Luis Antonio Sanguino de Pascual es un escultor español nacido en Barcelona el 13 de agosto de 1934.
Sus padres, el abogado Aquilino Sanguino y Rosa de Pascual, constituían una familia noble de Barcelona, siendo el número siete de ocho hermanos. Como consecuencia del estallido de la guerra civil del 36 abandonaron Barcelona, dejando atrás en su huida todas sus posesiones.
Su periplo por fuera y dentro el país (residiendo en Marsella, Mónaco y San Sebastián) les condujo finalmente a establecerse en la provincia andaluza de Córdoba, donde vivirá su infancia en la finca La Raña, y estudiará en el colegio de los Salesianos de Pozoblanco.
Desde muy pequeño puso de manifestación sus grandes dotes artísticas, llevando a cabo con tan solo ocho años una obra en terracota, conocida como “Las Ruinas”, fechada entre 1942-1943. Consistía en un bajorrelieve en arcilla cocida o terracota que representaba un paisaje bucólico o pastoril, en el que aparecía un pastor y su rebaño en plena naturaleza y ante las ruinas de lo que debió ser un antiguo monasterio. Para su realización Sanguino se inspiró en un grabado de un antiguo libro que tenía su madre.
La familia cambió en 1944 su lugar de residencia, ubicándose esta vez en la capital de España, Madrid, donde residirán poco tiempo, ya que seguidamente la familia se traslada nuevamente esta vez en Cádiz. Es durante su breve estancia en Madrid, cuando familiares de Luis Antonio le ponen en contacto con el escultor Mariano Benlliure, quien pese a considerar que Luis tenía unas grandes aptitudes para la escultura, debido a su avanzada edad (82 años), no sería su maestro, recomendándole para tal tarea al imaginero Federico Coullaut-Valera, hijo de Lorenzo Coullaut ( 1876-1932; escultor de, entre otras obras, el Monumento de la Plaza de España “El Quijote”).
Se presentó a su primer concurso de escayolistas que se celebraba en Cádiz, quedando finalista (la obra que presentó se titulaba “La perezosa”, hecha en escayola de un metro de altura, que representa una figura femenina), participando seguidamente en otro organizado en Sevilla, aquí el trabajo consistió en la realización de una moldura decorativa de un metro con motivos florales y lágrimas entre otros elementos decorativos. Pese a la calidad del trabajo no consiguió ningún premio, aunque consiguió ser elegido para participar en Madrid en otro concurso. Consiguió esta vez el primer premio en el colegio Mayor “La Paloma”, que podría considerarse como la Universidad Laboral de aquel entonces. Deciden que lo mejor es que Luis Antonio se traslade a vivir a Madrid, donde ya había realizado exposiciones en diciembre de 1947 en los salones de arte “Kebos”, para poder seguir sus estudios al lado de Federico Coullaut.
Sus inicios como escultor no fueron fáciles y se dedica a crear pequeñas obras y a venderlas para poder subsistir y poder seguir estudiando. Así, realizaba en escayola policromada “Portales de Belén” que vendía en la Plaza Mayor de Madrid, llegando a montar una pequeña industria en la que colaboraban sus hermanos. También realizó para subsistir pequeñas esculturas en barro cocido pero en vez de venderlas, se dedicaba a ir a las casas de empeño y allí empeñarlas. Pese a ello, alquiló un pequeño estudio en la calle de la Luna de Madrid, lugar de residencia de otros artistas ya consagrados como el pintor Enrique Navarro, Miguel Herrero, José Luis Mazuelos y Demetrio Salgado.
Aparte de ayudar a su maestro Federico Coullaut, trabajó para un anticuario, Arturo Linares, que estaba en frente de Las Cortes, para el que llevaba a cabo esculturas de Santos. El anticuario le proporcionaba madera de vigas antiguas, Sanguino las tallaba, las policromada, las metía al horno y el resultado era que parecían completamente auténticas. Realizó aproximadamente 17 de estas esculturas de entre 50 y 60 centímetros de altura, que pretendían simular las de grandes maestros del Siglo de Oro español: Alonso Cano, Gregorio Fernández y otros de los grandes imagineros realistas de la escultura barroca española.
