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José García Mercadal



¿Qué día cumple años José García Mercadal?

José García Mercadal cumple los años el 2 de enero.


¿Qué día nació José García Mercadal?

José García Mercadal nació el día 2 de enero de 1883.


¿Cuántos años tiene José García Mercadal?

La edad actual es 141 años. José García Mercadal cumplió 141 años el 2 de enero de este año.


¿De qué signo es José García Mercadal?

José García Mercadal es del signo de Capricornio.


¿Dónde nació José García Mercadal?

José García Mercadal nació en Zaragoza.


José García Mercadal (Zaragoza, 2 de enero de 1883 - Madrid, 31 de diciembre de 1975), fue un periodista, escritor, editor, historiador y, fundamentalmente, un polígrafo español, hermano mayor del arquitecto y académico Fernando García Mercadal.

Aunque estudió Derecho en la Universidad de Zaragoza y se doctoró por la de Madrid, García Mercadal no ejerció nunca como abogado o jurista, y dedicó toda su vida a transformarse en un hombre de letras con un tesón y una variedad de registros verdaderamente admirables. Ejerció el periodismo, la traducción y la edición y fue asimismo historiador, novelista, biógrafo y antologista, crítico literario y de arte, conferenciante, viajero, investigador y erudito, polemizando cuando se terciaba. Con enorme acierto lo calificó Pascual Martín Triep en las páginas de Heraldo de Aragón de "grafómano incurable".

La vocación literaria y periodística de Mercadal se despertó muy temprano; sus primeras colaboraciones, siendo aún bachiller, fueron en el periódico madrileño El Día y después se extendieron a la prensa zaragozana: La Derecha, El Imparcial de Aragón, El Progreso, Diario de Avisos y Heraldo de Aragón.

Activo hombre público, intervino eficazmente en la preparación y desarrollo de la Exposición Hispano-Francesa de 1908 y creó la sociedad "Amigos de Aragón" con el fin de propiciar un mayor conocimiento de su región natal, especialmente del Pirineo, y promover el excursionismo rural. Durante esta época fue Bibliotecario de la Junta Directiva del Casino Principal de Zaragoza, cuyos fondos catalogó.

En Zaragoza fundó y dirigió los diarios La Correspondencia de Aragón y La Crónica,[1]​ los semanarios Mi Niño, de orientación satírica, y Aragón, y la publicación mensual La Revista Aragonesa, desde donde contribuyó con su pluma, vehemente e incisiva, pero siempre elegante, a defender y realzar el ideario y conciencia regionalistas. Colaboró también en la revista literaria Ambiente, de inspiración modernista.

En 1916 se trasladó a Madrid y allí terminó por instalarse definitivamente, aunque eso no entibió sino que acrecentó su acendrado aragonesismo. Desempeñó sucesivamente en la capital las tareas de redactor de La Correspondencia de España y de redactor jefe en El Tiempo e Informaciones. También colaboraría con La Voz de Aragón.

En 1919 ofreció al consistorio zaragozano su descubrimiento del Archivo de Palafox, a punto de caer en manos extranjeras. La ciudad, agradecida, le concedió su Medalla de Oro el 10 de septiembre del mismo año. Mercadal ha descrito este episodio con detalle en el prólogo de la Autobiografía de José Palafox que publicó la editorial madrileña Taurus en 1966.

El apogeo de su actividad como polígrafo lo marcaron los años veinte y treinta del siglo XX, cuando fundó las editoriales Babel, en la que difundió la obra de importantes escritores europeos y americanos y la de aragoneses a través de la Colección Argensola, y La Novela Mundial, de carácter más divulgativo, pero que elevó en presentación y dignidad literaria las tradicionales colecciones de primeros de siglo, llevando a manos de los lectores los más prestigiosos títulos españoles del momento.

Tras su salida de Informaciones, Mercadal se hizo cargo de las páginas literarias de El Sol, el más influyente diario madrileño, y en 1930 fue nombrado director de El Imparcial. En 1935 obtuvo el Premio Nacional de Literatura por su Historia del Romanticismo en España.

