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La voz de los 80



La voz de los '80 es el primer álbum de estudio de la banda chilena Los Prisioneros, lanzado de manera independiente bajo el sello Fusion, el 13 de diciembre de 1984. Fue producido por el líder, vocalista, y compositor de las canciones, Jorge González, aunque este lo acreditó a nombre de la banda.[1]​ Se editaron mil copias en formato casete en su lanzamiento, hoy en día estos casetes son considerados objetos de culto del rock de Chile.[2][3]​ En agosto de 1985, Los Prisioneros consiguieron un contrato con EMI Odeón Chilena, relanzando ese mismo año, La voz de los '80 a nivel nacional y con proyección latinoamericana, logrando vender en Chile alrededor de 100 000 copias.[4][5]

El disco se grabó inicialmente y en su mayor parte en los estudios de Francisco Straub, pero se terminó y mezcló en los estudios de Caco Lyon. Se caracterizó por combinar el sonido simple de guitarra, bajo y batería; además, en algunos de los temas se usan sintetizadores como acompañamiento y batería electrónica.[6][7]​ Las canciones exponen críticas del mundo durante la década de 1980, logrando en la canción «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos» plasmar el ambiente de imperialismo estadounidense y de la Guerra Fría omnipresente en el subcontinente.

Es considerado el álbum más importante del rock de Chile y también el álbum juvenil más importante de la música chilena, puesto que los integrantes de la banda no superaban los veinte años de edad al momento de empezar su grabación.[8]EMOL incluyó el álbum dentro de su selección de 35 discos fundamentales de la música popular chilena.[9]La voz de los '80 fue elegido como el tercer mejor disco chileno de todos los tiempos, según la revista Rolling Stone Chile, superado por Alturas de Machu Picchu, de Los Jaivas, en el segundo lugar, y Las últimas composiciones, de Violeta Parra, en el primer lugar.[10]

Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia se conocieron en marzo de 1979, en el Liceo № 6 de hombres (actual Liceo Andrés Bello) de la comuna de San Miguel.[11]​ Este liceo no fue solamente representativo por ser el lugar donde se conocieron, explicó González en una visita que le hicieron a su establecimiento en 1987, también fue trascendental para la creación del primer disco de la banda.[12]​ En 1981, escucharon un especial de Radio Concierto del último álbum de la banda punk The Clash: Sandinista! De acuerdo con Narea, este disco fue clave para el posterior desarrollo de Los Prisioneros, porque les enseñó un rock con un sonido distinto a lo que antes escuchaban y con una versatilidad inédita.[13]​ González citó Sandinista! como su álbum favorito.[14]

En 1982, cuando cursaban el último año de enseñanza media, aprendieron a tocar guitarra, fue en ese tiempo que González empezó a escribir las primeras canciones que formarían parte del álbum debut.[15]

En marzo del año siguiente, después de haber dado la Prueba de Aptitud Académica (PAA), González ingresó a la Facultad de Artes de la Universidad de Chile para estudiar licenciatura en música, siendo compañero de quienes más tarde formarían parte de la escena del nuevo pop chileno: Igor Rodríguez (futuro miembro de Aparato Raro), Robert Rodríguez (futuro miembro de Banda 69) y Carlos Fonseca, con los últimos dos entabló una amistad rápidamente. Por su parte, Fonseca se hizo primero amigo de González e Igor Rodríguez, ya que sus preferencias musicales eran similares y los diferenciaban del resto.[16]​ Fonseca, nacido en Perú en 1961, a los cuatro años de edad se vino a vivir con su familia a Chile, en 1971 se mudaron a Argentina. Diez años después regresó definitivamente a Chile. «Me encontré con un país en el que no había nada y la relación de la gente con la música era muy light», declaró en su primera impresión al llegar.[17]​ El sitio web NaciónRock.com relató que la cultura, la bohemia y la juventud habían sido aniquiladas por las políticas de shock implementadas por el fascismo militar.[18]​ Ese año que Fonseca volvió a Chile, entró a estudiar ingeniería comercial —al igual que en Argentina— en la Universidad Católica, al mismo tiempo que abría la disquería Fusión. Sin embargo, con la aprobación de su padre, dejó la carrera para estudiar música. Es así, como en 1982, se dedica por completo a Fusión, y da la PAA para ingresar al año siguiente a la Facultad de las Artes.[16]​ González inmediatamente destacó como un estudiante agudo y brillante. Solía molestar a la profesora de lectura musical haciendo que todos sus compañeros se rieran; una de las primera veces que habló Fonseca con González fue luego de molestar a dicha profesora.[19]​ Una tarde, según el periodista Freddy Stock, mientras esperaban el profesor de audición, Juan Amenábar, Jorge escribía concentrado en su cuaderno, Carlos se acercó y leyó, eran los primeros «garabatos» de «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos».[20]​ Fonseca relataría más tarde al diario La Tercera: «Cuando lo vi escribiendo la letra de "Latinoamérica…", (lo encontré) originalmente talentoso».[21]

