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Larrés



Larrés es una localidad española, perteneciente al municipio de Sabiñánigo, en el Alto Gállego, provincia de Huesca, Aragón.

Larrés es un pueblo enclavado a 912 metros de altitud a orillas del río Aurín, a escasos seis kilómetros de Sabiñánigo a cuyo municipio pertenece. Su población no supera los cien habitantes aunque hace un siglo casi rozó los trescientos. Se vive del campo, aunque cada vez menos, y al amparo de la industria y los servicios de Sabiñánigo.

Su caserío, a pesar de que ha perdido buena parte de la esencia auténtica de la vieja arquitectura popular, todavía mantiene cierto interés. Destaca su iglesia parroquial en la que es notorio su retablo mayor del siglo XVI y, sobre todo, su castillo bajomedieval cuya silueta le confiere al pueblo una bonita estampa.

La referencia histórica más antigua de Larrés se remonta al año 1035, justo al comienzo del reinado de Ramiro I, en el que era tenente o senior del lugar Íñigo Garcés. Antes de finalizar el siglo XI, concretamente en 1088, hay constancia de que en las tierras larresanas y alrededores se asentaron varios lusitanos que huían de territorio musulmán, hecho que se registra documentalmente: “Hec est carta de illos losetanos que exierunt de terra sarrazenorum, et avitaverunt in villa nomine Larrese... fecerunque illi losetania supranominati servi de sancto Martino, illi autem senior Enneco (Prior)... mandabit illis dare terras et viñeas quam abebant in Borres villa”.

Estos lusitanos buscaron refugio en el monasterio de San Martín de Cercito y se hicieron siervos de él, recibiendo a cambio heredades que cultivar, pagando un censo que consistía en un cahíz de trigo, otro de cebada, una medida de vino, treinta hogazas y un carnero. En 1128 dos larresanos, llamados Sancho y Gil, estaban de clérigo y arcediano en la catedral de Huesca. Asimismo, en 1172 doña Urraca de Larrés era la madre priora del monasterio de Santa Cruz de la Serós.

En 1299 se menciona en un documento la existencia de la “Torre de La Res”, sede de un señorío que poseía Larrés, Cartirana, Borrés, Barbenuta y la pardina de Buey, en las faldas de Güé. Este señorío había pertenecido a Ferrant Pérez de Pina hasta que en la fecha citada su hijo Ruy Ximénez de Ribas vendió el castillo y esos lugares a Martín Pérez de Arbea.

A comienzos del siglo XV entran en escena los Urriés, quienes heredan el castillo debido al matrimonio de don Fadrique de Urriés con doña Martina Pérez de Arbea. Es bastante probable que en esta centuria se remodelara y ampliara el castillo hasta adquirir el aspecto actual. Hasta finales del siglo XIX serán los Urriés los señores de estas tierras de Larrés, Borrés, Cartirana, Aurín e Ibort. El Castillo después de la restauración

Esta familia ejercerá su poderío sobre los lugareños con todas sus consecuencias teniendo que soportar las rentas impuestas, las más de las veces en extremo gravosas. La catedral de Jaca y el monasterio de San Juan de la Peña fueron también receptores de los abundantes censos que debían rendir estas gentes a instancias de sus señores, los Urriés. A partir de finales del XVIII y comienzos del XIX comenzaron a quitarse estas pesadas cargas no sin sufrir largos pleitos. Hasta que punto llegaba el control sobre sus “vasallos” lo ilustra lo que se señala en 1785 en un documento parroquial: “...las dos llaves de la puerta del granero del Monte de Piedad las deben llevar una el Excmo. Señor Marqués de Aierbe y Señor de Larrés y otra el Rector de dicho lugar, como Patronos que son de dicho Monte Pío”. Aquel antiguo granero es hoy el archivo y biblioteca del Museo de Dibujo. A partir de la supresión de los señoríos y la puesta en marcha de las desamortizaciones del siglo XIX el castillo entró en decadencia y comenzó su abandono. En el transcurso del siglo XIX al XX el castillo de Larrés, ya en estado ruinoso, cambió de dueño. Lo compró el larresano don Sixto Antonio Belío, residente en Jaca, al último señor de Larrés, don Juan Nepomuceno Jordán de Urriés.

