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La Tribuna (Paraguay)



La Tribuna fue uno de los periódicos más importantes en la historia del Paraguay, fue fundado en Asunción en 1925 por Eduardo Schaerer, durante más de cinco décadas fue el principal diario del país y fue llamado el decano de la prensa nacional, por ser el primer diario de gran tirada del país y el primero de difusión internacional. Mantuvo una firme línea opositora a los regímenes dictatoriales de Higinio Morínigo y Alfredo Stroessner, motivo por el cual fue el medio de prensa más acosado y perseguido durante muchos años. Su lucha por una prensa independiente tuvo repercusión internacional y fue laureado ya en 1953, junto con su director Arturo Schaerer, con el premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, EE. UU.

El diario La Tribuna fue fundado en Asunción el 31 de diciembre de 1925 por Eduardo Schaerer, Presidente del Paraguay entre 1912 y 1916. Schaerer ya había emprendido otros medios de prensa anteriormente, como El Diario en 1905 junto a Guadalberto Cardús Huerta y Adolfo Riquelme. En sus primeros años fue un diario pequeño de no más de 2.000 ejemplares de tirada diaria, que funcionaba al lado de la casa de Schaerer sobre la calle Gral. Díaz entre 15 de Agosto y Convención (Hoy O'leary), contando con el invaluable apoyo de otro gran hombre del periodismo paraguayo, el Dr. Luis Ortellado.

Desde el mismo día de su fundación se incorporó Arturo Schaerer, hijo de Eduardo que con 18 años se inició en el periodismo, quien posteriormente trabajó un tiempo en el diario La Razón de Buenos Aires para perfeccionarse en la profesión.

Luego de la muerte del fundador en 1941, Arturo Schaerer asume la administración y dirección del diario

Luego de la muerte del Presidente José Félix Estigarribia, asume de facto el Gral. Higinio Morínigo, quien tiempo después comienza una persecución contra muchos ilustres políticos y ciudadanos de extracción liberal, persiguió igualmente a la prensa independiente por lo tanto durante su presidencia, el gobierno interviene La Tribuna y lo clausura en varias oportunidades. Luego con la dictadura de Alfredo Stroessner, La Tribuna siguió viviendo situaciones similares y estuvo permanentemente amenazada. Don Arturo tuvo que recurrir reitaradas veces a diversos Embajadores y contactos internacionales en el extranjero para que La Tribuna pudiera continuar funcionando, hecho que molestaba y preocupaba al gobierno dictatorial.


Desde 1954, el director contó con el apoyo de Carlos Ruiz Apezteguía, denunciando con él los abusos y crímenes de la dictadura y la ruptura del estado de derecho. En noviembre de 1956 el Diario La Tribuna fue intervenido brutalmente, siendo Don Carlos apresado, torturado y luego abandonado en un bote en las orillas de Clorinda, Argentina, iniciándose de este modo su exilio a Montevideo, Uruguay. Por presión internacional en 1959 regresa al Paraguay y retoma su labor periodística en el Diario La Tribuna.

Aún frente a esos cambios políticos y a la persecución de la que fue objeto en las décadas siguientes, La Tribuna creció, y se consolidó como uno de los periódicos más respetados del continente, ya que contaba con agencias en varios países de América, pasando de los 2.000 ejemplares diarios en tiempos de su fundación, a más de 70.000 ejemplares hacia el año 1965, siendo ese valor hasta hoy mayor que la tirada de los actuales diarios del Paraguay. Todo este difícil y arduo trabajo en favor de una prensa independiente y opositora a los regímenes totalitarios en los que se víó sumergido el Paraguay le hicieron merecedor, en el año 1953, al director y a su diario, del galardón más antiguo del periodismo internacional, el Premio Maria Moors Cabot de la Universidad de Columbia, Estados Unidos.

Arturo Schaerer permaneció como Director de La Tribuna hasta el 15 de mayo de 1972, le sucedió en el cargo el señor Carlos Ruiz Apezteguía, periodista y esposo de su hija Myriam Schaerer e intenso colaborador y administrador de La Tribuna por más de dos décadas. Durante su dirección denunció los abusos en las negociaciones de los Tratados de Itaipú y Yacyreta, con Brasil y Argentina respectivamente sobre la construcción de las hidroeléctricas. Lográndose bajo la presión ejercido por él, la no modificación del voltaje y ciclaje del sistema eléctrico paraguayo, que prentedía hacerse en provecho del sistema brasileño que ya pretendía utilizar la casi totalidad de la energía paraguaya, aunque siempre recriminó las desfavorables y oscuras condiciones que aceptó el Paraguay en dicho Tratado.

En virtud de la creación de ABC Color en 1967, La Tribuna empezó a perder su espacio en la prensa escrita paraguaya. Al final de 1977, el periódico fue temporalmente clausurado y volvió un año después, bajo la administración de Oscar Paciello. En esa gestión, el diario presentó una línea editorial analítica y criticó ciertos aspectos de la dictadura de Alfredo Stroessner. Ese posicionamiento incomodó al Poder Ejecutivo, que suspendió entre junio y julio de 1979 su impresión y circulación. Al regresar a las actividades, el diario mantuvo sus críticas, pero con cierta cautela. Por la fuerte competencia con otros medios de comunicación, La Tribuna nuevamente fue clausurada en octubre de 1980, con el propósito de modernizarse. Al regresar en marzo de 1981, presentó un contenido con nuevas técnicas de impresión, pero problemas financieros hicieron con que la calidad del periódico fuera gradualmente disminuyendo. Después de 57 años de existencia, La Tribuna fue cerrada definitivamente el 24 de septiembre de 1983 y sus instalaciones se vendieron al Grupo Nicolás Bo que en 1984 inauguró el Diario Noticias.[1]

Archivos del Diario La Tribuna; Prensa Latinoamericana / Paraguay www.red-redial.net/prensa-pais-paraguay.html; Huellas de la Familia Schaerer, Reseña de la Inmigración Suiza al Río de la Plata y el Paraguay: J. E. Escobar Schaerer y C. Escobar Schaerer



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