Una vez que terminaban las clases, Jorge se quedaba a una clase de piano que se realizaba en una sala de ensayo; allí, tomó lecciones con la profesora Georgina González, pero en lugar de practicar lo que solicitó la maestra, se puso a componer la mitad del repertorio que conformaría el primer disco: «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos», «Eve-Evelyn», «No necesitamos banderas», «La voz de los '80» y otros temas que no quedaron. Según Manuel Maira en su libro Jorge González. Una historia original, cuando Jorge compuso «La voz de los '80» con el piano de la universidad, lo hizo inicialmente como una balada, pero poco a poco fue acelerrándole el pulso hasta convertirlo en un «hit de discoteque». El relato sigue que cuando hizo el primer demo de «La voz de los '80», lo grabó en dos radiocaseteras con Miguel, a quien le advirtió que «la batería tenía que ahorrar bombos y redobles para agilizar su partida». Luego inventó el solo y la letra.[22]​Posteriormente, Claudio cambió el rasgueo de la canción, que al principio era plano, y a Jorge le pareció bien y quedó así.[23]​ Después hacía los arreglos para la guitarra y batería.[24]​ Las primeras canciones que González compuso eran muy simples, estaban en do y la menor, y, «justamente, esas son las primeras escalas que se empiezan a ver el primer semestre de una carrera como esta», señaló César Quezada, compañero de Jorge en la Facultad de las Artes. También César comentó que Jorge se asombró al ver que entre las notas blancas del piano había un semitono, y usando esa lógica, creó «Eve-Evelyn». «O sea, apenas conocía algo, lo asimilaba y componía. Lo convertía a su música» dijo.[25]​ Jorge explicó que cuando empezó a hacer canciones como «Eve-Evelyn», tenía cierta preocupación por los semitonos y por un tipo de armonía que pusiera «como medio nervioso».[26]

El 1 de julio, Jorge González, Claudio Narea y Miguel Tapia hicieron debut utilizando por primera vez el nombre definitivo de la banda, «Los Prisioneros», en el Festival de la Canción del Colegio Miguel León Prado donde estrenaron nuevo repertorio con antiguos temas de sus anteriores agrupaciones: Los Pseudopillos y Los Vinchukas, y las canciones que Jorge había escrito en las últimas semanas motivado por las experiencias universitarias.[20]

Los primeros demos, Jorge los grabó en solitario con dos radiocaseteras, en su casa en San Miguel, la base de la batería en una cinta, que luego reproducía al mismo tiempo que tocaba la guitarra. Todo eso quedaba registrado en la otra casetera. Enseguida, repetía el procedimiento con el bajo, y luego con la voz. «Me acercaba o me alejaba del micrófono para regular el volumen de la mezcla», dijo.[27]​ Estos se los entregó a Carlos para un programa que el último tenía para fin de año en Radio Beethoven, en donde iban a presentar nuevos artistas chilenos. Éste quedó asombrado luego de oírlos, imaginando todo lo que sucedería después «y un poco más», declaró.[21]​ Más tarde, Jorge le presentó a Claudio y Miguel. Carlos le señaló a González y Tapia que Narea tenía que ser cambiado, al ver que era poco prolijo en la guitarra, sin embargo, ellos dos se negaron a sustituirlo, ya que todos ellos tres formaban Los Prisioneros.[28][29]

Carlos convenció a su padre, Mario Fonseca, de que la banda tenía proyección a futuro, para que decidiera invertir en ella.[11]​ En noviembre de 1983 —ya convertido en el representante del grupo—, Carlos los llevó a grabar los primeros demos, en el segundo piso de la disquería Fusión, en un estudio amateur que él mismo armó con cajas de huevo en la pared. César Quezada, excompañero de Jorge y Carlos, y que frecuentaba Fusión para comprar música, fue quien los grabó. «Se grababa de un deck stereo a otro, primero en dos pistas, se unían, se pasaban al mezclador y se juntaban a otras dos pistas», señaló Quezada.[30]​ Según Claudio, sus dos compañeros: Jorge y Miguel consumieron estimulantes que les proporcionó Carlos, dado que la grabación se hizo en la noche y éste creía que era la única forma en que podían rendir.[31]​ Narea también recuerda que ya estaban incluidas en el repertorio «La voz de los '80» y «Brigada de negro», pero también existían otros temas que terminaron siendo descartados, como el reggae «Para eso está la publicidad» y «La gran oportunidad»; esta última canción hablaba sobre la falta de oportunidades para los nuevos artistas.[31]

El resultado de la grabación dejó «un ruido de cintas impresionante», señaló César, «pero que sirvió para grabar una sesión maratónica de todo un fin de semana, muy extenuante, hasta que tuvimos el primer caset».[32]​ La calidad de los instrumentos era mediocre, señaló Claudio Narea: «Ni siquiera teníamos amplificadores, por lo que generalmente, Carlos Fonseca debía arrendarlos. [...] Era ilógico que nosotros, que éramos cabeza de cartel en todos lados, no tuviéramos instrumentos decentes».[33]​ Mario decidió seguir invirtiendo dinero en la banda hasta poder comprar instrumentos propios, lo que se concretó en octubre de 1984. Posteriormente la banda tuvo que devolver todo lo invertido a Mario Fonseca con lo poco que ganaban haciendo presentaciones, lo que les tomó un año y medio; es decir, que el grupo no ganó dinero hasta 1986, de acuerdo con declaraciones de Narea.[33]

Un par de semanas después de grabar los demos, Carlos Fonseca —bajo el seudónimo de Alberto Velazco— escribió un artículo sobre la banda en una revista llamada Mundo Diners Club y después pasó un par de temas en Fusión contemporánea, programa que conducía en un espacio cedido por Radio Beethoven. De esta manera, «La voz de los '80» y «Brigada de negro» fueron expuestas a todo Santiago a fines de 1983.[34]​ A comienzos de 1984, en el segundo piso de Fusión grabaron nuevos demos, que incluyeron «No necesitamos banderas», «Sexo» y «Mentalidad televisiva».[35]

