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Lillo (Toledo)



Lillo es un municipio español de la provincia de Toledo en la comunidad autónoma de Castilla-La Mancha.

El término "Lillo" podría derivarse del latín LILIV que significa lirio.[1]

El municipio se encuentra situado «en un llano á la falda de un cerro de 2,000 varas de altura, plano en su superficie, ..., sin tener en muchas leguas otra elevación que la domine».[2]​ Pertenece a la comarca de la Mesa de Ocaña y linda con los términos municipales de La Guardia al norte, Corral de Almaguer al este, Villacañas al sur, y Tembleque y El Romeral al oeste, todos de Toledo.

Su término se encuentra en una zona relativamente baja, con varias lagunas residuales, la mayor de las cuales, Laguna de Longar, se encuentra inmediatamente al sur de la población. La laguna del Altillo es famosa por la gran variedad de fauna que en ella habita. Además también cuenta con otra laguna más alejada del núcleo urbano, que es la de la Albardiosa.

El término municipal de Lillo se encuentra situado en la zona noreste de la provincia de Toledo, a una distancia de 73 km de dicha capital, en la comarca de la Mesa de Ocaña. Presenta en su orografía un relieve prácticamente llano, con la sola excepción del cerro de San Antón (818 m). En los límites del término se encuentran la sierra de El Romeral en el sur y el valle del Arroyo de Santa Maria en la zona norte.

Tiene una extensión de 151 km², con un núcleo urbano (Lillo) y una pedanía (Carahorma) situada al noroeste del término municipal. La plaza de España, donde se encuentra el Ayuntamiento y la Iglesia parroquial de San Martín Obispo, se sitúa a 684 metros sobre el nivel del mar, localizándose a 39º 43’ 23.5” de latitud Norte y 3º 18’ 17” longitud Oeste.

El clima de Lillo es de tipo mediterráneo que se caracteriza por la estacionalidad de sus temperaturas, inviernos fríos y veranos cálidos. El período de sequía estival es normalmente muy acentuado tanto en duración como en intensidad y la irregularidad de las precipitaciones anuales. Todo ello configura un clima caracterizado por su aridez y continentalidad.

En julio la temperatura media mensual se sitúa por encima de los 26 ºC. Sin embargo, los inviernos son fríos, pues la temperatura media del mes de enero se sitúa por debajo de los 6 ºC, y las heladas son frecuentes en invierno e incluso a principios de primavera y finales de otoño.

Las precipitaciones son escasas y están entre los 400 y 600 litros por metro cuadrado al año. Los índices de aridez son muy altos.

En este apartado se describe las características más importantes de las formaciones existentes así como el comportamiento hidrogeológico de los materiales. Los datos han sido obtenidos de la hoja número 659 del Mapa Geológico de España del Instituto Geológico y Minero de España.

Las características geomorfológicas corresponden a las de una planicie que forma parte del borde S. de la Mesa de Ocaña. La suave topografía está originada por los materiales miocenos y pliocenos, que dan lugar a mesas como consecuencia de la red hidrográfica actual. Aisladamente y rompiendo la monotonía del paisaje, aparecen a modo de montes-islas, una serie de relieves cámbricos resistentes a la erosión.

Discordante sobre el Paleozoico, el Terciario Continental aparece sujeto a variaciones laterales de facies, según la dirección este a oeste. La deposición terciaria se inicia con series arcillosas y evaporíticas vindobonienses que finalizan con los tramos calcáreos pontienses.

Los materiales cuaternarios se encuentran bien representados por las formaciones de arcillas-limos yesíferas lagunares de Lillo y derrubios de ladera rodeando a los afloramientos cuarcíticos paleozoicos.«Instituto Geológico y Minero de España. Resumen de la memoria de la Hoja 659 del Mapa Geológico de España del Instituto Geológico y Minero de España.». Consultado el 10 de marzo de 2011. 

La flora más característica está representada, además del álamo, encina, olmo, chaparro y retama, por el salicor y el esparto.

Existen varias lagunas endorreicas y salinas que han sido declaradas Reserva Natural y que cuentan con una flora característica y en la que podemos encontrar juncia morisca o almorchín, especies amenazadas en la región. También son reconocibles los albardinales de Lygeum spartum, formaciones cuya conservación tiene interés prioritario porque en ellas crecen plantas incluidas en el Catálogo Regional de Especies Amenazadas. El arbardinal situado entre la laguna de El Longar y el núcleo urbano de Lillo, está considerado como uno de los arbardinales mejor conservados y más extensos de toda la provincia de Toledo. Destaca la existencia de Lepidium cardamines y Limonium costae.

La fauna terrestre está representada por el conejo y la liebre y algún que otro aunque escaso, zorro. Las aves más típicas son la perdiz roja, codorniz, tórtola, torcazo y paloma. Entre las rapaces el cernícalo primilla, aguilucho cenizo. Las lagunas además de estar declaradas Reserva Natural también están incluidas dentro del Lugar de Importancia Comunitaria “Humedales de La Mancha” y de la Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA) “humedales de la Mancha”. El principal valor faunístico lo constituyen las aves acuáticas: pagaza piconegra, cigüeñuela, avoceta, grulla común, chorlitejo patinegro, avefría, tarro blanco, pato colorado, además de aguiluchos laguneros.[3][4]

Parte del término municipal de Lillo también está englobado en la ZEPA del Área Esteparia de la Mancha Norte, en ella hay que destacar sobre todo la presencia de colonias de avutardas.

Se han encontrado restos arqueológicos que datan de la época romana. En la Edad Media perteneció a la corona para pasar luego a la Orden de Malta y más tarde al arzobispado de Toledo. Perteneció administrativamente a La Guardia hasta 1430, año en el que alcanzó el título de villa por orden del prelado toledano Juan Martínez de Contreras. Pedro López de Ayala, cuarto conde de Fuensalida, compró la población en 1584.

El pueblo llegó a tener muralla, aunque hoy en día no queda huella de ella más allá del trazado urbano, que evidencia como esta probablemente discurría por la Calle Ancha, la Calle del Convento y la Calle del Sol. Dicho lo anterior es necesario mencionar como la huella de la existencia de una muralla ha quedado plasmada también en la toponimia del lugar, encontrándose el mejor ejemplo en la plaza de la Puerta de la Guardia, donde como su nombre indica se localizaría una de las antiguas puertas.

A mediados del siglo XIX Lillo tenía 586 casas y el presupuesto municipal ascendía a 33.423 reales de los cuales 5.500 eran para pagar al secretario.[2]​ En 1885 sufrió una epidemia de cólera (véase: Pandemias de cólera en España).[5]

En la siguiente tabla se muestra la evolución del número de habitantes entre 1996 y 2015 según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE).

NOTA: La cifra de 1996 está referida a 1 de mayo y el resto a 1 de enero.

Fuente: Instituto Nacional de Estadística de España - Elaboración gráfica por Wikipedia



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