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Médico cirujano



Un cirujano (del latín chīrurgiānum, este de chīrurgus, este del griego χειρουργός [kheirourgós] ‘trabajar con las manos’, y este de χεῖρός [kheirós] ‘mano’, y ἔργον [ergon] ‘trabajo’)[1]​ es todo aquel médico que sea capaz de prevenir, diagnosticar y curar enfermedades ejerciendo la cirugía. En términos fijos, en la mayor parte de los países latinoamericanos es el título que se le otorga a una persona egresada de la licenciatura en medicina antes de que realice cualquier especialización. En algunos países egresan como Médico Cirujano, sin embargo se presta a confusiones con el Cirujano General, quien debe hacer una Residencia de 4 o 5 años para desempeñar la Cirugía. En los siglos XVI y XVII se decía zurujano.

En el medievo, la medicina era practicada por diversos personajes, uno de quienes era el barbero-zirujano. Este brindaba asistencia médica a los soldados heridos. El barbero-zurujano era, efectivamente, un barbero, pero además ofrecía su asistencia principalmente en las amputaciones.

Existen dos obras que, si bien son novelas históricas, ilustran el desarrollo de la cirugía y anestesiología en sus primeros tiempos (siglo XIX y principios del XX), llamadas El Triunfo de la Cirugía y El Siglo de la Cirugía, de Jürgen Thorwald.

Antes del descubrimiento de la anestesia y la asepsia, la cirugía era un procedimiento traumático y de último recurso, con una tasa de muerte altísima y reservado casi exclusivamente a los procedimientos de amputación. Con el descubrimiento de éstas, a finales del siglo XIX, la cirugía se convirtió en un complicado conocimiento que exigió la calificación profesional en Medicina.

En los tiempos de Miguel de Cervantes, en el siglo XVI, cuando su padre, Rodrigo de Cervantes, (cirujano), se trasladó a Valladolid para "probar fortuna lejos de la murmuración", el oficio de cirujano estaba claramente diferenciado según los estudios realizados. Había cirujanos de academia y cirujanos de cuota.

Los cirujanos de cuota eran numerosos, por lo que los procuradores en Cortes se pusieron de acuerdo para lanzar una pragmática sobre la orden que se ha de tener en el examen de médicos, cirujanos y boticarios porque está el reino lleno de personas que curan, faltas de letras y de experiencia, en notable perjuicio y daño de sus súbditos y naturales. La competencia era dura y el trabajo estaba demasiado repartido, de manera que este tipo de cirujanos a duras penas si ganaban lo justo para comer. Tenían además que pagar 4 escudos de oro como derecho por ejercer la cirugía. Su sabiduría procedía de la "escuela de la vida".

Solían tomar a su servicio un criado que se ocupaba de acompañarles en las visitas a los enfermos y llevarles la bolsa de cuero con el instrumental. En esa compañía el cirujano hacía sus rondas de las igualas, siempre a pie porque el uso de caballería les estaba prohibido y reservado para los cirujanos de carrera. Podían bizmar, es decir, aplicar bizmas, una especie de cataplasma; emplastar o poner emplastos, que eran unos medicamentos glutinosos que se extendían sobre una tela y se aplicaban al cuerpo; y también podían hacer cirugía menor.

Los cirujanos de academia habían pasado por la Universidad o por los Estudios Generales y habían alcanzado el grado de licenciado en medicina. Tenían derecho a usar el transporte equino.

En la obra "El coloquio de los perros", Cervantes hace una dura reflexión sobre la gran abundancia de estudiantes de Medicina en la Universidad. En el año 1604 hay un total de 50 000 estudiantes y 2000 son de Medicina.

