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Louis Couturat



¿Qué día cumple años Louis Couturat?

Louis Couturat cumple los años el 17 de enero.


¿Qué día nació Louis Couturat?

Louis Couturat nació el día 17 de enero de 1868.


¿Cuántos años tiene Louis Couturat?

La edad actual es 156 años. Louis Couturat cumplió 156 años el 17 de enero de este año.


¿De qué signo es Louis Couturat?

Louis Couturat es del signo de Capricornio.


Louis Couturat (17 de enero de 1868 - 3 de agosto de 1914) fue un filósofo, lógico, lingüista y matemático francés.

Estudió filosofía y matemáticas en la Escuela Normal Superior y fue luego profesor en la Universidad de Toulouse y en el Colegio de Francia.

Fue en Francia uno de los precursores de la lógica simbólica, que había comenzado a difundirse en este país poco antes de la Primera Guerra Mundial gracias a los trabajos de Charles Peirce, Giuseppe Peano y especialmente a los Principia Mathematica de Alfred North Whitehead y Bertrand Russell, este último amigo personal de Couturat. Concibió la lógica simbólica como un instrumento para el perfeccionamiento de las matemáticas y de la filosofía, integrando así la corriente llamada logicismo; en este aspecto, se opuso a Henri Poincaré, quien anticipó a su vez el intuicionismo de Brouwer. Couturat contribuyó asimismo al desarrollo del lenguaje artificial ido, una variante del esperanto.

Murió en un accidente de tránsito.

Su padre, procedente de Borgoña y su madre, del Franco Condado, vivían en París desde hacía tiempo. La duración total de su aprendizaje estuvo marcada por el éxito continuo. Obtuvo 34 premios en el gimnasio y por su originalidad precoz y rara, que encantó a sus profesores, era igualmente dotado para la literatura antigua y las ciencias tanto teóricas como aplicadas.

El año 1885, durante el cual aprendía filosofía, fue para él un verdadero triunfo: premio honorífico de filosofía, primer premio de física y química, primer premio de historia natural, primer accésit de matemáticas.

En esta época, su futura carrera ya parecía revelarse: en esta inteligencia adolescente, tan luminosa por su exactitud e precisión, el amor preferente por la filosofía se uniría a su aptitud para la ciencia. En un principio Grecia le atrajo, tuvo durante toda su vida por los artistas e los poetas de la antigua Grecia, y ninguno más que él fue tan ferviente adepto del culto a la belleza: el pasaba fácilmente de la lectura de "Meditaciones de Descartes" a los poemas de Homero.

La gimnasia le daba bastante recompensas: en 1886 fue laureado, por la Asociación de Exdiscípulos. El difícil concurso por la Escuela Normal, la cual afrontó en 1887, le dio la segunda plaza, después de la primera prueba. Pasó en la escuela tres fecundos años y siempre fue notable para sus profesores, que por unanimidad alababan la precisión de su intelecto y la lucidez de sus palabras, ayudado siempre de la exactitud de su pensamiento fuerte y original.

Pasó su cuarto año en 1891 en la escuela y recibió el premio Garnier atribuido a los profesores de filosofía y al director.

En 1892, continuó sus estudios de matemáticas en la facultad de ciencias. Fue aceptado para la licenciatura en matemáticas, el 25 de julio de 1892, como el primero de su promoción.

Ahora podía acceder con total seguridad a la filosofía de la ciencia. No era un extraño entre la comunidad científica. Debía penetrar con fiereza y fe en los estudios que amaba. El estudio de las matemáticas sucedió a la lectura de Lucrecio y Platón. Estudió a Platón haciendo para su tesis en latín un verdadero estudio científico del mito de Platón. A la vez, publicó un importante artículo sobre la belleza plástica. En él justificó la belleza de los escultores griegos.

Su adicción al trabajo era bastante sorprendente, aunque encontró tiempo para colaborar en la nueva Revue de métaphysique et de morale. Su tesis en francés empezó: quería consagrarse al estudio de la infinitud matemática. El primer capítulo de esta obra coincide con sus 25 años.

