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Juana Manuela Gorriti



¿Qué día cumple años Juana Manuela Gorriti?

Juana Manuela Gorriti cumple los años el 15 de junio.


¿Qué día nació Juana Manuela Gorriti?

Juana Manuela Gorriti nació el día 15 de junio de 1818.


¿Cuántos años tiene Juana Manuela Gorriti?

La edad actual es 205 años. Juana Manuela Gorriti cumplirá 206 años el 15 de junio de este año.


¿De qué signo es Juana Manuela Gorriti?

Juana Manuela Gorriti es del signo de Geminis.


¿Dónde nació Juana Manuela Gorriti?

Juana Manuela Gorriti nació en Rosario de la Frontera.


Juana Manuela Gorriti Zuviria (Rosario de la Frontera, 15 de junio de 1818[1]​-Buenos Aires, 6 de noviembre de 1892) fue una escritora argentina, aunque también se ha hecho célebre por las peripecias de su vida.

Los historiadores no se ponen de acuerdo con la fecha de exacta de nacimiento, Tristán Valdaspe documenta en su Historia de la literatura castellana 1809 como su fecha de nacimiento y 1874 su fallecimiento. Por su parte Julio A. Muzzio afirma en su Diccionario histórico y bibliográfico de la República Argentina que el nacimiento fue el 15 de junio de 1818 sin precisar fecha de nacimiento; esta fecha la reitera José Arturo Scotto en Notas Biográficas de 1910 que también da fecha a su muerte, el 6 de noviembre de 1892. Mientras que el diario La Naciòn en su suplemento Sueños y realidades del año 1907 afirma que nació en junio de 1814 sin precisar fecha de fallecimiento. Por su parte Ricardo Rojas en Literatura Argentina solo da fecha a su fallecimiento, el 6 de noviembre de 1892.[2]

En un estudio realizado para confeccionar una placa de bronce realizada a principios del siglo XX por la Sociedad de Ayuda Mutua del Personal Subalterno de las escuelas del CE16 para donar a la institución que lleva su nombre se utilizan las siguientes fechas y lugares de su nacimiento y muerte: el nacimiento el 15 de junio de 1818 en Horcones, provincia de Salta (según una información de Delfín Gorriti) y la fecha de defunción el 6 de noviembre de 1892 en Buenos Aires, de acuerdo a un aviso fúnebre publicado al día siguiente en el diario La Nación.[2]​ En la Iglesia del Socorro se encuentra el acta de defunción.

Nació en Horcones (campamento fortificado situado en Rosario de la Frontera, Salta). Pasó allí su niñez, en la estancia que fue de su abuelo paterno el vasco Ignacio Gorriti, y en el antiguo fuerte de Miraflores, a orillas del río Pasaje (también llamado: río Juramento), donde su padre compró una estancia. Hija del general jujeño José Ignacio Gorriti y Feleciana Zuviría, tucumana hermana del jurisconsulto Facundo Zuviría, casados en Rosario de la Frontera. Fue la penúltima de ocho hermanos.

Su padre fue diputado representante de Salta en el Congreso de Tucumán que declaró la Independencia el 9 de julio de 1816, fue gobernador de la provincia de Salta y amigo personal del Gral. Güemes. Contribuyó a la causa de la independencia aportando dineros y hacienda y fue combatiente. [3]

Juana Manuela Gorriti fue sobrina del célebre político y canónigo, también salteño, Juan Ignacio Gorriti —quien bendijo la bandera de Belgrano (1812) y fue el único cura gobernador de Salta— y de José Francisco Pachi Gorriti, la primera lanza de los gauchos de Güemes. Su abuelo paterno murió en Horcones y fue sepultado en la antigua iglesia parroquial de Rosario de la Frontera en 1875.

Una tía la envió a la ciudad de Salta a los seis años para que estudiara en una escuela religiosa, pero no toleró estar encerrada, se enfermó y debió volver a su hogar, lo que fue el fin de sus estudios formales. A partir de entonces leyó numerosos libros y comenzó a escribir cuentos.[3]

En 1831, siendo su padre unitario, y tras enfrentar en armas al federal Facundo Quiroga, su familia se vio obligada a emigrar de Horcones y Miraflores y radicarse en Bolivia. Allí vivió entre los libros de la biblioteca que su padre había trasladado desde Horcones, tierra a la que siempre evoca en su obra. Estudió brevemente en Salta pero aprendió a hacerse fuerte en el destierro.

Se casó muy joven en La Paz sin pompas ni ostentación, con el capitán Manuel Isidoro Belzú, hombre de temperamento vibrante e impetuoso, que poseía un valor temerario y a quien no arredraban los peligros. Su encuentro había sucedido en Tarija, mientras la familia Gorriti permanecía como huésped de Fernando María Campero Barragán, hijo del último Marqués de Yavi,[4]​ en la casa ubicada frente a la plaza central de esa ciudad. El hogar que construyeron fue tranquilo en los primeros tiempos. Nacieron de esta unión dos niñas: Edelmira y Mercedes.

Belzú abandonó su hogar para ponerse a la cabeza de un batallón, presentándose en el palacio gubernamental para exigir la renuncia del presidente Ballivián. Su intento fracasó, fue procesado, destituido y expatriado al Perú.

Aunque Juana estaba en desacuerdo con lo actuado por su esposo, porque iba contra sus principios, lo siguió a Perú. Sin embargo, su compañero preparó una nueva revuelta para ponerse al frente de un ejército con el propósito de derrotar al gobierno de su país. Entró triunfante en La Paz y se proclamó presidente de la República en el año 1848.

