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Manuel Manilla



Manuel Manilla fue un ilustrador-grabador mexicano que nació cerca de 1830 y que murió de tifus en 1895. Su figura se ha visto eclipsada por la del hidrocálido José Guadalupe Posada, quién adquirió fama a partir de sus grabados relativos a la muerte en un tono festivo. Cabe señalar que Manilla -hasta donde se sabe- fue el primero en realizar grabados en donde se humanizaba y caricaturizaba a la muerte. De esta manera, la influencia que recibió Posada fue directa, ya que ambos trabajaron en el taller de Antonio Vanegas Arroyo, posteriormente Posada supliría a Manilla. Manilla empezó a trabajar con Vanegas en 1882 y se retiró en 1892.

Uno de los grandes problemas con relación a la figura de Manilla, es que se tienen muy pocos datos sobre él, motivo por el cual su biografía es nebulosa y con huecos por todas partes. Sin embargo, con relación a su obra existen varios documentos y libros que hablan al respecto, uno de ellos es la monografía que realizaron Mercurio López Casillas y Jean Charlot, que recibe por nombre simple y sencillamente Manilla. En este libro se rescatan alrededor de 589 estampas de Manilla, que cabe señalar, algunas de ellas han sido atribuidas a Posada. Por otro lado, en dicho texto se resalta la importancia de los grabados de Manuel Manilla, así como su valor estético.

Jean Charlot y Peter Morse hablan en sus Escritos Sobre Arte Mexicano de su obra: "Solamente el pintor que es del pueblo lo pinta en sí, como se retrata a un hermano; y logrando el parecido, sin saberlo, hace obra social." (Escritos Sobre Arte Mexicano, Jean Charlot) La unidad de su obra no solamente reside en los asuntos representados, sino, sobre todo, en su plástica muy personal, la cual fusiona armoniosamente ingenuidad voluntaria y sabiduría humilde. Sus grabados, durante diez años, reinaron incontestablemente, repartidos a profusión en las hojas volantes de los corridos, pero la ingenuidad de sus composiciones no pudo resistir al empuje de las de Guadalupe Posada y cuando éste empezó a trabajar para Vanegas Arroyo, Manilla tuvo que retirarse. Cuando desiste del movimiento para lograr actitudes de reposo, llega Manilla a lo monumental, como en el grupo del aguador y su mujer, cuyo original mide menos de siete centímetros, pero que, sin perder nada, podría ser amplificado hasta más del tamaño natural. Los diablos complacientes, llevándose a unos muchachos malvados, no nos esconden el estupendo paisaje geométrico del fondo y nos hace soñar el cometa poco astronómico y muy mexicano ilustrando las terribles profecías de Vanegas Arroyo, que aquí apuntamos:

Colosal y nunca visto cometa,

EL GRAN COMETA LUCHADOR,

Terrible lluvia de fuego

El incendio de la luna,

El fin del mundo llegó,

El Juiciote Universal,

Ahora sí que la pitamos,

A morir, sin más ni más.

El medio empleado es el champlevé al buril (de velo) sobre una placa de zinc, medio que favorece la franqueza de las tallas y la espontaneidad del dibujo. La composición mezcla hábilmente elementos geométricamente simétricos y elementos asimétricos, pero equilibrados por masa, la relación de los unos y los otros, siendo de gran efecto dinámico.



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