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Lírica gallegoportuguesa



La lírica galaicoportuguesa se desarrolló Edad Media, fundamentalmente entre los siglos XII y XIV,[1]​ en galaicoportugués, la lengua primitiva de la que derivarían posteriormente el portugués y el gallego modernos.[2]​ Aunque la mayor parte de los poetas de que se tiene referencia provenían de Galicia y del norte de Portugal, fue cultivada también por multitud de poetas de otros lugares de la península ibérica (el ejemplo más destacado es el de Alfonso X el Sabio, autor de las Cantigas de Santa María, también en gallego-portugués), llegando a ser una lengua fundamental en la lírica culta de Castilla en los siglos XIII y XIV.

Dos de los géneros principales, las cantigas de amor y las cantigas de escarnio, tienen su origen en la literatura de los trovadores provenzales. Mientras que en otros lugares, como en Cataluña o en Lombardía, los trovadores locales utilizaron el occitano como lengua de expresión poética, en el Noroeste de la Península los poetas se inclinaron por emplear su lengua vernácula, el gallegoportugués. Sin embargo, adaptaron la temática, la métrica y las convenciones propias de la poesía trovadoresca, con ligeras variaciones. Existen incluso numerosos provenzalismos en las cantigas de amor y de escarnio que evidencian su origen provenzal.

La influencia provenzal llegó fundamentalmente por tres vías:

Un problema distinto es el del origen de las cantigas de amigo, que no tienen precedente en la lírica provenzal. Dado que están puestas en boca de mujeres, han sido relacionadas con las jarchas mozárabes. Se ha hablado de una tradición folclórica que podría remontarse a épocas muy antiguas y algunos de cuyos testimonios dispersos serían las jarchas (recogidas por poetas árabes y hebreos) y las cantigas de amigo (recogidas y cultivadas por los trovadores galaicoportugueses); habría que añadir también, probablemente, las chansons de toile y las frauenlieder (en alemán, cantigas de amigo), como referentes extrapeninsulares que demostrarían una tradición paneuropea.

Existen varias propuestas para describir la evolución de la lírica gallegoportuguesa, según se le preste mayor atención al contexto histórico o a la evolución propiamente literaria.

1) Desde 1189, fecha probable de la composición más antigua conocida, hasta 1232, año en que el rey Fernando III de Castilla y Galicia-León peregrinó a Santiago de Compostela. Es una etapa de influjo provenzal, en la que predominan las cantigas de amor.

2) De 1232 a 1325, en que muere el rey poeta Don Denís de Portugal. Es la época de mayor esplendor de la lírica gallegoportuguesa, sobre todo en la corte de los reyes castellanos Fernando III y Alfonso X, y en la de Don Denís de Portugal, nieto del Rey Sabio. En esta época, hacia 1280, se compila el Cancionero de Ajuda. También corresponden a esta época las Cantigas de Santa María.

3) Desde 1325 hasta 1354, fecha de la muerte de Pedro de Portugal, conde de Barcelos, hijo de Don Denís. Muy probablemente es en esta época cuando se recopilan el Cancionero Colocci-Brancuti y el de la Biblioteca Vaticana.

Existen tres cancioneros principales que recogen las composiciones de la lírica galaicoportuguesa. De ellos el más antiguo es el Cancionero de Ajuda, compilado posiblemente hacia 1280. Los otros dos son copias mucho más tardías, por lo que son denominados apógrafos: son el Cancionero Colocci-Brancuti (más conocido en la actualidad como Cancionero de la Biblioteca Nacional) y el Cancionero de la Biblioteca Vaticana. Ambos fueron copiados en Italia a principios del siglo XVI, pero se supone que remiten a un códice anterior, compilado tal vez por Pedro de Portugal, conde de Barcelos en la primera mitad del siglo XIV. El Cancionero de Ajuda recoge sólo cantigas de amor; en los otros están ya representados los tres géneros principales (de amor, de amigo y de escarnio) y ofrecen composiciones de fecha posterior.

A estos tres cancioneros hay que añadir otros restos, entre los que destacan un pergamino hallado con notación musical:

El monumento más importante de la lírica religiosa en galaicoportugués son las Cantigas de Santa María, de Alfonso X el Sabio (quien tal vez no fue autor de todos los poemas, pero sí de un muy importante número de ellos). Esta obra, compuesta de 427 cantigas, ha llegado hasta nosotros en cuatro códices diferentes: dos se conservan en la Biblioteca de El Escorial, otro en la Biblioteca Nacional de Madrid, y el cuarto en la Biblioteca Nacional de Florencia. Los tres primeros conservan también la música de las cantigas, que han sido interpretadas y grabadas en numerosas ocasiones.

Los poemas líricos gallegoportugueses reciben el nombre genérico de cantigas. Sin embargo, existen varios subgéneros bien diferenciados. En el Cancionero Colocci-Brancuti se incluye un Arte de trovar en el que se mencionan cuatro géneros diferentes: cantigas de amor, cantigas de amigo, cantigas de escarnio y cantigas de maldecir. Estos cuatro géneros pueden en la práctica reducirse a tres, ya que las diferencias entre las cantigas de escarnio y las de maldecir son mínimas.


La forma de las cantigas gallego-portuguesas es resultado de una síntesis entre la tradición provenzal y la autóctona; el resultado es una producción más homogénea que aquella, aunque con pequeñas distorsiones como la imposibilidad de un isosilabismo constante debido al peso de la tradición oral. El recurso genérico característico de la lírica gallegoportuguesa es el paralelismo, que se manifiesta de muy diferentes maneras.

El número de versos que suelen presentar oscila entre seis y siete; en las de tres, también frecuentes, el tercer verso se repite como estribillo al final de cada estrofa.

Técnicamente, la concatenación estrófica resulta esencial para el desarrollo temático de las composiciones. Se pueden distinguir, a estos efectos:

Respecto de la relación interestrófica, las rimas se podían repetir de distintas maneras dando lugar a distintos tipos de estrofas:

Otros recursos estructurales son el dobre / mozdobre (repetición en posición simétrica de palabras sin o con variaciones morfológicas); la palavra perduda (incorporar a una estrofa un verso sin rima); el encabalgamiento, que podía llegar hasta el final de la cantiga, que terminaba en una nueva unidad métrica de unos tres versos denominada finda (así, se habla en estos casos de cantigas ateúdas o ata-finda); y el leixaprén, recurso propio de la tradición popular gallegoportuguesa.

A diferencia de la cultura trovadoresca provenzal (principalmente aristocrática), la lírica gallegoportuguesa asimiló muchos elementos de carácter popular, por lo que entre sus artistas se pueden encontrar desde criados a reyes.

De acuerdo con la terminología de la época, se pueden distinguir los siguientes tipos de poetas y artistas:

Se conservan composiciones de unos 170 autores, aunque de muchos de ellos solo se conoce el nombre. Entre ellos, están:




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