Se presentó, motivado por su maestro (Federico Coullaut), como escultor al concurso para “El Valle de los Caídos” entregando varios bocetos sobre las fuerzas de los ejércitos, tierra, mar, aire y milicias, cuando contaba con 18 años de edad. Los bocetos que presentó Sanguino consistieron en lo siguiente: Tres bocetos en escayola de un metro, una escultura de 1,75 m., una mano labrada en piedra (ya que quería demostrar su habilidad al tallar la piedra), y varios dibujos. Consiguió ser seleccionado para ejecutar esta obra, encontrándose en esos momentos cumpliendo el entonces obligatorio Servicio militar.
Las obras para la construcción del complejo de la Basílica del Valle de Los Caídos (San Lorenzo de El Escorial, Madrid) se iniciaron en 1942, encargándose el proyecto al Director General de Arquitectura Pedro Muguruza quien en 1949 lo abandonó por enfermedad. Pasó la dirección de las obras a Diego Méndez González, simplificándose a partir de ese momento partes de la obra, (desapareciendo, por ejemplo, el proyecto de Vía Crucis de Federico Coullaut Valera). Las esculturas alusivas a las Fuerzas Armadas, pertenecen a Luis Antonio Sanguino.
El monumento de las Fuerzas Armadas está compuesto por ocho esculturas con una dimensión de 3 metros de altura cada una, talladas sobre granito con formas angulosas, grandes planos y severas (lo cual contrasta con el pulimento de los rostros y brazos), quedando perfectamente integrado en el conjunto del complejo que destaca por su carácter arquitectónico. Se encuentra ubicado en la parte alta de ambos muros de la nave de la Basílica que conduce a la Cripta, simbolizando al tiempo la guardia y el dolor (representando la consigna de que el hombre es mitad monje, mitad soldado, y haciendo referencia y, homenaje al tiempo, a los ejércitos: Tierra Mar, Aire y Milicias), ante los restos de quienes descansan en ella. Tardó tres años en la realización de estas esculturas.
En el año 1957 contrajo matrimonio con la estadounidense Dana Woodward, con quien tuvo sus tres primeros hijos Luis Russel, Jordi y Triana Cristina. En esta época de su vida establece su residencia con su familia en el Estado de Nueva York. Comienza una etapa artística muy fructífera; sus obras siguen siendo monumentales, lo que le mereció la consideración de la Sociedad Nacional de Escultura de Nueva York (National Sculpture Society of New York) como “un clásico del S. XX”. Durante este periodo conoce a Salvador Dalí y a otros muchos artistas, convirtiéndose en el miembro más joven nunca electo en esa asociación.
Aprovecha su estancia en Nueva York para conocer y estudiar la obra de grandes artistas como la del pintor y escultor italiano Amedeo Modigliani (1884-1920), Constantin Brancusi (1876-1957), Auguste Rodin (1840-1917), caracterizándose esta primera etapa americana del artista como una fase de búsqueda, lo cual se refleja en las obras de este momento.
En Estados Unidos, expuso en varias salas de Exposiciones, destacando la galería Hammer de Nueva York 51 East 57th. Street y la Galería Palm Beach, 336worth Avenue, Florida.
No dejó de participar en concursos tanto organizados en España (como el convocado por el Ayuntamiento de Málaga, cuyo objetivo era un monumento a Francisco Franco, en el cual ganó con sus bocetos a escultores como Juan de Ávalos y Santiago de Santiago, aunque al final no se llevó a cabo) como en los Estados Unidos.
Pese a estar residiendo en Estados Unidos, en el año 1967, compró una finca en Mataelpino en la sierra de Guadarrama, lo cual le permitió alternar su estancia y su trabajo entre España y Nueva York. Así, en 1970 realizó una importante exposición en la sala Grifé&Escoda, siendo esta su primera exposición en España.
