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Jesse Pinkman



Jesse Pinkman es un personaje ficticio creado por Vince Gilligan e interpretado por Aaron Paul en la serie de Breaking Bad. Jesse es un traficante de metanfetaminas exalumno del protagonista de la serie, Walter White, quien se convierte en su socio para salvar a su familia debido a su cáncer de pulmón.

Jesse Bruce Pinkman nació en septiembre de 1984, en una familia de clase media alta en Albuquerque, Nuevo México. Debido a su drogadicción, Jesse tiene una mala relación con sus padres, quienes terminarán echándolo de casa. Por esto se muda con su tía Ginny, a quien cuida hasta su muerte debido al cáncer. Después de esto se le permitió quedarse en la casa (cuya propiedad, más tarde, pasó a los padres de Jesse), lo que le provoca una confrontación con su padre, al obligarlo este a abandonar la vivienda.

Pinkman era un mal estudiante en la escuela secundaria, en gran parte debido a su falta de atención y apatía. Walter White (Bryan Cranston), a quien Jesse casi siempre llama "señor White", fue su profesor de química. Walt le confiesa más tarde a Jesse que "nunca esperó mucho" de él,[1]​ aunque su madre (Tess Harper) recordará un día que ese profesor de química "debió haber visto un cierto potencial en Jesse y que lo trató de motivar, porque fue uno de los pocos maestros que a Jesse le importaba".[2]​ Pinkman más tarde cumple esa expectativa, debido a la producción de metanfetaminas, que Walt a regañadientes admite es tan buena como lo que él mismo produce, e incluso superior a la que fue producida por Gale Boetticher (David Costabile), con un grado avanzado en química. En "Say My Name", Walter se refiere a sí mismo y a Jesse Pinkman como "los dos mejores cocineros de metanfetamina en toda Norteamérica".

Cuando Walt acompaña a su cuñado, Hank Schrader (Dean Norris), durante una redada antidrogas de la DEA, ve a Jesse huyendo de la escena, con lo que de vuelta a la oficina termina concluyendo que Jesse es "el cocinero", un productor de metanfetamina al que Hank está investigando. Walt utiliza los registros de los estudiantes de la escuela secundaria para localizar a Jesse. Una vez que lo encuentra, habla con él utilizando el chantaje de que su cuñado es agente de la DEA, ya que quiere que le deje entrar en la producción y el comercio ilegal de drogas porque Walt ha pensado que quiere usar sus conocimientos en química para fabricar metanfetamina y dejarles así a su familia una herencia económica para cuando él muera. Walt utilizará sus conocimientos en química para cocinar una potente y pura metanfetamina que Jesse distribuirá y le da US$7.000 para comprar una autocaravana que utilizarán como un laboratorio de metanfetamina móvil. En la temporada 3 se explica que Jesse perdió la mayor parte del dinero mientras estaba de fiesta en un club nocturno, pero que uno de sus amigos, Christian "Combo" Ortega (Rodney Rush), le terminaría vendiendo la caravana de su familia por US$1.400.

Jesse está impresionado con la calidad del producto de Walt y se acerca a Domingo "Krazy- 8" Molina (Maximino Arciniega), un distribuidor de metanfetamina de Albuquerque, para intentar hacer negocios con él. Jesse no lo sabe y se piensa que solo es un distribuidor más pero Krazy -8 es un informante de la DEA. Cuando Krazy -8 viaja al desierto para conocer al dúo, su compañero Emilio Koyama (John Koyama), reconoce a Walt de la anterior redada de la DEA e intentan matar a Walt. Este les ofrece a cambio de su vida la fórmula de la metanfetamina, pero en vez de producir la metanfetamina, produce gas fosfina que mata a Emilio e incapacita a Krazy- 8. Al llegar a casa de Jesse, Walt le pide que compre un recipiente de plástico en el que disolver el cuerpo de Emilio con ácido fluorhídrico. Jesse, desconociendo que el ácido fluorhídrico es un potente corrosivo, disuelve directamente el cuerpo en una bañera del segundo piso, con lo que el ácido, que reacciona con todo menos con el plástico, disuelve la bañera y abre un agujero en el suelo del baño, que deja los restos de Emilio esparcidos por todo el piso de abajo. Después de limpiar la escena y de la eliminación de los restos de Emilio, se ven obligados a vender su producto ellos mismos. Más tarde Walt elimina a Krazy -8.

Walt y Jesse trasladan su laboratorio de la caravana al sótano de Jesse. Su producto rápidamente adquiere fama entre los bajos fondos de Albuquerque, tanto que se convierte en el foco de una nueva investigación realizada por Hank (el cuñado de Walt). Pero insatisfecho con la minúscula cantidad de dinero que Jesse está recogiendo, Walt le convence para encontrar un distribuidor de alta gama para su droga. Skinny Pete (Charles Baker), uno de los amigos de Jesse, le propone hacer trato con Tuco Salamanca (Raymond Cruz), un poderoso capo mexicano de la droga que opera en Albuquerque. Sin embargo, en su primera reunión Tuco, que es un personaje paranoico, violento e inestable, no confía en lo que Walt y Jesse le proponen y le pega una paliza tal a Jesse que lo manda al hospital. Walt, mientras Jesse está ingresado, se acerca en persona al cuartel de Tuco, ante quien se presenta utilizando por primera vez el sobrenombre de Heisenberg. Walt ofrece a Tuco una bolsa de metanfetamina que, en realidad, es un compuesto explosivo con el cual hace saltar por los aires una buena parte del local. Posteriormente, impresionado por el valor de Walt y por la calidad de su producto, Tuco acepta participar en el negocio. Walt y Jesse expanden sus operaciones robando un gran contenedor de metilamina, uno de los principales compuestos que se necesitan para la elaboración. Esto les permite producir una metanfetamina aún más pura y en grandes cantidades.

