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La canción del olvido



La canción del olvido es una zarzuela, denominada comedia lírica, en un acto, dividido en cuatro cuadros. Con libreto de Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández-Shaw Iturralde y música del maestro José Serrano, se estrenó con gran éxito en el Teatro Lírico de Valencia el 17 de noviembre de 1916 y en el Teatro de la Zarzuela de Madrid el 1 de marzo de 1918.[1]

Los nuevos gustos madrileños de principios del siglo XX habían ido desplazado las obras de corte sainetesco y popular, para dar paso a nuevos espectáculos como la opereta, la revista y las variedades.

El libreto es una trama sencilla, bien llevada, en la que se representan todas las características del género de la opereta, recreando ambientes de corte romántico, con escenas de gran lirismo. Esta fue la primera obra del afamado dúo de libretistas Federico Romero Sarachaga y Guillermo Fernández Shaw-Iturralde; Se aprecia las bases de su teatro, al crear tramas sólidas, personajes bien dibujados, acompañados de una versificación elegante e inspirada.

En el apartado musical, José Serrano demuestra su notable vena melódica, a la vez que refinamiento orquestal, con páginas de gran vuelo lírico como La canción del olvido, u otras de gran sabor popular como Soldado de Nápoles, formando parte de los repertorios de muchos cantantes.

La acción transcurre en la ciudad imaginaria de Sorrentinos, en Nápoles, sobre el año de 1799.[2][3]

En una plaza se alza la hostería del ganso, donde vive la princesa Rosina con su fiel criada. A ella llega un músico ambulante llamado Toribio. Comenta con el hostelero sobre la cortesana Flora, que trae loco al capitán Leonello, un apuesto militar. Llega la Princesa con su criada y entran en la posada; Una vez en su aposento, ambas comentan los amoríos del capitán.

Leonello hace acto de presencia con sus compañeros y comenta su plan de seducir a la cortesana Flora, e incluirla dentro de su lista de conquistas amorosas. Rosina ha escuchado todo detrás de la ventana de su cuarto y decide urdir un plan para poder conseguir su amor. Leonello, avisa a Toribio para que cante una serenata a Flora; cuando se dispone a cantar, Rosina lo hace desde la celosía de su ventana, quedando Leonello fascinado por la voz e intrigado por quien la canta.

Rosina Llama a Toribio y le propone lo siguiente, él se convertirá en su marido y tratará de seducir a Flora, ella le acompañará disfrazada de paje, ayudándole en todo lo que pueda.

En una calle se alza el palacio de Flora. Toribio se ha citado con Rosina para llevar a cabo su plan. Aparece Leonello y lo desafía, quedando el resultado en tablas. Rosina, disfrazada de paje se dispone a darle la serenata a Flora; ésta aparece en la ventana preguntando por el trovador. Rosina explica sus motivos y presenta a Toribio como un gran príncipe. Flora cae rendida al encanto y lo hace entrar en su palacio.

Llega Leonello con su rondalla y se extraña de ver que no sale a su encanto; interroga a Rosina, la cual aprovecha para contarle todo y proponerle una venganza, debe de ir al palacio marinelli, donde está la esposa de su amo y seducirla. Al marcharse Leonello, aparece Toribio bruscamente expulsado del palacio, Rosina sonríe contenta de que su plan esté surtiendo efecto.

En un pequeño gabinete del palacio, Rosina reza una plegaria ante una Virgen. Por el jardín entra Leonello y se arrodilla ante sus pies para buscar su amor. Ella burlonamente lo rechaza pero Leonello insiste, y le declara toda su pasión. Rosina, en vista de su acto, decide proponerle una cita en jardín del Palacio Marinelli, donde deberá demostrar si ese afecto es verdadero. Leonello marcha por el jardín, mientras Rosina canta burlonamente la canción del Olvido. Leonello queda desconcertado ante la voz, reconociendo la que oyó en la hostería y suplica que cante de nuevo. Al no recibir respuesa, marcha lentamente por el jardín.

En el Jardín del Palacio Marinelli se celebra una pequeña fiesta. Toribio hace en ella gala de sus habilidades como cuentista, diviertiendo a todos los invitados. Leonello llega abatido y comenta a sus amigos el amor que siente por la princesa Rosina, la cual le ha hecho olvidar a Flora. Al quedar solo, ve a Toribio y aprovecha para retarlo a un duelo; cuando llega el momento, este sale corriendo. Rosina, habla con Leonello, sin poder reprimir su risa. Él se siente desconcertado por sus burlas; Rosina le descubre la sinceridad de sus palabras y decide revelarle la verdad. Leonello, recobra su alegría y bendice la Canción del Olvido que le ha traído la dicha de un amor verdadero. La obra acaba con la felicidad de Rosina y Leonello.

De esta obra existen muchas anécdotas sobre su gestación y fortuna:

Fue dirigida en 1969 por Juan de Orduña, y contó con la dirección musical de Federico Moreno Torroba.



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