Vuelve a España y fija su residencia en su país de origen en 1976 (aunque no de modo definitivo), recibiendo entonces la cruz de la Orden de Isabel la Católica de Su Majestad Don Juan Carlos I, por representar y sentirse orgulloso de su país allí donde estuviera. Esto quedó patente en su lucha por conseguir que el día 12 de octubre que tradicionalmente y hasta ese momento en Estados Unidos se celebraba como día de “Columbus day”, día de los italianos, se transformase en el día de la Hispanidad, ya que según defendía el autor, Colón, a pesar de creer que fue Genovés (aunque nunca se demostró que realmente lo fuera), iba en una expedición española, por tanto, tenía que ser celebrado como día de la Raza o día de la Hispanidad como actualmente se celebra el 12 de octubre en todo el mundo. Reuniéndose con algunos amigos españoles, hicieron hincapié en que ese día se celebrara como un homenaje a España, para ello en el Hotel Comodoro de la Gran Estación Central de Nueva York decidieron hacer una especie de cena convocada para unas 300 personas aproximadamente, que resultó ser un rotundo éxito acudiendo más de mil personas y entre los asistentes contaron entre otros personajes relevantes de la época, con la asistencia del Alcalde de Nueva York y el embajador de España, por aquel entonces el Conde de Motrico. Esto llevó a que al siguiente año se realizara una gran parada en la Quinta Avenida de Nueva York como día Español. El hecho de que Sanguino fuera uno de los principales impulsores de este movimiento, hizo que fuera propuesto, entre otros por algunos embajadores y cónsules, para darle la medalla. Esta fue finalmente concedida viviendo todavía Francisco Franco. Pese a ello no fue hasta 1976 cuando la recibió de manos del Rey de España.
En 1978 vuelve a cambiar de residencia, estableciéndose esta vez en México, dejando allí una gran huella con sus obras y dando comienzo una nueva etapa artística en la que acentúa el clasicismo de sus esculturas. En 1979 contrajo matrimonio con una joven segoviana, Curra Álvarez, madre de sus dos hijos más pequeños Curro y Rocío, con quien residió en México trece años.
Como el artista alternó su estancia en México con frecuentes viajes a España, a finales de 1985 compró un torreón-Castillo del siglo XIV, en la localidad segoviana de Valdeprados. Mientras, seguía realizando obras a ambos lados del Atlántico.
Vuelve en 1990 a España, esta vez para establecerse de forma definitiva, instalándose en Segovia donde actualmente reside y trabaja.
Desde su llegada a España, Madrid se ha convertido en su Mecenas, encomendándole al artista sus más importantes y representativos encargos, aunque otras ciudades como Segovia, Guadalajara, Marbella, Oviedo y Navalcarnero, también le han encargado importantes proyectos.
Pese a estar lejos del continente americano, no ha dejado de trabajar en proyectos para México y Puerto Rico.
El estilo de Luis Sanguino surge de forma paulatina a medida que aumenta sus estudios en áreas plásticas y artísticas, perfeccionando técnicas escultóricas como por la talla en madera, piedra, modelado etc. Su educación artística se realizó en diferentes talleres y con diversos maestros (el de Antonio, el alfarero de Pozoblanco, su pueblo cuando era niño, el de Federico Coullaut Valera en Madrid….)
Sanguino ha realizado a lo largo de su carrera un número considerable de bustos o retratos, pudiendo cifrase alrededor de quinientos o seiscientos bustos.
Los personajes retratados son desde presidentes de países, cardenales, escritores, reyes, toreros, cantantes, músicos, actores, Papas, cantaores, personas particulares…
Estados Unidos
Tras su aparición en uno de los programas de entretenimiento de televisión con mayor audiencia del país (The Tonight Show), el presentado por Johnny Carson, en el que Sanguino realizó el retrato en directo de Johnny Carson, siendo a continuación entrevistado por este; los encargos no cesaron.
En 1961 realiza en bronce, el busto de Donald W. Douglas, fundador de los aviones Douglas; por encargo de la compañía aeronáutica que lleva su nombre, en Los Ángeles, California.
En 1962 realizó el Busto a John Fitzgerald Kennedy para ponerlo en una de sus exposiciones. Finalmente fue adquirido por la familia Kennedy.
