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Last Exit to Springfield



Last Exit to Springfield, titulado La última salida a Springfield en Hispanoamérica y Último tren a Springfield en España, es el episodio nº 17 de la cuarta temporada de la serie animada de televisión Los Simpson, estrenado originalmente el 11 de marzo de 1993.[1]​ Fue dirigido por Mark Kirkland y fue el último episodio escrito por Jay Kogen y Wallace Wolodarsky.[1]

En el episodio, Homer se convierte en el presidente del Sindicato de Trabajadores de la Central nuclear y lleva a los empleados a una huelga para pedir su plan dental de vuelta.[3]​ La Dra. Joyce Brothers fue la estrella invitada, como sí misma.[1]​ Este episodio es a menudo considerado uno de los mejores de la serie y varias publicaciones lo han catalogado como «el más estupendo de Los Simpson»;[4]​ además, ha sido elegido el mejor capítulo de la serie por Entertainment Weekly, USA Today y la MSNBC, entre otros.[5]

Mientras hace la revisión del convenio colectivo que tiene con los empleados de la central nuclear, al ver los derechos de los que gozan, el Sr. Burns recuerda sus épocas de cuando su abuelo dirigía una «fábrica de átomos», y de cómo explotaba a los trabajadores, evitando cualquier intento de que estos crearan un sindicato. Para hacer renacer esas épocas de antaño, Burns elimina el plan dental del contrato. Al mismo tiempo, Lisa visita al dentista, quien le recomienda poner un aparato dental para evitar un mal desarrollo bucal en el futuro.

Para convencer a los empleados de deshacerse del seguro dental, Burns les regala un barril de cerveza para la reunión del sindicato. Todos aceptan, pero entonces Homer recuerda que sin el plan dental tendría que pagar el aparato de Lisa, así que rechaza enérgicamente el plan. Todos lo apoyan, y deciden nombrarlo Presidente del sindicato.

Mientras Burns trata de negociar con Homer, a quien en un principio intenta sobornar sin que Homer se percate de ello, Lisa debe usar un aparato barato, antiguo y horrible. Como Homer no cede a sus demandas, Burns recurre a métodos menos amistosos, como hacerlo traer a su mansión por «golpeadores contratados» o «matones a sueldo». Homer se niega insistentemente a aceptar sus condiciones, y al expresar su descontento con Burns, los empleados inician una huelga.

Para intentar disolver la huelga, Burns intenta llamar a unos rompehuelgas como los de la década de 1930 (el abuelo Simpson y sus compañeros del asilo, que aburren a los huelguistas con relatos que no llevan a ninguna parte), y trata de rociar a los huelguistas con agua, pero fracasa, por lo que decide, tras intentar prescindir de sus trabajadores usando máquinas, cortar el suministro eléctrico de la ciudad hasta que los empleados cesen su protesta. Aun en la oscuridad, los trabajadores prosiguen con sus demandas, apoyados por Lisa y las notas de su guitarra.

Al no ver ningún avance, Burns se rinde y cede a las demandas de Homer, pero le pide a cambio que deje de ser Presidente del sindicato. Homer festeja su victoria arrojándose al suelo y girando sobre sí mismo, haciéndole pensar a Burns que «no era el brillante estratega que creía». Los trabajadores vuelven a sus puestos, la electricidad es rehabilitada en la ciudad y a Lisa le colocan el nuevo aparato, invisibles y con aroma a perfume francés, que no podrían haberse pagado sin el seguro dental.[3][2][1]

La idea del episodio fue de Mike Reiss, quien pensó que sería divertido que la planta estuviese en huelga. Los guionistas del episodio, Kogen y Woolodarsky, añadirían después la parte del plan dental.[6]​ En varias escenas, el Sr. Burns es retratado como el Diablo, quien tienta a Homer mostrándole todo lo que podría tener.[6]​ Durante la producción del episodio, un camarógrafo de ABC pudo entrar en la sala de los guionistas, sobre lo cual Al Jean dijo que se arrepintió, porque estaban trabajando en la dirección, y todos terminaron pensando que el episodio no era tan divertido como habían pensado.[6]

Los productores originalmente llamaron a Anthony Hopkins[6]​ y a Clint Eastwood[6]​ para que grabasen la voz del dentista, el Dr. Wolfe, pero ambos rechazaron los papeles. Anthony Perkins fue llamado más tarde para hacer el papel y aceptó, pero falleció antes de que pudiese grabar su parte. Finalmente, el papel lo hizo el miembro regular del elenco de la serie Hank Azaria. Por otra parte, el panelista original de Smartline iba a ser O.J. Simpson, pero también él rechazó su papel.[6]

El título del episodio es un homenaje al libro de Hubert Selby Jr. Last Exit to Brooklyn.

