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Invasion sovietica de Polonia



Costa del Báltico

4–10 de Septiembre

Frente norte

Frente sur

Invasión soviética de Polonia de 1939

La invasión soviética de Polonia fue una operación militar iniciada el 17 de septiembre de 1939, en los primeros compases de la Segunda Guerra Mundial, dieciséis días después de la invasión de Polonia por parte de la Alemania nazi. Supuso una importante victoria para el Ejército Rojo de la Unión Soviética.

A principios de 1939, la Unión Soviética intentaba formar una alianza con el Reino Unido, Francia, Polonia y Rumanía para hacer frente a la Alemania nazi pero se presentaron varias dificultades, como la negativa de Polonia y Rumanía a permitir el tránsito de tropas soviéticas a través de sus territorios por seguridad colectiva.[6]​ Ante la ausencia de avance en las negociaciones, los soviéticos cambiaron su estrategia y firmaron el 23 de agosto de 1939 el Pacto Ribbentrop-Mólotov con la Alemania nazi.

En consecuencia, el 1 de septiembre los alemanes invadieron el oeste polaco mientras que los soviéticos invadieron la zona oriental el 17 de septiembre.[7]​ El gobierno soviético anunció que actuaba para proteger a los ucranianos y bielorrusos que vivían en la parte oriental de Polonia, debido al colapso de la administración polaca tras la invasión nazi. Según los soviéticos, dicha administración no podía ya garantizar la seguridad de sus ciudadanos.[8][9]

El Ejército Rojo alcanzó pronto sus objetivos, debido a que sobrepasaba en número a la resistencia polaca.[1]​ En torno a 230.000 soldados polacos, o incluso más (452.500)[10]​ fueron hechos prisioneros de guerra. El gobierno soviético se anexionó el nuevo territorio, poniéndolo bajo su control y declarando en noviembre de ese mismo año que trece millones y medio de ciudadanos polacos, que vivían en la zona anexada, habían pasado a ser ciudadanos soviéticos. Los soviéticos contrarrestaron la oposición mediante ejecuciones y arrestos.[11]​ Cientos o miles de arrestados fueron enviados a Siberia y a otras zonas remotas de la URSS, en cuatro series de deportaciones entre 1939 y 1941.

La invasión soviética, que el Politburó llamó "campaña de liberación", permitió la incorporación de millones de polacos, ucranianos y bielorrusos a las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Ucrania y de Bielorrusia.[12]​ Durante la República Popular de Polonia (1945-1989), la invasión fue considerada un asunto delicado, tabú, omitida de la historia oficial con el objetivo de preservar la amistad entre los miembros del Bloque del Este.[13]

Al final de los años 1930, la Unión Soviética pretendía formar una alianza contra Alemania con el Reino Unido, Francia y Polonia. Las negociaciones, sin embargo, fueron difíciles. Los soviéticos insistían en crear un círculo de influencia que abarcara desde Finlandia hasta Rumania y pidieron ayuda militar, no sólo para actuar contra cualquier país que los atacara, sino también contra cualquier organización que atacara a los países de dicha esfera de influencia.[14]

Desde el comienzo de las negociaciones con Francia y el Reino Unido, la Unión Soviética demandó su derecho a ocupar los Estados Bálticos (Letonia, Estonia y Lituania).[15]Finlandia también debía ser incluida en su círculo de influencia[16]​ y reclamaron su derecho a actuar en Polonia, Rumanía y los Estados Bálticos cuando su seguridad se viera amenazada.

Los gobiernos de estos países rechazaron la propuesta; presentían que si el Ejército Rojo invadía su territorio, nunca lo abandonaría, como señaló el ministro de exteriores polaco Józef Beck. La Unión Soviética dejó de confiar en los británicos y franceses para mantener la seguridad colectiva desde que estos rechazaron prestar ayuda a la Segunda República Española contra el Bando nacional durante la Guerra Civil Española, o cuando renunciaron a proteger a Checoslovaquia de la Alemania nazi. De igual modo, sospechaban que los Aliados Occidentales preferirían que la Unión Soviética se enfrentara a Alemania por sí misma, mientras ellos observaban.[17]​ En vista de estos intereses divergentes, la Unión Soviética abandonó el diálogo y retomó las conversaciones con Alemania.

