Juan de Acuña Enríquez (m. 1528), ricohombre y noble español que ostentó el título de III conde de Buendía.
Era hijo segundogénito de Lope Vázquez de Acuña, II conde de Buendía, guardamayor del rey etc., e Inés Enríquez de Quiñones, quien, a su vez, era hermanastra de Juana Enríquez, madre del rey Fernando el Católico, pues descendía del almirante de Castilla Fadrique Enríquez y su segunda esposa Teresa Enríquez de Quiñones.
Siendo segundo hijo de Lope Vázquez de Acuña, fue la muerte de su hermano Fernando lo que le permitió acceder al mayorazgo familiar sin problemas.Reyes Católicos, por una real cédula fechada el 25 de marzo de 1489, confirmaron la sucesión «acatando los buenos y muchos servicios que nos fizo vuestro padre, D. Lope Vázquez de Acuña, é por lo esperamos que, de aquí en adelante, vos nos faréis; é por alguna enmienda é remunera dellos».
El 25 de octubre de 1488, Juan jura por bueno el testamento de su padre y se convierte, de esa forma, en heredero de sus propiedades, títulos, mercedes, privilegios, prerrogativas y dignidades. LosDesde entonces, Juan de Acuña fue el tercer conde de Buendía y señor de una serie de villas entre las cuales se destacaban Dueñas, Tariego, Valle, Renedo, Anguix, Castrillo de Onielo y Cubillas de Cerrato. A lo largo de su vida acumuló diversos cargos y dignidades: adelantado mayor de Cazorla, guardamayor del rey Fernando, doncel de la reina Isabel la Católica y entregador de mestas y cañadas.
No tomó parte de ningún hecho de armas de la época pero tuvo una pequeña implicación en la guerra de las Comunidades de Castilla, cuando sus vasallos de Dueñas se amotinaron contra él en la noche del 1 de septiembre de 1520 y lo expulsaron de la villa. Este suceso, que causó una gran conmoción en Castilla, fue denunciado por el conde, que el día 9 de septiembre elevó al rey una doble petición, por la cual solicitaba la inhibición de los fiscales reales en su pleito contra Dueñas y demandaba la necesaria orden real para que la villa se redujese a su obediencia.
Es conocida su aparente deficiencia mental, que el estudio de Abilio Burgos de Pablo cataloga con alta probabilidad como un síndrome esquizofrénico leve, caracterizado por una temporada de calma y subsiguientes estados de alteración.
En 1506, un escrito de su hermano Pedro solicita a la reina Juana el permiso para administrar la hacienda del conde, puesto que «es furioso y mentecato [y] tiene defectos de juicio natural». Para apoyar su pretensión, menciona algunas incidencias: era agresivo y había que encerrarlo, sin armas a su alcance o con vigilancia, para evitar que hiciese daño a las personas, no podía llevarse la comida a la boca, había dicho que era moro y que se comunicaba con poderes sobrenaturales, una vez se tiró a un pozo sin agua y no quería salir porque decía encontrarse como en el mismísimo paraíso terrenal, entre otras. Pedro afirma que sus trastornos habían comenzado a la edad de ocho años, si bien es cierto que se trataban de episodios temporales de locura y luego recuperaba la razón.El pleito para arrebatarle la administración de los bienes al conde, supuestamente inhabilitado por su estado mental, llegó hasta el reinado de Carlos I. Los testigos presentados por el conde contradijeron a la parte de su hermano Pedro y afirmaron de él que era un hombre cabal y correcto, que ayudaba a los necesitados y era protector de la iglesia mayor, del convento de san Agustín y del hospital de Santiago Apóstol de Dueñas.
Por su parte, la comisión formada por el conde de Benavante y el señor de Montalbán respaldaron a Juan de Acuña y pidieron que no se de lugar a la solicitud de su hermano Pedro. No obstante, el pleito continuó hasta la muerte del conde, en 1528. Juan de Acuña contrajo matrimonio con María de Padilla, hija del adelantado mayor de Castilla, Pedro López de Carrillo, y su esposa Isabel Pacheco.
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