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Josep Renau



¿Qué día cumple años Josep Renau?

Josep Renau cumple los años el 17 de mayo.


¿Qué día nació Josep Renau?

Josep Renau nació el día 17 de mayo de 1907.


¿Cuántos años tiene Josep Renau?

La edad actual es 116 años. Josep Renau cumplirá 117 años el 17 de mayo de este año.


¿De qué signo es Josep Renau?

Josep Renau es del signo de Tauro.


¿Dónde nació Josep Renau?

Josep Renau nació en Valencia.


Josep Renau Berenguer (Valencia, 17 de mayo de 1907-Berlín Este, 11 de noviembre de 1982) fue un pintor, fotomontador, muralista y militante comunista español. Fue director general de Bellas Artes en el periodo 1936-1939, durante la Segunda República española. Terminada la Guerra civil española se exilió en México y posteriormente se estableció en la República Democrática Alemana.

Fue hijo de José Renau Montoro, profesor de dibujo en la Escuela de Bellas Artes de San Carlos de Valencia, institución donde inició sus estudios artísticos entre 1919 y 1925. Alternó sus estudios con su trabajo en la litografía Ortega, donde aprendió el oficio de litógrafo, que más tarde le permitiría crear una serie de acuarelas, de estilo art déco, que presentó en la Exposición Nacional de Madrid en diciembre de 1928. Trabajó también como fotógrafo y muralista.

Militante del Partido Comunista de España desde 1931 y fundador de la Unión de Escritores y Artistas Proletarios (1932), inició el despegue de su obra con carteles editados para apoyar a la República durante la Guerra Civil Española. En septiembre de 1932 se casó con la pintora Manuela Ballester. En ese periodo fue profesor de Bellas Artes en la Universidad de Valencia y presidente del Patronato de las Misiones Pedagógicas.[1]​ El 9 de septiembre de 1936 se le nombró director general de Bellas Artes[2]​, y en virtud de tal cargo se responsabilizó del encargo a Pablo Ruiz Picasso en 1937 de la realización de una obra para la Exposición Internacional de Artes y Técnicas de París, de la que saldría el Guernica. También realizó los fotomontajes expuestos en el Pabellón de la República Española en esa exposición parisina. También se le atribuye la decisión del traslado a las Torres de Serranos de Valencia de parte de las obras maestras del Museo del Prado, para salvarlas de los bombardeos de Madrid, organizando con posterioridad su traslado a Suiza.

Ocupó el cargo hasta el final de la contienda en 1939. Al terminar la guerra, pasó a Francia y fue internado en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer. Consiguió, en ese mismo año, un visado para trasladarse a México, donde trabajó para revistas españolas en el exilio, siguió diseñando carteles para películas, y colaboró con el conocido muralista mexicano David Alfaro Siqueiros. De este periodo datan los murales del Casino de la Selva de Cuernavaca, encargados por Manuel Suárez y Suárez.

En 1958 dejó México para instalarse en la República Democrática Alemana, concretamente en su capital, Berlín Oriental. Allí realizó murales y fotomontajes ("Fata Morgana USA" en 1967 y "The American Way of Life" en 1977). Beneficiado por la amnistía general de 1976 regresó a España, pero solo ocasionalmente para volver más tarde de nuevo a Berlín, donde falleció en 1982. Sus fondos fueron legados al Instituto Valenciano de Arte Moderno.

En 1978 el MEAC, Museo de Arte Contemporáneo en Madrid le dedicó una exposición antológica, Renau.Pintura, Cartel, Fotomontaje, Mural.[3]

En 2000 su obra participó en la exposición organizada por el Impiva y el Ministerio de Economía, Signos del siglo. 100 años de diseño gráfico en España.[4]

Los años de formación del artista se desarrollaron entre el taller de su padre, el pintor y profesor José Renau Montoro, las enseñanzas de la escuela de Bellas Artes de San Carlos y el trabajo en la Litografía Ortega. Desde esta formación peculiar del aprendizaje de un oficio, la instrucción académica, la práctica artística en una imprenta y con las colaboraciones que realiza en revistas como Estudios, Crónica, Murta, Orto, Octubre, La República de les Lletres, Nueva Cultura y editoriales como Estudios, realizando portadas, ilustraciones y fotomontajes es como podemos entender el discurso renovador de las artes visuales hecho por Renau. Renau realizó carteles publicitarios para el cine entre los años 1934-35, algunos de ellos publicados en la revista Cinegramas, labor que luego desarrollaría en su etapa mexicana. En las colaboraciones en las revistas de la época es donde Renau se da a conocer como fotomontador propiamente dicho. Y fue concretamente en las revistas Estudios, Orto y Nueva Cultura donde desarrollaría la más amplia actividad en esta técnica de expresión artística y política.