La segunda temporada comienza con Walt y Jesse entregando un nuevo lote a Tuco, quien en otro de sus arranques violentos ataca sin sentido a uno de sus secuaces, No Doze, mientras ambos observan atónitos y sin poder ayudarlo. Después la DEA lleva a cabo una redada en su base de operaciones de Albuquerque. Tuco, cada vez más paranoico, cree que Walt y Jesse son confidentes de la DEA. Secuestra a la pareja y los lleva a una remota casa en el desierto donde cuida de su tío enfermo, un antiguo narcotraficante llamado Héctor Salamanca (Mark Margolis), ahora en silla de ruedas y mudo por una apoplejía. Allí, Walt y Jesse pasan retenidos contra su voluntad varios días. Tuco manifiesta su voluntad de llevarlos a un "superlaboratorio" en México para que desde allí cocinen la metanfetamina bajo la supervisión de gente de su clan. Sin embargo los dos escapan después de una pelea con Tuco en la que este último sale con un disparo. Walt y Jesse escapan de la escena y ven llegar a Hank, que ha llegado a la casa buscando a su cuñado, quien lleva desaparecido varios días, siguiendo la pista de Jesse, porque sospecha que encontrando a Jesse puede encontrar a Walt (utilizando el localizador del coche de Jesse). ya que todos creen que Jesse le vende marihuana a Walt para su uso terapéutico. Cuando Hank llega a la casa, Jesse y Walt están escondidos y Hank confronta fatalmente a Tuco, recibiendo un disparo. Walt y Jesse vagan por el desierto antes de volver a la civilización. Por desgracia, el coche y el dinero de Jesse son retenidos por la DEA.[3]

Al darse cuenta de que las autoridades lo van a rastrear, Jesse pide ayuda a su amigo Brandon "Badger " Mayhew (Matt L. Jones) para quitar de enmedio el laboratorio. Trasladan el laboratorio de la casa de Jesse a la autocaravana. La autocaravana es posteriormente retirada por la grúa por el primo de Badger, Clovis (Tom Kiesche) y se queda almacenada en un depósito de vehículos. Para retirarla tienen que abonar la multa de US$1000. Para colmo de males Jesse descubre que ha sido desalojado de su casa, ya que sus padres son los dueños legales y han descubierto que se estaba cocinando metanfetamina en el sótano. Incapaz de encontrar a alguien con quien quedarse y con las pocas pertenencias que tiene, se cuela en el estacionamiento de Clovis y se mete en la autocaravana donde termina cayendo rendido y exhausto (" Down").[4]​ Ante tal panorama Jesse, quien había decidido que no le merecía la pena seguir cocinando con Walt, por el riesgo que estaba asumiendo después del secuestro en casa de Tuco, finalmente acepta trabajar de nuevo con Walt. Se compra un discreto coche, un Toyota Tercel y encuentra un nuevo apartamento. La propietaria, Jane Margolis (Krysten Ritter), es una chica de 26 años de edad, tatuadora y también, como Jesse descubre más adelante, drogadicta en recuperación. Dado que vive en el apartamento contiguo, entablan amistad y no pasa mucho tiempo antes de que ella y Jesse terminan teniendo una relación sentimental. Jane oculta esta relación de su padre, Donald (John de Lancie), quien es el verdadero dueño de su edificio, ya que sabe que desaprobará esa relación.

Jesse cae en una depresión cuando Combo es asesinado por narcotraficantes rivales. Esa depresión hace al principio que consuma cristal y sin querer provoca que Jane, que estaba rehabilitándose de su adicción, recaiga de nuevo en las drogas, ella empieza a consumir heroína de nuevo junto con él. Jesse cae en un estado de apatía y de dejadez personal y emocional, que le afecta laboralmente y que influye en la relación de Walt con otros traficantes, estando incluso a punto de perder una transacción por valor de $1,2 millones con un potente traficante de metanfetamina llamado Gus Fring (Giancarlo Esposito). Walt toma una drástica decisión y retiene la mitad del dinero de Jesse, de alguna manera obligándolo así a que acepte ir a rehabilitación, cosa que sin embargo hace que ambos terminen enfrascándose en una potente discusión. Cuando Jane se entera decide chantajear a Walt para que le de a Jesse su parte y para que los deje en paz, ya que ambos tienen la intención de utilizar el dinero para escapar a Nueva Zelanda. Walt irrumpe en el apartamento mientras Jesse y Jane están en pleno subidón por haberse inyectado heroína, medio dormidos y totalmente drogados. Accidentalmente Walt provoca que Jane, que estaba dormida de costado, se de la vuelta hasta quedar bocarriba y ella empieza a toser y a vomitar (efecto secundario del subidón de heroína). Al estar bocarriba sus vías respiratorias se colpasan por el vómito y no puede respirar, por lo que empieza a ahogarse. Jane termina muriendo ahogada con su propio vómito mientras duerme, ya que al estar tan colocada ha perdido el reflejo involuntario de despertarse por la tos. Jesse, inconsciente igual, no se entera de que Jane se está ahogando a su lado en ese mismo momento y duerme al lado de ella. Walt obseva la escena sin intervenir ni hacer nada por ayudar a Jane (ya que se intuye que piensa que si Jane desaparece podrá seguir influyendo sobre Jesse) abandonando la casa cuando ella finalmente muere. Cuando Jesse despierta, se da cuenta de que su novia ha muerto. Jesse enloquece pensando falsamente que ha dejado morir a su novia. Mike, el guardaespaldas de Gus, llega a la casa antes que la policía y descubre a Jesse llorando desconsolado culpándose a sí mismo por la muerte de Jane. Lo alecciona acerca de lo que tiene que decirles ("me desperté, ya estaba muerta, no sé nada más") y limpia la escena de posibles objetos que lo puedan relacionar con Gus o con Walt, antes de marcharse y deja a Jesse esperando a la policía. La muerte de Jane le hace caer en una espiral autodestructiva en la que el dolor y la culpa lo dejan completamente abatido durante semanas. Walt, más preocupado por perder a su potencial ayudante (aunque interiormente preocupado por el estado de Jesse), lo busca por toda la ciudad hasta terminar dando con él semi incosnciente y drogado en un fumadero de crack, de donde lo saca con la ayuda de Mike para ingresarlo en una clínica de rehabilitación.

