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Les Luthiers



Les Luthiers (pronunciado /lely'tje/) es un grupo argentino musical-humorístico,[1][2]​ muy popular en su país y en otros hispanohablantes.[3]​ El conjunto utiliza la música como un elemento fundamental de sus actuaciones, frecuentemente incorporando instrumentos informales creados a partir de materiales de la vida cotidiana. De esta característica proviene su nombre, luthier, palabra del idioma francés que designa al creador, ajustador y encargado de la reparación de instrumentos musicales de cuerda.

El conjunto está actualmente compuesto por dos de sus miembros históricos: Jorge Maronna (fundador del grupo junto a Rabinovich, Mundstock y Masana, en 1967) y Carlos López Puccio (quien ingresó al grupo en 1971). A ellos se les sumaron, a partir de 2015, Horacio "Tato" Turano y Martín O'Connor, quienes ingresaron en reemplazo de Daniel Rabinovich, inicialmente a causa del agravamiento de su enfermedad y, finalmente, por su fallecimiento.[4][5]​ A finales del año 2017 se retira voluntariamente del conjunto Carlos Núñez Cortés alegando en una entrevista: "Esta es una decisión personal que tiene que ver con mis deseos de un merecido descanso luego de 50 años de trabajo ininterrumpido en los escenarios, pero seguiré vinculado al grupo ya que Les Luthiers ha sido gran parte de mi vida y espero que lo siga siendo”

Gerardo Masana fundó el grupo el 4 de septiembre de 1967 en la ciudad de Buenos Aires durante un periodo de gran auge de los coros universitarios en Argentina con algunos miembros del coro clásico universitario I Musicisti.[6][7]​ En sus primeros años fueron un cuarteto (Masana, Maronna, Mundstock y Rabinovich). Con la incorporación de Carlos Nuñez Cortés, formaron un quinteto, para luego ser un septeto al incorporarse Carlos López Puccio y Ernesto Acher en 1971; pasaron a ser un sexteto tras la muerte de Masana en 1973 y un quinteto al marchar Ernesto Acher en 1986. Precisamente, la formación más duradera de Les Luthiers fue la de quinteto, con Carlos López Puccio, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich, que se mantuvo sin cambios durante 29 años hasta el fallecimiento de Rabinovich en 2015. Asimismo, desde el año 2000 se agregó la labor de Horacio Turano y en 2012 Martín O'Connor como Luthiers suplentes cada vez que alguno de los miembros del quinteto titular debía ausentarse por causas de fuerza mayor.[8][9]​ El último Luthier en incorporarse al equipo fue el actor de teatro y televisión Roberto Antier, quien si bien ya había sido probado en 2010, recién en 2015 consiguió ingresar como Luthier suplente, para finalmente tener su gran debut en 2019 en la obra Gran Reserva, donde reemplazó a Marcos Mundstock que estaba afectado por una parálisis en una pierna.[10]

Han recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre ellos una mención especial en los Premios Konex, el premio Grammy Latino especial a la Excelencia Musical (EE. UU., 2011),[11][12]​ y la Orden de Isabel la Católica por su trayectoria (España, 2007).[13][14]​ Han sido declarados ciudadanos ilustres de Buenos Aires y visitantes ilustres de muchas ciudades de Hispanoamérica. En 2012 el Reino de España les concedió la ciudadanía española por carta de naturaleza, una concesión especial a personas de particulares méritos.[15]​ En 2017 ganan el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades[16][17]​ coincidiendo con sus 50 años de carrera.[18]

Durante los años 60, casi todas las facultades dentro de las universidades argentinas tenían su propio coro musical. Algunos de sus componentes adoptaron la costumbre de reunirse fuera de los ensayos con el fin de divertirse bastante preparando bromas musicales que después ellos mismos representarían en los festivales intercorales que tenían lugar a lo largo del curso, a modo de entreacto en tono de humor.

En septiembre de 1965 tuvo lugar el VI Festival de Coros Universitarios en la ciudad de San Miguel de Tucumán,[7][19]​ situada en el noroeste de la República Argentina. Un grupo de jóvenes universitarios presentó un espectáculo de música de humor que habían estado preparando largamente y donde además del montaje en sí presentaban como primicia un conjunto orquestal de instrumentos completamente novedosos, inventados y construidos por ellos mismos con materiales sencillos. Representaron así la parodia de un concierto. El conjunto estaba compuesto por un solista, un pequeño coro y los mencionados instrumentos musicales no convencionales.