Los Prisioneros no quedaron satisfechos con los resultados de los demos, por lo que decidieron ir a un estudio profesional. Entre marzo y octubre de 1984, grabaron su primer álbum en una pequeña sala de una casa-estudio —que contaba con instalaciones empleadas con frecuencia por bandas de cumbia—[27]​ ubicada en Santiago Centro, bajo la supervisión de Francisco «Pancho» Straub y Andrés Miquel.[36]​ En ese tiempo, Pancho escuchaba otro tipo de música —del estilo de Chick Corea o Weather Report— que era distinta a lo que oían Los Prisioneros, pero las letras de estos lo dejaron impresionado.[37][38]​ En una entrevista para conmemorar el 25° aniversario de La voz de los '80, Francisco recordó que lo primero que le sorprendió de Los Prisioneros fue su profesionalismo, en especial, el de Jorge González «que llegó con un cuadernito con tres hojas promedio por canción. Lleno de anotaciones y detalles de lo que él quería para los temas».[37]​ En otra entrevista posterior, Straub fue más específico «Lo que me llamó la atención de González, no fue necesariamente la cuestión musical, [...] Fue su cabeza, y no es tan normal entre los músicos, tenía todo el disco, y sabía en qué lugar de la canción iba cada cosa. [...] En el estudio, el que cortaba todo era él. No lo dice en el disco, pero él fue el productor. Los Prisioneros eran Jorge González».[39]

Claudio Narea recuerda que fue «como grabar en familia», todos los que estaban en el estudio se asombraron con sus canciones, sin embargo, los costos para grabar eran muy altos por lo que tenían que sacar las cosas a la primera.[4]​ Además no lograban llegar a un acuerdo con los ingenieros, debido a que ellos querían sonar distinto a lo común de esos tiempos en Chile. «Las técnicas de los ingenieros de esa época todavía adeudaban mucho del rock sinfónico y de ese sonido más sintético, nos costó llegar a una cosa más cruda que era lo que Jorge (González) buscaba», recuerda Carlos Fonseca.[4]

El disco se grabó con una cinta de ocho pistas y pocas posibilidades de efectos.[37]​ El único efecto que había era una reverb, todo lo demás era música, señaló González.[40]​ Jorge destacó la labor de Pancho Straub en la parte técnica: para «¿Quién mató a Marilyn?», Straub consideraba que la guitarra conectada con el amplificador y el micrófono, no generaba suficiente impacto; entonces montó unos parlantes grandes de amplificación para recitales en el estudio e hizo que Claudio tocara la guitarra en la sala de control.[40]

En mayo grabaron «La voz de los '80». Desconfiados del sonido de la batería en los demos, le mostraron los discos de The Cars y de otros grupos a Straub para señalar cómo querían que sonara. A él se le ocurrió emplear un teclado Korg y así tuvieron un mejor sonido.[41]​ Narea participó en los coros, a diferencia del resto de las canciones, donde Jorge lo ignoraba para realizar dicha labor, pidiéndoselo expresamente a Miguel —aunque el mismo Claudio reconocía que no cantaba bien—, en esta ocasión el guitarrista se sintió con la confianza, y participó sin que lo llamaran.[41]​ La canción que daría nombre al disco, fue el primer tema que escucharon terminado.[42]​ Jorge recuerda que la grabaron como una canción «suelta» y que la pusieron en un casete que de alguna forma, la gente comenzó a piratear y la hizo un éxito en fiestas, a pesar de que no estaba como sencillo y que nunca se convirtió en las radios.

La banda Poozitunga también estaba grabando sus temas en el estudio de Straub, turnándose con Los Prisioneros; los primeros grababan de noche y los segundos de día. Sin embargo, cuando había que masterizar las canciones de Poozitunga, Pancho viajó a Londres, dejando así abandonado el proyecto de estos, mientras que con Los Prisioneros terminó todo.[43]​ El disco estaba casi listo, pero Jorge consideró que algunos temas no sonaban bien; según Carlos Fonseca, la grabadora de Straub estaba mal calibrada, en una velocidad distinta, dejando mal las mezclas.[44]

Carlos decidió llevar a Los Prisioneros al Estudio A porque se decía que se grababa bien ahí.[7]​ Allí conocieron a su propietario, el ingeniero Alejandro «Caco» Lyon,[4]​ quien estaba equipado con una grabadora de dieciséis pistas y buenos micrófonos.[45]​ Lyon no había oído hablar de ellos, entonces le preguntó a Straub y este le comentó acerca de las letras de la banda, lo que llamó la atención a Caco.[7]​ El primer día Jorge y Caco no se entendieron muy bien, por lo que nada sonaba como querían y no obtuvieron resultados convincentes. Cuando terminó el día, Fonseca recuerda que «Caco dijo: "Cortémosla acá y mañana empezamos de nuevo" y como que no existió, no lo voy a cobrar. En esa época, donde las monedas faltaban y era un gran esfuerzo para nosotros ir a grabar, fue como un: "Puta, Caco, buena onda"».[46]​ Cerca de cuarenta horas en total, tomó la grabación del disco. «Como tenían un presupuesto más limitado, teníamos que grabar relativamente rápido», recordó Lyon, considerando que por esa época, una hora de grabación podía fluctuar entre los 30 000 y 40 000 pesos de hoy: unos 5000 pesos de ese entonces, indicó La Tercera.[21]

