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Itálica (estilo tipográfico)



La bastardilla es un estilo de tipografía en el que todos los caracteres están inclinados. El término bastardilla se utiliza más en el ámbito de la tipografía, ya que no es usual en el habla popular ni en la académica; en su lugar, se emplean los términos cursiva[1]​ o itálica.

Existen tres tipos de letra cursiva: oblicua, la letra romana (también llamada normal, redonda o blanca[cita requerida]) inclinada, sin rediseño; itálica, más caligráfica y con el ductus (trazo de la pluma) interrumpido; y manuscrita (o cursiva propiamente dicha),[2]​ extensión del estilo de escritura cursiva, aún más caligráfico que la itálica debido a su ductus continuo. Así, la bastardilla se puede denominar bastarda de imprenta, itálica, cursiva de imprenta o grifa.

La bastardilla de imprenta fue desarrollada por el veneciano Francesco Griffo por encargo de Aldo Manuzio hacia 1500[3]​ o 1501.[4]​ Este editor e impresor decidió fabricar los libros en formatos más pequeños que las ediciones en libros en folio. Usó la bastardilla para la poesía, que ahorraba espacio sin perder legibilidad y evocaba la escritura manuscrita. Griffo se inspiró en la letra bastarda escritura romana inclinada de los notarios florentinos humanistas del entorno de Niccolò Niccoli.

A lo largo del siglo XVI la letra cursiva se utilizó cada vez con menos frecuencia en favor de la letra redonda, más bien como complemento de esta; por ejemplo, para notas marginales o para conseguir efectos decorativos, principalmente en las portadas.[5]

A partir de 1600 los abridores de punzones acompañaron siempre sus tipos de letra redonda con su correspondiente cursiva.[6]

La letra bastarda es la letra manuscrita escrita en el periodo Barroco, por oposición a la letra del periodo inmediatamente anterior, y que toma las formas del último gran calígrafo y tratadista italiano del XVI, Giovanni Francesco Cresci. A pesar del sentido negativo del término (una letra bastardeada sería la que sigue defectuosamente su modelo) se apreció de este estilo su economía de espacio y de tiempo en la escritura. Cultivaron el estilo grandes tratadistas como Pedro Díaz Morante, Juan Claudio Aznar de Polanco y Francisco Javier de Santiago Palomares. El polígrafo Torcuato Torío acabó con la polémica de las muestras y las normas y llevó la escritura y enseñanza de la bastarda española a su máximo nivel, justo antes de que se impusiera la letra pseudo Inglesa en las escritura corriente y comercial, y la letra española desapareciera definitivamente.

En su Diccionario de la lengua española y su Diccionario panhispánico de dudas, la Real Academia Española prefiere el término cursiva a bastardilla. A pesar de que en el Diccionario de la lengua española el artículo «Cursiva» redirige a «Bastardilla»,[7]​ cuando tiene que referirse a esta en cualquier otro artículo la menciona como cursiva.[8]​ Véanse estos ejemplos, tomados de ambos diccionarios de la Real Academia Española:

Se escriben en cursiva:

Los títulos de libros (cómics, ensayo, narrativa, poesía, teatro, ya sean publicados o inéditos, periódicos, semanarios, revistas, enciclopedias, fascículos, etc.)

Las siglas correspondientes a los títulos de las publicaciones:[26]

Se exceptúan los textos considerados sagrados en Occidente (o sea, la Biblia, con su Antiguo Testamento y Nuevo Testamento ―que además llevan la palabra Testamento con una mayúscula de respeto―, y el Corán).

Es muy común ―aunque es incorrecto― encontrar Biblia en redonda («la Biblia»), pero sus libros ―el Génesis, el Éxodo, el Levítico, el Cantar de los Cantares, etc.― en letra cursiva.

