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Las aventuras de Quentin Durward



Las aventuras de Quintín Durward, también conocida como Quentin Durward, es una película histórica de 1955 estrenada por Metro-Goldwyn-Mayer.[2]​ Fue dirigida por Richard Thorpe y producida por Pandro S. Berman. El guion fue escrito por Robert Ardrey, adaptado por George Froeschel de la novela Quintín Durward de Sir Walter Scott.

Fue la tercera de una trilogía no oficial hecha por el mismo director y protagonizada por Robert Taylor. Las primeras dos fueron Ivanhoe (1952) y Los caballeros del rey Arturo (1953, Knights of the Round Table en inglés). Todas se rodaron en los Estudios Británicos de MGM en Elstree, cerca de Londres. La película tuvo la distinción de una banda sonora compuesta por el estudio de música de Bronislau Kauper en lugar de Miklos Rozsa, quien estaba ocupado en otros proyectos cuando la película estaba lista para orquestar.

Fue la primera película de gran presupuesto para la actriz británica Kay Kendall, y contó con gran número de actores británicos distinguidos, incluyendo a Robert Morley.

En 1465, un caballero escocés honorable pero sin dinero, Quentin Durward, se va a Borgoña para que su tío pueda casarse con la rica bella Isabelle, condesa de Marcroy (Kay Kendall). Sin embargo ella no tiene la intención de casarse y huye al rey de Francia Luis XI para tener protección de ella, algo que podría causar la guerra entre Francia y Borgoña a causa de la necesidad de Borgoña de tenerla bajo control a causa de sus riquezas que son necesarias para mantener en jaque a Francia. Su misión entonces es traerla de vuelta sin casuar esa guerra, contraria a los intereses escoceses.

Para llegar a ella se convierte en guardaespaldas del rey de Francia. De esa manera la encuentra y tiene la orden de protegerla, pero se enamora de ella y viceversa. Mientrastanto Luis XI la quiere entregar de forma secreta a De La Marck, un conde criminal renegado en Flandes, para tenerlo como aliado contra los borgoñeses, que le acechan. De esa manera Durward tiene que luchar para salvarla teniendo también que mantener su duro deber a Luis XI, que para ese propósito le traicionó.

Tras muchas aventuras él consigue salvarla de ese conde matándolo. Mientrastanto su tío muere. Después Durward lo hace parecer como si lo hubiese hecho en nombre del rey y dimite de su puesto por lo que hizo Luis XI. En gratitud por no haberle delatado ante los borgoñeses dirigidos por Carlos, Duque de Borgoña, lo que hubiese significado su fin por haber hecho negocios con ese conde criminal, y también en vergüenza por lo que hizo, Luis XI se encarga que pueda casarse con la condesa para así redimirse de lo que hizo. Una vez hecho, Isabelle y Durward se van felices hacia ese propósito, mientras que él y Carlos continúan con sus intrigas.

Bosley Crowther hizo una crítica negativa de la película en The New York Times, escribiendo «falta emoción cuando... las intrigas del rey Luis XI y el duque de Borgoña son puestas en pantalla con una complejidad extensa y agotadora que cansa y confunde a tu mente».[3]

A diferencia de Ivanhoe y Los caballeros del Rey Arturo la película no tuvo un buen comportamiento en taquilla. Según MGM Records, recaudó 658.000 dólares en Estados Unidos y Canadá y 1.517.000 en el resto del mundo, con un resultado final de 1.226.000 dólares de pérdida. [1]



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