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María Díaz de Haro (c.1270-1342)



María Díaz de Haro, llamada la Buena (c.1270-3 de octubre de 1342), fue la décima señora de Vizcaya. Fue hija de Lope Díaz III de Haro, asesinado en Alfaro, La Rioja, en junio de 1288, octavo señor de Vizcaya, y de Juana Alfonso de Molina.

María accedió al Señorío en 1289 después de las muertes de su padre Lope Díaz III de Haro y su primogénito Diego.

Al año siguiente de su boda, el 8 de junio de 1288, falleció en Alfaro su padre en una discusión con Sancho IV de Castilla en la que estaba presente el hermano del rey, el infante Juan, quien entró en prisión por este asunto. El señorío vacante por el asesinato pasó a manos del primogénito y hermano de María, Diego López IV de Haro que mantenía disputas con el cuñado de ambos, el luego rey Sancho IV. La razón de las disputas de estos dos señores de Vizcaya era que ambos eran propicios a poner en detrimento del segundón Sancho en el trono castellano a los sucesores eventuales del fallecido sucesor y primogénito castellano Alfonso de la Cerda. Así pues, el turbulento y peleón infante Sancho, desheredado formalmente por su padre el rey Alfonso el Sabio cuando, aparentemente, las cortes de Castilla, con la excepción entre otros de los sevillanos, lo habían destituido como rey de Castilla y León por los llamados en la época «Los fechos del Imperio» acabó invadiendo Vizcaya.

Este primer período al frente del señorío de Vizcaya se extendió desde el año 1289 hasta 1295.

El 25 de abril de 1295 falleció el rey Sancho IV y fue sucedido por su hijo Fernando IV que contaba solamente con nueve años de edad. Se abrió un periodo turbulento de luchas de poder en la corte castellana, regida por la viuda del rey Sancho María de Molina, tutora del rey niño Fernando IV, situación que fue aprovechada por Diego López V de Haro, con apoyo de Jaime II, rey de Aragón, para ocupar Vizcaya y arrebatar el señorío a su sobrina María y a su marido, Juan de Castilla el de Tarifa.

Diego López de Haro V no encontró oposición alguna a su entrada en el señorío, en buena parte porque el marido de María se encontraba en prisión por los sucesos de Alfaro. Esta acción le valió a Diego López V de Haro el sobrenombre de el Intruso.

Al quedar libre el infante castellano y señor consorte del señorío de Vizcaya, Juan, intentó conseguir que le devolvieran el señorío en nombre suyo y el de la titular su esposa María, y al no conseguirlo, se unió a otros descontentos, para luchar contra la reina regente María de Molina, defendida por Diego López V de Haro el Intruso.

Una vez legalizada la sucesión considerada irregular por el papado de Sancho IV y de Fernando IV, en marzo de 1307 reunidas las Juntas Generales del señorío de Vizcaya en Arechabalaga, Diego el Intruso reconoció a María como legítima heredera del señorío, pidiendo que fuese aceptada como señora de Vizcaya a su muerte, lo que ocurrió en 1309.

En los primeros días del año 1300 Diego López V de Haro, fundó Bilbao. Falleció en 1309 durante el sitio de Algeciras donde estaba, junto al rey Fernando IV, guerreando contra los musulmanes.

Al principio, María tuvo algunas reclamaciones por parte de su primo Lope Díaz de Haro, hijo de Diego López V de Haro el Intruso. Arrepentido de la renuncia que había hecho del señorío y confiando en el favor del rey Fernando IV de Castilla y en la oposición que continuamente le planteaba al rey el infante castellano Juan, marido de María, intentó, por todos los medios a su alcance, privar a su prima del señorío. Pero nada pudo conseguir ni del rey ni de la corte castellana gracias, sobre todo, a una nueva intervención de la reina madre María de Molina hermana de la madre de María, Juana Alfonso de Molina. En consecuencia, María Díaz de Haro quedó como definitiva y pacífica poseedora del señorío de Vizcaya.

Muerto, en el año 1312, el rey Fernando IV, quedó el infante Juan, esposo de María Díaz de Haro, como tutor y gobernador del reino de Castilla. Acompañaba asiduamente al infante Pedro en las batallas y en las tareas reconquistadoras. Al intentar tomar la ciudad de Granada, las tropas cristianas fueron atacadas y derrotadas por los sarracenos a unos 15 km de esa ciudad, en Pinos Puente, en el lugar conocido aún hoy todavía como Cerro de los Infantes. En aquella escaramuza, que tuvo lugar el 26 de julio de 1319, perdieron la vida muchos cristianos y, entre ellos, los dos infantes, Pedro Sánchez de Castilla, tío del rey niño Alfonso XI de Castilla y su tío Juan de Castilla el de Tarifa, señor consorte del señorío de Vizcaya.

Durante su mandato se legitima la carta de fundación de Bilbao (1310) y se fundan las villas de Portugalete, en 1322; Lequeitio, en 1325 y Ondárroa, en 1327.

María luchó por la defensa de los intereses de Vizcaya incluso contra los reyes de Castilla, ya que fue nuera de Alfonso X, cuñada de Sancho IV «El Bravo», sobrina de la reina viuda, regente y tutora María de Molina y, por tanto, parienta cercana del hijo de ésta Fernando IV de Castilla y del nieto de Sancho IV, Alfonso XI de Castilla.

La historia ha reconocido la gran labor que desarrolló frente del señorío de Vizcaya y le ha transmitido el sobrenombre de la Buena. La astuta, conciliadora y negociadora María de Molina y su sobrina María Díaz de Haro fueron dos de las mujeres políticas europeas más notables de la época.

En 1322, ya viuda, fundó el convento de dominicas de Valencia de Campos, tomando los hábitos en el monasterio de Santa María de la Consolación de Perales donde se retiró, dejando como sucesor a su hijo Juan de Haro el Tuerto.

Este período al frente del Señorío de María Díaz de Haro se extendió desde 1310 hasta su retiro en 1322.

Las pretensiones de Juan de extender sus influencias al acordar la boda con la nieta del rey de Aragón, imitando así al inquieto y díscolo personaje de antecentes reales, Don Juan Manuel llevan a Alfonso XI a ordenar su muerte, lo cual obligó a María a salir de su retiro conventual para volver a ponerse al frente del señorío.

Aunque el rey Alfonso XI de Castilla intentó comprar los derechos de posesión del señorío de Vizcaya, María se negó a venderlos, volviendo a estar frente del señorío. En 1334 renunció de nuevo, esta vez a favor de su nieta homónima María Díaz de Haro, hija de Juan de Haro, llamado «el Tuerto», y de Isabel de Portugal y Manuel. La joven María Díaz de Haro se casaría con Juan Núñez III de Lara y gobernaría Vizcaya.

Este período de gobierno se extendió desde 1326 hasta 1334. María falleció ya septuagenaria al alba de un miércoles, 3 de octubre de 1342.

De su matrimonio con Juan de Castilla el de Tarifa nacieron los siguientes hijos:




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