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Madrasa



Madrasa[1]​ (en árabe madrasa, مَدْرَسَة , en plural madāris, مَدَارِس) es el nombre que se da en la cultura árabe a cualquier tipo de escuela, sea religiosa o secular. El uso específico en Occidente refiere por lo general a una escuela religiosa islámica.[2]​ Se utilizan a veces otras expresiones como medersa o madraza.

En árabe mádrasa [مَدْرَسة] significa escuela. En idioma árabe , la palabra مدرسة tiene el mismo significado que escuela en español, aplicándose indistintamente a instituciones públicas, privadas, primarias, secundarias, musulmanas o seculares. El francés ha adoptado este término en forma de "medersa", que igualmente significa "escuela".  En cambio en muchos países musulmanes donde el árabe no es el idioma vernáculo, mádrassa (generalmente con su doble) significa "academia religiosa" islámica. El inglés ha adoptado este término, igualmente con el significado de "academia religiosa". En Asia meridional las escuelas primarias islámicas se llaman maktab [مَكْتَبُ], que en árabe significa "oficina". [3]​El término mádrasa existe también en varias lenguas de influencia árabe como el urdu, hindi, persa, turco, kurdo, indonesio, malayo y bosnio.

Sin embargo, mádrasa en español refiere a una universidad o escuela de posgrado islámica, aunque en forma creciente se ha extendido su uso aproximándose a la acepción del idioma original, incluyendo su aplicación a los edificios donde funcionan o han funcionado escuelas. La palabra para "universidad" en árabe es جَامِعَة (yāmi'a).


La típica escuela religiosa islámica ofrece usualmente dos tipos de cursos: el «Hafiz» y el Ulema. La enseñanza hafiz consiste en la memorización del Corán, y hafiz es coherentemente el título que recibe quien ha logrado memorizar todo el libro sagrado.

La enseñanza ulema abarca los conocimientos seculares, incluyendo lengua, tafsir,[4]sharia,[5]hadith,[6]​ lógica e historia islámica.De acuerdo con la demanda, en algunas madrasas se dictan además cursos avanzados de lengua extranjera, especialmente inglés, así como ciencias e historia mundial.

Asisten personas de todas las edades, muchas de ellas estudiando para imán. El diploma de ulema, por ejemplo, requiere aproximadamente doce años de estudio. Un número importante de huffāz o memorizadores del Corán[7]​ surge de las madrasas.

Las madrasas recuerdan en algunos aspectos a los internados escolares, donde los alumnos toman clases permanentes y viven en dormitorios. Una de sus importantes funciones es admitir huérfanos y niños pobres a fin de proporcionarles educación. En varios países islámicos admiten mujeres, si bien suelen estudiar en forma separada. Existen varios casos de madrasas femeninas.

En Sudáfrica las madrasas desempeñan un papel importante ya que brindan instrucción religiosa a los niños musulmanes que asisten a escuelas públicas o privadas seculares. Sin embargo, un número creciente de niños asisten a escuelas islámicas privadas que combinan la enseñanza religiosa y secular. Entre los musulmanes de origen indio, las madrasas brindan además educación en urdu, si bien todavía es poco usual.

En las primeras épocas del Islam no existían las madrasas. Su origen puede rastrearse en la antigua costumbre de encontrarse en las mezquitas para discusiones sobre religión. En aquel tiempo, los creyentes tendían a buscar el consejo y la enseñanza de personas más preparadas, y estos maestros informales comenzaron a ser llamados jeques, iniciando las clases regulares de religión bajo el título de "majalis".

Se considera que la Madrasa de Qarawiyyin (Yāmi'at al-Qarawiyyīn), en la mezquita del mismo nombre en Fez es la madrasa más antigua, fundada en 859.

A fines del período abbasí el visir Nizam al-Mulk fundó la primera academia superior conocida históricamente como Nizamiyya en su honor, sobre la base de las clases informales de los jeques. Al-Mulk, que resultó luego asesinado por los nizaríes, creó un sistema de madrasas públicas en varias ciudades.

Durante la era del Califato Fatimí,[8]​ las dinastías mamelucas[9]​ y sus sucesores en el oriente medio medieval, la elite gobernante fundó madrasas a través de una normativa de donación benéfica conocida como waqf.[10]​ La madrasa era no solo un símbolo de estatus sino una forma efectiva de transmitir la riqueza a los descendientes. Durante el periodo mameluco, cuando solo podían llegar al poder los libertos, los hijos de los mamelucos gobernantes eran incapaces de heredar, pero los cargos garantizados dentro de las nuevas madrasas les permitían mantener su estatus. A esta época corresponde por ejemplo la madrasa del Sultán Hassan en El Cairo.[11]

Por todo el mundo islámico se fundaron madrasas. Adquirieron fama las setenta y cinco de El Cairo, especialmente la al-Azhar (siglo X) y la Nizamiyya. En Damasco llegó a haber cincuenta y una; y en Alepo cuarenta y cuatro (fundadas entre 1155 y 1260). En la España musulmana se fundaron muchas durante el Califato de Córdoba, tanto la de la propia Córdoba (que hacia el año 1000, en tiempos de Hixem II, era de las más prestigiosas), como en otras ciudades, que siguieron desarrollaron posteriormente, en la época de las taifas (Sevilla, Toledo, Murcia, Almería, Valencia, Cádiz y la Madrasa de Granada fundada por Yusuf I en 1349).[12]

En India funcionan alrededor de 30 000 madrasas activas.[13]​ Se asume que la mayoría de estas instituciones sigue a la escuela de pensamiento Deobandi. Una de las más famosas es Dar al-'Ulum , ubicada en Deoband, una pequeña ciudad del estado de Uttar Pradesh. En 1986 el gobierno indio difundió un proyecto para modernizar las madrasas introduciendo otras materias como ciencia, matemáticas, idioma inglés e hindi.[14]​ En todos los casos la educación se brinda en forma gratuita, y como consecuencia de ello, tiene lugar una inscripción multitudinaria de alumnos, que incluye a muchos de religión hindú o cristiana.[15]

Existen unas 10 000 madrasas en funcionamiento,[16]​ estimándose la matrícula total en uno a dos millones de alumnos. De acuerdo al censo de población de 1998,[17]​ algunos medios estiman que solo el 0,3 % de los niños en edad escolar asisten a madrasas tradicionales. La discrepancia puede posiblemente explicarse por la incidencia de huérfanos, inmigrantes, o estudiantes a tiempo parcial.

A pesar de ello, la matrícula de las madrasas pakistaníes puede considerarse insignificante en relación a la población escolar. Una de las causas puede deberse al estado de conflicto en el país. Un estudio dirigido en 2005 por Saleem Ali, del Instituto Norteamericano para la Paz, intenta clarificar estas cuestiones mediante una comparación empírica entre las madrasas urbanas y rurales, cuyo resultado preliminar se encuentra disponible en Internet,[18]​ y se espera completar los análisis definitivos para el año 2007.[19]

Durante 2002, la sospecha que varias madrasas podrían resultar en la práctica centros de reclutamiento para el terrorismo fundamentalista, llevó al gobierno pakistaní a regular la obligación de registrar la habilitación de estas instituciones educativas.[20]



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