Durante la Guerra Civil regresó a Zaragoza y colaboró con la edición sevillana de ABC, escribiendo varias crónicas sobre la contienda en que apoyaba explícitamente al bando nacional, una vez desengañado de la II República, a la que había apoyado al principio firmando con su hermano Fernando el célebre Manifiesto encabezado por José Ortega y Gasset. Concluida la misma, volvió a Madrid, donde se incorporó como bibliotecario al Instituto de Reforma Agraria e inició lo que se podría llamar su etapa como biógrafo, escribiendo monografías sobre el cardenal Francisco Jiménez de Cisneros, Germana de Foix, Antonio Pérez, Andrea Doria, la Princesa de Eboli, Churruca, el Príncipe de Viana, Catalina de Rusia, la emperatriz Josefina Bonaparte, María Luisa de Austria etc.

Como ha dejado escrito el catedrático Eloy Fernández Clemente, José García Mercadal fue

En el año 1906 vio la luz su primer libro, Del jardín de las doloras, reflexión sentimental sobre la poesía de Ramón de Campoamor, quien lo prologó, y en 1908 una colección de crónicas, Frente a la vida, en cuya portada figuraba una mascarilla suya, obra de Juan José Gárate, quien, años más tarde, le pintaría un soberbio retrato al óleo.

De 1910 son su primer libro de cuentos, Los que esperan, y también la primera de sus antologías, tan características en su obra, Cuentistas aragoneses en prosa. Al año siguiente publicará su primera novela, El viajero del siete, editada en Madrid en una popular colección de relatos breves.

Para la Editorial Aguilar preparó tres volúmenes de Viajes de extranjeros por España y Portugal (1952-1962), obra muy cotizada entre los bibliófilos que continuaba su España vista por los extranjeros, impresa entre 1919 y 1921, pues es preciso subrayar que Mercadal fue un incansable viajero y, antes de divulgar los periplos ajenos, había dado a conocer los propios: Del llano a las cumbres (1926), Entre Tajo y Miño (1927) En zig-zag. Por tierras vascas de España y Francia (1927) y Rincones de España (1946).

Imposible es resumir aquí todo el caudal de su enorme producción literaria; Juan Domínguez Lasierra, su mejor biógrafo, recuerda que Mercadal aparece como editor, prologuista o traductor en más de trescientas títulos, y todavía quedan muchos inéditos. Como antólogo preparó además ediciones de humoristas españoles y narraciones cortas de autoras extranjeras o escritores húngaros. Publicó una selección del extensísimo Diario de Dostoievski, antologó el pensamiento de Ángel Ganivet y Joaquín Costa (también el de Francisco Franco, por cierto) y extrajo de la prensa los escritos antitaurinos de Eugenio Noel y muchas páginas perdidas de José Martínez Ruiz. Realizó una antología de textos clásicos españoles sobre cocina y gastronomía y compiló una colección de jotas aragonesas. Reunió, además, dos volúmenes con juicios críticos sobre Pío Baroja, uno de críticas nacionales y otro de críticas extranjeras y confeccionó una antología con escritos de Emilio Castelar. Deseoso de vindicar la labor colonial de España en América, escribió sobre ello un documentado ensayo, Lo que España llevó a América (1959) y documentó la picaresca de la vida estudiantil en el Siglo de Oro en su Estudiantes, sopistas y pícaros (1934), libro muy erudito, curioso e interesante por todos los conceptos, que tuvo una segunda edición.

Como traductor su obra fue muy importante en cuanto a materias como los libros de viajes, destacando, por ejemplo, la versión llevada a cabo desde el francés de los llevados a cabo por Jean-Baptiste Labat a Andalucía. También tradujo obras del romántico francés Henri Murger, de Pierre Benoit y de Louis Bromfield, entre otros.

En la última etapa de su existencia encontró refugio para su febril actividad intelectual en la Hemeroteca Municipal de Madrid. Allí, hojeando antiguos ejemplares de periódico, encontraba textos dispersos de Joaquín Costa (de quien siempre se confesó seguidor entusiasta), Benito Pérez Galdós, Ángel Ganivet, etc. y de algunos escritores de la generación del 98 con los que mantuvo entrañable amistad, como Azorín y Pío Baroja, así como con el novecentista Ramón Pérez de Ayala, que luego serían reproducidos en ensayos recopilatorios minuciosamente preparados por él, y por ejemplo preparó una edición de Obras completas de este último autor en cuatro volúmenes. Desde su exilio madrileño seguirá enviando, hasta poco antes de su muerte, ocurrida a punto de cumplir los noventa y tres años, sus artículos para Heraldo de Aragón y Aragón-Exprés.




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