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Latrodectus mactans



La viuda negra del sur (Latrodectus mactans) es una especie de araña araneomorfa de la familia Theridiidae.[1]​ También se conoce como araña del trigo, araña capulina, cuyucha o coyucha (en el oeste de Argentina), viuda negra,[2]​ y mico-mico (en el sur de Bolivia).[3]

La hembra mide hasta unos 50 mm con las patas extendidas, es de color negro carbón brillante y posee una mancha de color rojo en forma de reloj de arena en la cara inferior del abdomen. El macho mide 12 mm y pesa treinta veces menos. Las patas son grandes y cada empalme es marrón anaranjado en el medio y negro en los extremos. En los lados del abdomen hay cuatro pares de rayas rojas y blancas. La combinación de colores rojos y negros se interpreta como una coloración de advertencia (aposematismo).

Las crías jóvenes son anaranjadas, marrones y blancas; adquieren su color negro con la edad, o con cada muda.

Se encuentra principalmente en el este de Estados Unidos, en México, Perú y en Venezuela. Su hábitat es terrestre, suele vivir cerca de la tierra y en puntos abrigados y oscuros. Sin embargo, también prepara sus cuevas sobre plantas. La tela de la viuda se puede encontrar en hendiduras debajo de piedras, en plantas, en grietas o agujeros, en terraplenes de suciedad y en graneros.

Las viudas negras no son agresivas y no tienen el instinto de morder; son tímidas, sedentarias, solitarias, caníbales y nocturnas. La única vida social que muestran es al aparearse. Reciben el nombre popular de viuda negra debido a que generalmente la hembra se come al macho después del apareamiento, aunque a veces el macho escapa y logra aparearse de nuevo; pero generalmente el macho se queda en la tela de la hembra para servirle de alimento y asegurar una buena puesta. Durante las horas de la luz, esta araña pasa su tiempo en su túnel de seda, que es la base de la trampa. La viuda cuelga al revés en su tela; su marca roja es una señal de peligro visible. Esta araña cae de su tela con la vibración más leve y finge que está muerta. La viuda negra es generalmente torpe cuando no está en contacto directo con su tela. Esta última es irregular y gruesa, y en ella se pueden reconocer tres niveles estructurales: un complejo de hilos de soporte, una zona central de hilos de rosca y de una zona más baja de la trampa. La viuda negra también es muy activa en los meses de otoño y su tela se extiende por todas partes. La mayoría de estas arañas vive solo un año.

Son exclusivamente insectívoras y antagónicas entre ellas. Se alimentan habitualmente de insectos; sin embargo, también se alimentan de chinches de madera y otros arácnidos. Normalmente la viuda negra caza a sus presas con su tela, estas caen y se enredan, aprovecha esto para realizar un acercamiento, se da la vuelta y suelta hilo para enredar a sus víctimas ayudándose con sus patas traseras. Cuando están sujetas, la araña se acerca y les asesta un pequeño mordisco inyectándole una dosis de su letal veneno. Una vez muerta la presa, la viuda se acerca y va inyectando sus jugos gástricos, haciendo que se disuelva para poder absorberla. El proceso entero de la digestión ocurre fuera del cuerpo de la araña.[4]

Su veneno es neurotóxico, lo que significa que bloquea la transmisión de impulsos nerviosos, paralizando el sistema nervioso central y produciendo dolores musculares intensos. Si la viuda negra es presionada contra la piel humana, reacciona naturalmente mordiendo para su defensa.

Los efectos más comunes de la mordedura comprenden dolor abdominal, espasmos musculares abdominales e hipertensión. En algunos varones mordidos se han reportado casos de priapismo, que cedieron con la administración del antídoto.[5]​ Aunque el veneno de esta araña es peligroso, raramente llega a ser letal. Si es correcta y puntualmente tratada, la víctima se recupera totalmente. La mordedura de una viuda negra es distinguida por una herida doble. Los niños y los adultos que no están en buenas condiciones físicas sufren más la mordedura pudiendo tener en estos casos consecuencias mortales.

Los antídotos tradicionales producen efectos colaterales y los dolores pueden seguir hasta setenta y dos horas después. El Instituto de Biotecnología de la UNAM en Morelos desarrolló entre 1998 y 2000, empleando la ingeniería genética, un antiveneno llamado Aracmyn que realiza su efecto en quince minutos. Este antídoto ha sido aprobado en Colombia, México, Panamá, Perú, Venezuela y Estados Unidos.

Cabe mencionar que el Instituto Bioclon, filial del laboratorio Silanes, es dueño de la patente del antiveneno Aracmyn, parte de cuyo desarrollo e investigación ocurrieron en las instalaciones del mencionado Instituto.[cita requerida] Aracmyn, junto con otros anti venenos faboterápicos, se exporta actualmente a África, Centroamérica y Sudamérica. En los Estados Unidos, la FDA ya autorizó la venta de Alacramyn[6]​ y Antivipmyn.



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