El disco ya venía casi listo. Caco lo mezcló y grabaron «Sexo», «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos», «No necesitamos banderas» y «Nunca quedas mal con nadie». Es decir, todas las canciones reggae y ska fueron grabadas allí, todas las demás fueron grabadas donde Straub.[47]​ La última canción que grabaron fue «Nunca quedas mal con nadie», cuando se estaban mezclando los temas.[15]​ La grabación del tema fue en una toma, recordaba Jorge en 1991,[15]​ aunque en 2002 señaló tuvieron que repetir varias porque a Claudio le costaba una parte.[48]​ Además, fue el mismo día en que Jorge cumplía veinte años; Jacqueline (futura esposa de Jorge) estaba sentada en el amplificador del bajo.[48]​ Solo un día —entre tres o cuatro horas— tomó grabar «Nunca quedas mal con nadie».[7]​ Lyon dijo que si se escucha hoy, no suena bien, pero la canción es lo que trasciende.[7]

Posteriormente, para la edición de EMI de 1985, volvieron al estudio de Caco para regrabar «Mentalidad televisiva», debido a que Jorge no le gustaba el sonido de la versión grabada donde Straub.[49]​ La nueva versión sería la más difundida, porque la original en su momento fue conocida únicamente por las mil personas que compraron la edición de Fusión.[23]

De acuerdo con NuevaSantiago.com, en La voz de los '80 «el sonido rasposo y afilado de las guitarras, las figuras presentes y destacadas del bajo, la voz desafiante y enérgica, la batería simple, pero marchante y sobre todo las letras contingentes y furiosas, son un resumen del periodo 77-80 de The Clash. Posteriormente, en La cultura de la basura y el video de "We are sudamerican rockers", recuperan la estética guerrillera de The Clash,[50][51]​ estética que también adopta el punk local».[52]​ Según el conductor de radio y televisión —ex videojockey de MTV Latinoamérica— chileno Alfredo Lewin, en La voz de los '80 se respira punk rock en cada tema. «La canción que le da el nombre al disco es nuestro equivalente a "Smells Like Teen Spirit" de Nirvana. El resto de los temas son la dinámica urgente del desasosiego personal y social. Algo estaba cambiando en 1984 y Jorge González llegó para expresarlo con una lucidez digna de Bob Dylan o Joe Strummer. Por su pulso rítmico, afortunadamente la voz se oyó fuerte y clara, un fenómeno de masas».[53]​ Pero Los Prisioneros nunca se consideraron partes del movimiento punk ni del movimiento hippie, en su entrevista con el periodista Emiliano Aguayo en el libro Maldito sudaca: conversaciones con Jorge González, el vocalista dijo:

La que canción que abre y da nombre al disco, «La voz de los '80», critica precisamente estas tribus diciendo que la atmósfera estaba saturada de aburrimiento: «Los hippies y los punks tuvieron la ocasión de romper el estancamiento/ en las garras de la comercialización murió toda la buena intención»,[55]​ señalando que tuvieron su oportunidad de cambiar el mundo y no lo hicieron,[56][n. 1]​ y que en lugar de eso, terminaron sucumbiendo ante el capitalismo.[58]​ Según Alex Zapata en la revista digital Pensamiento crítico, esos versos serían una «profecía autocumplida» ya que Los Prisioneros cayeron en lo que ellos mismos criticaban.[51]​ «La voz de los '80» continúa diciendo que «las juventudes cacarearon bastante», donde González hace una crítica negativa sobre la juventud de la década de 1960, que adhería precisamente con el movimiento hippie.[59]​ Así mismo, «La voz de los '80» sigue con «Deja la inercia de los setenta» —reprendiendo la década pasada— y que «Ya viene la fuerza, la voz de los ochenta»,[56]​ advierte el hablante pero que no se sabe cuándo.[60]​ Si bien no está claro en qué consiste específicamente, toma posición frente a las trampas del sistema y hace un llamado a ser auténticos y a atreverse.[55]​ Según Manuel Maira, mientras escribía Jorge los versos, fantaseaba que habían un montón de bandas como ellos haciendo canciones similares en América. «Imaginaba jóvenes tomándose el mundo a través de la música», concluyó.[22]​ En cuanto a la música, Jorge González señaló que la hizo pensando para bailar en las discoteque, «porque era una canción tiradora para arriba, eufórica, que levantaba de moral», señaló confesando además, que para él era una canción más del montón, pero que Carlos Fonseca la vio como un gran sencillo y él sabía elegirlos.[48]

«Brigada de negro» fue la primera canción «rara» que salió de Los Prisioneros. González cuenta que hizo un demo en solitario, mientras pensaba en Miguel Bosé para que la voz le saliera baja. Era la que más le gustaba a Pancho Straub.[48]​ La música la compuso en un piano, pensando en el tema «Johnny Can’t Read», de Don Henley.[48]​ Sobre la letra dijo que se explica a sí misma. «Cuando escribo una letra yo me inspiro no más. No pienso a qué voy o no a apuntar o que reacción voy a conseguir. “Brigada de negro” no tenía idea para dónde iba».[48]​ Según Claudio Narea, cuenta de aquellas noches en que Jorge y él iban a las fiestas escolares de San Miguel en busca de chicas, pero estas siempre los rechazaban.[61]

«Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos» es una crítica sobre la relación entre los Estados Unidos con Latinoamérica, tema que sigue siendo contingente en la actualidad.[62]​ Se inspiró en la canción «Buena suerte» del grupo venezolano Las Cuatro Monedas y en UB40.[48]​ Fue una de las canciones que escribió González durante la universidad y la letra le mostró a Fonseca, por aquel entonces, su compañero.[48]​ Para escribir la canción, se inspiró en Florcita Motuda, quien hacía canciones largas y tenían muchas letras y, que Jorge siempre admiró por ser un gran letrista y artista experimental. La canción esta llena de clichés sobre Latinoamérica, más tarde González confesó que no tenía conocimiento de nada de lo que decía aunque «hay que reconocer que los clichés se forman por algo», afirmó.[48]​ «Eve-Evelyn» es sobre una chica —que efectivamente existía y tenía el mismo nombre—, que a todos les gustaba. Vivía a dos cuadras de la casa de Miguel Tapia, sin embargo, González afirmó que nunca pudo tener nada con ella. Se inspiró en la canción «Maniac», de Michael Sembello de la banda sonora de Flashdance.[48]

«Sexo» es una crítica a la hipocresía de la sociedad al abordar el tema del sexo y a los medios escritos de prensa que invierten en publicidad cargada de erotismo.[62]​ Jorge hizo la canción por su admiración por el ska; afirmaba que sonaba «como tarro», por lo que les resultaba fácil tocarla; sobre todo la batería de la banda, que la hermana de Miguel compró a una orquesta de cumbias, sonaba como tarro.[48]​ El verso «Gamulán que se duerme se lo lleva la corriente, tangente de cuarenta y cinco» fue rescatado por Jorge de una canción que compuso tiempo atrás con Claudio en el primer grupo que armaron, Los Pseudopillos, titulada «El gamulán». «Según nosotros el gamulán era una ave muy grande que al morir se la cae la piel, la que finalmente cae en poder de los seres humanos y estos lo utilizaban para abrigarse en invierno», explicó Narea. «Era un tema similar en estructura de los años cincuenta y a él [Jorge] le pareció lógico mezclarlos. “Sexo” era tan parecido al tema de Los Pseudopillos [...]. Me sorprendí mucho al ver la portada del caset La voz de los '80, editada por Fusión, en donde aparecía como coautor de “Sexo”. Me dijeron que el tema “El gamulán” estaba escrito por nosotros dos. Me sentí incómodo y se lo dije a Jorge. En la edición posterior que realizó EMI, en agosto de 1985, ya no aparecí».[63]

«¿Quién mató a Marilyn?» es el tema más antiguo del disco. Miguel escribió la letra, la cual se la mostró a Jorge en el colegio y el último hizo la música en piano. Esta es la única canción que no es cantada por González, sino por Tapia, siendo, además, la única donde Jorge no aparece como único autor.[64]​ Es una crítica divertida a la excesiva importancia que le dieron los medios a la muerte de Marilyn Monroe en Estados Unidos y que repercutió en Chile recobrando fuerza en la década de 1980. «Empezaron a decir que el médico la mató, o un agente de la CIA», contó González en una entrevista que concedió a la revista Super Rock en 1987. «Y por eso lo del "Ratón Mickey" o el "Sacsahuamán"», explicó.[65]​ Esto fue confirmado por Miguel, quien definió la canción como una «sátira», ya que todos los días en la televisión de aquellos años, especulaban acerca del tema, evadiendo temas más contingentes en el país, como las violaciones de los derechos humanos.[66]​ La música estaba inspirada en The Cars: en el sonido de la caja de la batería bien fuerte, «pero el bombo no tanto», según González.[48]​ «Paramar» también estaba inspirado en The Cars, además, en la canción «Jessie’s Girl» de Rick Springfield.[48]​ Según la autobiografía de Claudio, Mi vida como prisionero, está dedicado a su hermana Cecilia Narea, con la cual Jorge habría tenido una relación al mismo tiempo que con Jacqueline Fresard —su futura esposa— pero decía amar a Cecilia.[67]

«No necesitamos banderas» es un reggae pero según Jorge, más punky.[48]​ Consiste una proclama Anarquista[62]​ que plantea destruir todo para que de eso salga algo distinto.[51][68]​ Por varios años a Jorge no le gustó ni la letra ni la música, solo le llegó a agradar cuando la banda chilena Bambú realizó una versión en 1996,[48]​ incluida en un EP del grupo que llevó por nombre el título de la canción, y que, además, contó con un vídeo promocional, en el que participó Claudio Narea. Según Bambú, banda que lideraba Quique Neira, «No necesitamos banderas» fue la primera canción reggae que se grabó en Chile.[69][n. 2]​ Para «Mentalidad televisiva», González se inspiró en la canción proveniente del Festival de Viña del Mar. «Viña es un festival/ música junto al mar».[48]​ A diferencia de la demás canciones, donde los riff y solos de guitarra fueron creados por Jorge,[71]​ el solo de «Mentalidad televisiva» lo hizo Claudio.[23]

«Nunca quedas mal con nadie» es una crítica a los artistas del Canto Nuevo,[55]​ aunque González dijo más tarde que podría perfectamente ser para U2, Pink Floyd, Sting o The Rolling Stones, que se hacían los rudos pero que al final solo hacían dinero.[48]​ Inspirada en «Pretty boys» de Joe Jackson; González reconoció que quería que fuera un éxito. Fue pensada para ocupar el lugar que ocupa, al final del disco, para invitar a escucharlo de nuevo.[48]​ El «imbécil barbón», mencionado en «Nunca quedas mal con nadie», marcó una diferencia entre la música del Canto Nuevo y el naciente punk chileno; el primero, profundo y autoconsciente —en palabras de la periodista Marisol García—, y el segundo orientado «a hablarle a la gente como uno, y no encerrarse en una peña pensando que los que están adentro tienen razón», de acuerdo a Jorge González.[17]

