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Luisa de Suecia



Luisa de Suecia (llamada en danés Louise, nacida Lovisa Josefina Eugenia; Estocolmo, 31 de octubre de 1851 - Copenhague, 20 de marzo de 1926), reina consorte de Dinamarca, esposa de Federico VIII. Era princesa de Suecia y Noruega, hija del rey Carlos XV de Suecia y de la princesa Luisa de los Países Bajos. Fue madre de Cristián X de Dinamarca y de Haakon VII de Noruega.

Luisa nació el 31 de octubre de 1851 en el Palacio Real de Estocolmo. Siendo hija del rey Carlos XV de Suecia y de la princesa Luisa de los Países Bajos.

Después de la muerte de su hermano, Carlos Óscar (1852-1854), se convirtió en hija única a la edad de tres años, ya que su madre no podía tener más hijos debido a una lesión. Ello significaba que el trono pasaría a su tío Óscar porque, aunque Suecia había tenido reinas, la constitución de 1809 impuso la Ley Sálica. Su padre hizo repetidos intentos de obtener una enmienda constitucional que la reconociera como heredera de los tronos de Suecia y Noruega [2]. Estos intentos fueron en vano, pues no había una crisis de sucesión, ya que la línea masculina quedó asegurada cuando el príncipe Óscar se convirtió en padre de varios hijos varones, el mayor de ellos nacido en 1858. La existencia de hombres en la dinastía Bernadotte hizo innecesario modificar la ley. El rey no pudo obtener apoyo para un cambio constitucional que desheredaría a su hermano y sobrinos simplemente para satisfacer su deseo de que su propia progenie ascienda al trono; en cualquier caso, una hija podría hacer un matrimonio ventajoso y convertirse en la reina de otro país, que es exactamente lo que sucedió con Luisa.

Mientras que su padre a menudo la llamaba "Sessan" (en inglés: "Sissy", diminutivo de princesa), la propia Luisa inventó el nombre de "Stockholmsrännstensungen" ('erizo de Estocolmo'), y solía usar ese término para referirse a sí misma. Su tío, el futuro rey Oscar II, encontró impactante que la palabra se usara para una princesa, y trató de frenar su uso, a menudo amonestando a Luisa por permitir que la palabra pasara por sus labios. Él fue quizás el único que trató de imponerle disciplina, y Luisa es descrita invariablemente como una hija mimada y malcriada, adorada por sus padres. Se dice que se parecía a su madre en apariencia, pero que en el comportamiento era como su padre. Se la describe como enérgica, masculina y muy poco atractiva. Ya siendo niña, Luisa se convirtió en el centro de la sociedad de Estocolmo, donde se organizaban bailes infantiles para ella en el Palacio Real de Estocolmo, que eran los actos más importantes de la vida social infantil de la época y asistian a ellos, entre otros, sus primos varones.

De su instrucción académica se encargó la educadora Hilda Elfving. En 1862, ella y su madre se hicieron discípulas de Nancy Edberg, pionera de la natación para mujeres. Inicialmente, el deporte de la natación no se consideraba muy apropiado para mujeres, pero cuando la reina y la princesa lo apoyaron asistiendo a las clases, la natación se puso rápidamente de moda y fue aceptado para las mujeres.

Luisa se convirtió en objeto de cotilleos por su futuro matrimonio desde la infancia. El candidato más popular era el príncipe heredero Federico de Dinamarca (1843–1912). Luisa y Federico se habían conocido por primera vez en 1862. El matrimonio se consideraba deseable por varias razones. Las relaciones entre las casas reales de Suecia-Noruega y Dinamarca eran muy tensas en este momento. Tras la muerte sin hijos del rey Federico VII de Dinamarca en 1863, hubo voces para que Carlos XV o su hermano, el príncipe Óscar de Suecia, fueran colocados en el trono danés en lugar de Cristián IX. Carlos XV era muy crítico con Cristián IX, de cuyas cualidades personales dudaba. En Dinamarca hubo decepción por el hecho de que Suecia, a pesar del Escandinavismo creciente de la época, no apoyase a Dinamarca contra Prusia durante la guerra de los Ducados en 1864. Después de esa fecha, tanto Suecia-Noruega como Dinamarca comenzaron a idear una forma de paz simbólica entre las dos naciones organizando un matrimonio entre Luisa y el príncipe heredero Federico. Carlos XV de Suecia quería ver a su hija convertirse en reina de Dinamarca, y en Dinamarca se consideraba preferible a un matrimonio con una princesa alemana, lo que habría sido la alternativa más probable tras de la reciente guerra con Alemania.

