Isabel de Vilamarí y Cardona-Bellpuig cumple los años el 15 de marzo.
Isabel de Vilamarí y Cardona-Bellpuig nació el día 15 de marzo de 559.
La edad actual es 1465 años. Isabel de Vilamarí y Cardona-Bellpuig cumplió 1465 años el 15 de marzo de este año.
Isabel de Vilamarí y Cardona-Bellpuig es del signo de Piscis.
Isabel de Vilamarí y Cardona-Bellpuig, llamada en Italia Isabella Villamarino (Nápoles? 1503-Madrid, 1559), condesa de Capaccio y de Altavilla, fue por su matrimonio con Ferrante Sanseverino la última princesa de Salerno.
Hija del noble catalán Bernat II de Vilamarí, almirante del Reino de Nápoles, a la muerte de su padre, en 1512, heredó sus feudos de Capaccio y Altavilla. A los trece años, en 1516, con el consentimiento de Fernando el Católico, fue casada con Ferrante Sanseverino, príncipe de Salerno, quien a la sazón no había cumplido aún los diez años y, como su joven esposa, había quedado prematuramente huérfano. Se unían de este modo la dinastía angevina de los Sanseverino, filofranceses, y la catalano-aragonesa de los Vilamarí. Los dos niños recibieron lecciones del célebre humanista napolitano Pomponio Gaurico, quien les instruyó en las letras latinas y griegas y les inculcó el gusto por el teatro y la literatura. En su palacio napolitano, actual iglesia del Gesù Nuovo, hicieron construir un teatro y protegieron a literatos como Bernardo Tasso. Ella misma habría compuesto elegantes versos en latín, según el editor veneciano Paolo Manuzio, quien se los oyó recitar con gracia y sensibilidad.
La llegada a Nápoles del humanista Scipione Capece, acusado de herejía, acabó enfrentando a su esposo con el virrey Pedro de Toledo. La protección que el matrimonio ofreció a Capece, quien dedicó a Isabel su poema De Principiis rerum, pudo hacerles sospechosos ante la inquisición. En 1552 su esposo tomó parte en una fracasada conjura antiespañola y se vio obligado a huir a Francia. Se conservan algunas de las cartas cruzadas entre los esposos, separados ya para siempre. También quedan las cartas que Isabel escribió al cardenal Girolamo Seripando y algunas de las que dirigió al emperador Carlos V, valiosas tanto desde el punto de vista filológico como del histórico y testimonial.
Para visitar a una hermana monja, en 1555 se trasladó a España donde fue recibida con honras. En 1559 fue autorizada a retornar a Nápoles, pero la muerte la sorprendió en Madrid a poco de iniciar el viaje de regreso.
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