Con respecto al disco en su conjunto, González confesó que querían sonar distinto al resultado final. Él quería trabajar con sintetizadores, pero debido al alto costo les resultó asequible realizar un trío de guitarra, bajo y batería, y la gente los conoció así, «como un trío roquero, bien punk».[15]

Dos temas estaban incluidos en el disco en un principio, pero quedaron fuera del álbum por no estar a la altura del resto de las canciones.[72][23]​ «Mi profesor se está volviendo loco» —descrito por Mauricio Jürgensen en La Tercera— como un rock acelerado, con pulso tipo «La voz de los ‘80», que finalmente apareció en el álbum recopilatorio Ni por la razón, ni por la fuerza, y «Descubre tus poderes» —descrito por Jürgensen— como un reggae desencantado que fue escrito, compuesto e interpretado por Miguel Tapia, este se puede encontrar en YouTube.[72][23]​ Aquí era cuando Fonseca intervenía en el grupo, decidiendo qué canciones quedaban y cuáles no.[72]

Narea y Tapia componían, pero a la hora de seleccionar las canciones que iban a quedar en el álbum, las de González eran mejores y además era el que más componía, señaló el propio Jorge, siendo la excepción «¿Quién mató a Marilyn?», escrita por Miguel Tapia.[54]

Se hicieron dos portadas, la primera para el sello Fusión y la segunda para la reedición de EMI, siendo esta última la que más se conoce. La fotografía para la primera portada del disco fue tomada por Cristián Galaz en febrero de 1984 en una abandonada fábrica de la Compañía de Cervecerías Unidas (CCU) por idea de Fonseca. «Me gusta ese entorno medio destruido que rodea al grupo en esa foto», dijo Galaz. «Yo era más viejo que ellos, tenía unos cinco o seis años más, y me parecía que el mejor concepto era esa cosa medio punk y nada glamorosa ni colorida, considerando que esa era la estética que se imponía en esa época de los 80. Esto es crudo y en blanco y negro. Muy “Prisioneros”».[73]

La foto de la segunda portada también fue tomada por Cristián Galaz, en octubre de ese mismo año, en el sector de La Vega Central y Patronato.[74]​ En 2009, la portada fue exhibida en la Casa de América en Madrid, España, dentro de una muestra de 500 portadas de álbumes latinoamericanos; fue elegida por la «pose punk y transgresora», según Rubén Scaramuzzino, organizador de esta muestra titulada ¡Mira Qué Lindas!. «Salimos con los chalecos en forma de V y las zapatillas North Star porque era la ropa que teníamos, no había otra intención», dijo Narea a Las Últimas Noticias. «De algún modo se vio como rebelde porque no usábamos la ropa de moda, le hacíamos la cruz a los pantalones amasados».[74]

Con respecto al título, al principio, Los Prisioneros querían seguir la línea de las bandas que ellos admiraban y ponerle el nombre del grupo a su disco debut, sin embargo, Fonseca fue el que planteó que el álbum se llamara La voz de los '80,[72]​ algo que no fue bien recibido por los muchachos al comienzo, pero que, más tarde comprendieron que la decisión de Fonseca fue la correcta.[75]

El álbum salió a la venta el 13 de diciembre de 1984, primero se sacaron 500 copias una parte a Fusión, donde Jorge trabajó un tiempo como vendedor, y lo más probable es que atendió a quienes compraron el casete.[9]​ Otros fueron repartidos en otras disquerías como Feria del Disco. En marzo de 1985 se hicieron otras 500 copias; por aquel entonces Fonseca estaba buscando un sello discográfico con el cual asociarse.[76]​ En su primera edición el disco no tuvo buena acogida. Fonseca recordó: «Fue difícil que la gente lo captara de buenas a primeras, en Fusión estábamos rodeados de gente que sabía de música, yo recomendaba muchos artistas, la mayoría se sorprendía pero no le tomaban el peso como yo lo hacía. Partiendo por los medios de difusión, la radio no estaba interesada en Los Prisioneros en un principio».[77]

En esa época, los medios de comunicación acogían principalmente a artistas argentinos, y La voz de los '80 se agotó apenas seis de meses de salir en venta.[78]​ Apenas sus temas fueron tocados en Radio Galaxia y pudieron aparecer por televisión en Canal 11, Sábado gigante y la Teletón de 1985, siendo en este último evento donde la banda sufrió su primera censura mientras interpretaban el primer sencillo del álbum, «La voz de los '80»; Televisión Nacional de Chile (Canal 7), en ese entonces controlado por la Junta Militar, se salió de la señal. Según Narea, habían considerado que podían ser algo peligrosos para la estabilidad del régimen de Augusto Pinochet.[23]​ Al respecto, Fonseca afirmó que en ningún tema del primer disco se atacaba la dictadura militar ni se hacía un tributo a Salvador Allende.[17]

La escasa difusión radial, y también de la televisión y la prensa escrita, de «La voz de los '80» y a los artistas del nuevo pop chileno, hizo que Carlos escribiera en la revista Mundo Diners Club: «Hay una serie de temas mediocres que obtienen la oportunidad de salir al aire únicamente porque vienen del extranjero y suenan bien, con la errada concepción de que por esos méritos van a tener más éxito que un tema como, por ejemplo, “La voz de los '80”, al que escamotean espacio».[79]​ En agosto de 1985, mientras Los Prisioneros interpretaban en vivo la canción «Ellos dicen no» —que hacía referencia a la falta de oportunidades que tenían ellos y los artistas del nuevo pop chileno en los medios— en el Teatro Cariola, antes de finalizar el tema, Jorge agregó: «¿Qué tiene de malo “La voz de los '80”, o lo tenemos que grabar en inglés?». Más tarde, Jorge tuvo que cambiar la letra de «Ellos dicen no» —para que pudiera entrar precisamente a los medios de comunicación— reemplazándola por una de amor, convirtiéndose así en «Por favor» que formaría parte del segundo álbum del grupo, Pateando piedras.[80]

