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Las vírgenes suicidas



The Virgin Suicides (Las vírgenes suicidas en España y Vírgenes suicidas[1]​ en Hispanoamérica) es una película estadounidense de 1999 dirigida por Sofia Coppola y basada en la novela homónima de Jeffrey Eugenides, publicada en 1993. Coppola ganó los Premios MTV Movie como mejor directora.

A mediados de los años 70, en un barrio residencial de una ciudad americana vive en perfecta armonía la familia Lisbon. Las cinco hermosas hermanas son el secreto objeto de deseo de los chicos, que suspiran por ellas cada vez que ven sus rubias melenas al viento. Son Cecilia (13 años), Lux (14 años), Bonnie (15 años), Mary (16 años) y Therese (17 años). Sin embargo, la menor de ellas, Cecilia, intenta suicidarse cortando sus muñecas y ahogándose en su bañera. El psiquiatra de Cecilia le recomienda a los estrictos y conservadores Señores Lisbon mayor actividad social con niños del sexo opuesto. Haciendo caso a las indicaciones, los padres planean una pequeña fiesta con los chicos del vecindario, en la cual las hermanas mayores empiezan a establecer amistad con sus invitados y Cecilia realiza un exitoso suicidio lanzándose por una ventana de la segunda planta de la casa, cayendo encima de una cerca puntiaguda, que más tarde sería retirada a petición de los padres.

La familia siente la pérdida de la niña hasta que las hermanas mayores vuelven a sus actividades escolares actuando como si nada hubiese pasado; cuando por fin sus vidas están volviendo a la normalidad, es tiempo del baile de graduación al que Trip Fountaine, un galán de la escuela, quiere llevar a Lux tras enamorarse de ella y asegurando a su padre que no tiene malas intenciones. Para conseguir esto, deben ir todas las hermanas, y Trip le pide a otros tres chicos del equipo de fútbol que sean sus respectivas parejas. La noche del baile todas ellas se divierten y coronan a Trip y a Lux como rey y reina del baile. Más tarde esa noche, todas regresan a casa después del baile, exceptuando a Lux, que hace el amor con Trip en el campo de fútbol de la escuela, donde pasa la noche y él la deja ahí abandonada al darse cuenta de que en realidad no la quería como él pensaba. Veinticinco años después tiene que ir a terapia de grupo, dando a entender que él tenía algún tipo de inestabilidad psicológica. Lux se despierta al día siguiente y vuelve a casa en un taxi encontrándose con su madre furiosa y presumiblemente percatándose de lo que ha sucedido. Debido a esto, las cuatro chicas son encerradas permanentemente dentro de la casa como castigo, sin ir a la escuela, incomunicadas con el mundo exterior, soñando con viajes a lugares exóticos de todo el mundo a través de catálogos vacacionales que llegan a su casa por correo.

Las Lisbon comienzan a hablar con sus vecinos usando clave morse y notas dejadas en sitios específicos, hasta que descubren las llamadas telefónicas donde no conversan con las chicas, sino que reproducen canciones a través del teléfono y las chicas les responden con otras canciones. Finalmente las chicas les piden a sus vecinos ayuda para escapar de casa, a lo que ellos acceden robando el automóvil de la madre de uno de los chicos para la huida. Lux les permite entrar a su casa a mitad de la noche y le dice a los chicos que esperen dentro de la casa a que las demás estén listas mientras ella iba al garaje, y ellos aceptan con nerviosismo por temor a que los padres despierten. La sorpresa para los chicos es que al comenzar a buscar a las hermanas por la casa, descubren los cadáveres de todas tras suicidarse: Therese consumiendo sobredosis de somníferos, Mary metiendo la cabeza en el horno, Bonnie ahorcándose, y Lux siendo la última en morir encerrándose en el garaje con el coche en marcha y un cigarro en la mano.

Los Lisbon ya habían captado la atención de los medios cuando ocurrió la muerte de Cecilia, y que las otras cuatro hermanas hayan decidido suicidarse llama nuevamente la atención de toda la comunidad hacia ellos, declarando que a sus hijas nunca les faltó amor. Finalmente, los señores Lisbon venden su casa, todas las cosas de sus hijas y se van de la ciudad, dejándolo todo como si la existencia de las hermosas chicas jamás hubiese ocurrido. Excepto por el recuerdo que conservaban de ellas los chicos del vecindario, quienes aún veinte años luego de los sucesos trágicos, conservan en su memoria a las hermanas, cuya razón para el suicidio jamás se supo.



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