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Josep Puig i Llagostera



Josep Puig i Llagostera (Villafranca del Panadés, 1835-Barcelona, 3 de diciembre de 1879) fue un industrial y político español, fundador e impulsor de la Colonia Sedó en Esparraguera, colonia obrera cercana a su fábrica, y diputado por Vich en 1870 y por Villafranca del Panadés en las primeras legislaturas de las Cortes de la Restauración.[1]

Hijo de Miguel Puig Catasús (natural de Villanueva y Geltrú) y de Francesca Llagostera, hereu de nueve hermanos, estudió ingeniería en la escuela industrial de Barcelona y trabajó en el cuerpo auxiliar de Obras Públicas, con destino en Granada, antes de trasladarse a Londres como corresponsal de la empresa textil fundada por su padre en Esparraguera, Miguel Puig y Compañía. Creada en la década de 1840 con capital en gran medida procedente de los beneficios obtenidos del comercio con las colonias y gracias a los vínculos que algunos miembros de la familia tenían con Cuba,[2]​ sufrió una crisis a raíz de la guerra de secesión de los Estados Unidos y en 1863 Miguel Puig murió súbitamente. Josep tuvo que regresar urgentemente desde Inglaterra para ponerse al frente de la fábrica, viéndose obligado en 1866 y 1867 a vender el algodón con pérdidas y a admitir nuevos socios, procedentes del mundo de la banca.

Emprendedor, al tanto de las novedades técnicas que le permitiesen modernizar sus fábricas, probablemente francmasón y compartiendo ideas de los saint-simonianos, como la fe en la ciencia y el progreso industrial ligado a la máquina y al ferrocarril, además de algo excéntrico, acogió la Revolución gloriosa con expectación. En defensa de sus intereses, en buena parte coincidentes con los defendidos por los sectores proteccionistas y en todo caso contrarios al librecambismo del ministro Laureano Figuerola, dio el salto a la política.[3]

Diciéndose «avezado desde niño a un grande amor al trabajo y a un gran desprecio por la política», fechó el 18 de octubre de 1868 un folleto titulado Cortar por lo sano. A los verdaderos amantes á la patria y el orden, y a cuantos se interesen de buena fe por la causa pública en el que recogía las cartas dirigidas a Figuerola, con quien chocó violentamente, y Prim, al que llamaba su amigo y había escondido en su fábrica cuando era perseguido, pero con el que pronto se enemistó. En él acusaba de los males del país a la empleomanía y, como remedio, proponía una ley de la función pública que quitase «todo el aliciente que ahora tiene para el ambicioso, para el vago y para el inepto», con propuestas como hacer inamovibles los empleos obtenidos por oposición, junto a otras extravagantes, como la de obligar a los empleados públicos a vestir incluso en sus casas un hábito de paño burdo con galones de estambre indicativos de su categoría. Sostenía que era posible «pasarnos sin trono, sin culto y clero, sin cesantías, y cuasi sin ejército» y defendía, para contener el gasto, declarar la enseñanza libre y suprimir las universidades e institutos así como «el cuerpo de caminos, rémora de las obras públicas», o vender Cuba y las restantes colonias a Estados Unidos, pues de todos modos se habían de perder.[4]

En enero de 1870 fue elegido diputado por la circunscripción de Vich en las elecciones parciales celebradas para cubrir la vacante creada por la muerte de José Fernández del Cueto, a las que se presentó como republicano independiente, cosechando, según La Ilustración Española y Americana los votos de progresistas, republicanos, carlistas y alfonsinos.[5]​ Sus discursos poco convencionales y su defensa del proteccionismo le indispusieron con la clase política y en 1870 también con los sindicalistas catalanes de la Primera Internacional. En 1872 sufrió un atentado que le hizo radicalizar sus posturas y en 1874, encerrado por sus propios obreros en su fábrica, se vio obligado a huir con su madre y refugiarse en Francia.[6]

Con la Restauración fue elegido diputado por Villafranca del Panadés sin soporte de los partidos políticos y con el único apoyo del diputado Antonio Sedó, a quien puso al frente de su empresa.[7]​ El 6 de diciembre de 1876 presentó al Congreso una proposición de ley pidiendo que fuesen fusilados «irremisiblemente» quienes incurriesen en el delito de conspiración y sedición, al tiempo que reconocía haberlo hecho él en dos ocasiones y no arrepentirse de ello,[8]​ proposición que sería rechazada con solo su voto a favor.[9][10]

Casado en 1874 con una joven obrera de su fábrica, Rosa Amat, con quien se instaló en Penyafort, castillo y convento desamortizado entre Olérdola y Santa Margarita y Monjós, tuvo una hija muerta prematuramente y un hijo, Miguel, que vivirá de las rentas al morir su padre en 1879 y pasar la dirección de la empresa a Antonio Sedó cuyo apellido dará nombre a la colonia inicialmente llamada Barriada Puig.[11]



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