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Mamoplastia de reducción




La mamoplastia de reducción es una intervención quirúrgica-estética para reducir el tamaño del pecho de la paciente, el cual, en la mayoría de los casos, presenta un volumen excesivamente grande en relación al resto cuerpo (gigantomastia). Aunque esta operación es solicitada principalmente por mujeres, también se realiza en hombres que sufren de ginecomastia (tejido mamario superdesarrollado) o asimetría mamaria. Con esta técnica se elimina tejido graso, tejido mamario y piel, y se eleva la posición de las mamas. También se puede reducir el tamaño de la areola si este es excesivamente grande.

Los motivos que lleven a una persona a sufrir de enfermedad a realizarse una mamoplastia de reducción pueden ser tanto fisiológicos como psicológicos o emocionales o una suma de ambos.

Los motivos físicos más recurrentes por los que una mujer se somete a una plastia mamaría de reducción son:

Las mamas no son solo fuente de alimento o un rasgo distintivo de la sexualidad humana, sino que en la actualidad se ha desarrollado toda una cultura entorno al erotismo y las connotaciones sexuales de los pechos femeninos, y esto puede suponer una gran carga emocional para aquellas mujeres de senos grandes, especialmente para las más jóvenes. Por ello existen una serie de motivaciones psicológicas que llevan a las mujeres a someterse a una mamoplastia de reducción, como:

Algunos hombres que sufren ginecomastia (aumento del tamaño de las mamas en hombres) también recurren a la técnica de la mamoplastia para solucionar este problema que pese a no presentar una barrera física, les causa malestar emocional y disconformidad con su cuerpo, pues las formas redondeadas de su pecho se asocian con las formas femeninas, no con el cuerpo masculino.

Los mejores candidatos para una mamoplastia de reducción son mujeres de peso normal, en buen estado físico y mental y con expectativas realistas de los resultados. Es recomendable esperar a que el pecho se haya desarrollado completamente antes de que la paciente se someta a una cirugía de reducción, si los problemas físicos vinculados al tamaño de las mamas son importantes puede operarse aunque no esté totalmente desarrollada. La plastia de reducción mamaria está desaconsejada en pacientes alcohólicos, fumadores o con adicción a sustancias estupefacientes; pues en estos casos existe un mayor riesgo de necrosis del tejido tras la intervención. Tampoco está recomendada a mujeres que pretendan dar el pecho en el futuro o que estén o pudieran estar embarazadas en el momento de la intervención, pacientes con debilidad en el sistema inmune, con alteraciones en la coagulación de la sangre o la cicatrización. de los tejidos, o en pacientes con enfermedades mentales en tratamiento. Nunca debe realizarse una reducción de mamas a pacientes que presenten alguna infección activa en su cuerpo.

Hay distintos procedimientos quirúrgicos según las necesidades de la paciente, la forma y el volumen de las mamas:

Se recomienda a la pacientes programar una visita con un cirujano estético cualificado antes de tomar una decisión con respecto a la cirugía de reducción de pecho. Las consecuencias médicas pueden ser expuestas en una primera visita, así como las expectativas en los resultados. El cirujano tomará fotos de los pechos antes de la operación para documentar la condición preexistente y podder compararlas con los resultados postquirúrgicos. Se realizará una mamografía (radiografía del seno) para detectar anomalías o cáncer de mama, antes de la cirugía.

Antes de realizar la operación el cirujano analizará las variables que puedan afectar a la mamoplastia de reducción, como la edad, el tamaño y forma de las mamas, y las condiciones de la piel de la paciente. Se investigarán todos los datos relativos a la salud de la historia personal y familiar de la paciente, incluyendo enfermedades previas o en tratamiento, uso de medicamentos, tabaquismo, alergias a medicamentos, alimenticias o diversas, cirugías previas, historia familiar con cáncer de mama, condiciones de control de las mamas con el especialista, etc.

En determinados casos, el médico podrá solicitar una mamografía, ecografía, radiografía de la columna u otro examen específico que pueda ayudar al esclarecimiento del diagnóstico.

Las recomendaciones más habituales antes de la intervención son:

La mamoplastia de reducción se realiza en quirófano bajo efectos de anestesia general controlada. Durante la operación la paciente estará en todo momento monitorizada, es decir, se llevará a cabo un seguimiento electrocardiográfico, de saturación de oxígeno en sangre, tensión arterial y respiratoria de la paciente anestesiada para asegurar su bienestar.

Si el volumen de la mama no es excesivo, la operación podría llevarse a cabo bajo anestesia local aplicada en el área en torno a las mamas, esto ha de determinarlo siempre el cirujano. En caso de realizar la operación con anestesia local, la paciente recibirá un medicamento relajante para calmar los nervios.

Durante la operación, el cirujano extirpa parte del tejido mamario y de la piel sobrante, reubica el complejo de areola y pezón a su nueva posición y readapta la piel de la mama a su nuevo contenido.

La intervención quirúrgica puede durar entre 2 y 4 horas dependiendo de la forma y el volumen de la mama, a mayor volumen del pecho mayor tiempo será requerido para realizar la operación, y la técnica empleada en la operación. Los puntos de sutura consumen gran parte del tiempo de la intervención. Antes de suturar las heridas, el cirujano debe asegurarse de que no hay sangrado activo.

No suele ser necesario realizar trasfusiones de sangre durante la operación, en caso de producirse un sangrado excesivo el cirujano puede considerar necesario realizar a la paciente una transfusión.

Tras la operación la paciente deberá permanecer ingresada en la clínica u hospital entre 24 y 48 horas para controlar su evolución.

