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José Mojica



Crescenciano Abel Exaltación de la Cruz José Francisco de Jesús Mojica Montenegro y Chavarín (San Gabriel, Jalisco, 14 de septiembre de 1895 - Lima, 20 de septiembre de 1974), de nombre artístico José Mojica y también conocido, en el ámbito religioso franciscano, como Fray José de Guadalupe Mojica, fue un actor, tenor y sacerdote mexicano.[1]

José Mojica nació en San Gabriel, Jalisco, México, en 1895. Poco tiempo después, a la muerte de su padre, emigró su madre con él a la Ciudad de México, donde ingresó en el colegio Saint Marie, y continuó luego sus estudios en la Escuela Elemental No 3 y en el Colegio de San Ildefonso, ubicado en el centro de la ciudad. Sus anhelos de estudiar en el ITI se vieron recompensados, pero al poco tiempo abandonó los estudios de agronomía. Durante este lapso, estudió canto en el Conservatorio Nacional de Música, bajo la batuta del maestro José Pierson -máxima autoridad del bel-canto de aquellos años, descubridor de Pedro Vargas, Juan Arvizu, Hugo Avendaño, Jorge Negrete- y del doctor Alfonso Ortiz Tirado, quien le aconsejó abrazar esa nueva vocación.

Debutó como tenor en el Teatro Ideal. Después, participó en la puesta en escena de la obra El barbero de Sevilla, el 5 de octubre de 1916, en el Teatro Arbeu (hoy Biblioteca Miguel Lerdo de Tejada), donde alcanzó su consagración.

La incipiente ambición le llevó a emigrar a Nueva York durante la Primera Guerra Mundial. Allí, comenzó a buscar audiciones al tiempo que para su subsistencia trabajaba como lavaplatos[1]​ en un restaurante de lujo. La oportunidad le llegó al integrarse a una compañía de teatro llevando la interpretación de papeles secundarios. Allí conoció al compositor cubano Ernesto Lecuona, quien al descubrir su talento lo llevó a Hollywood para cantar en la película La cruz y la espada, en 1934.

Seguidamente, lo presentó en La Habana (Cuba), donde interpretó obras como "Canto Siboney", "Siempre en mi corazón" y la romanza "María La O", páginas que dejó grabadas para la RCA Victor.

Otra gran oportunidad surgió al ser reconocido por Enrico Caruso,[1]​ quien al escucharle le encauzó hacia la Compañía de Ópera de Chicago. Siguiendo la recomendación de Caruso, complementó su preparación en los idiomas inglés, francés e italiano, además de equitación, danza y atletismo. La prueba de fuego para José se presentó al debutar al lado de la diva escocesa Mary Garden, quien era directora de la Compañía de Ópera de Chicago, durante la puesta en escena de la obra Pelléas et Mélisande, de Claude Debussy, en el Metropolitan Opera House, dónde alcanzó un éxito enorme en el papel de Pelléas.

Ya consagrado en el ambiente operístico, alternó con grandes figuras como Lily Pons y Amelita Galli-Curci, y fue invitado por el sello Edison para grabar discos de canto operístico y canciones tradicionales de México.

A raíz de la creciente fama, fue invitado a incursionar en el cine de Hollywood, donde debutó en el filme de James Tinling, One Mad Kiss, alternando con Antonio Moreno. Su estadía en los sets fílmicos norteamericanos se prolongó hasta 1938 cuando, ya convertido en gran figura del cine, a la altura de Nelson Eddy o Howard Keel, decidió continuar su actividad artística en México.

Continuó filmando en México, donde El capitán aventurero (1938) elevó su notoriedad en el medio artístico de ese país. La gran fama desarrollada le permitió adquirir la Antigua Villa Santa Mónica, en San Miguel de Allende, Guanajuato, México para regalársela a su madre, quien la habitó desde 1930 hasta su muerte en 1940.

Precisamente, la muerte de su madre le llevó a una depresión, que le hizo reconsiderar la idea de ser religioso. El acercamiento de toda su vida, por medio de su madre, a la religión católica, y su participación en la película La cruz y la espada, donde tuvo contacto con la vida monástica, se presenta oportuna para decidir cambiar drásticamente el rumbo de su vida, y consagrar su vida a Dios por medio de la Orden Franciscana. Él mismo en alguna ocasión declaró que la decisión también fue influida por una aparición de Teresita de Jesús, quien le encomendó seguir los pasos de la religión. En fin, indudablemente la muerte de su madre operó en él un cambio. Y esto propició un alejamiento relativo de los escenarios, inclusive del cine, y que el afamado cantante y actor se deshiciera de todas su propiedades y pertenencias. Es significativa su participación en el filme argentino Melodías de América, donde su interpretación de la canción "Solamente una vez" mostraba indicios de su inminente decisión.[1]​ Al respecto, el narra en su película biográfica ("Yo, pecador"), que es Agustín Lara quien le compone esta canción al enterarse de que ya no se dedicaría al medio artístico, por su consagración. En 1942, ingresó al seminario Franciscano de Cuzco, en Perú, en el que adoptó el nombre de Fray José de Guadalupe Mojica. Después, se trasladó al monasterio de San Antonio de la Recoleta, y culminó con su ordenación como sacerdote en 1947, en el templo Máximo de San Francisco de Jesús, en la misma ciudad de Lima, Perú. No obstante dicho acontecimiento no significó el fin de su trayectoria, ya que la fama le ayudó a reunir fondos para la instauración de un seminario en Arequipa, recorriendo Argentina y otros países más.

Hacia 1942, decidió escribir el libro Yo, pecador, Editado por Editorial Jus México en 1952, donde narra la historia de su vida y habla de su conversión a la vida religiosa. El libro sirvió de argumento para una película en la cual participó también, y cuyo principal protagonista fue el actor Pedro Geraldo.[1]

Su popularidad en la década de los años cincuenta fue enorme. Actuó ante Pio XII, y ante los presidentes de numerosos países. En 1953 escribió el guion de la película El pórtico de la gloria, una película que rodó durante la gira del orfeón por España y en la que aparecía con el hábito franciscano. Aprovechó una pausa del rodaje para trasladarse a Bilbao, donde convivió durante unos días con la comunidad de franciscanos de Irala. Desde allí se acercó a la basílica de Nuestra Señora de Begoña, donde celebró una misa.[1]

Hacia 1969, fue objeto de un sentido homenaje organizado por el Instituto Nacional de Bellas Artes, en la Ciudad de México. Regresó posteriormente a su vida religiosa en el convento de San Francisco en Lima, Perú.

Murió en 1974 después de una grave hepatitis, y fue atendido por su comunidad. Anteriormente, a causa de unas graves deficiencias en la circulación arterial, le habían amputado una pierna en el hospital de Lima.[1]​ Su cuerpo fue enterrado en las catacumbas del convento.

Riccardo Vaccaro, "José Mojica" in "Étude" n.º 24, octobre-novembre-décembre 2003, pp. 4-26, ill.(Association internationale de chant lyrique "Titta Ruffo", Marsella, Francia, presidente: profesor Jean-Pierre Mouchon).

Fray José Francisco de Guadalupe Mojica O.F.M., Yo pecador: Autobiografía de Fray José de Guadalupe Mojica. O.F.M. Editorial JUS; México D.F., 1956.



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