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Iphigenia



En la mitología griega, Ifigenia (en griego Ίφιγένεια Iphigeneia, ‘mujer de raza fuerte’) era hija del rey Agamenón y la reina Clitemnestra (a veces se la considera hija de Teseo y Helena criada por Agamenón y Clitemnestra), fue pedida en sacrificio a Agamenón para continuar su navegación a Troya.

Artemisa castigó a Agamenón tras haber matado este a un ciervo en una arboleda sagrada y alardear de ser mejor cazador. En su viaje a Troya para participar en la Guerra de Troya, los barcos de Agamenón quedaron de repente inmóviles al detener Artemisa el viento en Áulide. Un adivino llamado Calcas reveló un oráculo según el cual la única forma de apaciguar a Artemisa era sacrificar a Ifigenia. En las fuentes literarias que relatan este mito, únicamente Esquilo y Lucrecio indican que Ifigenia fue efectivamente sacrificada,[1][2]​ pero la tradición mayoritaria afirma que Artemisa la sustituyó en el último momento por una corza o por una cierva y la transportó a Táurica, en Crimea, donde la convirtió en su sacerdotisa; allí tenía Ifigenia la misión de sacrificar a los extranjeros como ofrendas a la diosa.[3]

En otras tradiciones, lo que varía es el lugar del sacrificio, que tiene lugar en Braurón, un lugar del Ática. También varía la víctima de sacrificio que se emplea en sustitución de la joven: un oso, una ternera, un toro o incluso una mujer vieja.

Otra forma del mito, es que la misma Ifigenia se convierte a sí misma en toro, ternera, osa o mujer vieja -según sea el caso- y acto seguido habría desaparecido. Muchos explican la desaparición, con el hecho de que en el momento del sacrificio los presentes habían vuelto la vista hacia otro lado, para no ver la muerte de la joven, por lo que ella había podido escapar.

La versión más racionalista explica, por su parte, que en el momento del sacrificio había aparecido un toro, una ternera, una cierva o una vieja, y que el sacerdote había interpretado tal hecho como un presagio de que los dioses no aceptarían el sacrificio y que ya la ofensa a Artemisa estaba saldada.[4]

Hesíodo la llamaba Ifimedia (en griego Ἰφιμέδεια) en su Catálogo de mujeres, y decía que se convirtió en la diosa Hécate. Antonino Liberal decía que Ifigenia fue transportada a la isla Leuce, donde se casó con Aquiles bajo el nombre de Orsiloquia.

Según Eurípides, Ifigenia aparece en la historia de su hermano, Orestes. Para escapar de la persecución de las Erinias por haber matado a su madre Clitemnestra y a su amante, Apolo ordenó a Orestes que fuese a Táurica, tomase la estatua de Artemisa que había caído desde el cielo y la llevase a Atenas. Orestes marchó a Táurica con su íntimo amigo Pílades, el hijo de Estrofio, y ambos fueron encarcelados por los habitantes de la región, los tauros, que tenían la costumbre de sacrificar todos los extranjeros a Artemisa. La sacerdotisa de Artemisa encargada de realizar el sacrificio era su hermana Ifigenia, quien se ofreció a liberar a Orestes (sin saber que era su hermano) si este llevaba consigo una carta hasta Grecia. Orestes rehusó hacerlo, pero ofreció a Pílades llevar la carta mientras él se quedaba para ser sacrificado. Tras un conflicto de mutuo afecto, Pílades terminó por acceder, pero la carta hizo que Orestes e Ifigenia se reconocieran y los tres escaparon juntos llevando con ellos la imagen de Artemisa. Tras su retorno a Grecia, Orestes tomó posesión de Micenas, el reino de su padre, matando al hijo de Egisto, Aletes, y anexionando Argos y Laconia a Micenas. Ifigenia depositó la imagen en el templo de Artemisa en Braurón, Ática, donde permaneció como sacerdotisa de Artemisa Brauronia. Según los espartanos, la imagen de Artemisa fue llevada por ellos a Laconia, donde la diosa fue adorada como Artemisa Ortia.

Ifigenia es conocida por las fuentes mitológicas griegas desde los siglos VII-VI a. C. y estaba tan estrechamente identificada con Artemisa, que algunos investigadores creen que originalmente era una diosa de la caza rival cuyo culto fue subsumido por Artemisa.

Ifianasa (en griego Ἰφιάνασσα), una de las tres hijas de Agamenón en la Ilíada de Homero (Libro IX, 145 y 287), es a veces confundida con Ifigenia. Homero no menciona el sacrificio de Ifigenia y el nombre Ifianasa puede ser simplemente una antigua variante de Ifigenia. La mayoría de los investigadores coinciden sin embargo en que Ifianasa e Ifigenia, a pesar del parecido de sus nombres, probablemente fueran personajes diferentes.

El episodio de Ifigenia y Cimón que inspiró a pintores como Benjamin West (1773), John Everett Millais (1848) y Frederic Leighton (1884) no es en realidad un mito griego, sino una novela corta del Decamerón de Boccaccio, posteriormente desarrollada por el poeta y dramaturgo John Dryden.

La historia pretendía demostrar el poder del amor. Cuando Ifigenia duerme en una arboleda junto al mar, un noble pero ordinario e inculto joven chipriota, Cimón, viendo la belleza de Ifigenia, se enamora de ella y, por el poder del amor, se convierte en un culto y fino cortesano.



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