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Isabel de Francia (1292-1358)



Casa de los Capetos (por nacimiento)

Isabel de Francia (París, 1295 - Hertford, 22 de agosto de 1358) fue la sexta y única hija que sobrevivió la infancia del rey Felipe IV de Francia y de la reina Juana I de Navarra. Además, fue hermana de los reyes Luis X, Felipe V y Carlos IV. Sus contemporáneos ingleses la llamaban la Loba de Francia (Louve de France).

Desde su llegada a la corte inglesa Isabel fue celebrada por su belleza. El cronista Geoffrey de París la describió como "la bella entre las bellas...en el reino sino acaso en toda Europa". Isabel poseía el mismo pelo rubio y grueso además de los mismos ojos grandes, imperturbables y azules pálidos que su padre Felipe IV, que por aquel entonces tenía fama de ser el hombre más hermoso en Europa.[1]​ A pesar de ello, su hermosura no logró atraer lo suficiente a su marido, que prefería la compañía de su favorito de entonces, Piers Gaveston.

Pese a todo, la pareja pudo engendrar cuatro hijos (se sabe que la reina sufrió, por lo menos, un aborto).

Con los años, el rey se inclinaba cada vez más hacia sus favoritos, los Le Despenser (padre e hijo) y Piers Gaveston, relegando a la reina. En una ocasión, llegó a abandonarla a su suerte en la peligrosa localidad escocesa de Tynemouth. Milagrosamente, Isabel logró escapar de las huestes de Roberto Bruce y llegar a las costas inglesas.

La reina despreciaba sobre todo a Hugo Le Despenser el Joven entre todos los favoritos de su marido. En 1321, embarazada de su hijo menor, Isabel le rogó dramáticamente a su esposo que desterrara para siempre del reino a Le Despenser. El rey exilió a Le Despenser, pero ese mismo año lo reintegró a la corte. Esto acabó por volver a la reina totalmente en su contra. Isabel ayudó a Sir Roger Mortimer, barón de Wigmore, a escapar de la Torre de Londres, donde su marido lo había encarcelado por oponerse a los Le Despenser en 1323.

Ansiosa de escapar de su esposo, Isabel encontró la oportunidad ideal cuando el rey Carlos IV de Francia -el tercero de sus hermanos en subir al trono francés- le cedió a su cuñado Eduardo II sus posesiones francesas -los ducados de Aquitania y Guyena- en 1325. La reina se ofreció para ir a Francia a garantizar la paz entre ambas naciones. Allí se reencontró con Mortimer, convirtiéndose en su amante. Enterado de esto, el rey inglés exigió el retorno de su esposa pero el rey Carlos IV se negó a expulsar a su hermana de Francia.

Isabel y Roger Mortimer abandonaron la corte francesa en el verano de 1326. Marcharon hacia la corte del conde Guillermo I de Henao -cuya esposa era prima de Isabel-. Henao les dio la ayuda armada que necesitaban, a cambio del compromiso matrimonial de su hija, Felipa, con el futuro rey Eduardo III.

El 21 de septiembre de 1326, Isabel y Mortimer, al mando de su ejército mercenario, llegaron a las costas de Suffolk. Eduardo II ofreció recompensa por las cabezas de ambos, pero ya todo estaba perdido para él. Sus aliados lo abandonaron, los Le Despenser fueron asesinados y finalmente el rey inglés fue capturado y obligado a abdicar a favor de su hijo en enero de 1327. En septiembre de ese mismo año, el depuesto monarca fue asesinado en el castillo de Berkeley, por órdenes de la reina y Mortimer.

El joven Eduardo III fue coronado el 25 de enero de 1327. A partir de ese momento, Isabel gobernó como regente de Inglaterra, conjuntamente con su amante, Mortimer.

Pero el nuevo monarca no le perdonó a Mortimer haberse hecho amante de su madre. Así que tomó el control del gobierno y lo apresó en 1330. Pese a los ruegos y lágrimas de Isabel por la vida de su amante, Mortimer fue enjuiciado por traición y ahorcado en Tyburn, el 29 de noviembre de 1330. Desdichada al perder a su amor y al hijo que esperaba de él, Isabel, ahora reina madre, se retiró de la corte para vivir en un autodestierro.

Isabel fue confinada en el castillo de Rising (Norfolk), donde murió, luego de tomar el hábito de clarisa, el 22 de agosto de 1358, a los 67 años de edad. Fue sepultada en la iglesia franciscana de Newgate en Londres con el vestido de nupcias con Eduardo II.

Es uno de los personajes principales de la epopeya histórica de Maurice Druon, Los Reyes Malditos.

Se casó con el rey Eduardo II de Inglaterra -luego de una ardua negociación que duró cerca de 10 años- en la ciudad de Boulogne-sur-Mer, el 25 de enero de 1308. Tuvieron cuatro hijos:






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