El 23 de agosto de 1939 la Unión Soviética firmó el Pacto Mólotov-Ribbentrop con la Alemania nazi, cogiendo por sorpresa a los Aliados. Los dos gobiernos anunciaron que el acuerdo era un mero tratado de no agresión. Sin embargo, en el Protocolo adicional secreto[18]​ también acordaron repartirse Polonia y dividir Europa Oriental entre los círculos de influencia soviético y alemán. El Pacto Mólotov-Ribbentrop, que ha sido descrito como una licencia para la guerra, fue un factor clave en la decisión de Hitler de invadir Polonia.[6][19]

El tratado otorgó a los soviéticos un espacio defensivo adicional en el oeste.[20]​ También les ofreció la posibilidad de recuperar territorios cedidos a Polonia veinte años antes y así unir los pueblos ucranianos y bielorrusos orientales y occidentales bajo un gobierno soviético y, por primera vez, bajo un mismo estado.[21]​ El líder soviético Iósif Stalin veía además ventajas en que se desatase una guerra en Europa occidental, ya que podía debilitar a sus enemigos ideológicos y abrir nuevas regiones para el avance del comunismo.[22]

Poco después de que los alemanes invadieran Polonia, el 1 de septiembre de 1939, los líderes nazis comenzaron a animar a los soviéticos a jugar su baza del Pacto Mólotov-Ribbentrop para que invadieran la parte oriental de Polonia. El embajador alemán en Moscú, Friedrich Werner von der Schulenburg, y el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Mólotov, intercambiaron una serie de comunicados diplomáticos sobre el asunto.[8]

Los soviéticos retrasaron su intervención por varios motivos. Se encontraban sumidos en disputas fronterizas con Japón, necesitaban tiempo para movilizar al Ejército Rojo y veían una ventaja diplomática en esperar a que Polonia se desintegrara antes de realizar algún movimiento.[24][25]​ El 17 de septiembre de 1939, Mólotov declaró en la radio que todos los tratados entre la Unión Soviética y Polonia habían sido anulados debido a que el gobierno polaco había abandonado a su pueblo y había dejado de existir.[26]​ Ese día, el Ejército Rojo cruzó la frontera polaca, comenzando la invasión.[27][4]

El Ejército Rojo hizo su incursión por la zona de Kresy, al este de Polonia, con siete ejércitos de campaña y entre 450.000 y 1.000.000 de soldados.[4]​ Estos ejércitos se agrupaban en dos "frentes" (equivalente soviético de un Grupo de Ejércitos): el Frente Bielorruso, bajo la dirección de Mijaíl Kovalyov, y el Frente Ucraniano, bajo las órdenes de Semión Timoshenko.[4]​ Hasta ese momento los polacos no habían conseguido defender sus fronteras occidentales y, en respuesta a las incursiones alemanas, habían lanzado una contraofensiva de cierta importancia en la batalla de Bzura. El Ejército polaco tenía originalmente un plan defensivo bien desarrollado para combatir una posible invasión soviética pero no estaban preparados para plantar cara a dos invasiones simultáneas.[28]​ En el momento en que los soviéticos invadieron el país, los comandantes polacos ya habían enviado a la mayor parte de sus tropas al oeste para enfrentarse a los alemanes, dejando así al este con una mínima protección de veinte batallones, que contaban con unos 20.000 soldados de defensa fronteriza (Korpus Ochrony Pogranicza en polaco), bajo la dirección del general Wilhelm Orlik-Rueckemann.[1][4]

Al comenzar la invasión, el comandante en jefe polaco y mariscal de Polonia Edward Rydz-Śmigły, ordenó a las fuerzas fronterizas que prestaran resistencia ante la invasión soviética. Luego cambió su postura, tras consultar con el primer ministro Felicjan Sławoj Składkowski, ordenando retroceder y limitar los ataques a los soviéticos al caso de defensa propia.[1][5]

Las órdenes contradictorias condujeron a la confusión[4]​ y cuando el Ejército Rojo atacó a las unidades polacas estallaron pequeñas batallas de forma inevitable.[1]​ La respuesta de los no étnicamente polacos a la situación añadió una nueva complicación. En algunos casos, ucranianos, bielorrusos[30]​ y judíos[31]​ aplaudieron la entrada de las tropas soviéticas, consideradas libertadoras. La Organización de Nacionalistas Ucranianos se levantó contra los polacos y partisanos comunistas organizaron revueltas locales, como en Skidel.[4]

El plan original de repliegue de los militares polacos consistía en retirarse y reagruparse en torno a la frontera rumana. La idea era adoptar posiciones defensivas en dicho lugar y esperar al ataque prometido por parte de franceses y británicos en el oeste. Este plan suponía que Alemania se vería obligada a limitar sus operaciones en Polonia para así poder combatir en un segundo frente.[4]​ Los aliados esperaban que las fuerzas polacas resistieran durante varios meses pero el ataque soviético hizo que esta estrategia quedara obsoleta.