Juana quedó sola en Lima, donde abrió una escuela mixta de educación primaria. Allí tuvo origen su ya famoso salón literario, que congregó a las personalidades más sobresalientes. Sus cuentos y novelas fueron publicados y difundidos en Chile, Colombia, Venezuela, Argentina, Madrid y París .[5]

Su matrimonio con Manuel Isidoro Belzú fue desgraciado, pues éste, en afán de permanecer en el centro de la vida boliviana, no dudó en conspirar y fomentar rebeliones en Bolivia con tal de recuperar el poder en la naciente República, sumiendo al país en una permanente inestabilidad política, luego del derrocamiento del mariscal Andrés de Santa Cruz (en 1838)[6]

Belzú, con su talento y carisma logró fanatizar a las masas. Indígenas y mestizos[7]​ de La Paz lo veneraban llamándolo el Tata Belzú (papá Belzú). A su esposa, le correspondió demostrar su pétrea fortaleza, en los trágicos sucesos del 26 de marzo de 1865. Ese día, Belzú logró que un levantamiento popular tomara la ciudad de La Paz, ocupando los edificios públicos y declararando depuesto al dictador Mariano Melgarejo y proclamando a Belzú como presidente. Sin embargo, los sublevados no contaron con el arrojo de Melgarejo, quien sable en mano y al frente de una pequeña división de coraceros, secundados por el coronel Narciso Campero Leyes, se abrió paso desde las lomadas de El Alto hasta la Palacio de Gobierno frente al cual, en la plaza, la multitud se emborrachaba como festejo del triunfo. Melgarejo ingresó al Palacio y desoyendo las súplicas de Campero, ultimó de un disparo a Belzú, tomó el cadáver ensangrentado y lo presentó a la multitud. Narciso Campero en sus memorias describe que luego de este hecho, el cadáver de Belzú fue ultrajado y abandonado en el primer piso del Palacio, hasta que su esposa Juana Manuela Gorriti se presentó para reclamarlo.

Ante estos trágicos sucesos, la escritora traza una línea al pasado y lo despide con elocuentes palabras:

En 1874 se estableció en Buenos Aires, donde se dedicó a recopilar e imprimir su producción y a escribir relatos autobiográficos, como el texto titulado Lo íntimo, editado luego de su muerte, acaecida en Buenos Aires, en 1892.

En 1879 regresa a Lima, donde fallece su hija Mercedes. Entre 1880 y 1886 alternó entre Lima y Buenos Aires. En 1886, anciana y enferma, regresó desde Buenos Aires a Salta en ferrocarril, acosada por el presentimiento de la muerte, para visitar los escenarios de su infancia. Si en Juana Manuela se gestó con tanta fuerza el dolor es porque tuvo un gran asidero en su casi opuesto sentimiento, el amor, que es el eje de sus movimientos hasta la gran batalla con la soledad. En sus últimos años, busca los lugares de su felicidad, y no cesa de viajar mentalmente hacia ellos, recordandolos. Con ella se cierra la etapa de los precursores de la novela argentina, por el solo hecho de haber tenido que valerse por sí misma, encontrando un mundo hostil e insensible a sus aspiraciones.

Juana Manuela Gorriti se ha hecho célebre no solo por su vida llena de vicisitudes y por su innegable valor como literata, y por ser en su madurez una política progresista sino por su interesante libro de arte culinaria llamado La cocina ecléctica, el cual, además del valor gastronómico, tiene un gran valor documental, ya que aporta muchas recetas folclóricas argentinas, de otros países latinoamericanos e incluso cocina europea de su época.

Sus restos, que estaban en el Cementerio de La Recoleta, primero depositados en la bóveda perteneciente a la familia Posch,[2]​ descansan en el Panteón de las Glorias del Norte, en la Catedral de la ciudad de Salta. Una estrofa del Himno a Rosario de la Frontera la evoca encendidamente como la máxima personalidad de la cultura surgida de esta tierra del sur de la provincia de Salta.

La Revista de Lima publicó por entregas en 1845 la novela juvenil La quena, cuyo argumento es una historia de amor entre una princesa de los incas y un español, que Juana Manuela pudo haber escrito cuando tenía dieciocho años, siendo la primera de una serie de publicaciones de variadas temáticas que escribiría y publicaría en forma sucesiva.

En 1848 publicó el relato La quena, obra que marcó el inicio de la novela en Argentina. A esta publicación le siguieron una extensa serie de títulos como Sueños y realidades en 1865, Don Dionisio Puch y El Pozo del Yocci en 1869, Panoramas de la vida en 1876, dos años después Misceláneas, en 1892 escribió tres libros, La tierra natal, Perfiles y Veladas literarias de Lima.[5]​ Gorriti va perfeccionando su escritura a medida que va desarrollando su vida, centrándose en la región andina de Argentina, Boliva y Perú. En sus textos se puede analizar como se construyó un espacio femenino dentro de la cultura de cada país además de otros aspectos culturales.

Cuando escribió Sueños y realidades debió hacerlo tres veces porque el manuscrito original se perdió en el viaje hacia Buenos Aires. Es considerada una autora argentina a pesar de haber vivido mucho tiempo en el extranjero.[3]

En el relato Misceláneas describió sus días de casada, su vida en Bolivia donde los soldados y sus compañeras se divertían de diferentes formas: fiestas, apuestas, charadas y juegos.[8]

Numerosas escuelas de Argentina llevan su epónimo, como la Escuela Nº 2 en la ciudad de Buenos Aires, en el barrio de Villa Urquiza.[9]



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