En Estudios (Valencia, 1931-1936) destacan las series de fotomontajes donde emplea por vez primera el color. A este periodo corresponden las series de Los diez mandamientos (1934), Hombres grande y hombres funestos de nuestra historia (1935), Amor en la historia (1936) y La lucha por la vida (1936). Les precede la serie Páginas negras de guerra (1933), donde a la manera de un collage de textos y fotos en blanco y negro, y un montaje de gran impacto, Renau ensaya unas crónicas políticas de imágenes y textos que desarrollaría unos años más tarde en la serie Testigos Negros de nuestros tiempo, realizada para la revista Nueva Cultura. En Orto, revista anarquista, realizó indistintamente portadas de influencia constructivista como fotomontajes en blanco y negro de carácter político. En Nueva Cultura, revista marxista dirigida por el propio artista, la labor de Renau se explaya indistintamente en la realización de montajes para las portadas e interiores como en la elaboración de la serie Testigos Negros de nuestro tiempo (1935-1937) donde compagina unas páginas de textos y fotos que inciden tanto en la crítica ideológica, política y social del bienio negro español como el desarrollo del nazismo y fascismo en Alemania e Italia.

La obra artística de Josep Renau del periodo republicano se distingue por una parte por el carácter innovador de su trabajo, influenciado por las vanguardias europeas, por la militancia antifascista del artista y por formar parte de esa renovación estética de la generación de los treinta. Si a todo ellos sumamos las aportaciones tipográficas del escritor Max Aub, se puede afirmar que la escena cultural de Valencia conectaba con las inquietudes artísticas europeas de la época.

Algunos analistas de la obra de Renau han pasado por alto la intención política de su obra basada en la crítica de los valores de la burguesía, la ideología de la derecha española y el desarrollo internacional del fascismo, para resaltar su dimensión puramente estética. Pero es imposible separarla de la importancia de la intencionalidad política que marcaba toda su obra. Y desde esta perspectiva Josep Renau aporta un par de perfiles novedosos a la escena artística valenciana: la práctica del fotomontaje y la militancia de izquierdas.

En un país donde el uso artístico del collage y el fotomontaje en el primer tercio del siglo veinte, tenía como referencia fundamental los futuristas, los dadaistas y los surrealistas, Renau opta por la práctica del fotomontaje político a la manera de Heartfield y de su obra desarrollada contra el nazismo. Esa militancia de izquierdas no le impidió colaborar desde los tiempos de la dictadura de Primo de Rivera en periódicos del anarquismo español.

Con el cambio de gobierno en la primavera de 1938 Renau pasaría a ocuparse de la dirección de propaganda gráfica del Comisariado General del Estado Mayor del Ejército de la República Española. A lo largo del último año de la Guerra Civil española realiza una de las obras más emblemáticas de este periodo: Los trece puntos de Negrín, una serie de fotomontajes cuyo objetivo era ilustrar uno de los últimos programas del gobierno de la República Española emitido el 1 de mayo de 1938. Formado a mitad camino del fotomontaje dadaísta, el cartelismo soviético y el constructivismo ruso la obra de Los trece puntos de Negrín está dentro de una estética vanguardista en la que el artista valenciano se sentía plenamente identificado.

Sus responsabilidades como el cargo de director general de Bellas Artes y director de propaganda gráfica del gobierno de la República Española no le impedían realizar una serie de carteles durante la contienda. Carteles que son exponentes del conocimiento que tenía de la historia del cartel que había dejado patente con la publicación del texto Función Social del Cartel publicitario (1937).

Como director general de Bellas Artes fue responsable de la evacuación del Museo del Prado y del Pabellón Español de la exposición de París de 1937, con el encargo del pabellón a Josep Lluís Sert y las notables obras de arte que lo llenaron, que incluyen el Guernica de Picasso, la Montserrat de Julio González y El payés catalán en revolución (o El segador) de Joan Miró, entre otros.

El 1 de abril de 1939 finaliza la Guerra Civil Española. A lo largo de varios meses cerca de medio millón de republicanos españoles cruzaban la frontera hispano-francesa, yendo a parar a unos campos de concentración y meses después se distribuyeron por un interminable exilio a la Unión de Repúblicas Soviéticas, Europa y América. El 6 de mayo Josep Renau, su familia y un amplio grupo de intelectuales y artistas españoles parten de Francia a Nueva York, y de allí a México.

Renau, tras una destacada trayectoria como intelectual, diseñador gráfico y gestor de la política artística republicana, se encontraba de repente en la situación de una exiliado, sin perspectivas laborales claras y en un país desconocido. En esta situación asume un par de ofertas laborales que le asuguran la supervivencia: realiza calendarios para la imprenta Galas y forma parte del equipo de artistas hispano-mexicanos que realizaría el mural del Sindicato Mexicano de Electricistas. Según el acuerdo al que llegó el colectivo hispano-mexicano el mural se planteó como un espacio visualmente revolucionario que integrara ópticamente los cuatro muros del cubo de la escalera en una sola superficie y con una temática que sintetizará la referencia de la industria eléctrica con el movimiento obrero. Durante la década de los años cuarenta realiza escasas pinturas fuera del soporte de la pintura mural. Entre estas pinturas destaca Trópico de 1945, una pintura al óleo sobre masonita que es una de las obras más destacadas de su periodo mexicano. Trópico es una reacción a la catástrofe global producida por la Segunda Guerra Mundial.