Los líderes políticos y militares polacos sabían que estaban perdiendo la guerra contra la Alemania nazi incluso antes de que la invasión soviética convirtiera la derrota en inevitable.[4]​ Sin embargo, rechazaron rendirse o negociar la paz con Alemania. En cambio, el gobierno polaco pidió a todas sus unidades militares que evacuaran Polonia y se reunieran de nuevo en Francia.[4]​ El gobierno se desplazó a Rumanía en la medianoche del 17 de septiembre de 1939 por el paso fronterizo de Zalischyky. Algunas unidades polacas continuaron maniobrando en el sudeste de Polonia, soportando ataques por parte de los alemanes en un frente mientras en el otro se enfrentaban a las tropas soviéticas. En los días que siguieron a la orden de evacuación, los alemanes derrotaron a los polacos en la batalla de Tomaszów Lubelski, del 17 al 20 de septiembre.[32]

Las unidades soviéticas a menudo se encontraban con que los alemanes avanzaban desde la dirección opuesta. Ocurrieron ejemplos notables de cooperación entre ambas. La Wehrmacht capturó la Fortaleza de Brest con la ayuda de la 29º Brigada de Tanques Soviética, tras la batalla de Brest Litovsk, el 17 de septiembre.[33]​ El general alemán Heinz Guderian y el general de brigada soviético Semión Krivoshein llevaron a cabo un desfile conjunto tras tomar Brest.[33][34]Leopolis (o Lwów en polaco) se rindió el 22 de septiembre, días después de que los alemanes hubieran entregado el mando de las operaciones en la zona a los soviéticos.[35][36]​ Fuerzas soviéticas tomaron Wilno el 19 de septiembre, tras una batalla de dos días de duración. El 24 de septiembre tomaron Grodno, tras cuatro días de combates. Hacia el 28 de septiembre el Ejército Rojo ya había alcanzado la línea de los ríos Narew, Bug Occidental, Vístula y San, que trazaban la frontera preacordada con los nazis.

A pesar de la victoria táctica polaca en la batalla de Szack el 28 de septiembre, la derrota estaba fuera de duda.[37]​ Voluntarios civiles, milicias y unidades reorganizadas se replegaron hacia la capital, Varsovia. La Fortaleza Modlin, al norte de la capital, se rindió el 29 de septiembre, después de una intensa batalla de dieciséis días. El 1 de octubre, tropas soviéticas condujeron a unidades polacas a los bosques, en la batalla de Wytyczno, una de las últimas confrontaciones directas.[38]

Varias guarniciones polacas aisladas lograron mantener sus posiciones durante mucho tiempo antes de ser derrotadas, la última unidad operacional del Ejército Polaco en rendirse fue el Grupo Independiente Operacional "Polesie" (Samodzielna Grupa Operacyjna "Polesie" en polaco) del general Franciszek Kleeberg. Kleeberg se rindió el 6 de octubre, tras cuatro días que duró la batalla de Kock, cerca de Lublin, terminando así con la Campaña de septiembre. Los soviéticos habían salido victoriosos. El 31 de octubre, Mólotov presentó un informe al Soviet Supremo: "Un golpe corto del Ejército alemán, y otro del Ejército Rojo, fueron suficientes para aniquilar esta fea criatura del Tratado de Versalles".[39]

La reacción de Francia y Gran Bretaña a la invasión de Polonia fue el silencio, ya que no deseaban ninguna confrontación con la URSS.[40]​ Bajo los términos de la alianza militar anglo-polaca del 25 de agosto de 1939, los británicos habían prometido asistencia militar a Polonia si era atacada por una potencia europea. Pero cuando el embajador polaco Edward Raczyński recordó al secretario de Estado británico E. F. L. Wood lo firmado, este declaró tajante que no era una buena empresa para el Reino Unido declarar la guerra a la Unión Soviética.[40]​ El primer ministro británico Neville Chamberlain consideró hacer público un compromiso de restaurar la estructura del Estado Polaco pero al final se limitó a emitir declaraciones de condena general.[40]

Los franceses también habían adquirido compromisos con Polonia, incluyendo la provisión de ayuda aérea, que no fueron cumplidas. Una vez que los soviéticos invadieron Polonia, los franceses y los británicos decidieron que no había nada que pudieran hacer de inmediato, por lo que comenzaron a planificar una victoria a largo plazo. Los franceses habían avanzado de manera provisional en el Sarre a principios de septiembre pero después de la derrota polaca, se retiraron detrás de la Línea Maginot, a fecha de 4 de octubre.[41]​ Muchos polacos se indignaron ante la falta de apoyo por parte de sus aliados occidentales, lo que creó un sentimiento de traición.