Al final de la intervención, se dejan unos drenajes y se coloca un vendaje adhesivo en el tórax. Los drenajes evitan que se acumule sangre y líquido en el área operada, minimizando el riesgo de infección y reduciendo los cardenales en el postoperatorio. La paciente es dada de alta habitualmente al día siguiente o a los dos días de la intervención, después de retirar los drenajes. En intervenciones sobre mamas muy grandes o caídas, puede ser precisa una segunda noche de estancia hospitalaria. Entre el tercer y cuarto día se sustituye el vendaje elástico adhesivo por unas gasas a nivel del pezón y de las suturas y se le coloca un sujetador adecuado. Los puntos se retiran, dependiendo de los tipos de sutura que se haya utilizado, desde el 51 día del postoperatorio hasta la tercera semana. El postoperatorio es habitualmente indoloro. Algunas pacientes acusan alguna molestia hacia las zonas axilares, y las incomodidades causadas por el vendaje adhesivo.

Aparte de las complicaciones comunes a cualquier intervención, hay algunas propias de este tipo de cirugía. Aunque no son frecuentes, conviene que conozca cuales son las que tienen una mayor incidencia:

Las cicatrices tras la intervención son permanentes, el primer año tendrán una apariencia rojiza y muy marcada, pero con el paso del tiempo se suavizarán y adquirirán una tonalidad más blanquecina. El uso continuado de aceite de rosa mosqueta concentrado puede ayudar a disminuir las marcas, pero en ningún caso desaparecerán por completo.

El resultado de la cirugía es permanente, pero si se produce una fluctuación significativa en el peso de la paciente, se tiene un embarazo o se sufren cambios hormonales importantes la forma y tamaño de las mamas podrían cambiar de nuevo.

Si tras la cirugía la paciente no queda conforme con la forma y/o el tamaño de sus nuevos pechos puede discutir con su cirujano diferentes vías de actuación para solucionarlo, como someterse a un aumento de pecho o a una reconstrucción de la mama. Es imposible recuperar el tamaño y la forma previa a la operación de los senos, por lo que antes de someterse a este procedimiento quirúrgico, la paciente, debe conocer y entender cuales serán los resultados finales al margen de sus expectativas personales.

En las últimas décadas, el tratamiento quirúrgico del cáncer de mama ha evolucionado, con lo que han disminuido la extensión y la radicalidad de la resección quirúrgica, pero, a su vez, ha aumentado la complejidad de las técnicas quirúrgicas utilizadas. La variedad de éstas se ha incrementado, de un modo significativo, con la incorporación de las técnicas plásticas que permiten realizar la reconstrucción mamaria inmediata. De las diferentes técnicas quirúrgicas plásticas utilizadas en el tratamiento integral del cáncer de mama, la mamoplastia de reducción (MR) es, posiblemente, la que nos abre un mayor campo de acción, su conocimiento y manejo nos permitirá:

La reducción mamaria sólo está incluida en las prestaciones de la Seguridad Social en casos extremos, es decir, en casos de gigantomastia.

Según la Sociedad Española de Cirugía Plástica Estética y Reparadora, SECPRE, los tipos de cirugía plástica que cubre la seguridad social en España, son en su mayoría del tipo reconstructivo o cuyo objetivo sea el de mejorar la calidad de vida del paciente bien por afectar directamente su salud o por motivos psicológicos.

En ningún caso la seguridad social realizará intervenciones por motivos meramente estéticos, pero cada caso será analizado. La mamoplastia de reducción o reducción mamaria será competencia de la seguridad social siempre que el paciente deba ser intervenido para:

El caso de necesidad de intervención debido a una gigantomastia es el más difícil de demostrar pues hay que seguir un largo procedimiento, insistir y tener mucha paciencia, pues requiere tiempo y superar varias barreras o controles. Al ser un procedimiento electivo hay que demostrar que afecta a la salud del paciente.

Para comenzar el procedimiento de evaluación es necesario que el médico de cabecera derive a la paciente al traumatólogo y al ginecólogo, quienes le realizarán un examen físico y justificarán la necesidad de la cirugía reductora según la enfermedad o dolencia que dicho peso esté generando. Tras superar este control, el ginecólogo o el traumatólogo derivará a la paciente a la consulta del cirujano plástico, quien se encargará de tomar la decisión y realizar o no la intervención. Aún superadas todas las barreras y en caso de ser considera como paciente óptima para una mamoplastia vía seguridad social, puede tomar unos tres meses ser llamada a quirófano, ya que una mamoplastia no es considerada como una intervención de urgencia.

Dependiendo de cada comunidad autónoma los requisitos pueden variar, pero generalmente en la seguridad social se rigen por un sistema de puntuación del que al menos debes conseguir cinco puntos para seguir con el procedimiento de selección y evaluación de tu caso:

La reducción de volumen y peso hacen que el pecho sufra menos la acción de la gravedad que antes. Sin embargo, la mama es una glándula cutánea, y según cede la piel, descenderá. El grado de descenso depende del tiempo transcurrido y del tamaño de la glándula, pero también de la calidad y elasticidad de la piel, de la tendencia al deslizamiento de los tejidos y de otros factores. Para limitar el descenso mamario postoperatorio, en las pacientes en que esté indicado y sea factible, realizamos un anclaje de la glándula mamaria al músculo pectoral. De esta forma, se le da a la mama otro soporte, además del cutáneo. El músculo pectoral, a diferencia de la piel, casi no cae con el paso de los años, con lo que la fijación de la glándula a él da un pecho de forma y situación más duradera.

En las pacientes cuya piel tienda a distender, puede elongarse la piel inferior de la mama. Eso produce un alargamiento de la cicatriz vertical, dando la impresión falsa de areolas demasiado altas cuando en realidad lo que ocurre es que está descendiendo el polo inferior de la mama, lo que podría requerir correcciones posteriores.



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