Julia Jean Mildred Frances Turner (Wallace, Idaho, 8 de febrero de 1921-Los Ángeles, California, 29 de junio de 1995), conocida como Lana Turner, fue una actriz estadounidense, símbolo sexual de los años 40.
Lana Turner nació el 8 de febrero de 1921, en Wallace, Idaho (Estados Unidos), fue la hija única del minero John Virgil Turner (1894-1930) y su esposa Mildred Frances (de soltera, Cowan; 1904-1982). Al comenzar las dificultades de la Gran Depresión, la familia se trasladó a las costas de California. En Stockton, vivían en una casa compartida por un grupo. Poco tiempo después, su madre la envió a una familia católica de Stockton, los Hislop. Los domingos, Lana acudía con ellos a misa. "El rito me emocionaba tanto que me quise convertir. Y mi madre accedió", cuenta en sus memorias. Su padre estaba furioso por su conversión, sin embargo siempre quiso satisfacer las necesidades materiales de su hija. El 14 de diciembre de 1930, su padre ganó cierta cantidad jugando a los dados, metió su ganancia en el calcetín y se dirigió a casa. Unas horas más tarde fue encontrado asesinado en una esquina, le faltaban el zapato y el calcetín izquierdos. El robo y homicidio nunca fue resuelto.
Para mantenerse económicamente, su madre empezó a trabajar de esteticista y cuando su hija se inició en la interpretación, sería su mánager por el resto de sus días. Con apenas 16 años Lana ya era una mujer de gran belleza y físico rotundo; pero no era buena estudiante y a muchas clases no acudía. Así fue descubierta para el mundo del espectáculo. Un día en que se ausentó de una clase de mecanografía, fue vista por un cazatalentos mientras tomaba una bebida en un local público, y en poco tiempo fue puesta en contacto con el cómico Zeppo Marx, quien gestionaba una agencia de actores.
Su primera aparición en la pantalla grande consistió en un breve papel en la película Ha nacido una estrella (1937) de William A. Wellman. Ese mismo año consiguió papeles secundarios en dos clásicos imprescindibles como The Great Garrick de James Whale y They won´t forget de Mervyn LeRoy. Otras películas como Andy Hardy se enamora (1938), junto a Mickey Rooney, o la comedia fantástica La pareja invisible (Topper, 1937) de Norman Z. MacLeod, junto a Cary Grant y Constance Bennett, hicieron que Lana Turner fuera más conocida debido a su imponente físico. Pero cuando verdaderamente saltó al estrellato fue en la década de 1940.
Turner escondía tras su gran apariencia una personalidad emocionalmente inestable; de esto darían testimonio las muchas parejas que tuvo en vida.
Su primer matrimonio de los siete que contrajo, fue en 1940 con el músico Artie Shaw, al que conoció en el rodaje de Dancing Co-Ed (1939). Siete meses después de la boda se separaron.
En 1942 se casó de nuevo, con el actor Steve Crane, del que se divorciaría un año después, para reincidir en matrimonio con el mismo Crane, el mismo año de la separación. Con él tuvo a su única hija, Cheryl, tras un parto difícil que se prolongó 16 horas. Años después la actriz afirmaría: «Yo quise tener un marido y siete hijos, pero sólo tuve una hija y siete maridos».
Su vida sentimental era muy inestable. Tras su nuevo divorcio de Crane en 1944 se casó con el millonario Bob Topping y debido a sus ocupaciones crio a su hija Cheryl recurriendo a niñeras e ingresándola en internados, con una escasa relación maternal.
Durante los años 40 alcanzó papeles principales y la fama en títulos importantes como El extraño caso del Dr. Jekyll (1940) de Victor Fleming, donde trabajó junto a Spencer Tracy. En esos años se codeó con otros destacados actores como Lionel Barrymore en Calling Dr. Kildare, James Stewart en el musical Las chicas de Ziegfield (1940) de Robert Z. Leonard, Clark Gable en Quiero a este hombre (1941), Robert Taylor y Van Heflin en Senda prohibida, John Garfield en su película más memorable, El cartero siempre llama dos veces (1946), y con Gene Kelly en Los tres mosqueteros (1948).
