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Lizariturry y Rezola



Lizariturry y Rezola fue una empresa española dedicada a la producción de bujías, glicerinas, parafinas y jabones con origen en San Sebastián, cuya actividad se extendió desde 1864 hasta su desaparición en la década de los 90 en el siglo XX.

En el año 1860, Juan Lizariturry funda la empresa “J. Lizariturry y Compañía” y construye en San Sebastián una fábrica de productos químicos llamada La Providencia sobre la que centra su producción. Cuatro años después, José Antonio Rezola se une a la firma, convirtiéndose en “Lizariturry y Rezola”, nombre que se convertiría en el definitivo para la compañía.[1]

Al año siguiente de su fundación, el 3 de agosto de 1865, la empresa recibe en su fábrica “La Providencia" a S.M. la reina Isabel II.[2]​ Esta no sería la única recepción en las instalaciones de un miembro de la Casa Real. En 1924, el Príncipe de Asturias, Alfonso de Borbón y Battenberg, acompañado de su hermano el Infante Jaime de Borbón y Battenberg, realiza una visita a la fábrica de jabón Lagarto, una de las marcas de la compañía.[3]

En los años 20, Pedro Antequera Azpiri, polifacético artista gráfico, asume la dirección artística de la compañía y diseña en 1924 el cartel clásico del jabón Lagarto. Este cartel se convirtió en uno de los emblemas de la publicidad en España[4]​ y la imagen asociada contribuyó a la rápida popularización de esta marca de jabón que terminó por eclipsar el resto de marcas de Lizariturry y Rezola. A lo largo del siglo XX, la compañía aumentó su catálogo de productos, especializándose paulatinamente en productos de limpieza con la fabricación de detergentes o lavavajillas, sin olvidar la fabricación de jabón natural.

La compañía trasladó en la década de los 80 toda su actividad a un centro de producción en Zaragoza y, una década después, desapareció.[5]​ En la actualidad, la marca Lagarto sigue siendo comercializada y producida por la empresa Euroquimica.[6]


Lizariturry y Rezola contó con diversas marcas comerciales. Inicialmente utilizó como marca el nombre de su fábrica “La Providencia” pero, a comienzos del siglo XX ya tenía muchas otras marcas: Guris, Vasconia, Cantabria, Estrella del Norte y Lagarto. La única marca comercial que se ha mantenido viva hasta nuestros días ha sido esta última.

Los productos de la compañía obtuvieron diversos galardones en certámenes internacionales entre los que destacaron: Medalla de plata en las Exposiciones Universales de Burdeos en 1865 y de París en 1867, Medalla de oro en las Exposiciones Universales de Barcelona en 1888; de París en 1889 y 1900; de San Sebastián, en 1897; y de Gijón, en 1899.



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