En octubre de 1939 Mólotov informó al Soviet Supremo que la invasión había provocado un total de 737 muertes y 1862 heridos soviéticos, aunque las cifras polacas elevan los números hasta 3.000 muertes y entre ocho mil y diez mil heridos. En el lado polaco, entre 6000 y 7000 soldados perecieron en los combates contra el Ejército Rojo, siendo apresados entre 230.000 y 450.000 hombres.[1][42]​ Los soviéticos solían saltarse los términos de las rendiciones. En algunos casos, prometieron a los polacos la libertad si se rendían pero terminaron arrestándolos cuando depusieron las armas.[4]

La Unión Soviética había dejado de reconocer al Estado Polaco cuando inició la invasión.[8][43]​ Como resultado, los dos gobiernos nunca se declararon la guerra de forma oficial. Por este motivo, los soviéticos no trataron a los prisioneros militares polacos como prisioneros de guerra sino como rebeldes contra el nuevo gobierno de la Ucrania y Bielorrusia occidental. Los soviéticos mataron a decenas de miles de prisioneros de guerra polacos. Algunos, ejecutados en plena campaña, como el general Józef Olszyna-Wilczyński, capturado, interrogado y asesinado el 22 de septiembre.[44][45][46]​ El 24 de septiembre, mataron a 42 personas, entre personal y pacientes, de un hospital militar polaco en el pueblo de Grabowiec, cerca de Zamość.[47]

Los soviéticos ejecutaron a todos los oficiales que capturaron después de la batalla de Szack, a fecha de 28 de septiembre de 1939.[37]​ Más de 20.000 personas, entre personal militar polaco y civiles, perecieron en la masacre de Katyn.[33][4]​ Unos 300 polacos fueron ejecutados después de la batalla de Grodno.[48]

Polacos y soviéticos restablecieron sus relaciones diplomáticas en 1941, siguiendo el Pacto Sikorski-Mayski, pero los soviéticos volvieron a romperlas en 1943 después de que el gobierno polaco demandara un examen independiente de las fosas comunes descubiertas en el bosque de Katyn.[49][50]​ Entonces el gobierno soviético presionó a los Aliados Occidentales para que reconocieran al gobierno títere prosoviético de Wanda Wasilewska en Moscú.[51][52]

El 28 de septiembre de 1939, la URSS y Alemania cambiaron en secreto los términos del Pacto Mólotov-Ribbentrop firmando el Tratado Germano-Soviético de Amistad, Cooperación y Demarcación. Pasaron a Lituania al círculo de influencia soviético y desplazaron la frontera en Polonia hacia el este, dando a Alemania un territorio mayor.[2]​ Con este acuerdo, con frecuencia descrito como la cuarta partición de Polonia, la URSS se quedó con todo el territorio polaco situado al este de la línea descrita por los ríos Pisa, Narew, Bug Occidental y San. Esto proporcionaba un total de 200.000 kilómetros cuadrados, habitados por trece millones y medio de ciudadanos polacos.[5]

El Ejército Rojo había sembrado la confusión entre los lugareños al asegurar que llegaban para salvar a Polonia de los nazis.[53]​ Su avance sorprendió a los polacos y a sus líderes, que no habían recibido información sobre cómo responder ante una invasión de la URSS. Algunos ciudadanos polacos y los judíos quizás habrían preferido en un principio un régimen soviético antes que uno nazi.[54]​ Los soviéticos impusieron su ideología, comenzaron a confiscar, nacionalizar y redistribuir todas las empresas de propiedad privada o estatal.[55]​ Durante los dos años que siguieron a la invasión y anexión de Polonia, los soviéticos arrestaron a cien mil polacos[56]​Debido a la falta de acceso a los archivos secretos soviéticos, durante muchos años después de la guerra las estimaciones del número de ciudadanos polacos deportados a Siberia desde las zonas de Polonia oriental, así como el número de los que perecieron bajo el dominio soviético, eran en gran medida conjeturas. En diversas obras se dio una amplia gama de cifras, entre 350.000 y 1.500.000 para el número de deportados a Siberia y entre 250.000 y 1.000.000 para el número de fallecidos, estas cifras incluían sobre todo a civiles.[57]​ Con la apertura de los archivos secretos soviéticos después de 1989, la cifra más baja de estas estimaciones ha resultado ser la más cercana a la verdad. En agosto de 2009, con motivo del 70º aniversario de la invasión soviética, el Instituto Polaco de la Memoria Nacional anunció que sus investigadores habían reducido la estimación del número de personas deportadas a Siberia de un millón a 320.000, y estimaron que 150.000 ciudadanos polacos perecieron bajo el dominio soviético durante la guerra.[58]