Su actuación de mujer fatal en El cartero siempre llama dos veces la lanzó al estrellato definitivo, confirmándose su popularidad con Cautivos del mal (1952) de Vincente Minnelli, donde trabajó con Kirk Douglas, y con Vidas borrascosas (1957) de Mark Robson. Por su papel en Vidas borrascosas Lana Turner obtuvo su única nominación a los Premios Óscar.
A sus constantes devaneos amorosos se le añadieron problemas con el alcoholismo. En 1953 se casó con el actor Lex Barker (el Tarzán más famoso de las pantallas después de Johnny Weissmüller), del que se divorció en 1957.
En 1958 llegó la tragedia que marcó la cúspide mediática y luego el declive profesional de Lana Turner: durante una violenta discusión, su amante Johnny Stompanato, un mafioso tan seductor como violento, fue asesinado de una cuchillada por parte de la hija de la actriz, Cheryl Crane, de tan solo catorce años. Cheryl escuchó la pelea entre la pareja, y cuando él amenazó a Lana con rajarle la cara, la adolescente acudió con un cuchillo de cocina y se lo clavó en el estómago.
La relación entre Lana Turner y Stompanato había sido tormentosa casi desde el principio: él trabajaba como matón de la mafia y por consejo de sus jefes inició una relación con la actriz para introducirse en la industria del cine como productor. Pero era muy celoso y violento, y además ella era muy voluble y se interesaba por otros hombres. Semanas antes del crimen, ella rodaba en el Reino Unido la película Brumas de inquietud (Another Time, Another Place) con Sean Connery, y Stompanato sintió tales celos que se presentó en el set con una pistola; Connery tuvo que desarmarle retorciéndole un brazo. Las autoridades británicas expulsaron a Stompanato obligándole a coger un avión de vuelta a Estados Unidos. Poco después Lana Turner acudió a la entrega de los Óscars acompañada de un colaborador y no de Stompanato, para evitar la publicidad negativa pues era cosa sabida que él se movía en los bajos fondos. Esto y los deseos de Lana de cortar la relación desembocaron en la pelea con final dramático.
En el juicio por la muerte de Stompanato se airearon detalles de su tormentosa relación con Lana, y se manejaron cartas y testimonios que desvelaron las supuestas aficiones sadomasoquistas de ella. Ello acrecentó el escándalo y alimentó kilómetros de prensa amarilla, la cual comentó que la actriz bebía demasiado e incluso que Cheryl tenía celos de su madre, pues también ella se sentía atraída por Stompanato. La sospecha de que la asesina real de Stompanato era Lana y no su hija perduraría por décadas. El juicio dictaminó que Cheryl actuó en defensa propia ante el maltrato al que él las sometía. Por ser menor de edad Cheryl no había podido declarar. La joven pasó un tiempo en un centro de menores y su abuela fue su tutora por orden judicial.
Explotando la sensación mediática que Lana Turner suscitaba, los estudios Universal la contrataron para Imitación a la vida (1959) de Douglas Sirk, filme cuyo argumento (la difícil relación entre una madre y su hija) tenía cierto paralelismo con la vida real de la actriz. Con un estreno relativamente modesto, la película alcanzó un gran éxito de taquilla e hizo millonaria a Lana Turner, quien se había reservado el 50 % de los beneficios; solamente en un año la actriz percibió 11 millones de dólares.
Lana Turner inició la década de los años 60 con un nuevo matrimonio con Fred May, del que se divorciaría dos años más tarde. En apenas diez años se casaría dos veces más.
El asesinato de Stompanato empujó su carrera cinematográfica al declive. Sus apariciones en la cartelera se fueron haciendo menos profusas, y quizás tanto crítica como público infravaloraron su talento al limitarse a encarar el encasillamiento en melodramas típicos de la actriz. Entre sus filmes de esta época se puede destacar La mujer X (1966), donde compartió protagonismo con John Forsythe y Ricardo Montalbán.
