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Isla de Sajalín



La isla de Sajalín (en ruso: Сахалин, Sajalín; en en chino tradicional, 庫頁; en chino simplificado, 库页; pinyin, Kùyè; en japonés: 樺太 Karafuto proveniente del ainu Karafuto o Krafto) es una isla rusa, en el mar de Ojotsk, separada de Hokkaidô por el estrecho de La Pérouse y de Siberia por el estrecho de Tartaria. Administrativamente, pertenece al óblast de Sajalín, cuya capital y centro administrativo es Yuzhno-Sajalinsk.

La isla tiene una forma muy alargada, ya que mide cerca de 1000 km de norte a sur y entre 30 y 160 km de este a oeste, con una superficie de 76 400 km². En el censo de 2005, tenía 673 100 habitantes.

Según el Libro de Shengmu (en chino tradicional, 聖武記; en chino simplificado, 圣武记; pinyin, Shèngwǔjì), la dinastía Ming envió 400 soldados a Sajalín en 1616. Una frontera de piedra de la era Ming existe aún en la isla.

El Imperio Qing también reclamó su soberanía sobre la isla y Sajalín estuvo bajo dominio formal chino desde la dinastía Jin en adelante. Sin embargo, Japón y Rusia intentaron colonizar la isla por la misma época. El asentamiento japonés de Ōtomari se estableció en 1679 y también los exploradores rusos llegaron a la isla en el siglo XVII. Los cartógrafos del clan Matsumae crearon un mapa de la isla y la llamaron «Kita-Ezo» (en japonés: Ezo Norte; Ezo es el antiguo nombre de Hokkaidō), si bien el Tratado de Nerchinsk de 1686 reafirmó a Sajalín como territorio chino.

Durante el siglo XVIII, la soberanía sobre la isla se mantuvo ambigua, adjudicándosela China, Japón y Rusia.

Japón proclamó unilateralmente la soberanía sobre toda la isla en 1845. Sin embargo, los colonos rusos establecieron minas de carbón, instalaciones administrativas, escuelas, prisiones e iglesias en la isla. En 1855, Rusia y Japón firmaron el Tratado de Shimoda ignorando a China, el cual declaraba que los ciudadanos de ambos países podían habitar la isla: rusos en el norte y japoneses en el sur, sin una frontera definida entre ellos. Rusia acordó asimismo desmantelar su base militar en Ōtomari. Tras la Guerra del Opio, Rusia y China firmaron el Tratado de Aigun y la Convención de Pekín, según los cuales China renunciaba a Sajalín y otros territorios. En 1857 se estableció una colonia penal rusa que en 1890 visitaría un impresionado Antón Chéjov, dejando constancia escrita de lo que vio. La parte sur de la isla estuvo administrada por los japoneses hasta el Tratado de San Petersburgo de 1875, cuando la isla pasó a ser administrada solamente por Rusia, cediendo ésta a Japón las islas Kuriles.

Sajalín volvió a quedar dividida entre japoneses y rusos después de la derrota sufrida por estos últimos en la Guerra Ruso-Japonesa de 1905. La parte al sur del paralelo 50° N se asignó a Japón, formando la Prefectura de Karafuto, con capital en Toyohara, y el resto siguió siendo parte del Imperio ruso. La Unión Soviética recuperó la posesión total del territorio tras derrotar a Japón en el marco de la Segunda Guerra Mundial. Más de 300 000 habitantes japoneses y coreanos súbditos del imperio permanecieron en la isla durante más de 5 años, trabajando en labores de reconstrucción, y luego fueron deportados. Con base en el Tratado de San Francisco de 1951, Japón renunció a sus derechos sobre el sur de Sajalín, sin reconocer, no obstante, la soberanía rusa sobre ella. Desde la posición oficial de Japón, la atribución de Sajalín aún no está determinada, y está marcada como «tierra de nadie» en los mapas japoneses.

Actualmente este territorio pertenece a la Federación Rusa. A mediados de los años 1990 Japón propuso al Estado ruso una negociación para comprarle la isla, pero ésta fue rechazada.

Un terremoto en 1995 acabó con la vida de 3000 habitantes de esta isla y otro terremoto que se produjo en 2007 reflotó tres kilómetros cuadrados de suelo marino, convirtiéndose así en tierra seca.[1]​ Sin embargo, desde finales de los años 1990 la isla vive una relativa prosperidad, fruto de las explotaciones de gas natural, cuyo principal destino es Japón. Además un número creciente de turistas japoneses visitan su antiguo territorio.

La isla de Sajalín, al igual que las islas Kuriles, puede considerarse como un termómetro de las relaciones ruso-japonesas a lo largo de toda su historia y nunca ha dejado de constituir un punto de fricción entre las dos naciones. Si bien en la actualidad Japón ya no le reclama Sajalín a Rusia, debido al Tratado de San Francisco en el cual Japón cedía Sajalín en su totalidad a la Unión Soviética, Japón todavía mantiene su reclamo a Rusia por las islas Kuriles. Hasta antes de que Japón cediera su reclamo a la Unión Soviética por Sajalín, Sajalín no era tan reclamada como las islas Kuriles.



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