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Lucanus cervus



El ciervo volante europeo (Lucanus cervus) es una especie de coleóptero escarabeiforme perteneciente a la familia Lucanidae. Es el escarabajo más grande de Europa. Los adultos se ven desde mediados de junio hasta mediados de agosto. Cuando más se ven es en julio. A mediados de junio empiezan a salir de la base de los árboles o de zonas donde la madera en descomposición es blanda, en julio y a principios de agosto es el apareamiento y a mediados de agosto se acaba la reproducción. No son una plaga, ya que solo comen madera podrida y no atacan a árboles sanos.

Su tamaño total varía entre los 5 y 9 cm en los machos y los 2,8 y 5,4 cm en las hembras.[cita requerida] Presentan un notable dimorfismo sexual; los machos son mayores que las hembras y poseen las mandíbulas mucho más desarrolladas, pues han evolucionado para la lucha; tienen una forma que recuerda los cuernos de un ciervo, de donde deriva su nombre común.

L. cervus está muy extendido en Europa, aunque está ausente en Irlanda. En Alemania está muy extendido, principalmente en el sur. En Hungría, esta especie está muy extendida en las zonas montañosas. En Rumanía está extendido especialmente en las zonas montañosas con pendientes expuestas al sol. También aparece en la parte europea de Turquía. En Italia se distribuye principalmente en las regiones del norte y del centro. En España y Portugal está presente solo en la mitad norte de cada país. En Gran Bretaña se limita en gran medida al sureste de Inglaterra, donde está muy extendido. Esta especie se considera extinta en Dinamarca y Letonia. También se encuentra en el Cáucaso, Asia Menor, Siria y el oeste de Kazajistán. Su distribución actualmente solo está aumentando en Croacia y Eslovaquia.[1]

L. cervus se ha asociado con una variedad de árboles de hoja caduca, incluidos los de las familias roble (Quercus), tilo (Tilia), haya (Fagus), sauce (Salix) y ciertas especies de otras familias, incluido el álamo negro (Populus nigra), el fresno (Fraxinus excelsior), castaño de indias (Aesculus hippocastanum), cerezo silvestre (Prunus avium) y el nogal común (Juglans regia). Se encontraron muestras de desarrollo larval cerca de la madera muerta del alóctono Quercus rubra.[2]

Las larvas de este insecto pasan de uno a cinco años alimentándose de madera en descomposición, por lo que suelen vivir en bosques donde son abundantes los robles y encinas, pero también en bosques de ribera y caducifolios por debajo de los 700 metros. Ha de haber árboles maduros y materia orgánica en descomposición, razón por la que no son comunes en terrenos urbanos. Tienen un apetito muy voraz, con tan solo un gramo de peso pueden comer en un solo día 22,5 centímetros cúbicos de madera[3]​ y alcanzan un tamaño considerable, llegando incluso a 10 centímetros de largo.

Los machos adultos no se alimentan; sus enormes mandíbulas se lo dificultan, aunque se ven atraídos por la savia de los árboles y el zumo de frutas maduras, los cuales succionan con su aparato bucal. Su vida tras la metamorfosis es mucho más corta que la de larva: tan sólo de quince días a un mes. Las hembras adultas tienen una vida un poco más larga que los machos. La vida del adulto no depende de si se alimenta de los zumos dulces. Pueden volar, alcanzando velocidades de 6 km/h.[4]

Las hembras, las cuales no suelen volar, eligen un tronco óptimo para poner los huevos y se quedan allí esperando a los machos, los cuales vuelan en busca de las hembras 15 minutos antes del ocaso y 15 minutos después del ocaso, pero cuando vuela el 90% de ellos es durante 10 minutos antes del ocaso, cuando se ve volar a los murciélagos. Por debajo de los 12 grados ya no suelen verse volar. Después, se agrupan en torno a ellas y se las disputan en combates con la finalidad de hacer perder el equilibrio al contrincante usando las mandíbulas. Esto en ocasiones puede ocasionar la muerte de uno de los dos machos. El ganador monta a la hembra y se aparean. Se han dado casos en que un macho minor (macho de pequeño tamaño que está menos dotado para el combate) aprovecha que los machos major están distraídos luchando para aparearse con la hembra.

Las hembras ponen los huevos en los huecos de la corteza de los árboles muertos, en madera en descomposición de árboles como roble, encina, fresno, manzano, cerezo, etc. Aunque tienen preferencia por la madera de roble y encina, sobre todo de los que crecen a lo largo de las riberas de los ríos. Prefieren suelos de poca densidad y, actualmente, también se encuentran en los jardines.[3]​ La puesta se compone de unos 20 huevos de unos 3 mm de longitud, los cuales eclosionan a las dos o cuatro semanas dando origen a las larvas. El tamaño final del adulto depende de la calidad de la madera de la que se alimenta la larva y de su abundancia.

Esta especie está en regresión debido a la pérdida de su hábitat [tala de bosques maduros, "limpieza" de árboles muertos y a la caza, pues es un ejemplar muy apreciado, por el que se llegan a pagar precios muy elevados (sobre todo en Japón, donde este escarabajo es muy apreciado)].

Está incluido en el anexo III (especie protegida) del Convenio de Berna y en el Anexo II (especies que requieren zonas especiales de protección) de la Directiva de Hábitats. A nivel nacional se incluye en la categoría de “interés especial” en el Catálogo Nacional de Especies Amenazadas. No obstante, no queda recogido en el "Libro Rojo de los Invertebrados de España" (Galante y Verdú, 2006).[5]

Este espectacular insecto es conocido por muchos otros nombres, dependiendo de la región, como son los siguientes: cornatero (zona Sierra de Gredos), carouca, vacaloura o escornabois (Galicia), vacalloria (Asturias), escuernabuyes (Cantabria), arkanbelea (País Vasco), etc.

Se reconocen las siguientes subespecies:[6]



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