El periodo que va desde 1939 a 1946 inicia el ciclo de fotomontajes The American Way of Life que se corresponde a una etapa en la que Renau compagina la pintura como una actividad intimista de retratos, naturalezas muertas y paisajes con la práctica del grafismo comercial y el cartelismo de cine. En esos años realiza portadas para las revistas mexicanas Futuro y Lux; carteles comerciales, políticos y cinematográficos y organiza el colectivo familiar Estudio Imagen.

La idea de realizar el ciclo de fotomontajes The American Way of Life surge en tierras mexicanas por muy diversas razones: la guerra fría, la persecución anticomunista del gobierno norteamericano o la difusión del modelo de vida norteamericano en el continente latinoamericano. Y va surgiendo poco a poco porque Renau iba haciendo fotomontajes para revistas mexicanas y periódicos del exilio. Sobre su técnica de gestación de los fotomontajes afirma:

Desde la perspectiva del crítico de arte Tomás Llorens: «Los fotomontajes de The American Way of Life revelan su carácter excepcional en otro aspecto más importante todavía. Considerados globalmente constituyen una obra unitaria; revela un tejido de temas y referencias internas que se desarrollan a lo largo de una percepción en la que el tiempo es una factor esencial».

Hacia el 28 de febrero de 1958 realiza Renau el primer viaje a Berlín, capital de la República Democrática Alemana. Por esas fechas gestiona su documentación para residir en el país, firma el contrato que le oferta Walter Heinowsky, director de la televisión alemana y busca alojamiento para su familia. Se iniciaba así una nueva etapa del exilio de Renau en un país en el que sin conocer el idioma y con la ayuda de diversos colaboradores consiguió seguir su trayectoria teórica y práctica, publicando textos, haciendo fotomontajes, dando conferencias, editando Fata Morgana USA (1967) y haciendo uno de los sueños de su vida: la realización de diversos murales al aire libre. El exilio alemán amplía las posibilidades de expresión artística de Renau al iniciar la realización de films gráficos, caricaturas, ilustraciones, entrevistas y fotomontajes.

Desde la perspectiva del trabajo del fotomontaje, Renau realiza en Berlín diversas series importantes en el periplo de este autor: termina y edita The American Way of Life (1967); realiza la serie Über Deutschland (1966) y comienza una serie de obras sobre la mujer y la naturaleza. Cierra este periodo una serie de fotomontajes a color de crítica política internacional, la obra Autorretrato de gran capital (1975), en el que representa el capitalismo a través de una imagen híbrida de un pistolero armado y lleno de billetes cuyo rostro es una caja fuerte llena de los cráneos de sus víctimas fatales.

El retorno a la patria y a la madre naturaleza (1975): La distancia que establece con el Partido Comunista tras su cese en la dirección (1972), el retiro en su estudio y contactos próximos con las nuevas generaciones de artistas alemanes y las perspectivas que le abre la Biennale di Venezia y el retorno tras la Guerra Civil Española perfilan nuevos planteamientos estéticos en su obra. Y al final de su trayectoria se plantea el retorno a la reflexión sobre temas como el arte y la vida; la mujer y la naturaleza; el desnudo y la creación. Quizás la explicación esté en los orígenes de su formación ideológica junto a los anarquistas españoles del primer tercio del siglo veinte y la práctica artística en publicaciones como Generación Consciente, Estudios y la Revista Blanca, cuyo ideario anarco-sindicalista defendía el naturalismo, la educación sexual, la libertad de la mujer, etc.

Renau regresa a España en agosto de 1976, con un visado de tres meses, tramitado en el consulado de España en Roma y un pasaporte mexicano. Se inicia así el reconocimiento de la vida y la obra de este artista exiliado. La última etapa del artista a mitad camino entre Valencia y Berlín, se caracteriza por el esfuerzo intelectual que hace Renau en la edición de sus libros Función social del cartel (1976), The American Way of Life (1977); La batalla per una nova cultura (1978) y Arte en peligro, 1936–1939 (1980).

Los últimos años del artista se resumen entre conferencias, exposiciones del ciclo fotomontajes The American Way of Life, ediciones de libros y la realización de algunos fotomontajes como Retorno a la madre. Cabe comentar el fotomontaje dedicado al escultor Alberto Sánchez por los tres elementos que maneja para hacer referencia al artista: la imagen geográfica de una península ibérica rota como evocación, seguramente, del exilio republicano, la reproducción de la más famosa obra del escultor: "El pueblo español tiene un camino que le conduce a una estrella" (1937) y el desnudo de una modelo que oculta su rostro con su propia ropa. La obra plantea diversas incógnitas por la disparidad de las imágenes con la que compone el fotomontaje: una España todavía rota en la transición democrática; una escultura perdida en el tiempo; el cuerpo desnudo de una joven sin rostro.

El último proyecto, en el que puso mucha ilusión para finalizar definitivamente su exilio, consistió en instalarse en su tierra de origen e iniciar una nueva etapa como director de una taller de ideas con artistas jóvenes, el Taller Art-Ull, que iba a ubicarse en una casa de campo en Manises. Cuando el taller estaba acondicionado para instalarse (agosto de 1982), Renau viajó a Berlín y ya no regresó nunca más.



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