La obra central del espectáculo se llamaba Cantata Modatón.[7][19]​ Su autor era Gerardo Masana, un integrante del coro de la Facultad de Ingeniería-UBA que además era el inventor de casi todos los instrumentos no convencionales —que denominaría «instrumentos informales»— junto con el luthier y músico porteño Carlos Iraldi. La música de esta pieza se inspiraba en la Pasión según San Mateo, BWV 244, de Johann Sebastian Bach, como forma de parodiar el estilo de las cantatas barrocas,[20]​ al tiempo que la letra estaba tomada del prospecto de un conocido laxante comercializado en el mercado en esos años. Más tarde el título de la obra mutó a Cantata Laxatón para evitar problemas con el laboratorio que producía el laxante.[21][19]​ La presentación fue un rotundo éxito y tanto los asistentes como la crítica en periódicos y revistas de música hablaron de originalidad, humor y rigor en la exposición.

Ya para 1966, I Musicisti estaba listo para hacer su propio show, todo con obras propias. El mismo se llamó ¿Música...? Sí, claro y se representó en el Centro de Artes y Ciencias. Todos los integrantes fueron presentados con sus "nombres artísticos": Karl Mendelejeff Núñez (Carlos Núñez), Wilhem van Marín (Guillermo Marín), Georg Welf Maronnen (Jorge Maronna), Joe Face Durante (Daniel Durán), Criptoballenato López (Horacio López), Hans Fritz Kurt von Puch (Raúl Puig), Mancupelánimas McCormick (Marcos Mundstock), Johann Sebastian Masana (Gerardo), Simje Berl Rabinovich (Daniel Rabinovich), y Giorgio Dichterliebe Winterreise (Jorge Schussheim). Poco tiempo después son llamados a participar de una obra de Carlos del Peral titulada Mens sana in corpore sano en el Instituto Di Tella. Y por fin, en mayo de 1967 estrenan su show I Musicisti y las óperas históricas (también conocido como IMYLOH). El show empezó, junto con el conjunto, a tener fama y a que la gente comenzara a hablar de ellos. Tanto es así, que hasta los contrataron para hacer la música de algunas publicidades de aquella época (Como por ejemplo el Perfume Imprevu o Telas Finch). Pero, a medida que avanzaba el tiempo, se comenzaron a discutir sobre diferentes cosas: caminos a seguir, qué hacer después, cómo hacerlo. Hasta que llegaron al 4 de septiembre de 1967. Después de la función 57, todos se fueron en silencio a los camarines, imagen contraria a la gente que se iba a sus hogares comentando entre risas todo lo que habían escuchado. Ya en los camarines se comenzó a discutir sobre los problemas de la banda. El mismo era sobre la avara distribución de las obligaciones en el grupo, mientras que las ganancias eran distribuidas en partes iguales. Los que pusieron el primer grito en el cielo fueron justamente los que hacían la mayoría de las cosas, como la composición de las obras y la creación de instrumentos. Los demás estaban de acuerdo en que estaban las cosas bien. Finalmente se optó por votar y ver cual era la situación que más le convenía al grupo. Obviamente, ganó la mayoría, que eran los que no se habían quejado en un principio. Gerardo Masana, creador de casi todos los instrumentos y buena parte de las obras, decidió entonces irse del grupo. Pero no se iba solo, sino que se llevaba todo lo que había salido de su cabeza. Los restantes, al ver que esto no los favorecía, lo empezaron a convencer de que lo mejor era quedarse, de una segunda oportunidad. Pero Gerardo decidió irse. El silencio que rodeaba a los integrantes fue corto pero eterno, hasta que por fin se paró Marcos Mundstock, diciendo que él se iba con Gerardo. A él le siguieron Daniel Rabinovich y, por último, Jorge Maronna.

Después de la separación de Masana y sus compinches, I Musicisti decidió seguir. Las obras que compondrían sus shows serían las aportadas por Jorge Schussheim y Carlos Núñez Cortés.

En el año 1968, I Musicisti estuvo en el Nuevo Teatro Apolo con I Musicisti otra vez con lo mismo, show con el cual competian con Les Luthiers. Ese mismo año, I Musicisti consigue sacar su primer y único disco (que fue un "Single") y hace también un viaje a México, para participar en las Olimpíadas Culturales de México, pero la banda fue expulsada a baculazos en dos municipales ocasiones por una cantata elogiando a las píldoras anticonceptivas. Ese fue el comienzo del fin. Muchos no sabían que más hacer, la fuerza creativa era mínima y Carlitos Núñez ya estaba ayudando a Les Luthiers para su nuevo show. A fines de 1968, I Musicisti desaparece.