Reposó algo durante el verano de 1893 y después volvió al trabajo de su tesis ya avanzado. El 12 de mayo de 1894 fue nombrado profesor de la facultad de Tolosa. Iba allí con gran placer, porque amaba el sur, su cielo ardiente y limonoso, su pasado penetrado de alma griega. En las vacaciones acabó su tesis en francés y la depositó. El estudio de las obras de Platón entonces le entusiasmaba mucho. Se consagró a su tesis latina, tomó la obra como tema de su curso de la facultad.

En abril de 1896, se casó con su prima y el 12 de junio, defendió su tesis en Sorbonna. Las tesis en latín y en francés obtuvieron un completo éxito con mención de honor. Su obra sobre la Matemática infinita, es aún la mejor guía para los hombres que quieran estudiar filosofía matemática, y esta obra rápidamente le encumbró al más alto escalafón de estos estudios. El gran éxito de su tesis le permitió obtener vacaciones para continuar sus estudios de ciencias en París. Se volvió a encontrar allí en 1897 la libertad total de investigación y de trabajo, que tanto le gustaban. En ese momento, se consagró al estudio de la física. Al mismo tiempo redactó artículos para la Revue de métaphysique, una nueva serie de artículos: El espacio y el tiempo y Ensayo crítico sobre la hipótesis de los átomos.

Recién acabado su curso, durante el octubre de 1899, se le apareció la posibilidad de volver a París para realizar nuevas investigaciones. Durante los estudios precedentes se le había pedido que investigara a Leibniz. Después de comparar los textos concernientes a las concepciones lógicas del autor de Monadología, que se había dispersado en diversas ediciones fragmentarias, le llevó a la convicción, que la metafísica de Leibniz yace sólo sobre los principios de su lógica y depende de ella íntegramente. Pero él quería su confirmación descubierta a través de investigaciones en las obras no publicadas de Leibniz, las cuales se conservaban en la biblioteca real de Hannover. Las investigaciones de Couturat en la biblioteca, entre 1900 y 1901, fueron especialmente fructíferas y le dieron la posibilidad de escribir dos libros muy valiosos. Uno, su gran obra, titulada "La lógica de Leibniz" que, según la opinión de un eminente filósofo, "posee una precisión incomparable y también riqueza documental incomparable" (1901), y después un tomo de 682 páginas titulado Inédits leibniziens, el cual contenía más de doscientas piezas nuevas, sobre el conjunto en el que estaba fundada su teoría sobre la teoría de Leibniz (1903).

En una serie de artículos de la Revue de métaphysique (1904), dio a conocer al público francés el libro Principes des mathématiques, de Bertrand Russell, una obra publicada en Cambridge. Además, los amplificó y los publicó en una tomo en 1905. Tal y como decía en la introducción, al principio su libro era solamente una revisión de la obra de Russel, pero poco a poco dedujo en su exposición la mayor parte de las obras de la gente de su época sobre las mismas cuestiones. Esa modesta definición del objeto de su libro bastaba para adivinar su interés a todos los que conocían la erudición y la profundidad del pensamiento de Couturat. Gracias a él, la obra de Russel se convirtió rápidamente en familiar entre los "matemáticos" filosóficos.

La notoriedad de las personas con la misma idea hacía a Henri Bergson, profesor de filosofía en el Collège de France, elegirle como asistente entre 1905 y 1906. Aquí trata la historia de la lógica. Su curso fue muy apreciado por el escaso número de personas capaz de juzgar trabajos de este tipo. La lección abierta sobre la lógica y la filosofía fue publicada en la Revue de métaphysique de mayo de 1906.

Pero, Benaerts continua, en su gran espíritu, naturalmente deductivo en el más alto grado, todo se encadena, y el continuo estudio de Leibniz le llevó a otro camino, a nuevos trabajos que desde ese momento absorberían todas sus actividades.

Entre las grandes esperanzas que había concebido Leibniz, estaba la de encontrar una lengua universal lógicamente construida. Su idea atrae a Couturat y le hace adherirse de forma inmediata a las ideas expuestas por el matemático Léopold Leau, en su panfleto: Une langue universelle est-elle possible? Appel aux hommes de science et aux commerçants (1900). La Delegación se organizó para adoptar una lengua auxiliar internacional el 17 de enero de 1901. Pero la elección de la lengua necesitaba preliminarmente un estudio profundo de muchos sistemas o proyectos de lenguas artificiales internacionales. Para esta difícil exploración Couturat no dudó en aceptar la cooperación de Leau. Ello dio lugar a la publicación de Histoire de la Langue Universelle en 1903, que sería completada en 1907 con el suplemento Les nouvelles langues internationales.