Mientras está en rehabilitación, Jesse trata de lidiar con todo el proceso psicológico y psíquico de la muerte de Jane y de sus problemas morales por trabajar en el mundo de la droga y asesorado por un consejero (Jere Burns), comienza a aceptarse a sí mismo por lo que es para poder así asumir la culpa de lo que él cree que le ha ocurrido a Jane. Allí además se ha enterado de que el padre de ella, un controlador aéreo, por la depresión por la muerte de su hija inconscientemente ha provocado un accidente aéreo en el que dos aviones ha colisionado en el aire en pleno Albuquerque. Walt visita a Jesse, quien le dice que ha seguido el consejo del asesor y se aceptado a sí mismo como el "chico malo" que es, inconsciente de la culpabilidad de Walt. Jesse abandona la rehabilitación limpio y sobrio, pero emocinalmente enfurecido consigo mismo. En ese estado de amargura interior se dispone a resolver asuntos pendientes. En primer lugar, con la ayuda de su abogado Saúl Goodman (Bob Odenkirk), Jesse se propone vengarse de sus padres por haberlo echado de la casa de su tía y sin que sepan que es él quien está detrás, Saul los chantajea con contar de forma pública que esa casa tenía un laboratorio de drogas en el sótano, para que le vendan la casa a un precio bastante inferior.

Mientras, Hank deduce correctamente que la autocaravana de Jesse es el laboratorio de metanfetamina móvil utilizado por Heisenberg y se dispone a confiscarla, aunque sigue sin saber que Walt es Heisenberg, así que cada cosa que le cuenta a su cuñado se la está contando al verdadero Heisenbeg sin saberlo. Cuando Walt se entera de los planes de Hank, Walt y Saul le engañan haciéndole una llamada de emergencia falsa para avisarlo de que su esposa Marie está en el hospital, algo que les da a Walt y a Jesse tiempo para tratar de destruirla en un compactador de chatarra. Al verse engañado, un Hank enfurecido busca a Jesse y le da una paliza, lo que le lleva a sufrir una amonestación por abuso de poder y una suspensión temporal de la DEA. Mientras que Jesse se encuentra hospitalizado, Walt -que había sido contratado por Gus como cocinero- convence a Gus para renovar su asociación. Dado que Gus no quiere dejar de tener la exclusividad sobre la metanfetamina de Walt, acepta las condiciones de ese, que le exige aceptar a Jesse como su ayudante, a pesar de su aversión por Jesse. Jesse y Walt durante meses cocinan grandes cantidades de metanfetamina en un superlaboratorio bajo tierra propiedad de Gus Fring, camuflado bajo una lavandería industrial propiedad de una empresa llamada Madrigal, ganando así ambos mucho dinero.

Jesse empieza una relación sentimental con Andrea Cantillo (Emily Rios), una madre soltera en desintoxicación de la metanfetamina, a quien conoce de sus reuniones de Narcóticos Anónimos. Con el tiempo se descubre que su hermano de once años, Tomás, había sido obligado a matar a su amigo Combo en nombre de dos distribuidores de la competencia. Esa revelación afecta enormemente a Jesse, quien desde lo de Jane no hace más que tener dudas internas, y trama un plan para matar a los que asesinaron a Tomás. Jesse planea utilizar ricina de Walt pero se ve obligado a abortar su plan después de enterarse de que los distribuidores que ordenaron el asesinato de Combo son empleados de Gus. Sin embargo después que Tomás es encontrado asesinado, Jesse toma la determinación de matarlos, esta vez sin dar marcha atrás. Walter salva a Jesse de los dos narcotraficantes en el último momento, matando a uno atropellándolo y disparando fatalmente a otro en la cabeza, evitando así que Jesse tenga que dar después explicaciones a Gus y a la vez cumpliendo los deseos de Jesse de verlos muertos, porque para Walt es más importante su producto y su dinero que los problemas morales de Jesse.

Jesse se esconde por un tiempo, para evitar la ira de Gus y este lo reemplaza con Gale Boetticher, el anterior asistente de Walt en el superlaboratorio. Walter se da cuenta de Gus está planeando poner a Gale de maestro cocinero de la metanfetamina, para librarse de él. Para evitar esto, Walter planea matar de forma preventiva a Gale y que Gus se quede sin cocinero suplente. Jesse, sin éxito, le sugiere a Walt ir a la policía en su lugar. Cuando Walt es acorralado por los hombres de Gus Mike Ehrmantraut (Jonathan Banks) y Victor (Jeremías Bitsui) en el superlaboratorio, Jesse, alentado por Walt, (que le dice que es la única salida que tienen) se ve obligado a matar a Gale él mismo, enfrentándolo en su apartamento. A pesar de las súplicas de Gale y sus propias reservas, entre lágrimas Jesse le dispara y lo mata.

Inmediatamente después del asesinato de Gale, Walter y Jesse son llevados de vuelta al superlaboratorio, donde Gus les hace una advertencia, asesinando a Víctor delante de ellos, para que sepan de lo que es capaz de hacer si Walt sigue intentando hacer las cosas por su cuenta. Jesse ignora los temores de Walt acerca de que Gus está planeando matarlos, porque después de haber matado a sangre fría a un hombre (Gale) ya le da igual todo y se sume en un estado catatónico. Como se siente atrapado en esa vida que cada vez quiere menos, quiere dejar de pensar e intenta no escuchar a su yo interior ni hacerle caso a su sensación de culpabilidad, para lo cual monta fiestas rave en su casa con música electrónica y drogas, invitando a cualquiera que pase por la calle. Pero en sus momentos de lucidez piensa en las personas a las que quiere y por ello quiere salvar a Andrea, dándole dinero e instándola a salir de Albuquerque con su hijo, Brock. Jesse se vuelve cada vez más indiferente a lo que sucede a su alrededor y roba metanfetamina del superlaboratorio para alimentar sus fiestas.