Los Prisioneros grabaron una versión extendida de doce pulgadas (conocido como remix) de «La voz de los '80», que iba a ser presentado en Radio Concierto pero nunca fue puesto al aire,[81]​ ya que a Fernando Casas del Valle —director artístico de la emisora en aquel entonces— explicó que simplemente no le gustaba, y que en general no les parecía.[82]​ Enfadados, Los Prisioneros se burlaron de esta radio en la canción «Independencia cultural», el que comienza diciendo: «Y ahora en Radio Concert y sólo por ser hoy 18 de septiembre, presentamos al grupo local Los Prisioneros y su nuevo single “Independencia cultural”». El tema termina reiterando la idea y con la frase: «Nos estaremos viendo el próximo 18».[83]​ Irónicamente, entre 2008 y 2014 Radio Concierto utilizó como eslogan La voz de los '80.

En 1982, en Argentina, durante el mandato de Leopoldo Galtieri, el país había entrado en conflicto con Inglaterra por las Islas Malvinas, por lo que se decretó la ley de prohibición de la música en inglés en ese país, desarrollándose así el rock en español. Jorge González le explicó al periodista Emiliano Aguayo que relación tuvo el movimiento del Rock argentino con el Rock de Chile:

Según las propias palabras de Jorge González, el segundo sencillo «Sexo» fue el único tema del disco que entró en las listas de éxitos aunque no llegó a los primeros puestos, de acuerdo a la revista Vea, especializada en las listas musicales chilenas de la época.[85]​ González destacó: «Esta canción logró estar como máximo 45 en un ranking, pero fue muy tocada en las casas, en las peñas universitarias, en fiestas anónimas, y eso fue finalmente lo que hizo tan grande a este disco».[10]​ Por otra parte, en la televisión no se les permitía tocar «Sexo», solo ciertos temas como «La voz de los '80» o «Paramar». González se molestaba al respecto, ya que estaban promocionando «Sexo» como sencillo.[59]​ En Martes 13, cuando se le prohibió cantar el tema, ya que el solo título escandalizaba a las autoridades del canal católico, Los Prisioneros abandonaron el estudio de televisión quedando enemistados con la estación.[86]

En agosto de 1985, Los Prisioneros firmaron contrato con el sello EMI y este reeditó el álbum. Para entonces, el álbum se encontraría agotado y sirvió para relanzarlo y promoverlo a escala nacional y latinoamericana. Entre fines de 1985 hasta el verano de 1986, las ventas del casete crecieron gracias al respaldo de EMI; se calcula que se vendieron alrededor de 100 000 copias en Chile.[4][78]​ Con la salida del segundo álbum de la banda, Pateando Piedras, se desató el fenómeno de Los Prisioneros.[11]

En 1988, Los Prisioneros publicaron para Perú, Ecuador, Colombia y Venezuela un álbum recopilatorio de los dos primeros álbumes, titulado Los Prisioneros, de los doce temas, seis eran de La voz de los '80, las cuales fueron «¿Quién mató a Marilyn?», «Brigada de negro», «Nunca quedas mal con nadie», «Sexo», «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos» y «Paramar». Para esta edición se regrabaron todas las canciones del primer álbum, excepto «Nunca quedas mal con nadie».[87]​ Esta versión de «Sexo» fue utilizada para la realización del videoclip, bajo la dirección de Cristián Galaz, y que en 1998, fue premiado con el Coral Negro en el Festival de Cine de La Habana, Cuba.[88]

En 1995, el sello EMI reeditó los cuatro primeros álbumes de Los Prisioneros en una versión digitalmente remasterizada.[87]

A fines de 2010 e inicios de 2011, Jorge González inició una gira en varias partes de Chile, interpretando La voz de los '80 íntegramente en vivo y en directo, con el respaldo de Gonzalo Yáñez (en la guitarra eléctrica), Jorge Delaselva (en el bajo), Felipe Carbone (en los teclados) y Pedropiedra (en la batería),[89]​ presentándose en el Festival El Abrazo 2010.[90]

El 31 de agosto de 2011, EMI los relanzó nuevamente con motivo de celebrar el 25° aniversario de Pateando piedras. Los cuatro entraron entre los diez más vendidos en Chile ese año, de acuerdo a Feria Mix.[91]​ El 19 de diciembre, fueron publicados en vinilo.[92]​ En 2012, el contrato de La voz de los '80 con el sello expiró y se descontinuó,[76]​ siendo parte del catálogo de Los Prisioneros —como Estadio Nacional (Warner Music, 2002)— que quedó en el aire. La mayor parte de la discografía de Los Prisioneros, pasó al control de Universal Music, cuando en septiembre de ese año, adquirió EMI.[93][n. 3]​ Hasta ese entonces, se vendieron —según propietarios de EMI— más de 149 000 ejemplares de La voz de los '80 en todos sus formatos.[95]

