el centro se reorganizó bajo el nombre oficial United States Army School of the Americas (USARSA), o más popularmente como Escuela de las Américas.

Durante las siguientes décadas cooperó con multitud de gobiernos americanos en su tarea de adiestramiento militar e intervención política, algunos de ellos violentos regímenes autoritarios y totalitarios. Varios de sus cursos o entrenamientos incluían técnicas de contrainsurgencia, operaciones de comando, tiro franco, guerra psicológica, inteligencia militar y tácticas de interrogatorio. Manuales militares de instrucción de esta iniciativa, entonces confidenciales, se desclasificaron o publicaron en 1996 por el Pentágono. Entre otras consideraciones, se detallan explícitamente la vulneración permitida de derechos humanos, como el uso de la tortura, la extorsión o la ejecución sumaria, definiendo como objetivos de control o seguimiento a aquellos pertenecientes a organizaciones sindicales, literalmente: «distribuyesen propaganda en favor de los grupos extremistas de izquierda o de sus intereses», «simpatizasen con manifestaciones o huelgas», «acusaciones sobre el fracaso del gobierno en solucionar las necesidades básicas del pueblo».[13][14][15][16]

Uno de los más célebres manuales de tortura es el KUBARK. En él se describe el proceso de tortura mediante descarga eléctrica. Los manuales fueron desclasificados por la CIA en 1994.

Algunos han citado a Klaus Barbie, nazi y criminal de guerra, como uno de los posibles colaboradores directa o indirectamente de la organización durante el régimen del General Hugo Banzer en Bolivia,[17]​ General formado en la Escuela de las Américas. Klaus Barbie había sido anteriormente protegido y empleado por la agencia de espionaje estadounidense Counter Intelligence Corps (antecedente de la actual Agencia Central de Inteligencia) para colaborar en la lucha contra el espionaje soviético en la Alemania ocupada. Según la versión oficial, Barbie consiguió huir. Sin embargo, otras versiones hablan de la ayuda del propio CIC.[18][19]

El periódico panameño La Prensa la apodó «Escuela para asesinos». Jorge Illueca, presidente de Panamá, la llamó «la base gringa para la desestabilización de América Latina».

En una carta abierta enviada el 20 de julio de 1993 al Columbus Ledger Enquirer, el comandante Joseph Blair, antiguo instructor de la Escuela de las Américas, declaró: «En mis tres años de servicio en la Escuela nunca escuché nada acerca de objetivos tan excelsos como los de promover la libertad, la democracia y los derechos humanos. El personal militar de América Latina venía a Columbus únicamente en busca de beneficios económicos, oportunidades para comprar bienes de calidad exentos de los aranceles de importación de sus respectivos países, y con transporte gratuito, pagado con los impuestos de los contribuyentes estadounidenses».

De acuerdo con el senador demócrata Martin Meehan (Massachusetts): «Si la Escuela de las Américas decidiera celebrar una reunión de exalumnos, reuniría a algunos de los más infames e indeseables matones y malhechores del hemisferio».

Entre los graduados más conocidos se encuentran importantes instigadores de crímenes de guerra o contra la humanidad, algunos de ellos también relacionados estrechamente con las bandas organizadas de narcotráfico o la CIA estadounidense:


En 1976, una comisión parlamentaria del Partido Demócrata, durante el gobierno de Jimmy Carter, reconoció dichas prácticas y obligó a suspender sus actividades. En 1977, bajo las previsiones de los Tratados Torrijos-Carter relativos al Canal de Panamá, los Estados Unidos aceptaron la demanda panameña de retirar del país la escuela para reubicarla en territorio estadounidense, Fort Benning, Georgia.

En 1984, el nuevo gobierno del Partido Republicano de Reagan dio el visto bueno para reiniciar los entrenamientos de contraguerrillas en la escuela. Se renombra oficialmente como United States Army Training and Doctrine Command school ('Escuela de Entrenamiento y Doctrina del Ejército de los Estados Unidos'). Aunque con algunas diferencias, es una organización heredera en mayor o menor parte de la misión inicial de la Escuela de las Américas. Anteriormente, en 1983 se había revisado el manual más polémico que instruía en torturas y que fue utilizado durante dos décadas, pasándose a llamar Human Resource Exploitation Training Manual ('Manual de entrenamiento para la explotación de recursos humanos).

Tras el asesinato en 1989 de cuatro miembros de la Iglesia católica de El Salvador por graduados de la escuela comandados por D'Aubuisson y la constitución de una ONG dedicada a la denuncia de las actividades de la Escuela SOA Watch, la atención pública sobre el asunto fue cada vez mayor. En 1996, bajo la presión de numerosos periódicos y organizaciones de derechos humanos estadounidenses, el Ejército de los Estados Unidos hizo pública parte de la documentación sobre la Escuela, incluyendo algunos de los manuales. Estos fueron publicados por el National Security Archive.

La crítica se hizo sentir, y en octubre de 2000, durante la presidencia de Bill Clinton, el Congreso estadounidense analizó la situación y finalmente decidió cerrarlo para crear uno nuevo. El 15 de diciembre de 2000, la escuela fue cerrada oficialmente. Hasta el 1 de julio de 1999 había graduado a 61.034 alumnos.

El 17 de enero de 2001 se inaugura el Instituto de Defensa para la Cooperación de Seguridad Hemisférica.[24]​ Las organizaciones críticas, como SOAW y Amnistía Internacional,[25]​ y organizaciones sociales o políticas estadounidenses han criticado reiteradamente el cambio, afirmando que se trata de «pura cosmética», mientras que el gobierno, a la vez que reconoce la nueva institución como heredera de la Escuela de las Américas, considera que en esta ha mejorado sustancialmente la importancia del respeto a la democracia y a los derechos humanos. Con la excepción de la Cruz Roja, que de acuerdo con su política de neutralidad se ha abstenido de realizar declaraciones, hoy en día continúa recibiendo críticas de organizaciones de derechos humanos por el entrenamiento que ofrece a un millar de militares latinoamericanos cada año.

Venezuela cesó de enviar en 2004 nuevos cadetes a la organización estadounidense, decisión que dos años más tarde tomaron los gobiernos de Argentina y Uruguay[26]​ y compartieron de manera pública, abandonando su pertenencia y envío de soldados a la organización. En mayo de 2007, Costa Rica dejó de enviar miembros de la Fuerza Policial.[27]



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