Larrea cuneifolia (jarilla macho) es una especie botánica fanerógama de la familia Zygophyllaceae. Es endémica del oeste de Sudamérica: Bolivia (Chuquisaca); Perú (Arequipa, Ica, Moquegua), siendo una prominente especie de Chile [1], y de Argentina, y en especial de la Patagonia. Está estrechamente emparentada con la norteamericana Larrea tridentata.
Es un arbusto de tallos leñosos, cilíndricos y resinosos; alcanza hasta 3 m de altura. Flores amarillas. Hojas con 2 foliolos, bien soldados y convergentes. Florece de octubre a fines de noviembre. Fruto cápsula con pelos blanco grisáceos (como un copo de algodón), 5 semillas lisas, arriñonadas. Es única en dispersar el fruto completo, a pesar de que el mismo es seco y dehiscente, siendo un caso particular de "dispersión esclerendocoria". En este mecanismo es el follaje el elemento atractivo para el dispersor quien ingiere los frutos al consumir las hojas (Lindorf et al., 1985; Varela y Brown, 1995)[2]
Integra en forma significativa la ingesta de los caprinos en el período de reposo vegetativo del pastizal natural en el Chaco Árido. [3]
Se la encuentra en:
De su uso popular, la corteza y las hojas se utilizan para todo tipo de dolencias humanas y animales. Por ejemplo, la infusión de la hoja es indicada para fiebre, y combate el dolor de espalda, y como emenagogo (estimula y favorece el flujo menstrual). Sus cataplasmas cocidas calman el dolor reumático. Y propiedades antiinflamatorias, antitumorales, antivirales, anticoléricas, antiperiódicas, balsámicas, sudoríficas, excitantes y vulnerarias (cura llagas, heridas).[4]
Las jarillas fueron de los vegetales tintóreos de los calchaquíes, su color de tinción es amarillo.
Es muy utilizada como combustible, debido a que su madera es firme.
Dispone el perfil de sus hojas en sentido norte sur, de tal manera que disminuye la exposición a la fuerte insolación del mediodía estival, evitando así la deshidratación. Por esto mismo, al disponerse de esta forma, sirve para identificar los puntos cardinales en días nublados.
Larrea cuneifolia fue descrita por Antonio José de Cavanilles y publicado en Anales de Historia Natural 2(4): 123–124, pl. 19, f. 2. 1800.
Larrea: nombre genérico que fue nombrado en honor de Juan Antonio Hernández Pérez de Larrea un clérigo español, nacido en Villar del Salz el 30 de septiembre de 1730, amigo de la ciencia, que fue deán del cabildo de Zaragoza y obispo de Valladolid.
cuneifolia: epíteto latino que significa "con hojas con la base cónica"
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