La actriz vivió una etapa difícil en la década de 1970; bebía demasiado y descuidó su alimentación, cayendo en una delgadez excesiva. Tras su último divorcio dio un giro a su vida: afirmó que optó por el celibato, sin más peripecias sentimentales. En 1980 declaró ser católica y que su fe renovada le había ayudado.
Se retiró definitivamente a finales de los 80, si bien participó en la teleserie Falcon Crest en el papel de Jacqueline Perrault Gioberti. En un principio fue contratada para la primera temporada como estrella invitada especial para un solo capítulo, si bien cuando la serie fue renovada para una segunda temporada fue contratada de nuevo con el mismo status anterior pero para intervenir en la mayoría de los capítulos de la segunda temporada.
Aunque los guionistas tenían previsto continuar con su papel en la tercera temporada, Turner se negó tajantemente a continuar, pues entendía que su personaje no daba para más, además de que su enemistad con Jane Wyman les obligaba a rodar las mínimas escenas posibles cuando estaban en el mismo decorado, dificultando enormemente el rodaje de escenas en las que ambas aparecían (se llegó a rumorear que no compartían plano porque rodaban sus escenas por separado y después las montaban en posproducción) y para asegurarse de que ni ella misma podría cambiar de opinión, exigió que su personaje fuese una de las víctimas del tiroteo de Julia en la Casa Victoriana, asegurando el suspense de la segunda temporada.
A pesar de la muerte del personaje de Jacqueline, esta siguió teniendo una importancia vital en toda la tercera y cuarta temporadas a través de argumentos y sucesos retroactivos y hasta principios de la séptima temporada todavía era constantemente nombrada pues siempre se descubrían sucesos y secretos, dejando la sombra de la interpretación de Turner en las dos primeras temporadas como un recuerdo imperecedero en la serie.
Además de sus siete matrimonios, mantuvo relaciones con Howard Hughes, Clark Gable, Frank Sinatra, Errol Flynn, Victor Mature, Fernando Lamas, Tyrone Power y Luis Miguel Dominguín.
En 1980 apenas comía, y bebía mucho. Adelgazó y enfermó. Su amigo Eric Root le preguntó si estaba dispuesta a dejar de beber para recuperar la salud. Aunque Lana nunca fue una católica tan fervorosa como su exmarido Stephen, que se convirtió tras su divorcio, al final encontró el apoyo en la fe.
En 1992 le diagnosticaron un cáncer de garganta. En mayo de ese año contrajo una infección en el pulmón. Aunque los médicos pensaban que moriría en siete días, Lana se recuperó. "Salí de eso en siete días, habiendo engordado más de tres kilos. Fue una señal de Dios. Pude escuchar que Él mismo decía: No, todavía no le ha llegado la hora...Tiene mucho que trabajar en mi nombre". Y cada día, al despertarme, tenía alegría en mi corazón y paz en mi alma. Y ninguna persona, lugar o cosa puede apartarlo de mí porque Dios está en mi interior". Fue galardonada en 1994 con el Premio Donostia del Festival de cine de San Sebastián. Al acudir a la ciudad supo que entre las estrellas invitadas también estaba Mickey Rooney, al que detestaba pues él había publicado un libro de memorias en el que afirmaba que en su juventud mantuvo un romance con ella y tuvieron una hija secreta. El enojo de la actriz era tal, que en una rueda de prensa en el festival escupió cuando le mencionaron el nombre de Mickey Rooney. Por suerte, no llegaron a verse.
Murió el 29 de junio de 1995 en California, víctima de un cáncer de esófago producto de su tabaquismo, a la edad de 74 años. Había sido tratada de la misma enfermedad en 1992, con éxito, pero recayó en julio de 1994.
Su testamento y el reparto de sus bienes generó un litigio, pues su hija Cheryl apenas recibió algunos recuerdos personales y 50 000 dólares, mientras que el resto de la herencia (supuestamente valorada en más de un millón) lo recibía una cuidadora de la actriz, de origen hispano: Carmen Lopez. Esta había trabajado al servicio de Lana Turner durante 45 años y la cuidó también durante los últimos tiempos de su enfermedad, mientras que la hija de la actriz se desentendió de ella. El conflicto judicial por la herencia proseguía aún en 2001.
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