Las tres alegres comadres es una película mexicana de 1952 dirigida por Tito Davison y protagonizada por Amalia Aguilar, Lilia del Valle y Lilia Prado.
Marina (Amalia Aguilar), Perla (Lilia del Valle) y Estela (Lilia Prado), son tres hermosas jóvenes que trabajan como modelos y extras de cine. Las tres intentan hacerse ricas de manera rápida. Consiguen montar un número musical en un cabaret donde triunfa La Montalvo (Gloria Mestre), quién las corre a golpes; audicionan en una prueba para protagonizar una película, pero son rechazadas. Una de ellas finge ser atropellada y le sacan al dueño del automóvil 500 pesos y van a dar a la casa de unos ricos extravagantes, donde les quitan la ropa y las obligan a cantar.
Nuevos personajes se integraban al proceso social del Cine Mexicano en Las tres alegres comadres, personificadas por Amalia Aguilar, Lilia del Valle y Lilia Prado. Sendos y atractivos carteles ilustrados con la visión de Ernesto García Cabral daban fe de estos monumentos de mujer en un ambiente urbano y moderno. La cinta tuvo una serie de secuelas: Las interesadas (1952), Mis tres viudas alegres (1953) y Las cariñosas (1953). En estas dos últimas, Lilia Prado es sustituida por Silvia Pinal.
Según cuenta la leyenda urbana, Las tres alegres comadres la estelarizarían María Antonieta Pons, Meche Barba y Amalia Aguilar. De haberse concretado esta idea de los productores, esta sería la película clave que marcaría el fin del género de las rumberas. Independientemente de que habría sido actuada por las tres primeras reinas del trópico que se vieron en pantalla.
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