Sin embargo, Carlos XV no quería forzar a su amada hija a un matrimonio concertado, y dejó la decisión final a su entera decisión. El 14 de abril de 1868, el príncipe danés llegó acompañado de su padre al castillo de Bäckaskog, en Escania, para entrevistarse con Luisa. El motivo del encuentro quedó en la intimidad de unos pocos, ya que se trataba de que si a Luisa le gustaría Federico o no, así que se consideró oportuno no informar a los cortesanos que acudieron a aquel encuentro sobre el auténtico propósito de la reunión. Al conocerse, ambos aparentemente quedaron complacidos, y Luisa aceptó el matrimonio.

Durante el invierno que duró el compromiso, entre 1868-1869, Luisa estudió el idioma danés, la literatura, la cultura y la historia con el erudito Lorentz Dietrichson. La boda se celebró con gran pompa en la capilla del Palacio Real de Estocolmo el 28 de julio de 1869. El ajuar de la princesa se hizo enteramente en Suecia. El matrimonio fue bien recibido por los tres países como un símbolo del nuevo escandinavismo. Luisa fue la primera princesa sueca en enlazar con la casa real danesa desde Ingeborg Magnusdotter de Suecia en la Edad Media. Después de permanecer un tiempo en el Palacio de Haga con su marido, abandonó Suecia el 10 de agosto del mismo año.

Poco después, la pareja entró en Copenhague, donde recibieron un cálido recibimiento de los ciudadanos. Con la entrada de Luisa en la familia real danesa llegaron una gran cantidad de hermosas joyas. Al llegar a Copenhague en 1869, sus joyas podrían llenar una mesa de billar. Estos incluyen el conjunto de perlas, a menudo usado por Margarita II, y el conjunto de rubíes usado por la princesa heredera Mary.

Apodada "el Cisne" por su largo cuello, era una mujer piadosa y austera a la que no le gustaba frecuentar la sociedad de Copenhague, por considerarla demasiado frívola. Participó en diversas obras de beneficencia en Dinamarca y Suecia. En este último país, patrocinó varias instituciones, una de ellas el Fondo Princesa Luisa, dedicada a niños pobres.

Durante su largo período como princesa heredera de Dinamarca, se convirtió en una figura muy popular entre el público, pero impopular dentro de la corte danesa y la familia real. El matrimonio no dio lugar a ninguna amistad entre las dos casas reales, y Luisa sufrió el ostracismo de su familia política, que estaba dominada por su suegra, la reina Luisa. Su suegra y sus cuñadas no la querían, y su marido era demasiado débil para prestarle cualquier apoyo frente a su madre y hermanas. Su naturaleza franca, su religiosidad y sus maneras pequeñoburguesas no eran bien vistas dentro de la corte real danesa. En una ocasión su suegra la vio con un vestido de noche parisino e impetuosamente le ordenó que cambiara su peinado, a lo que Luisa respondió de la misma manera informal a la que estaba acostumbrada en Suecia. Este incidente provocó que la reina Luisa les ordenara a ella y a Federico que abandonaran el país durante tres meses. La princesa heredera dijo al dibujante sueco Fritz von Dardel que su suegra intentaba colocarla en en segundo plano incluso en situaciones ceremoniales en las que se requería su presencia: en una ocasión, la reina rechazó una solicitud de estudiantes de la Universidad de Uppsala para cantar ante la princesa.