Al resto de libros sagrados se los trata ―desde el punto de vista ortotipográfico― como libros:

Si el título de la publicación forma parte de otro título, debe ir entre comillas:

En el caso de las publicaciones en lengua extranjera, el artículo inicial (el, la) debe ir en cursiva si se conserva la grafía original, y en redonda cuando se traduzca:

Es incorrecto mantener ambos artículos:

Los títulos de toda clase de manifestaciones artísticas (escultura, música, pintura, etc.):

Los instrumentos pueden formar parte del título de la obra; compárense estos ejemplos:

Se pueden dejar en redonda ―aunque no se recomienda debido a que genera una excepción indeseable― algunas obras de arte clásicas o las obras musicales cuyo título sea meramente descriptivo (a menos que formen parte de una lista, en cuyo caso deben ir en cursivas, para unificar):

Los títulos de películas y los programas de radio y televisión:

Los nombres científicos de género y especie deben escribirse en cursiva (además, la primera palabra del nombre latino, o sea el género, de las especies vegetales y animales lleva mayúscula inicial):

Las notas musicales también irán en cursiva:

Las notas únicamente no irán en cursiva cuando formen parte del título descriptivo de una obra:

Las notas no irán en cursiva cuando formen parte de una frase hecha:

Hasta la publicación de la Ortografía de la lengua española (de 2010) se utilizaba cursiva en los nombres de aviones, barcos, naves espaciales, trenes, etc.[29]

Antes de 2010, si uno de estos nombres formaba parte de un título que ya figuraba en cursiva, se debía escribir entre comillas.

En cambio, cuando no se trata del nombre propio del aparato, sino de la marca, serie, modelo industrial o clase, irá en redonda:

Los programas científicos también van en redonda:

Los nombres de armas deben ir en redonda:

Todas las marcas deben ir en redonda:

Hasta la publicación de la Ortografía de la lengua española (de 2010) se utilizaba cursiva en los nombres propios de los animales.[29]

Los nombres de mascotas que actúan como personajes deben ir en redonda:

Antes de 2010, los nombres de los animales iban en cursiva, pero los nombres de los animales clásicos debían ir en redonda:

Los sobrenombres, alias vulgares y apodos se escribirán en cursiva solo cuando se escriben entre el nombre y el apellido:

En cambio el sobrenombre debe ir en redonda cuando no acompaña al nombre propio:

Cuando los apodos agrupan a dos o más personas, irán siempre en cursiva:

Los nombres históricos consagrados por el uso van en redonda:

Las palabras con que se designe a los seguidores de un político o de una doctrina no muy conocida en el medio donde se publica, deben ir en cursiva:

En cambio las palabras con que se designe a los seguidores de un político o de una doctrina bien conocida, deben ir en redonda:

Palabras, términos y expresiones en idiomas extranjeros no asimilados al castellano, incluidos los términos y locuciones latinas de uso poco habitual y nombres científicos de plantas, animales, etc.:

Las palabras extranjeras de uso habitual en español deben ir en redonda:

Deben ir en cursivas las palabras o expresiones que en el original en otro idioma aparezcan en español (y que deberán llevar una nota al pie aclarándolo):

Palabras o frases a las que el autor quiere dar un énfasis especial:

Pero el énfasis de algunas construcciones en inglés hay que traducirlo buscando una expresión equivalente en castellano, no poniendo una cursiva ajena al buen uso de nuestro idioma:

Palabras o expresiones jergales, dialectales o intencionadamente mal escritas:

Neologismos como contranovela o blogósfera.[31]

Palabras o expresiones usadas como metalenguaje:

El ortotipógrafo español José Martínez de Sousa dice lo mismo con respecto a los números en superíndice:

La escritura, en este caso, se hace con letra ordinaria, normal (ni fina ni negrita) y de redondo, aunque la cifra o la palabra a las que afecta estén escritas en negrita o de cursiva (las llamadas de nota son extratextuales). En los demás casos, la parte voladita o superíndice se grafía igual que la cifra o letra a que afecta:



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