De los trece millones y medio de civiles que vivían en los territorios anexados por la URSS, los polacos eran el mayor grupo étnico pero los bielorrusos y ucranianos, en conjunto, representaban el cincuenta por ciento de la población. La anexión no dio a la Unión Soviética el control de todas las áreas donde vivían bielorrusos y ucranianos, ya que algunas quedaron en la zona alemana debido al movimiento de la frontera al este. De todos modos, la URSS consiguió unir a la mayor parte de ambos pueblos, expandiendo las Repúblicas Socialistas Soviéticas de Bielorrusia y de Ucrania.

El 26 de octubre de 1939 se llevaron a cabo "elecciones" en las asambleas de Bielorrusia y Ucrania para dar a la anexión una apariencia de legalidad. Los bielorrusos y ucranianos residentes en Polonia habían sido alienados por la política de polonización del Gobierno de Varsovia y por la represión contra los movimientos separatistas, por lo que sentían poca lealtad hacia el estado polaco.[59][60]​ Sin embargo, no todos los bielorrusos y ucranianos vieron con buenos ojos la instauración del régimen soviético en Polonia, debido al resquemor por el Holodomor (hambruna en Ucrania) de comienzos de los años 1930.[53]​ En general, los pobres recibieron bien a los soviéticos mientras que las élites tendieron a formar parte de la oposición, a pesar de apoyar la reunificación.[60][61]

Los soviéticos pronto introdujeron políticas de sovietización en Bielorrusia y Ucrania occidental, incluso colectivizaciones masivas en toda la región. Eliminaron en forma implacable los partidos políticos y las asociaciones públicas y arrestaron o ejecutaron a sus líderes, acusándolos de "enemigos del pueblo".[53]​ Las autoridades suprimieron la Organización de Nacionalistas Ucranianos, de carácter antipolaco y que resistía contra el estado polaco desde los años 1920. Pero a pesar del cambio de régimen, los nacionalistas ucranianos continuaron aspirando a un estado ucraniano independiente y unificado.[62][61]​ Las unificaciones de 1939 fueron a pesar de todo un acontecimiento decisivo en la historia de Ucrania y de Bielorrusia porque sentaron la base territorial con la que las dos repúblicas alcanzarían la independencia en 1991, después de la caída de la Unión Soviética.[63]

Los censores soviéticos suprimieron muchos de los detalles de la invasión de 1939 y de sus consecuencias.[65]​ El Politburó calificó a la operación como una "campaña de liberación"; las instituciones y publicaciones soviéticas no variarían esta postura.[66]​ El 30 de noviembre de 1939, Stalin aseguró que no era Alemania quien había atacado a Francia e Inglaterra sino que eran Francia e Inglaterra quienes habían atacado a Alemania.[67]​ En marzo de 1940, Mólotov aseguró que Alemania había tratado de negociar la paz pero que su propuesta había sido rechazada por los "imperialistas anglo-franceses". Todos los gobiernos soviéticos posteriores negaron la existencia del protocolo adicional secreto en el Pacto Mólotov-Ribbentrop, pero cuando el documento fue "encontrado" en los archivos soviéticos en 1989 la verdad se dio a conocer.[6]​ La censura también se aplicó en la República Popular de Polonia para mantener la imagen de "amistad Polaco-Soviética", promovida por los dos gobiernos comunistas. La política oficial solo admitía que la campaña de 1939 sirvió para unir a los pueblos ucraniano y bielorruso y para liberar a los polacos del "capitalismo oligárquico". Las autoridades desanimaron todo estudio o enseñanza profunda sobre la materia.[33][13]​ Sin embargo, varias publicaciones encubiertas (conocidas en polaco como Bibuła) profundizaron la cuestión,[38]​ como hicieron otros medios de comunicación y la canción protesta de Jacek Kaczmarski.[68]



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