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Lois scélérates



Las leyes perversas[1]​ o leyes villanas (en francés, lois scélérates, AFI: [lwa seleʁat]) son una serie de leyes votadas en Francia durante la tercera república con el objetivo de reprimir el movimiento anarquista, responsable de numerosos atentados durante los años precedentes.[2]​ La expresión lois scélérates fue popularizada por Francis de Pressensé, Émile Pouget y Léon Blum (quien firmó como «un jurista»)[3]​ en un panfleto publicado en 1899, Les Lois Scélérates de 1893-1894.

Las «leyes perversas» fueron aprobadas después de haberse producido numerosos atentados anarquistas en el territorio francés.

A partir de 1881, la propaganda por el hecho gozó de aceptación en el seno del movimiento anarquista. En Alemania, el emperador Guillermo I fue víctima de dos tentativas de asesinato por parte de anarquistas. El canciller Otto von Bismarck aprovechó estos hechos para hacer promulgar por parte del Reichstag las llamadas «leyes antisocialistas». De igual manera, en Rusia, el zar Alejandro II fue asesinado el 13 de marzo de 1881 por el grupúsculo anarquista Naródnaya Volia («Libertad del Pueblo»). En respuesta a aquello, su hijo y sucesor, Alejandro III mandó crear una nueva policía de seguridad, la Ojrana.

Aparte de algunos hechos aislados, fue a partir de 1892 cuando comenzó una verdadera ola de atentados que pretendían desestabilizar el poder atacando directamente a quienes lo ejercían. Una serie de atentados bomba perpetrados por Ravachol a partir del 11 de marzo de 1892 desató la ola de terrorismo anarquista.

El 9 de diciembre de 1893, Auguste Vaillant lanzó una bomba desde la tribuna de la Cámara de Diputados. El 24 de junio de 1894, el presidente de la República Sadi Carnot fue asesinado en Lyon por el joven anarquista italiano Sante Geronimo Caserio.[1]​ Estos acontecimientos suscitaron la inquietud en la opinión pública y en la prensa, que reclamaba la aprobación de medidas de excepción.

Se votaron tres leyes con urgencia para luchar contra estas acciones anarquistas:

Tras el descubrimiento de fondos provenientes de las altas esferas a un anarquista, de vuelta de Carmaux donde se venían produciendo huelgas desde 1892, Jean Jaurès dirigió un discurso a la Cámara el 30 de abril de 1894 en el que denunció la política represiva del gobierno; la censura de Le Père peinard; el doble rasero de censurar medios y diputados socialistas mientras se toleraban discursos igualmente contestatarios de ciertos católicos;[nota 2]​ y, finalmente, el uso de agentes provocadores:

También evocó a cierto Tournadre, activo en las huelgas de 1892, que propuso a los obreros de Carmaux dedicar unos fondos a comprar dinamita y huir a Inglaterra si fuera necesario. Según Jaurès, al preguntársele por el origen de estos fondos, respondío que tenía «amigos capitalistas en París». Las investigaciones sobre Tournadre dieron lugar al descubrimiento de dos cartas amistosas: una del barón de Rothschild y la otra de la duquesa de Uzès.[6][5]​ A pesar de este discurso, la Cámara votó por amplia mayoría a favor del gobierno.

El 1 de julio de 1898, en La Revue blanche, León Blum, firmando como «Un jurista» publicó un texto titulado Cómo se hicieron las Leyes Perversas (Comment ont été faites les Lois Scélérates):

Se elaboraron listas nominales para enumerar a los individuos sospechosos de simpatías libertarias, e incluso las personas «sin domicilio fijo» fueron fichadas y categorizadas.

Aunque las acciones violentas tuvieron cierta continuidad, al haber vuelto los activistas a una lógica de venganza, la propaganda por el hecho acabó prácticamente desapareciendo como resultado de esta violenta represión.

A pesar de ello, el anarquismo mismo siguió manifestándose bajo otras formas en la sociedad francesa, por ejemplo, a través de movimientos sindicales.

La ley de 28 de julio de 1894 con el objetivo de reprimir las actividades anarquistas fue finalmente derogada el 23 de diciembre de 1992 con la publicación en el Diario Oficial[8]​ del nuevo código penal.

En Alemania:

En Estados Unidos:



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