Mama-Cuna era, en la mitología inca, la suma sacerdotisa que instruía y vigilaba a las Acllas, Ñustas o Vírgenes del Sol durante el Imperio inca para que se dedicaran a su deber religioso. Por extensión se llama también así al edificio en el que se recluía a las muchachas y a la institución de enseñanza en general.
El origen histórico de la educación femenina se remonta a la primera coya Mama Ocllo- esposa de Manco Cápac, reina que instruye a las indias en los oficios mujeriles, a hilar, tejer algodón y lana y hacer de vestir para sí y para sus maridos e hijos: “decirles como habían de hacer los demás oficios del servicio de casa. En suma ninguna cosa de las que pertenecen a la vida humana dejaron nuestros príncipes de enseñar a sus primeros vasallos haciéndose el Inca Rey maestro de los varones y la Coya reina maestra de las mujeres”. Pachacútec parece haber difundido la educación femenina en todo el ámbito del Tahuantinsuyo. También enseñaba a las mujeres a cocinar, tejer y atender al inca.
Así como el Amauta representa la máxima caracterización del hombre de saber, la Mamacuna constituye el elemento rector de la pedagogía femenina. Su centro de acción fue el Acllahuasi o casa de las escogidas, dedicada a la preparación femenina y enseñanza práctica por antonomasia. A la mujer se le prepara para el hogar, las tareas domésticas o el sacerdocio. Esta educación tiene también un sentido de casta y matices peculiares, porque es la preparación de una élite característica y otra de tipo menor, doméstica, forjada a través del ejemplo y experiencia cotidianas.
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