Después de haber sido el historiador de todos los sistemas lingüísticos, Couturat se consagró a realizar la idea de Leibniz. Por el efecto, en gran parte, de su labor incansable y de su propagación persistente, la delegación, el uno de octubre de 1907 tenía representantes de 310 sociedades de todos los países. Además había recibido 1250 firmas aprobándolo por parte de miembros de Academias y Universidades. Desde el 15 hasta el 24 de octubre el comité, elegido por la delegación, se reunió en París y hubo 18 conferencias. Lo formaban 12 científicos de varios países y conocidos por su competencia. Couturat y Leau, en un informe de 210 páginas al comité, expusieron las proposiciones, memorandos, críticas de todo tipo y deseos, que habían recibido durante siete años, para enviarlos al comité. En su sesión del 22 de octubre, el Comité añadía a los secretarios Couturat e Leau.

Los autores de los principales proyectos de lengua internacional habían sido invitados a presentarse al comité para explicar y defender su obra y concepciones, ya fuera por ellos mismos o por representantes. Zamenhof, el creador del esperanto, envió a Louis de Beaufront para representarle. Los que no podía satisfacer esta invitación enviaron cartas o memorandos que eran leídos en el comité. Este mismo recibía memorandos durante la sesión por autores que habían sabido de la sesión a través de los periódicos.

Más allá de eso, en el Compte Rendu des travaux du Comité publicado en 1907, Couturat y Leau mencionaron las lenguas o proposiciones que el Comité discutía y resumían su propia opinión sobre ello.

Las sesiones tenían lugar por la mañana y por la tarde: la labor llevada a cabo era intensa. El esperanto y el proyecto que después pasaría a llamarse ido, era el centro de atención. Todos los miembros del Comité lo conocían y muchos (a saber E. Boirac, presidente del Comité de Lengua (esperantista), el capitán Gaston Moch y su asistente, P Rodet) eran notoriamente esperantista. Podía decirse que la Delegación era esperantista. Y la deicisón final era la siguiente:

Excepto los secretarios, ningún miembro del comité sabía lo que era el ido. Además, como ya escribió Otto Jespersen en su "historia de nuestra lengua", el resultado final no podía ser otro, incluso si el mismo Zamenhof hubiera ido personalmente en presencia del comité, y también: nada en nuestras conversaciones puede temer la publicidad; fueron discusiones serias y objetivas, por hombres que no tenían ningún objetivo aparte de obtener la verdad.

Pero el acuerdo esperado por ambos no ocurrió: influido de forma deplorable, Zamenhof con su carta Al ĉiuj Esperantistoj, rompió las negociaciones. Declaró ignorar las decisiones de la Delegación. La verdad es que Zamenhof y Boirac aceptaron en un principio las decisiones del Comité de la Delegación, por el mero hecho de que Boirac consintió ser miembro de tal comité, con el consentimiento de Zamenhof, quien había escrito a Couturat el 4 de diciembre de 1906: "Las mejoras podrán ser mucho más libres y, por ende, mejores, si son propuestas por un comité con autoridad fuera del mundo esperantista".[1]​ Pero, desgraciadamente, la memoria de Zamenhof era inconstante y confundía sus promesas: "Lo único que deseo es que el mundo debe tener una lengua internacional. La cuestión, cuál será la forma de tal lengua, no es para mí esencial, si solamente la lengua es neutral, útil y capaz de vida... Aceptaré con grandísimo placer todo lo que el Comité decida, incluso si debiera enfrentarme a todos los esperantistas".[2]​ Él mismo olvidó, que nunca consintió en darme (ya fuera para hablar en Cambridge, ya fuera por escribir ante la sesión del comité de la Delegación) otra instrucción que esta: "no unirle", cuando yo estaba representándole, por su petición insistente, en la presencia del ya nombrado Comité. Decía lo opuesto, esto es... falsedad. ¡Unirle! Pero ¿cómo podría haberlo unido, si ni siquiera Beaufront era plenipotenciario ni mandado ni siquiera abogado.