Mike informa Gus de los robos de Jesse, pero este en lugar de ordenar su ejecución lo envía con Mike a las colectas del dinero de los traficantes que Mike realiza. Se entiende que Mike ve el fondo bueno del chico y le pide a Gus que le de una oportunidad y que se presta él mismo a ayudarlo. En su primera recogida, Jesse ve a un hombre que se acerca al coche con una escopeta intentando robarles y Jesse inmediatamente lo intenta enfrentar. Se pone de manifiesto que el hombre de la escopeta estaba trabajando para Mike y que todo no era más que una prueba para Jesse, una prueba que Mike dice que ha terminado superando, demostrando su coraje y su leltad. Walt, sin embargo, que piensa que Mike se llevó a Jesse para eliminarlo, aliviado encuentra Jesse en el laboratorio, pero se sorprende cuando este le dice que ya no cuente más con su ayuda en el superlaboratorio porque va a hacer más trabajos con Mike (con quien Jesse parece haber conectado y quien le hace sentirse valorado). Y es que al contrario, con Walt se siente cada vez más manipulado. Cuando Walt le habla a Jesse de su sospecha de que el incidente en el callejón estaba amañado para que se sienta manipulado por Mike y Gus, Jesse, al contrario de lo que Walt esperaba, reacciona con hostilidad y desdén hacia él, haciéndole ver que no le importa lo que Walt opine y que no va a cambiar de opinión. Eso provoca que Walt de nuevo piense de forma egoísta y se autoconvence de que el cambio de mentalidad de Jesse es otra treta de Gus para minar su confanza, para dejarlo sin aliados y para tratar de romper su asociación con Jesse, lo que hace que Walt empiece a aumentar sus deseos de venganza hacia Gus y su odio hacia él. Por el contrario, Jesse se siente cada vez más cómodo en su nueva tarea con Mike y durante una misión, que implica la recuperación de una bolsa robada del producto, Jesse muestra cierta astucia inesperada, por conseguir que un adicto a la metanfetamina en lugar de atacarlos se fije en cavar un hoyo en el patio, dejándole la zona libre para poder así desarmar al que les iba a atacar. Se gana así cada vez más el respeto de Gus, quien parece que poco a poco va comprendiendo que Jesse es un buen tipo lejos de la mala influencia de Walt. Esto lleva poco a poco a que Jesse vuelva a recuperar la confianza en sí mismo y a que vaya ganando cierta estabilidad emocional, volviendo a asistir a rehabilitación, lo que hace que vuelva con Andrea y su hijo Brock, a quien empieza a tratar como a un hijo.

Walt sin embargo no ceja en su empeño y cada vez está más obsesionado con eliminar a Gus. Convence a Jesse de matarlo, envenenándolo con un vial de ricina y se vale una vez más del poder que ejerce sobre Jesse para convencerlo de que sea Jesse quien lo haga. Jesse oculta la ricina en un cigarrillo y se dispone a envenenar a Gus en una reunión, pero se abstiene de hacerlo al darse cuenta de que podía envenenar a otros terceros presentes. Es una prueba más de que Jesse piensa cada vez más por sí mismo y está cada vez más cansado de sentirse manipulado por Walt. Tanto es así, que en una de sus reuniones de Narcóticos Anónimos, Jesse se rompe y revela que solo asiste para vender a todo el mundo metanfetamina. Pero Walt sigue ejerciendo influencia sobre Jesse de vez en cuando. Cuando se entera de que Hank está investigando a Gus, presiona de nuevo al chico para que vuelva a intentar matar a Gus, pero cuando ve un mensaje de texto, que implica que Jesse ha estado mintiéndole acerca de no intentar envenenarlo, es Walt quien termina enfurecido por lo que considera una deslealtad de Jesse hacia él. Walt coloca un dispositivo de rastreo en el coche de Jesse y así rastrea sus movimientos, convenciéndose de que Gus y Jesse están asociados contra él y se enfrenta a Jesse por su traición, provocando una pelea entre los dos, que gana Jesse dejando malherido a Walt.

Gus cada vez confía más en Jesse y junto a Mike viajan los tres a México con el fin de que Jesse enseñe la fórmula de Walt a los químicos del cártel. Jesse deja a todos impresionados con su habilidad y Gus aparentemente lo arregla todo para dejar a Jesse allí. Durante una fiesta que dan en casa del capo para celebrar esta nueva asociación, Gus utiliza una botella de tequila previamente envenenada para matar a la plana mayor del cártel, incluyendo a don Eladio (Steven Bauer), con quien tenía una vieja venganza pendiente. Después, Gus ofrece contratar a Jesse como su cocinero a tiempo completo. Jesse, al contrario de Walt, tiene aún algo de sentido común y acepta con la condición de que Gus deje vivir a Walt. Tiempo después la esposa de Walt, Skyler White (Anna Gunn) busca la protección de la DEA y Gus utiliza esta información para retratar a Walt como informante, en un intento de fomentar la brecha entre él y Jesse. Walt va a casa de Jesse para pedirle ayuda con este nueva problema pero Jesse lo echa sin miramientos porque aunque lo ha protegido frente a Gus, no quiere volver a saber nada más de él y está cansado de su manipulación.

Poco después, Brock cae misteriosamente enfermo. Jesse supone que Brock ha sido envenenado con ricina e inmediatamente asume que Walt está detrás del envenenamiento. Tal es su rabia que se presenta en su casa para enfrentarse a él a punta de pistola. Sin embargo Walt convence a Jesse que ha sido Gus quien envenenó a Brock, alegando la insensibilidad para matar niños que previamente había demostrado (Tomás) y aunque con reticencias, temina creyendo a Walt.

Luego Jesse le habla a Saúl sobre las visitas de Gus a la residencia de ancianos donde ahora vive Héctor Salamanca, algo de lo que Walt se termina enterando. Este hecho lo conduce a visitar a Héctor, pero con una intención muy clara: convencerlo de que debe ayudarlo a asesinar a Gus, utilizando los deseos de venganza de Héctor sobre Gus por la muerte de don Eladio en México. Unos días después Gus vuelve a la residencia con intención de decirle que sus familiares y amigos mexicanos han muerto todos, y Hector activa una bomba instalada en su silla de ruedas, que Walt le ha ayudado a instalar previamente, suicidándose y asesinando a Gus al mismo tiempo. Después de enterarse de la muerte de Gus, Walt corre en busca de Jesse para destruir entre los dos el superlaboratorio de Gus.