La familia mantenía una vida discreta en el palacio de Amalienborg durante el invierno y en el palacio de Charlottenlund en el verano. Durante los primeros años de su matrimonio, Luisa a menudo visitaba Suecia, y así estuvo presente en la muerte de su madre en marzo de 1871. En ese momento, la esposa de su tío, Sofía de Nassau, la consoló y se convirtió en su confidente y amiga íntima. Durante las estancias en Charlottenlund, Luisa podía visitar a su familia sueca, que residía en verano en el castillo de Sofiero, al otro lado del estrecho de Øresund y recibir visitas de ellos, lo que ella consideraba como un alivio. Sin embargo, a su suegra no le gustaba la familia real sueca e insistía en que se la informara y le pidiera permiso primero.

Su matrimonio no fue feliz. Los dos cónyuges no tenían muchos intereses comunes. Las relaciones adúlteras de Federico dañaron su popularidad y dañaron su relación con Luisa, que pidió consejo a su tía, la reina de Suecia. La reina Sofía le recomendó los escritos de los misioneros Lord Radstock y Gustaf Emanuel Beskow. A partir de este momento, Luisa empezó a encontrar consuelo en la religión. Aprendió griego, participó en estudios bíblicos y conoció a Lord Radstock en Copenhague en 1884. Se hizo amiga de su dama de honor danesa Wanda Oxholm, con quien estudió la Biblia. También le interesaban artesanías como la marroquinería y la pintura.

Luisa era descrita como una madre estricta pero afectuosa, que dio a sus hijos una infancia dominada por la religión y el deber. Debido a la herencia de sus abuelos maternos, la familia vivía bien. Se sabía que siempre instigó para que sus hijos se unieran en matrimonio con príncipes suecos, lo que sucedió cuando su hija, la princesa Ingeborg, se casó con el príncipe Carlos, duque de Västergötland en 1897.

Como princesa heredera, Luisa participó activamente en actividades religiosas y de caridad: fundó varias organizaciones caritativas, entre ellas la casa «Bethania» y la «Kronprinsesse Ls Asyl» (Asilo de la princesa heredera Luisa), y mantuvo un interés de por vida en Church Association for the Inner Mission in Denmark. Se la describe como inteligente, con capacidad de ser natural, fácil y amigable en ocasiones, y fue vista como digna e impresionante. En 1875, recibió a sus tíos, el rey y la reina de Suecia, en su visita oficial a Dinamarca.

En 1905, Noruega se independizó de Suecia con el apoyo danés, lo que causó tensión entre Dinamarca y Suecia, dificultando las visitas de Luisa a Suecia.

Constitucionalmente, Luisa no pudo heredar los tronos de Suecia y Noruega. Su padre Carlos XV y IV fue sucedido por su hermano Oscar II. Por un giro del destino, el hijo de Luisa, el príncipe Carlos, se convirtió en el rey de Noruega. Fue elegido para suceder a su tío en el trono noruego como resultado de la independencia de Noruega de Suecia en 1905.

Luisa se convirtió en reina de Dinamarca en 1906. Como Reina, era conocida principalmente por sus numerosos proyectos de caridad, un interés que compartía con su esposo. No le importaban los deberes ceremoniales y los eventos públicos, y vivió una vida discreta dedicada a sus hijos y sus intereses en el arte, la literatura y la caridad.

Luisa enviudó en 1912 y su hijo mayor, Cristián X de Dinamarca, se convirtió en el nuevo rey de Dinamarca. Fue la última viuda de un monarca danés en usar el título de reina viuda. De 1915 a 1917 mandó construir el castillo de Egelund entre Hillerød y Fredensborg, donde vivió el resto de su vida, y que dejaría en herencia a su hijo menor, Gustavo. La reina Luisa murió en el palacio de Amalienborg en Copenhague en 1926 y está enterrada junto a su esposo en la catedral de Roskilde.




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