5 años después, con el éxito del café-concert, Schussheim decide volver con I Musicisti ataca de nuevo, pero la magia se había ido, junto con algunos integrantes. Es en ese año en que Schussheim cierra definitivamente las puertas de I Musicisti.[22]

Les Luthiers continuó presentando su espectáculo en teatros y cafés-concert. En 1970 el quinteto contrató al rosarino Carlos López Puccio, como violinista, y en 1971 a Ernesto Acher, primero para reemplazar a Marcos Mundstock (ya que éste se había tomado licencia) y luego formar parte del plantel del grupo. De esta época son los siguientes espectáculos:[23]

La televisión también les llamó para que aportaran su arte junto a comediantes y artistas de gran prestigio en el ciclo titulado Todos somos mala gente y en el ciclo Los mejores donde actuaron ya en recitales exclusivos. Fue una época de temporadas triunfales en la ciudad de Buenos Aires y en Mar del Plata.

El 23 de noviembre de 1973, el grupo se quedó sin un integrante, el fundador del grupo, Gerardo Masana, que murió de leucemia a los 36 años.[19][24]​ Masana pasó sus últimos años dedicado enteramente al grupo, pero la falta de su liderazgo hizo mella en la relación de los miembros, por lo que decidieron tomar Terapia Institucional con el psicoanalista Fernando Ulloa; la terapia se extenderían por los próximos 17 años[25]​.

Al cabo de nueve años de representaciones en su país empezaron con las giras internacionales. Desde 1977 organizaron un espectáculo nuevo cada dos o tres años. Las primeras giras tuvieron lugar en Uruguay, Venezuela y más tarde llegaría el turno de España. A finales de los años 70, sus giras llevaron al grupo a México D. F., lo que incluyó una presentación en el Palacio de Bellas Artes de esa ciudad.

En 1985 obtuvieron la Mención Especial de los Premios Konex por su enorme aporte a la música popular de Argentina, uno de los máximos galardones que entrega la Fundación Konex.

El año 1986 marcó un antes y un después en la historia del grupo. Uno de los motivos fue la inolvidable actuación que tuvo lugar en el mítico Teatro Colón de la ciudad de Buenos Aires y su arribo a Colombia también en su famoso Teatro Colón. El 28 de agosto de 1986, por diferencias internas, Ernesto Acher abandonaría el sexteto. Desde entonces los integrantes del grupo pasaron a ser cinco, hasta el año 2015, donde se incorporan de forma más habitual, los Luthiers reemplazantes.

En 1994, por problemas cardíacos de Daniel Rabinovich, se incorporó al grupo el humorista argentino Horacio Fontova, hasta la recuperación de Daniel Rabinovich.[26]

Los espectáculos mantienen un formato desde 1970: cada uno se divide en obras cómicas. Como una pequeña introducción, antes de cada pieza, Marcos Mundstock suele leer una presentación en donde se describe la obra, o da reseñas de la vida del autor, y tras esta presentación el conjunto musical aparece en escena e interpreta el tema. Pero tres de sus más recientes espectáculos, Los premios Mastropiero, Lutherapia y la antología Viejos Hazmerreíres, se han salido de este esquema. En ellos, las obras interpretadas giran en torno a una temática particular: una entrega de premios, una sesión de terapia y una emisión de un programa radial, respectivamente.

Se han escrito tres libros relacionados con este grupo. El primero de ellos escrito en 1991 por el periodista colombiano Daniel Samper Pizano, titulado Les Luthiers de la L a la S; el segundo libro, editado en 2004, fue escrito por Sebastián Masana, hijo del fundador del grupo, Gerardo Masana, y se titula Gerardo Masana y la fundación de Les Luthiers; y el último fue escrito por uno de los miembros del grupo, Carlos Núñez Cortés, y se titula Los juegos de Mastropiero, en el que realiza un exhaustivo análisis sobre las distintas formas de humor utilizadas por ellos.[27]

En el año 2007, en celebración de su 40.º aniversario, la legislatura de la ciudad de Buenos Aires los declaró, por unanimidad, Ciudadanos Ilustres. Además, el gobierno de España otorgó a Les Luthiers la encomienda de número de la Orden de Isabel la Católica, la más alta condecoración que concede la nación española a extranjeros, que confiere a los músicos el tratamiento de Ilustrísimos Señores.

El 18 de noviembre de 2007, Les Luthiers celebró su 40.º aniversario con un recital titulado Cuarenta años de trayectoria, de entrada libre y gratuita, en el Parque San Benito, ubicado en la intersección de las avenidas Figueroa Alcorta y La Pampa, en la Capital Federal. Les Luthiers pudo reunir más de 120.000 espectadores.