Después de que destruyan el superlaboratorio, Jesse casualmente le cuenta a Walt que según los médicos, Brock no fue envenenado por ricina, sino que la ricina los puso sobre la pista de otros posibles venenos, y que descubrieron que Brock había comido unas bayas llamadas Lirios del Valle, una planta ornamental común en los jardines pero muy venenosa si se ingieren sus frutos. Jesse interiormente empieza a atar cabos, y se da cuenta de que Gus no pudo haber envenenado a Brock con esa sustancia, pero Walt, que solo quiere seguir encubriéndose a sí mismo, le asegura que matar a Gus era algo que tenían que hacer. La escena final de la cuarta temporada muestra una maceta de Lirios del Valle en el patio de Walt, lo que sugiere que fue Walt quien había envenenado a Brock para hacerle daño a Jesse en venganza por no haberlo ayudado a matar a Gus.

Después del asesinato de Gus, tanto Walt como Jesse descubren que la DEA ha descubierto los restos del superlaboratorio y ha adivinado las conexiones de Gus con el tráfico de metanfetamina, con lo que las grabaciones de las cámaras de seguridad del laboratorio están ahora en manos de la policía y maquinan un plan para destruirlas antes de que puedan ser utilizadas. Para ello, necesitan la ayuda de Mike, que aún se está recuperado de la herida de bala que recibió en la visita a México. Al día siguiente, quedan en el desierto para elaborar el plan, pero Mike se enfrenta a Walter por haber asesinado a Gus y Jesse se interpone entre los dos para acabar con la disputa. Después de las discusiones entre Walter y Mike, Jesse tiene una idea: utilizar un imán para atraer el portátil situado en la sala de pruebas, inutilizando magnéticamente su disco duro y destruyéndolo desde dentro. Acuden al vertedero de Old Joe, donde consiguen un imán de una de las grúas y hacen una prueba que sale bien. Mike consigue que Walter y Jesse entren en la comisaría sin ser vistos. Aparcan al lado de la sala donde guardan las pruebas y Walt activa el imán. Por la fuerza magnética y la potencia del imán todos los objetos almacenados en la sala empiezan a caer al suelo. Los policías activan la alarma, lo que provoca un gran nerviosismo a Jesse, que cree que serán descubiertos. Walt sube al máximo la potencia magnética (provocando que el camión se incline hacia la sala de pruebas) para inutilizar absolutamente todas las pruebas y acto seguido Jesse y Walt abandonan el camión antes de que los agentes los descubran.

En otra escena, se muestra a un hombre de negocios alemán, de la empresa Madrigal, que se suicida justo antes de que unos policías vayan a detenerle por estar relacionado con el negocio de Gus. Y es que después se sabe que Los Pollos Hermanos es una empresa filial de Madrigal (para ocultar evidencias y evadir impuestos). Después del gran éxito con el imán de grúa, Jesse comienza a sospechar que fue Walter quien envenenó a Brock, pero no tiene pruebas reales. Walt se da cuenta de que Jesse está sospechando de él y hace una pantomima para que Jesse termine convenciéndose de su inocencia: le pide a Jesse que le ayude a buscar el cigarro con el vial de ricina que le ha desaparecido. Cuando Jesse encuentra un falso cigarro puesto por Walter, en el robot que limpia la su propia casa, automáticamente se pone a llorar y le pide disculpas a Walt por haber dudado de él.

Más adelante tanto Walt como Jesse pretenden convencer a Mike para que se una a su equipo, y pese a sus iniciales negativas, este finalmente decide ser su socio en el mundo de la metanfetamina. Seguidamente visitan a Saul Goodman para hablar de cómo funcionará el negocio a partir de ahora. Pactan que Mike se encargue del negocio, mientras que Walter y Jesse se encargarán de la producción de la droga. Los tres socios, junto con Saul, quieren encontrar otro lugar donde poder cocinar tranquilamente y sin utilizar una caravana. Saul les muestra una serie de lugares donde poder cocinar, pero ninguno es válido para realizar el negocio, hasta que Walter tiene la idea de utilizar las casas desalojadas por problemas de plagas y Saul les habla de una empresa llamada Vámonos Pest (que en realidad está integrada por una banda de ladrones que mientras están "fumigando", roban con total impunidad en las casas que fumigan). La idea pasa por cocinar en las casas justo antes de su fumigación, y así no existirá un lugar fijo que la DEA pueda rastrear o donde los pueda encontrar, además de que los gases producto de la cocción quedarían disimulados porque pasarían perfectamente por gases de la fumigación. Saul les dice que los trabajadores de la empresa de fumigación han accedido a este trato y no dirán nada a la policía de lo que Walter y Jesse hagan en las casas, a cambio de un acuerdo económico por cada casa utilizada. Mike, como el gestor del negocio, habla con los trabajadores de Vámonos Pest y les comenta que de vez en cuando se encontraran con Walt y Jesse en las casas y que bajo ningún concepto podrán interferir en su trabajo. Los dos amigos de Jesse, Badger y Skinny Pete, son enviados a comprar cajas de transporte de instrumentos en una tienda de música, que se utilizarán para transportar la maquinaria para cocinar y que serán transformadas para que parezcan de la empresa de fumigación. Badger y Skinny quieren volver al negocio que tiene entre manos Jesse, aunque este último no les hace mucho caso. Mientras tanto, Walter se reúne en casa de Jesse para acabar de concretar el funcionamiento del laboratorio transportable, momento en que la novia de Jesse, Andrea, y su hijo Brock llegan a la casa para cenar y acaban invitando a Walter para que se una a ellos. A la mañana siguiente, Walt y Jesse empiezan a cocinar en una casa que va a ser fumigada y el plan funciona correctamente. En un momento de descanso, Walt habla de Andrea a Jesse, y en una especie de paralelismo con su situación con Skyler, le comenta que debería decirle a su novia en qué trabaja si realmente confía en ella, y que si ella no lo entiende es porque no lo quiere lo suficiente y por lo tanto debería terminar dejándola. Jesse, otra vez manipulado por su compañero, llega a su casa triste y Andrea nota que pasa algo. Así de nuevo, Walt trata de sembrar la duda en Jesse, porque ve a Andrea como rival y sembrando esa duda sobre Jesse tratará otra vez de separarlo de la gente que puede quitarle la influencia que tiene sobre él.