Al menos, en este papel, yo podía sentir vergüenza del esperanto: ser rechazado simplemente como no ser poseedor de las cualidades necesarias para una lengua auxiliar."Nadie habría disputado, dijo Jespersen, nuestro derecho a adoptar Neutral con la reserva de hacer muchos cambios que aproximaran esta lengua al esperanto;... y el resultado final habría sido exactamente el mismo que la lengua existente en este tiempo." Quizás esto habría ocurrido, pero ciertamente el esperanto habría recibido un golpe avergonzante con el resultado. Y yo quería evitar eso. De su parte Couturat escribía:

A pesar de todo Couturat y Leau, en nombre de la Comisión Permanente, intentaron un último paso escribiendo una carta a Zamenhof en la cual le decían en Esperanto:

Sea bien dispuesto, señor, a aceptar la expresión de nuestra alta y respetuosa consideración.

En el nombre de la Comisión Permanente

Le secretarios

A su carta, Zamenhof respondió, el 29 de marzo de 1908:

Couturat comentaba de esta forma su respuesta:

Después de la respuesta de Zamenhof faltaba a la Comisión Constante solamente la carga de realizar las modificaciones en la decisión la cual yo citaba en las páginas precedentes. En su labor Couturat participó en la redacción y edición de tres medio diccionarios para los idistas en inglés, francés y alemán para componer dos grandes diccionarios para idistas en francés y en alemán. Los dos últimos serían publicados después a sus expensas. En todas sus obras él realizaba al menos la mitad del trabajo.

Tradujo al ido una obra lingüística que, según la opinión de un eminente filósofo, André Lalande, "casi marca época": Étude sur la Dérivation dans la Langue internationale. En su segunda edición (1910) adoptó como complemento, el sufijo -al (el más internacional y abundante de todos) como fue usado en la "Grammaire Complète". El estudio había parecido por primera vez en un folleto (muchos meses antes del congreso esperantista en Cambridge) pero no fue puesto a la venta. Fue editado por el autor sólo para los principales esperantistas y los miembros del Comité de la Delegación "para evitar que la crítica influya de forma desfavorable y errónea a cualquier profano", tal y como se decía en el prefacio de la segunda edición. Como C. Aymonier estimaba la obra, en una carta del 27 de septiembre de 1907:

Inmediatamente en 1908 había sido fundada por la Comisión Permanente la resita mensual Progreso, totalmente escrita en ido y Couturat era su secretario y llevaba casi todo el trabajo.

La reforma justificada (también en el francés) Primer libro de lectura y Segundo libro de lectura fue añadida a su labor constante. Compuso el primero para explicar y justificar las modificaciones hechas en esperanto primitivo y revisión y corrigió ambas obras. Con C.S. Pearson tradujo "Enchiridion a Manual de Epicteto" y en las varias revistas y publicaciones escribió sobre la lengua auxiliar y sobre el ido así como respuestas a los ataques o falsificaciones de los esperantistas. Con los profesores Otto Jespersen, R. Lorenz, Wilhelm Ostwald y L. von Pfandler creó la obra "La lengua internacional y la ciencia" publicada en inglés, francés y alemán.

Nada vanidoso según Louis de Beaufront, hombre erudito que soportó la lucha y las polémicas así como las calumnias constantes de los esperantistas, trabajó de forma incansable por la idea de la lengua internacional, a la cual se consagró. Según Lalande:

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Con la mobilización general en Francia en agosto de 1914, se preocupó por sus primos que vivían en París. Su primo debía dejar a su esposa por sus obligaciones de soldado. Por consiguiente, Couturat fue en coche, de Bois-le-Roi a París con su prima y, en la carretera a la altura de Ris-Orangis en Melún, su automóvil fue alcanzado por otro que llevaba a las tropas francesas mobilizadas. Por el choque su prima fue lanzada fuera del vehículo y Couturat tuvo el pecho destrozado por lo que sólo sobrevivió algunos minutos.

El poeta Andreas Juste le dedicó una oda, que tituló "A Couturat. Oda por el aniversario de su muerte" (A Couturat. Odo por l'aniversario di lua morto).



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