La oveja negra es una película mexicana de 1949, dirigida por Ismael Rodríguez, con las actuaciones estelares de Pedro Infante y Fernando Soler. Es uno de los trabajos más importantes de Pedro Infante, y también uno de los más humanistas que ha realizado.
Cruz Treviño Martínez de la Garza (Fernando Soler) es un borracho incurable, que hace sufrir mucho a su esposa Vivianita (Dalia Iñiguez) y a su hijo Silvano Treviño (Pedro Infante), con sus constantes faltas a la casa, amoríos y escándalos. Un día, este hombre Cruz Treviño es postulado como prefecto de su pueblo, mientras que otros amigos postulan a Silvano. Padre e hijo se enfrentan por el poder, saliendo ganador Silvano. En tanto Justina (Virginia Serret), uno de los amores de Silvano decide vengarse de él por haber preferido a Marielba (Amanda del Llano), seduciendo a su padre y provocando que se vuelva un peor ser humano. Silvano acepta ser su querer con tal de que deje a su padre en paz; según sus propias palabras, no lo hace por su padre, sino para aplacar el dolor de su madre. Cuando el padre se entera de todo esto, va a buscar a su hijo y se enfrenta con él. Viviana, en su lecho de muerte, suplica a Silvano que traiga a su padre, lo cual cumple. La película finaliza con la muerte de Viviana y el arrepentimiento de Cruz.
Canciones de: Gilberto Parra, Genaro Núñez, Felipe “Charro” Gil, Raúl Lavista. Interpretación de guitarra por el solista: Clemente Perea, Mariachi de Gilberto Parra.
Silvano dice la siguiente frase cuando está frente a su padre:
«Máteme, máteme, pero después vaya con mi madre, que se está muriendo y lo llama» «Todavia tiene leche en los labios ese chamaco y cree que sabe todo»
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