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México en 1913




Acontecimientos relacionados con México en 1913.

El año 1913 en México fue un período de acciones políticas y militares relevantes en la historia del país, al dar inicio la segunda etapa de la Revolución mexicana, cuyos combates militares se intensificaron aumentando con ello el número de fallecidos y heridos que hubo en la primera etapa. El objetivo primordial en la primera etapa era el derrocamiento del presidente Porfirio Díaz alcanzado en 1911. En este año se reanudaron las acciones militares con el golpe de estado al gobierno legítimo y democráticamente establecido del presidente Francisco I. Madero, líder inicial de la revolución. Aunque los motivos para suscitar este golpe fueron diversos, ciertamente estuvo en las manos de Madero evitar esta situación, que era ya anunciada por varios sectores de la población; y en la que muchos de sus seguidores serían enviados a prisión o ejecutados durante el resto del año.

Las rebeliones en el norte y en el sur del país del año anterior terminaron por debilitar al gobierno que, sumado a otros enemigos como los restos del ejército porfirista, la Iglesia católica, las compañías petroleras y el influyente embajador de los Estados Unidos Henry Lane Wilson, dieron fin al proyecto de nación maderista. En solo diez días de febrero todos estos factores causaron una situación caótica en la Ciudad de México, que por primera vez en décadas tuvo combates armados en sus calles.

Como resultado de la traición de los militares y el asesinato de Madero, el general Victoriano Huerta —de acuerdo a lo pactado— se hizo con el poder, convirtiéndose en dictador e intentando dar fundamento jurídico a sus acciones. La reacción de los habitantes de las provincias no se hizo esperar: resurgieron los caudillos de la primera etapa revolucionaria como Francisco Villa y Emiliano Zapata, y a la vez aparecieron nuevos caudillos revolucionarios como Álvaro Obregón y Plutarco Elías Calles —entre otros—, bajo el liderazgo del antiguo senador porfirista y gobernador de Coahuila Venustiano Carranza. Todos ellos dominarían la escena nacional durante los siguientes años. Carranza formó el llamado Ejército constitucionalista y lanzó el Plan de Guadalupe, que fue desconocido por Huerta, e inició el avance hacia el centro del país, apoyado por los alzamientos ocurridos en gran parte del país.

También fue sobresaliente en este año la labor de algunos legisladores, quienes a pesar del poder militar, continuaron firmes en su postura de rechazar la dictadura —aunque ello les costara la vida—, destacando la figura del médico y senador chiapaneco Belisario Domínguez.

En el plano internacional, la situación mexicana enfrentó diplomáticamente a dos potencias: por un lado, el reconocimiento inesperado del gobierno golpista por parte del Reino Unido —a quien solo interesaban sus inversiones petroleras, para lo cual se requería la pacificación del país— y por el otro lado, el relevo presidencial en los Estados Unidos, tan solo dos semanas después del asesinato de Madero, lo que implicó un giro en la política hacia el gobierno huertista con la constante amenaza de intervención armada, y con ello, la remoción inmediata del embajador Wilson en vísperas de la Primera Guerra Mundial, hecho que inclinó la balanza hacia los constitucionalistas.



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