El 29 de diciembre de 1982 el castillo pasa a propiedad de “Amigos de Serrablo”. Los hermanos Castejón Royo, biznietos de don Sixto, en una postura que les honra lo donaron a la Asociación que pretendía convertirlo en un Museo de Dibujo.

https://web.archive.org/web/20120213113421/http://www.serrablo.org/museodibujo/larres-y-su-castillo

Datos demográficos de Larrés entre 1842 y 1930:[1]

Fiestas patronales en honor a la Natividad de la Virgen. Se celebran el primer fin de semana de septiembre.

El Güestival de Larrés organizado por el Centro Cultural de Larrés y se celebra el primer fin de semana de agosto en este núcleo serrablés. Este festival no especializado, mezcla danza, música, teatro, cuentos, exposiciones y actividades para que todo el mundo pueda disfrutar de tres días de cultura y ocio. A Larrés llegan grupos y artistas de todo tipo.

Recibe su nombre en honor a su fundador Julio Gavín, que fue director del mismo hasta su fallecimiento. La población de Larrés, que dista unos seis kilómetros de Sabiñánigo, tiene por honor ser la cuna de la familia Santiago Ramón y Cajal y tuvo en el siglo XI una torre defensiva sobre la que a finales del siglo XIV y principios del siglo XV se construye el actual castillo, que fue ampliado en el siglo XVI. Los Urriés, una de las familias nobles aragonesas de más renombre, fueron sus propietarios hasta finales del siglo XIX, cuando ya el castillo estaba semiabandonado. Puesto a la venta el Castillo es adquirido por D. Sixto Belío. Sus descendientes, los hermanos Castejón Royo, lo donan a “Amigos de Serrablo” en 1983. Julio Gavín, presidente de la citada asociación, inicia los contactos con la Administración, con el propósito de obtener las ayudas necesarias para la restauración, así como con las galerías de arte y artistas, sin cuya desinteresada colaboración no hubiera sido posible este proyecto. Tras tres años de trabajo, el museo fue inaugurado en septiembre de 1986, constituyendo el único museo del territorio nacional dedicado íntegramente a la disciplina del dibujo. La colección, integrada actualmente por unas 5000 obras de unos 850 autores, es una de las más completas y representativas del arte español del siglo XX y XXI, con la singularidad de que todas las obras han sido donadas por los propios autores o sus familiares, galerías de arte o coleccionistas, que hacen del museo un centro en constante desarrollo. Expone un recorrido por la figuración y las vanguardias del siglo XX. En la figuración encontramos autores como Zuloaga, Dalí, Vazquez Díaz, Zabaleta, Alberto Duce o Julio Gavín y otros actuales como Beulas, Isabel Guerra, Mercedes Gómez Pablos, Pepe Azorín, Víctor Chacón, José Hernández y Luis Javier Gayá. Las vanguardias incluyen a Saura, Serrano, Lagunas, Laguardia, Salvador Victoria, Vera, Chirino, Luis Feito y José Caballero.

La estructura del edificio organiza el espacio expositivo en 17 salas distribuidas en dos plantas y en dos torres, mostrando al público unas 350 obras que periódicamente se van renovando. Con el fin de dar a conocer sus fondos y difundir la obra de los artistas representados, el museo realiza distintas exposiciones temporales a lo largo del año, presta obras para exposiciones concretas y organiza exposiciones fuera de su propio recinto en colaboración con otras instituciones. El patio central del edificio, con hermosos arcos apuntados, es el marco ideal para conciertos, conferencias, presentaciones de libros y toda clase de actividades y eventos públicos. Así mismo, el museo dispone de una biblioteca especializada en el dibujo que amplía sus fondos continuamente.



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