En 1963 la autoridad de puertos de Nueva York le encargó, para el vestíbulo central del aeropuerto de La Guardia, un busto en mármol, de grandes dimensiones, de Fiorello La Guardia, antiguo alcalde de Nueva York que se mantuvo en el cargo durante dieciocho años.
En el Museo Taurino de Madrid, situado en el Patio de Caballos de la Plaza de Toros de Las Ventas, pueden contemplarse los bustos de Serranito, Andrés Vázquez, Falcón, un torero mejicano, Media Verónica de Belmonte y su busto, el busto de Juan Belmonte, todas ellas en bronce.
En el Museo Taurino de la Real Maestranza de Sevilla, se encuentra un Monumento a Ángel Peralta y el Busto de Juanita Reina.
En el Cementerio de San Fernando de Sevilla se puede contemplar el “Monumento a Juanita Reina”, figura de cuerpo entero realizada por Sanguino, en bronce.
Con motivo de la primera visita pastoral que el Papa Juan Pablo II hizo a México durante la presidencia de López Portillo, Sanguino realizó por encargo dos Bustos del Papa para recordar su visita. Pese al encargo de dos bustos, el autor realizó tres copias en bronce: una para la Catedral de Toluca, capital del Estado de México, otra para la capilla particular de la madre del Presidente López Portillo, en la Residencia Presidencial “Los Pinos”, y una tercera que se quedó el propio Sanguino pese a que poco se la pidieron para colocarla junto a la Iglesia de Nuestra Señora de La Fuencisla en Segovia. Más tarde, tuvo que hacer otra para colocar este busto en una plaza de Huelva.
En 1989, realizó un Busto al Presidente Carlos Salinas de Gortari.
En 1991 se inauguró en el Jardines del Retiro de Madrid, un busto al cantante Pedro Vargas, en bronce, por encargo de la familia y amigos del cantante.
En 1996, la federación de hostelería “Castellano-Leonesa”, le encargó un busto de bronce de Cándido, para ser colocado frente a su Mesón junto al Acueducto de Segovia. Él se inauguró en el año 2003.
Tiene bustos de S.M. Don Juan Carlos I de Borbón (cuatro copias que se encuentran ubicadas en: Agencia EFE, el Club Financiero Génova en Madrid, en el Ministerio de Turismo y otro lo compró el Banco de Alfonso Fierro) y La Reina doña Sofía.
También destacan: el busto a Miguel de Unamuno, encargo del Presidente de México, López Portillo; el Busto de García Lorca; el Busto de Pío Baroja, encargo del ayuntamiento de San Sebastián; todos ellos realizados en bronce.
El autor ve en la mujer la fuente de la vida, de la continuidad, la procreadora de nuevas generaciones y el mejor medio de expresión de todos los sentimientos humanos. Incluso se puede ver cómo el autor recurre a la mujer en todos aquellos monumentos que no se referían a personajes masculinos en concreto, sino a ideas, como las estaciones del año, La fuente de la vida, Raíces, El Sol de Marbella, etc.
Ejemplo directo de homenaje a la mujer puede considerarse la “Fuente al Triunfo de la Mujer”, de 1998, situada en el barrio de San Blas (Calle Hermanos García Noblejas), Madrid. Encargada por el concejal del Distrito de San Blas, Isaac Ramos, para homenajear a la mujer en una zona residencial llamada “Las Rosas”. La fuente se concibió, a partir de cinco conjuntos escultóricos en los que representa a la mujer en sus diferentes edades, siempre bella y libre. El primer grupo la madre con la niña recién nacida, representando la niñez y la maternidad; el segundo grupo la mujer haciendo deportes y jugando, representado la juventud mediante una chica adolescente; el tercero muestra el enamoramiento, situando a la mujer junto al hombre al que se entrega cuando lo ama. Un cuarto grupo representa la madurez mediante una mujer madura junto a su nieta con la que comienza una nueva vida y a la que transmite su sabiduría y experiencia vital. En el centro y elevada sobre una taza de agua, la mujer en su plenitud, portando un ramo de flores, símbolo del triunfo de la mujer.
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