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La lluvia amarilla



La lluvia amarilla (1988) es una obra del escritor Julio Llamazares.[1]​ Es el monólogo del último habitante de un pueblo abandonado del Pirineo aragonés, llamado Ainielle. Entre la «lluvia amarilla» de las hojas del otoño, que se equipara al fluir del tiempo y la memoria, o en la blancura alucinante de la nieve, la voz del narrador, a las puertas de la muerte, nos evoca a otros habitantes desaparecidos del pueblo, que lo abandonaron o murieron, y nos enfrenta a los extravíos de su mente y a las discontinuidades de su percepción en el villorrio fantasma del que se ha enseñoreado la soledad. En esta novela, Llamazares vuelve a hacer uso de un léxico vivo, preciso y genuino para crear un clima poético y un universo muy personal.

La obra fue inspirada en Sarnago, un pueblo deshabitado en las Tierras Altas de Soria, que tras una marcha forzosa de sus vecinos por una expropiación forestal, como ocurrió en otra decena de pueblos de la zona, hemos visto como Sarnago a través de su asociación ha sabido rehabilitar el pueblo, destacando el programa cultural en verano de gran nivel, un ejemplo en la recuperación y la lucha contra el abandono rural.

La novela es una narración poética que nos hace reflexionar, no solo sobre el tema central del libro (el abandono de los pueblos del Pirineo), sino también sobre la soledad, el tiempo, la muerte, la cordura y la locura. Sin embargo resulta difícil de creer que el personaje protagonista, Andrés un pastor de Ainielle, pudiera hablar y manejar el lenguaje tan magistralmente como se muestra en el libro (recordemos que Ainielle se sitúa en una zona de predominio histórico del aragonés), escrito en primera persona.




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