Al cabo de un tiempo, los tres socios se reúnen en la base de Vámonos Pest para repartir beneficios y Walter se percata que los beneficios se han reducido porque Mike coge una parte del dinero para dársela a todos los hombres relacionados con Gus, que están en la cárcel y a los que Mike sigue comorándoles su silencio. Walt no está dispuesto a perder dinero porque además piensa que son acuerdos de Gus anteriores a él, por lo que de ninguna manera él tiene por qué asumirlos. Mike le dice que si no les paga, destaparan todo el negocio que tenía con Gus y que acabarán en la cárcel. Después de una intensa disputa, Jesse se ofrece a dar la parte que le falta a Walter de su propia parte. Pero Walt planea deshacerse de todos ellos y pone en marcha su plan.

Aunque producen menos cantidad de metanfetamina que en la empresa de Gus, Jesse considera que la empresa va bastante bien, a diferencia de Walt, quien cada vez es más ambicioso y considera que deberían producir aún más. Aparece el personaje de Lydia Rodarte-Quayle (Laura Fraser), una ejecutiva de Madrigal que es quien secretamente lleva los negocios de metanfetamina en los que la multinacional trabaja y que es la supervisora de la venta y distribución de la droga en la República Checa. En ese momento, es detenido el empleado de Madrigal que proporcionaba a Lydia los barriles de metilamina con los que cocinaban la metanfetamina. Sin ese componente, no se puede producir el producto, así que Mike decide enviar a Jesse a Houston junto con Lydia, para que obtengan un barril de metilamina de un intermediario que conocen. Cuando están a punto de llevárselo, Jesse se da cuenta de que dentro del barril hay un localizador GPS y a tiempo, no se lo llevan. Es la DEA quien ha puesto el GPS, pero Mike cree que lo ha colocado Lydia para salir del negocio ya que tiene miedo a ser descubierta. Lydia se defiende, argumentando que ella no ha marcado los barriles. Pero Mike opina que debería ser eliminada. Jesse se opone a esa idea, ya que no quiere más muertes que cargar en sus espaldas y le pide ayuda a Walt para que se ponga de su parte. Walt apoya a Jesse, aunque por motivos bien distintos: le da igual lo que le pase a Lydia; solo está preocupado por el negocio. Jesse, le agradece que le haya apoyado y como forma de agradecérselo le regala para su 51 cumpleaños un reloj de pulsera. Aunque luego se descubre que Lydia es inocente, Mike sigue diciendo que es mejor eliminarla. Lydia les dice que pueden conseguir mucha metilamina si roban un tren que lleva mucha cantidad de ese componente químico para otros procesos industriales porque ella conoce el recorrido de ese tren, con lo que puede ayudarles a robarlo. Jesse, Walt y Mike deciden robar parte de la metilamina, para lo que cuentan con la ayuda de Todd Alquist (Jesse Plemons), empleado de Vamonos Pest y Kuby (Bill Burr), un matón que trabaja para Saul. El plan, inspirado en las películas del oeste, es que al paso del tren por una zona deshabitada, Kuby finja tener una avería en su coche justo en medio de la vía para detener el tren y que permita que Jesse se sitúe debajo para robar la metilamina enganchando al vagón unos tubos que conecten el producto con unos grandes grandes bidones enterrados previamente y para no levantar sospechas, sustituir a continuación el volumen robado por agua. El plan parece tener éxito, pero descubren que un niño que paseaba con su bici por la zona, ha visto el robo y Todd, sin pensárselo dos veces, dispara a bocajarro al niño, que los mira atónitos, sin entender lo que esos hombres estaban haciendo. Esa falta de escrúpulos por parte de Todd deja a Jesse atónito, ya que sigue muy sensibilizado aún con todo lo que le pasó a Brock. Jesse desarrolla una animadversión profunda hacia Todd y no confía en él. Después de deshacerse del niño, Jesse se pelea con Todd por haber matado al niño y tanto Mike como Walter, que están de acuerdo con Jesse, deciden mantener a Todd vigilado por sus actos pero no toman demasiado partido en el asunto, sobre todo Walt, que ve en Todd un potencial y útil asesino a sueldo, por el carácter psicopático de Todd. Posteriormente Walt y Jesse se disponen a cocinar de nuevo, mientras en televisión anuncian la desaparición del niño, lo que hace que Jesse se sienta muy culpable y se entristece. Walt se ofrece a acabar de cocinar él mismo esa tanda. Mientras Jesse se dispone a marcharse oye a Walt silbar sin importancia. Este detalle le afecta mucho, que no comprende cómo Walt se ha vuelto tan insensible, hasta el punto de que no le ha dado importancia a lo sucedido con el niño. Eso es la gota que colma el vaso de Jesse, que se ha cansado de esta vida.