En el año 2008 Daniel Rabinovich, Marcos Mundstock, Carlos Núñez Cortés, Jorge Maronna y Carlos López Puccio doblaron al español las voces de los personajes de las palomas en la película de Disney, Bolt.

El 7 de septiembre de 2012, el gobierno de España concedió la nacionalidad española a Carlos López Puccio, Marcos Mundstock y Daniel Rabinovich.[28]

El 20 de octubre de 2017, se les fue concedido el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades.[29][17]

Les Luthiers presentaron en reiteradas ocasiones como eje de sus sketchs o incluso de algunos de sus espectáculos a un personaje prototípico: Johann Sebastian Mastropiero. Existe una cierta habitualidad por parte del grupo en la creación de personajes, como el compositor de música popular «Manuel Darío», el maharishi «Salí Baba», el compositor de bossa nova «Dorival Lampada» (Lampiño) y el pastor «Warren Sánchez», entre otros. Sin embargo, el compositor «Johann Sebastian Mastropiero» cuenta con mayor cantidad de apariciones en todo el repertorio.[2]

Este personaje surgió a comienzos de la década de 1960 en un manuscrito que Marcos Mundstock dictó a Horacio López en un bar. En ese momento fue llamado «Freddy Mastropiero».[2]​ Según Gerardo Masana, el nombre «Freddy» le otogaba al personaje un cierto «tono mafioso». En 1966 Jorge Maronna repuso el personaje, rebautizándolo como «Johann Sebastian Masana», porque Masana oficiaba de compositor de casi todos los temas, y por su veneración hacia el músico Johann Sebastian Bach.[2]​ El debut como personaje se remonta a la obra ¿Música? Sí, claro, estrenada en el Teatro de Artes y Ciencias el 17 de mayo de 1967, cuando el grupo aún se presentaba bajo el nombre «I musicisti».

En 1970 el personaje, ya bajo el nombre de Johann Sebastian Mastropiero, aparece por primera vez como cabecera de un sketch en la obra «Querida Condesa: carta de Johann Sebastian Mastropiero a la condesa de Shortshot».[2]

Este personaje se caracteriza por una vida turbulenta cuya trama se va hilando a lo largo de cada presentación realizada por Marcos Mundstock. Gracias a ellas se sabe que nació de madre italiana y padre (...); que tuvo un hermano gemelo mafioso llamado Harold Mastropiero; que a pesar de sus múltiples relaciones amorosas tuvo durante un tiempo una pareja estable en la condesa de Shortshot, y que con ella tuvo varios hijos cuyos apellidos significan lo mismo que el de su madre en distintos idiomas; que contrató a una gitana de empleada doméstica y que ella le dejó de ahijado a Azuceno Mastropiero; entre muchas otras situaciones hilarantes.

Luthier es la palabra francesa que designa al fabricante de instrumentos de cuerda. El grupo adoptó este nombre por su costumbre de crear instrumentos a partir de materiales poco comunes, como latas, mangueras, tubos de cartón, globos, etc. El primer constructor de instrumentos informales fue Gerardo Masana, fundador del grupo, el primer instrumento creado, el bass-pipe a vara,[30][19]​ construido con tubos de cartón encontrados en la basura y elementos caseros. Cuarenta años después, un émulo de este enorme tubo rodante sigue usándose en escena.

Los primeros instrumentos informales fueron relativamente simples, como el gom-horn (hecho con una manguera, un embudo y una boquilla de trompeta) y algunos de ellos nacieron como parodia de los instrumentos estándar. Este es el caso del latín, la violata etc. Con el tiempo, se incorporó como "luthier de Les Luthiers" el doctor Carlos Iraldi, quien investigó la construcción de instrumentos atípicos moviéndose entre la perfección técnica y la sensibilidad artística. Así nacieron artefactos tan singulares como la mandocleta (una bicicleta cuya rueda trasera mueve las cuerdas de una mandolina), el ferrocalíope (un calíope que funciona a vapor que pasa por silbatos ferroviarios), el bajo barríltono (un contrabajo cuyo cuerpo es un barril gigante), el órgano de campaña (un órgano que se lleva colgado de la espalda, y cuyo aire es enviado por unos zapatos-fuelles) y muchos otros.

Tras el fallecimiento de Iraldi en 1995, tomó su testigo el artesano Hugo Domínguez, quien fabricó entre otros la desafinaducha, el nomeolbídet y el alambique encantador.[31]

Atendiendo a la clasificación usual de los instrumentos, se pueden catalogar de la siguiente manera:



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