Escribía Moratín desde Colonia (Alemania) que, como en España, cirujano y barbero eran un mismo oficio. Richard Ford lo confirmaría años después en sus viajes por España hacia 1830. En villas y pueblos españoles existían los partidos de médico y cirujano, siendo la dotación económica del primero sustancialmente mayor. En ocasiones se buscaba un médico-cirujano que cobraba algo más que el médico. Los emolumentos podían ser en dinero, fanegas de trigo, servicios, exención de cargas municipales, casa u otras. Los cirujanos además solían cobrar aparte los partos, "las barbas de los que se afeitaban en sus casas" y los "golpes de mano airada", exigiéndoseles en ocasiones que tuvieran algún mancebo para la barba o el sangrado, que también llevaban a cabo.

La formación depende del país en donde se viva, sin embargo como regla general, se obtiene primero el título de médico cirujano (o médico general) (6 años y medio o 7 años) y posteriormente se puede realizar una especialidad de "entrada directa" médico quirúrgicas:

La otra manera es, posterior al título de médico cirujano, se realiza cirugía general (en algunos centros llamado gastrocirugía, 3 a 4 años más), posterior se realiza una subespecialidad o especialidad de entrada indirecta, con componente médico quirúrgico, como:

Y una tercera forma es, posterior al título de médico cirujano, se realiza Medicina Interna (1 a 4 años más) o Pediatría (3 años), posteriormente una subespecialidad o especialidad de entrada indirecta, con componente médico quirúrgico, como:

Por lo tanto la formación de un cirujano puede ser de 10 años como es el caso de cirujano ocular (oftalmólogo), hasta 16 años como cardiocirujano intervencionista (cardiólogo intervencionista).

El equipo operatorio está formado por: cirujano, primer ayudante, segundo ayudante e instrumentador. En situaciones poco complicadas el cirujano trabaja con el instrumentador solamente y en otras más complicadas trabaja hasta con tres ayudantes y dos instrumentadores; existe, por supuesto, toda una gama de situaciones intermedias.

En los casos en que se emplee anestesia inhalatoria y o equipamientos para controles del paciente, como por ejemplo monitoreo cardíaco, respiración asistida, etc., se hace imprescindible un anestesista. Del mismo modo, al realizar cirugías de complejidad se requiere de un ayudante, quien también podría cumplir el rol de instrumentista. En un sentido más amplio, el equipo operatorio también estaría integrado por el enfermero de quirófano (circulante o sucio) y el anestesista. Estos no están vestidos asépticamente, pero deben llevar ambos, gorro o cofia, barbijo y botas. El orden en el que deben ingresar al quirófano es: primero el instrumentador, luego el segundo ayudante, luego el primer ayudante y por último el cirujano.

Normas de la actuación del cirujano:

Tiene participación activa, practica el secado de la sangre continuamente, presenta las pinzas hemostáticas para las ligaduras, realiza hemostasia, coloca los separadores, ayudando en acciones para facilitar la acción al cirujano, tratando de simplificar las maniobras del cirujano. El mejor cirujano puede perder efectividad por la colaboración de un mal ayudante. Es la segunda autoridad del equipo.

Normas de actuación del primer ayudante:

Tiene actividad más estática que dinámica, pero de su acción y eficiencia también depende el resultado de la cirugía.

Normas de comportamiento del segundo ayudante:

Su trabajo, si es correcto y eficiente, da mayor velocidad y orden al trabajo del cirujano, pues debe atender todos los trastornos que se presentan y que no atañen directamente a las maniobras operatorias. De esta manera alivia al cirujano permitiéndole no distraer su atención de la herida. Es el jefe de los enfermeros del quirófano (sucio o circulante), debiendo solucionar todos los problemas que estos le planteen y mandarlos en todo lo que necesite. Su negligencia puede convertirlo en una molestia y no en una ayuda como debería ser. Su acción le permite al cirujano no desviar la vista de la herida y no distraer así su atención de la misma.

Normas de comportamiento del instrumentador:

Se encuentra bajo las órdenes directas del/la instrumentador/a.

Normas de comportamiento:

Es el responsable de la anestesia del paciente. No debe estar vestido en forma aséptica.

Normas de comportamiento:



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