El cuerpo del presidente del sindicato es visto siendo arrojado en un campo de fútbol, parodiando la misteriosa desaparición del líder sindical estadounidense Jimmy Hoffa, cuyo cuerpo nunca fue encontrado.[6]

El traje del Sr. Burns en sus recuerdos de la infancia está basado en Buster Brown.[7]

La fantasía de Homer de vivir una vida dedicada al crimen organizado está basada en la escena de Don Fanucci, en la secuencia de San Gennaro en El Padrino II, aceptando rosquillas en lugar de un collar y una naranja.[8]

Lisa tiene un sueño en el cual se parodia a la película de The Beatles Yellow Submarine. En la escena, los integrantes de la banda dicen que Lisa «está en el cielo, pero sin diamantes», como referencia a la canción de The Beatles Lucy in the Sky with Diamonds, sobre la cual Al Jean dijo que habían tenido que cambiar la referencia por razones legales. Esto incluye el cambio de nombre de la secuencia corta de «submarino amarillo» a «sumergible púrpura».[6]

La escena en la cual el dentista pone a Lisa su primer aparato y esta rompe el espejo está basada en una secuencia de la película de Batman de 1989 dirigida por Tim Burton en la cual Jack Napier ve los resultados de la cirugía plástica que lo transforma en El Joker.[2]

Cuando Homer es escoltado por los matones y entra en el conservatorio de Burns, un pájaro con la cabeza igual a su dueño está sentado frente a una pantalla, sobre la cual vuela, esto es una referencia a la cacatúa que aparece en la película Citizen Kane.

Cuando Homer es llevado ante el señor Burns y éste le muestra su mansión, llegan a un lugar en donde hay mil monos con mil máquinas de escribir, ante lo cual Burns afirma que pronto terminarán la «novela más grande de la historia»; se trata de una referencia al Teorema de los infinitos monos.

En otra escena, después de cantar su canción protesta, Lenny le pide a Lisa que interprete la famosa canción de protesta Classical Gas, de Mason Williams.[4]​ Antes de que el Sr. Burns apague la electricidad de la ciudad para presionar a los huelguistas, dice «desde el corazón del infierno apuñalaré a mis enemigos» o «adiós Springfield, desde el corazón del infierno, te apuñalo» —dependiendo del doblaje—, lo cual es una referencia a una maldición del capitán Ahab en la novela Moby-Dick.[9]

La resistencia de los trabajadores al corte de energía y la respuesta de Burns son una parodia de El Grinch: el cuento animado.

Homer festeja su victoria final ante Burns girando en el suelo, parodiando a Curly de la serie Los tres chiflados.[7]

Este episodio es generalmente incluido entre los mejores de la historia de la serie.[6]​ En un artículo de enero de 2003 de Entertainment Weekly en el que se analizaron los mejores 25 episodios de la serie, eligieron este como el mejor, diciendo «este episodio es casi impecable, el producto de una serie en la cima de sus poderes creativos, cuando la sátira era salvaje y pertinente»[5]​ y «la leyenda de los sindicatos: Burns enfrentando la brillante labor de Homer secuestrándolo; Homer enfrentando a su propio cerebro ("¡Plan dental!/¡Lisa necesita frenos!"); y el Abuelo relatando cómo se usaban las cebollas en el cinturón. Last Exit es una gloriosa sinfonía de las clases alta y baja, con una visión satírica de la unión de las mismas».[5]​ En su libro, Planet Simpson, Chris Turner lo describió como el mejor episodio de la serie, diciendo «el episodio 9F15 de Los Simpson debería ser enseñado en las escuelas, en historia, economía, ciencias sociales, literatura y en la clase de arte. Es impecable».[10]​ También lo llamó «la media hora más graciosa de la historia de la televisión» e hizo un análisis completo del episodio, criticando únicamente los gags del sofá y la pizarra.[10]​ Turner mantiene que eligió el episodio como el mejor incluso antes de que se publicase la lista de EW.[10]

En 2003, para celebrar el episodio número 300 de la serie, USA Today publicó una lista de 10 episodios elegidos por los creadores de The Simpsons Archive, en la cual este episodio estaba en primer lugar.[11]​ El sitio web de la BBC dice: «este excelente episodio contiene varias de nuestras secuencias favoritas (...) Es un clásico, y la expedición dentro del surrealismo más marcada de la serie hasta este punto».[2]MSNBC listó el episodio como el mejor y declaró que «este es el episodio que cada uno de los fanáticos de Los Simpson será capaz de relatar literalmente».[12]

El director Mark Kirkland considera a este episodio como uno de los más surrealistas en los que ha trabajado, porque tiene mucho argumento, montones de parodias y muchas secuencias visuales.[7]​ Al Jean denominó este episodio como uno de los más «locos».[6]​ La línea de Homer «ahh... sí» cuando Burns le pregunta si había encontrado el baño es una de las favoritas de Jay Kogen de toda la serie.[8]



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