El 1 de noviembre de 2014, La voz de los '80 fue reeditado en formato CD por el sello Chilevisión Música para conmemorar los 30 años de su lanzamiento.[77]​ También se dispuso en descargas digitales por Portaldisc y en ITunes, e hizo debut en las redes streaming Spotify, Deezer y Google Play. Unos días después salió en formato casete.[96]​ El 15 de mayo de 2015, se lanzó la edición definitiva de vinilo, la calidad del audio provino del vinilo de 1987 editado en Argentina, misma que fue usada para la reedición de 2011. Para ese entonces, todas las copias ya se habían agotado antes de estar en venta, por lo que se tuvieron que hacer más para cubrir la demanda.[97]

Según los periodistas Óscar Contardo y Macarena García, la publicación de La voz de los '80 marcó el «inicio de la historia del pop chileno».[98]EMOL dijo «No era habitual escuchar sonidos como los de esas canciones en un medio atrasado de noticias si se trataba de rock. Palabras y ritmos como reggae, ska, punk, rockabilly, new wave o tecnopop sonaban de por sí atractivos y novedosos».[99]​ Rodrigo Carvajal de Rockaxis dijo que este disco alzó el nombre de Los Prisioneros y —sobre todo— el de Jorge González, como uno de los principales referentes del rock de Chile. «Y esto sí que es meritorio pues en el rock nacional no son muchos los álbumes que pueden darse el lujo de ser reconocidos transversalmente por todo el mundo… pero lo que provocaron Los Prisioneros con esta placa difícilmente pueda volver a repetirse, por la época, el contexto, el mensaje y la forma de encarar musicalmente las composiciones incluidas en este disco» afirmó.[64]​ El periodista Freddy Stock señaló en la revista Rolling Stone Chile que La voz de los '80 es el disco más importante del rock chileno, asegurando que fue el primer álbum en la historia musical de Chile que mezcló la ruptura social con la fuerza del rock.[100]

En abril de 2008, la revista Rolling Stone Chile posicionó a La voz de los '80 en el puesto n.º 3 dentro de los 50 mejores álbumes de Chile; de acuerdo a la votación de cincuenta músicos chilenos, fue solo superado por Alturas de Machu Picchu de Los Jaivas en el segundo lugar y Las últimas composiciones de Violeta Parra en el primer lugar.[10]EMOL lo catalogó como parte del patrimonio cultural chileno cuando hizo su selección de los 35 discos fundamentales de la música popular chilena, afirmando que no fue «sólo por su conformación musical, sino también por los efectos que tuvo en el pensamiento juvenil de la época».[9]​ El diario colombiano El Tiempo destacó a La voz de los '80 dentro de los cuatro primeros discos de Los Prisioneros, asegurando que los hizo ganar un espacio en el escenario del rock latinoamericano.[101]

En el segundo episodio de la tercera temporada de la serie de televisión emitida por Canal 13, Los 80 —titulado precisamente «La voz de los '80»—, hicieron un especial dedicado a Los Prisioneros, el cual se situaba un mes después del terremoto de Algarrobo, en abril de 1985.[102]​ En dicho episodio, el personaje Martín Herrera descubre al trío san miguelino en un recital cuando interpretaban «La voz de los '80», alcanzando 30 puntos de rating.[103]

A principios de 2010, poco tiempo después del 25° aniversario, la banda chilena Los Miserables hizo su propia lectura de La voz de los '80 en un trabajo de estudio que fue terminado de grabar tres días antes del terremoto que aconteció ese año. Los temas fueron casi respetados a como fueron hechos originalmente, solo se aceleraron, y en «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos», las citas a Ronald Reagan y Carolina de Mónaco fueron actualizadas por los nombres de Barack Obama y Paris Hilton, respectivamente.[104]​ Según el líder de Los Miserables, Claudio García, «La voz de los '80 es el mejor y más importante disco del rock chileno».[105]

Otros artistas chilenos afirman que La voz de los '80 marcó un hito musical y social en Chile; algunos de ellos comentaron su impresión cuando escucharon el álbum por primera vez. Don Rorro de Sinergia dijo:

Camilo Castaldi «Tea-Time» de Los Tetas dijo:

Quique Neira exintegrante de Gondwana y Bambú, hizo una versión de «No necesitamos banderas» con esta última banda; sobre el tema afirmó que fue el que más le impactó del disco y que le abrió la puerta a los sonidos del ska, el punk y el reggae que lo acompañaron con fuerza toda la década de 1980. «Es una canción que me identificaba mucho, junto con “Paramar”, que es a la vena, “Brigada de negro”, que tiene misterio desde el título. El disco me gusta entero», dijo.[99]​ «Años después [con Bambú] grabamos "No necesitamos banderas" porque tocábamos esa canción por gusto. Ese Riff es como "Smoke on the Water". Es un antecedente para el reggae chileno». El cantante culminó diciendo que Los Prisioneros fueron la primera banda de rock en español que escuchó.[99]

El músico y periodista Gonzalo Planet dijo: «Es un disco súper redondo. Parece un grandes éxitos», afirmó. Sobre el tema homónimo comentó: «Musicalmente es poderosa, con esa progresión de acordes atractiva en el coro, y tiene esta cosa muy consciente como de un punto de partida».[99]Pedropiedra —uno de los músicos que acompañó a Jorge González en la gira donde recreó íntegramente La voz de los '80 en vivo— dijo que «Latinoamérica es un pueblo al sur de Estados Unidos» fue posiblemente el primer reggae que escuchó en su niñez.[99]

Todas las canciones escritas y compuestas por Jorge González, excepto donde se indica.



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