Al día siguiente, tanto Mike como Jesse hablan con Walt, diciéndole que quieren dejar el negocio, Jesse porque ya no puede más y Mike porque en realidad nunca quiso entrar y no termina de confiar plenamente en Walt, quien al contrario de Gus es una persona avariciosa, egoísta y descuidada y ya no quiere tensar más la cuerda de fallos, porque sabe que terminarán cogiéndolos; así que deciden vender su parte de la metalamina a Declan, un contacto en Phoenix, y cada uno recibirá 5 millones de dólares. Declan (Justin Louis Ferreira) quiere que el negocio de la metanfetamina azul desparezca y solo accederá a cumplir el trato si todos los componentes de la empresa se retiran, incluido Walt. En esa misma noche, Jesse visita a Walt para convencerlo de que ha llegado el momento de dejarlo, que ya han ganado suficiente dinero y que Walt le dejará a su familia más del que podrá gastar (que era su principal motivo desde el principio). Pero Walt se niega. Walt ya no es el que era y sus motivos para seguir en este negocio hace tiempo que cambiaron. Aparecen los viejos fantasmas de Walt, porque para él ya no es cuestión de dinero solamente: por una vez está haciendo algo importante, algo en lo que sin él no se puede continuar y su ego se ha vuelto incontrolable. Ya no es el pusilánime que fue y al contrario de lo le pasó con su antigua empresa Gray Matter, no está dispuesto a cederle su parte a nadie. A la mañana siguiente, Walter intenta robar la metilamina para seguir él sin Jesse ni Mike pero es sorprendido por este último, que lo esposa a un radiador para que no robe el producto. Pero Walt consigue soltarse y lleva a cabo el robo. Cuando Mike lo descubre, pretende matar a Walt y Jesse intenta convencerlo de que no lo haga, justificando que deben escucharlo porque Walt tiene una idea que puede beneficiar a los tres. Cuando se reúnen con Declan, Walt le propone ganar un 35% de los beneficios de la metanfetamina azul si acepta distribuirla. Walt y Jesse discuten porque Walt intenta convencerle de que no se vaya del negocio. Jesse no quiere volver porque no puede aguantar más asesinatos de gente inocente. La DEA descubre al abogado de Mike en el banco depositando todo el dinero de la droga y Mike, que ya está cansado, decide escapar antes de ir a la cárcel y quitarse de en medio. Walt se ofrece a llevarle una bolsa para su huida, pero cuando se reúnen empiezan a discutir y Walt, en un ataque de ira dispara a Mike y aunque no era su intención, piensa que es mejor para él que Mike desaparezca y lo abandona, dejándolo morir. Cuando Walt y Todd intentan deshacerse del cuerpo de Mike en la sede de Vámonos Pest, Jesse llega para preguntarle a Walt si Mike ha huido porque no ha vuelto a saber de él. Walt sin remordimiento alguno, miente y le responde que sí, que se ha ido.

Dos meses después, Walt hace una visita a Jesse para convencerle de nuevo a que vuelva al negocio. Jesse se niega otra vez. Cuando Walt se va de su casa, Jesse descubre dos bolsas llenas de dinero que Walt le ha dejado para convencerlo de cambiar de opinión. Jesse decide llevar las bolsas a las oficinas de Saul, para que Saul le entrgue una de ellas a la nieta de Mike y la otra a los padres del niño que Todd asesinó. Saul le dice que no lo quiere hacer e intenta convencer a Jesse de que ese acto es una imprudencia y que podría ser descubierto por la DEA. Jesse acaba decidiendo que le entregará el dinero a Walt porque considera que es “dinero sangriento” que no quiere y le desvela a Saul sus sospechas de que Walt asesinó a Mike, aunque Saul lo niega rotundamente. Por la noche, Jesse atormentado por todo, decide ir a un barrio pobre a tirar por la calle todo el dinero de las bolsas. La policía es avisada y acaba llevándose a Jesse a la comisaría, y cuando Hank se entera de que Jesse está detenido se persona para interrogarlo. Hank le revela a Jesse que ha descubierto que Heisenberg es Walt y le dice que quiere su ayuda para conseguir las pruebas que le permitan detenerlo. En medio de la conversación aparece Saul, como abogado de Jesse, y hace que Hank se vaya de la sala. Una vez a solas, abronca a Jesse porque le advirtió de que podría poner en peligro a los demás. Walt se reúne con Jesse y Saul en el desierto y Jesse le cuenta a Walt que su cuñado sabe la verdad. Le dice que Hank quería que le delatase, pero que no lo ha hecho, y le cuenta que cree por ahora solo Hank es el único en toda la DEA que sabe quién es Heisenberg.

En esas, Walt convence a Jesse para que se vaya de la ciudad, para que huya, se esconda y desaparezca. Jesse, muy cansado, se enfrenta a Walt y le exige que deje de utilizarlo, que está cansado de que lo manipule y que ya no puede más porque cree que lo único que Walt quiere es quitarlo de enmedio y que no se preocupa por él, como él se preocupa de Walt. Pero Walt le dice que de verdad, opina que lo mejor que puede hacer Jesse es desaparecer; que se vaya. Saul contacta con un hombre especializado en ocultar a personas, que hará desaparecer a Jesse para siempre. Jesse accede ya que llegados a este punto solo quiere desparecer e irse para siempre. Pero esperando a que venga el contacto de Saul, se pone a repasar mentalmente muchos de los últimos acontecimientos, ata finalmente los cabos sueltos y se da cuenta de que Walt fue quien trató de matar a Brock y no Gus. Enfurecido por el descubrimiento y por todas las mentiras de Walt, se va en dirección de las oficinas de Saul y empieza a golpearle y a punta de pistola obliga a que Saul confiese que fue Walt quien envenenó a Brock. Después de que Saul confiese la verdad, Jesse se dirige a casa de Walt con un barril de gasolina para incendiarle la casa, cuando es sorprendido por Hank. El agente de la DEA no lo detiene, sino que lo lleva a su propia casa para que descanse, ya que quiere convencerlo de que colabore con la DEA. Más tarde se reúnen con Gómez, mientras Jesse accede a que graben toda su confesión delantando a Walt. Después de la grabación, Hank enseña a Jesse un mensaje de Walt en el que le dice que se reúnan en la Plaza Cívica de Albuquerque. Tanto Jesse como Hank piensan que puede ser una trampa para matarlo, aunque Hank no cree que lo vaya a hacer en un lugar público. Cuando va a reunirse en la plaza con Walt, Jesse cree que hay un matón y con intención de distraerlo de Hank decide llamar a Walt desde una cabina para decirle que va a por él y se encargará de arruinar su negocio. Jesse convence a Hank de que hay una forma mucho mejor para descubrir a Walt: cree que la mejor forma para conseguir pruebas del negocio de Walt es encontrar su dinero, pero no saben dónde está. Así que Hank decide llevar a Huell, un empleado de Saul, a una casa franca y le dice que está en peligro porque Walt lo está buscando para matarlo y que si no le dice donde tiene escondido Walt el dinero no lo va a ayudar. Para que Huell se crea la mentira, Hank le enseña una foto previamente preparada, donde se ve a Jesse muerto. Ante esta foto, Huell se derrumba y confiesa que solo sabe que alquiló una furgoneta con seis barriles y que cuando la devolvió estaba llena de arena. Hank deduce que Walt tiene enterrado el dinero y decide hacer una foto a un barril y fingir que lo ha encontrado, para ver si así pueden dar con Walt. Jesse le envía un mensaje a Walt con la fotografía. Walt enloquecido llega hacia al lugar donde tienen escondido el dinero, atrayendo a Jesse, Hank y Gómez al desierto. Cuando al fin capturan a Walt, Jesse reconoce el lugar: fue el lugar donde cocinaron por primera vez. Pero en ese instante, aparecen dos coches que pertenecen a Jack Welker (Michael Bowen), el tío de Todd y su grupo de neonazis, a quien Walt llamó previamente al verse en peligro y necesitado de protección. Cuando Walt descubre que Hank está presente intenta convencer a Jack y a su grupo de que se vayan para que no hagan daño a su cuñado, ofreciéndoles dinero a cambio, pero ya es demasiado tarde y Jack y los suyos provocan un tiroteo donde acaban muriendo Hank y Gómez. El grupo de neonazis acaba robando el dinero de Walt. Tal es la rabia de Walt que delata a Jesse, quien estaba escondido durante el tiroteo, para que lo asesinen a él también. Sin embargo Todd convence a su tío de que Jesse es más valioso vivo, ya que sabe cómo cocina la metanfetamina de Walt y en lugar de matarlo se lo llevan secuestrado. En ese momento, y cegado por la ira, Walt le confiesa su mayor secreto a Jesse: que vio morir a Jane y no la ayudó. Jesse acaba siendo prisionero de los Vámonos Pest y debe cocinar para ellos encadenado, porque le amenazan con la quitarles la vida a Andrea y Brock. Después de semanas de cautiverio, Jesse intenta escapar, pero es descubierto y como castigo, Todd mata a Andrea delante de sus ojos. Pasan los meses y Jesse sigue cocinando a la fuerza como un esclavo para el grupo de neonazis, con la cara desfigurada y totalmente deprimido. Tiene sueños en los que es un chaval normal, que sigue viviendo con sus padres y que tiene como hobby la marquetería, haciendo cajitas de música talladas para su madre; sueños de los que despierta y se descubre a sí mismo esclavizado y encadenado, obligado a cocinar droga para Todd, Jack y su grupo de neonazis.

Hasta que una noche, aparece Walt ante ellos, reclamando su dinero robado. Hace que traigan a Jesse, fingiendo ante Jack, Todd y los demás que lo que quiere es ver el estado lamentable de Jesse por el simple deseo de venganza hacia Jesse. Walt, con Jesse allí, activa la ametralladora que ha instalado en su coche, aparcado justo al lado de la casa de Todd. Cubre a Jesse con su cuerpo y mata a todo el grupo. Cuando cesan los disparos Jesse se acerca Todd, que aún sigue vivo y con toda su rabia lo estrangula con sus propias cadenas. Después apunta a Walt con una pistola que él mismo le ha dado, dispuesto a matarlo por todo lo que le ha hecho a lo largo de los últimos años, pero observa que está herido gravemente por una bala perdida del tiroteo y finalmente, en un acto mezcla de piedad y de venganza (porque sabe que va a morir él mismo por la herida que tiene), tira la pistola al suelo y se dirige hacia la calle. Antes de coger el coche de Todd para irse, Walt y Jesse se intercambian miradas de despedida. Jesse finalmente se ha liberado de su rencor porque sabe que para poder ser libre debe olvidar y en este momento final siente pena por Walt.

Mientras conduce el coche empieza a gritar, reír y llorar a la vez porque ahora ya, por fin, es libre.

Jesse Pinkman es un chico sin ambiciones, que vive el momento sin preocuparse por el mañana. Esto lo lleva a desarrollar una personalidad perezosa y descuidada y como no tiene ninguna ambición o inquietud, siempre buscará la vía rápida de conseguir dinero sin esfuerzo ni trabajar, por lo que se dedica al menudeo de droga. Su relación con las drogas desde la adolescencia (primero como consumidor y luego como pequeño traficante) le acarrea problemas con sus padres, que terminan dándose por vencidos con él y lo expulsan de la casa, con lo que Jesse arrastrará esa sensación de abandono toda su vida.

Sin embargo tiene una moralidad elevada y le afectan las cosas que le ocurren a sus seres queridos, sobre todo si es culpa suya. Por eso, cuando pasa el tiempo y empieza a reflexionar sobre su relación con Walt y sobre su responsabilidad por pertenecer al mundo de la metanfetamina, comienza a tener dudas morales que le afectan en la medida en la que sus seres queridos sufren las consecuencias de su estilo de vida. Es también capaz de pensar en el futuro, como cuando habla con su hermano pequeño para que no siga sus pasos ni cometa los errores que él ha cometido.

Como Jesse se ha sentido no querido por sus padres cuando Walt lo busca al principio y le dice que lo necesita para su proyecto, Jesse establece con él un vínculo emocional, viéndolo como una figura paterna y por culpa de esa falta de cariño que ha vivido, siempre terminará haciendo lo que sea a favor de Walt. Pero esa fidelidad hacia Walt entrará en conflicto a medida que Walt vaya cambiando su personalidad y se vaya convirtiendo en el monstruo egoísta que termina siendo. Se ve una relación inversa entre los caracteres de Jesse y Walt: mientras más inocente es Walt más malo es Jesse y mientras Walt se va volviendo cada vez más siniestro más honrado se vuelve Jesse.

Su vinculación con el narcotráfico también sufre una evolución a lo largo de la serie: primero es una forma rápida de ganar mucho dinero y su zona de confort porque es a lo que se ha dedicado casi toda su vida. Luego es una oportunidad de hacer algo que se le da bien y lo ve como un trabajo estable. Pero a medida se va adentrando en el submundo del narcotráfico se da cuenta de las implicaciones morales y hace intentos por salir de él, para terminar sufriendo las consecuencias de sus actos, paradójicamente, al verse condenado a cocinar metanfetamina como si fuera un esclavo.



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